An exhaust of a furry companion - Sei<3

An exhaust of a furry companion

Era sábado por la mañana, bastante temprano, y los ojos sin vida de Seira ya se encontraban abiertos. No sabía por qué, pero no había dormido muy bien que digamos la noche anterior. Detestaba que le pasara eso ya que, por mas que cerrara los ojos o cuantas vueltas diese, el insomnio seguía haciendo de las suyas. Nunca dormía bien, pero lo bueno es que eso le dejaba mucho tiempo para pensar, para reflexionar por todo lo que hubiera hecho en el día o sobre cualquier tema que le incomodase, así como recordar a su padre o imaginar a su madre. Muchas veces le deprimía ésto, pero la tristeza era un sentimiento completamente normal en ella, así que ni le afectaba siquiera a ésta altura, sobre todo estando en Jikan. No podía permitirse ser una perdedora llorona en su nueva escuela; no serviría de nada, y mucho menos si esperaba algún día enorgullecer de alguna forma a su padre.
Cuando el sol ya había salido lo suficiente de su escondite, se levantó de su litera y comenzó a cambiarse la ropa de dormir por una para salir afuera; una falda y una blusa normales, como siempre, nada que llamara la atención. Se colocó el parche viéndose al espejo, viendo el color verde esperanza del orbe ajeno que residía en su rostro, y cubriéndolo con dicho objeto para luego amarrarlo junto a su oreja y cubrirlo con cabello. Cepilló éste último un poco, aunque mayormente se acomodaba solo, y fue a por sus zapatos. Su rutina de todos los días era así.
Una vez lista, estiró un brazo por entre las sombras de aquel espacio totalmente oscuro que se formaba entre la cama y las paredes, hasta sentir algo con textura escamosa y rascar en ésta, ocasionando así que su dragón despertase con un bostezo. Le encantaba cómo resaltaban sus amarillentos ojos en tal oscuridad.

Una vez estar ella completamente lista y haberle dado algún aperitivo a su compañero, abandonó en silencio la habitación y posteriormente la casa, dirigiéndose hacia los jardines y áreas verdes que con las demás casas compartían. Eran indudablemente unos de sus sitios favoritos en toda la isla, tal vez por la tranquilidad o el aire puro que se respiraba, libre de cualquier cantidad de contaminantes y sustancias repugnantes y tóxicas. Además... Allá podía pasar un buen rato sola o en compañía de su mascota únicamente, ya que a casi nadie conocía como para compartir ratos.
Apenas llegar al lugar, la joven se arrojó al césped sobre sus rodillas y comenzó a ver detenidamente las flores y plantas del lugar, fascinada por éstas, aunque no tenía ni la menor idea de por qué le gustaban tanto, después de todo, no parecían ser mas que seres vivos inmóviles, pero desde su punto de vista eran seres fascinantes. Incluso había oído pocos días atrás que la escuela contaba con un club de jardinería, pero que al parecer a nadie le interesaba pues ni un miembro tenía. Eso la entristecía, pero decidió de todas formas unirse, después de todo, con ayuda de algún milagro podría interesarle a alguien mas, sólo que no les gustaba hacerlo solos; e incluso había ido de líder, al menos hasta que alguien mas se interesara en el puesto y quisiera tomarlo.
-Hey, Hunt, huele esto, ¿a que es delicioso?- Ofreció a la criatura tan oscura como una sombra que posaba tranquilamente sobre su hombro, con la cola aferrada al brazo de la muchacha. Se deslizó por el hueso hasta quedar sujeto del codo con la cola y con su cabeza llegando a olfatear la flor que su ama le enseñaba, aunque soltando un gran estornudo luego de ésto. Tenía un muy agradable aroma, pero el polen le había sentado un poco mal, lo que sólo ocasiono que Sei ría. El pequeño, que parecía actuar algo molesto, se calmó y alegró al instante apenas sentir la mano pálida de su compañera acariciando todo su lomo. Pero, de un momento a otro, su postura dócil y juguetona cambió a una que parecía estar alerta, levantando sus orejas, poniendo la frente en alto y sacando sus dientes. Miraba hacia todos lados, como si una amenaza se acercara, pero la adolescente no veía mas que a uno o dos estudiantes bastante lejos de ella, y lo tomó en sus manos con la intención de que dejara de hacer eso ya que, si alguien lo veía así, podría asustarse o pensar mal de él.

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