Mischief time~ [Chizuru <3]

- ¡DÍA DE TRAVESURAS! -Chilló la joven Sunny mientras daba un salto al aire, alzando un puño. Mientras la miraba desde unos arbustos, moviendo su cola con lentitud. Entre la sombra de estos sólo podía ver levemente su figura y esos ojos tan llamativos de él. Era su compañero de juegos, por lo que siempre estaba con ella, atenta a sus movimientos, cuando tocaba divertirse. Aquél día, precioso al tener un cielo despejado, era el indicado para hacer cosas al aire libre. Para ello había conseguido unas cuantas herramientas, un tirachinas y pequeños trozos de pan, los cuáles eran de días anteriores y estaban un poco duros -no había problema si cogía comida pasada de la cocina, nadie tomaría importancia a aquello-.

Mientras se escondía entre los matorrales en los cuáles estaba Kyo, justo a la derecha del pasillo principal que estaba en la entrada, esperaba ansiosa a los alumnos que cruzarían por la puerta para entretenerse o disfrutar del hermoso día- No es que sea mala persona, Kyo, es sólo broma -Le dijo en un susurro mientras veía cómo el gato la miraba intensamente. Ella parecía que la juzgaba, por lo que quería aclarar algunas cosas. Ese día quería molestar un poquito, de todo el abuso que recibía también quería gastar bromas, total, era libre ahí.

Con aquellos pensamientos, en los cuáles trataba de excusar su conducta infantil y traviesa, se arrodillaba en el césped, oculta, y sólo dejaba salir un poquito el tirachinas para tener vía libre, mirando sus objetivos. Estuvo ahí, largo rato, dando a chicas en las nalgas, a chicos en la sien, mientras ellos se cuestionaban qué había pasado, si eran mosquitos los que los picaban, ella se partía de la risa por lo bajo. Hasta que al final encontró un objetivo perfecto- ¡Boing, boing! -Susurró Sunny al ver a una chica de pechos enormes, los cuáles revotaban, y eran perfectos para darles. Estiró la cinta y lanzó el trocito de pan, el cual cayó en su canalillo. La reacción de Sun fue de casi morir de la risa, tanto que incluso tuvo que taparse la boca con ambas manos, soltando su arma a su lado, para no echarse a reír en voz alta y que la descubriesen, ¡demasiado gracioso era eso!