Etto... ¿Se te cayó algo? [Sarah]

Etto... ¿Se te cayó algo?

"Oh, odio estos uniformes". Kururi decía y escuchaba esa misma frase todo el tiempo. No es que le disgustara utilizar un uniforme, al contrario, le gustaba que se tomaran la molestia de poner uno para que los alumnos sean -o al menos se vean- todos iguales, pero sinceramente no podía acostumbrarse a los de Jikan. No importaba, no iba a darle demasiada importancia a una tontería como esa, no era alguien superficial, sólo que mas le molestaba el hecho de que sean clasificados por casas y que se deba utilizar el color predominante de ésta sí o sí. ¿Cual era el objetivo de separarlos en grupos así? Además de guiarse por su personalidad... Eso podría sonar hasta ofensivos para algunos, pero seguramente hacían oídos sordos a éstas cosas.
Mientras se cambiaba sus ropas de dormir por las de día, podía imaginarse a sus hermanos riéndose de ella, pues con su anaranjada cabellera no lucían muy bien las prendas rojas, pero no le molestaba, sino que causaba una pequeña sonrisa en su rostro pues así es como podía recordarlos a veces. Se cambió rápidamente, cepilló su cabello y se despabiló con abundante agua en su rostro. Le echó un vistazo al huevo que le habían entregado apenas hizo el ingreso; seguía sin abrirse, y tal vez así seguiría por unos tres o cuatro días mas. No tenía apuro, pero esperaba con ansias que pasara para verlo.

Salió de su habitación y vagó sin rumbo fijo por todo el campus, sola, un tanto inquieta, pero intentando mantener el paso tranquilo. No había mucho que ver ni hacer, todo lucía aburrido para ella. Algunas personas por aquí, otro par por allá, y otro mas acá. Nadie que conociera, por supuesto. Todos parecían ocupados en algo o entretenidos con alguien mas así que, de momento al menos, no pensaba interrumpir. También había mascotas, y las que mas llamaban su atención eran los zorros, que algunos se parecían mas a cualquier otra criatura que a éstos, eran muy extraños. ¿Su dragón sería también así? Quién sabe.
Pensó por unos segundos en tomar forma de gato o leopardo para molestarles un poco, una pequeña e inocente broma sería nada mas, pero segundos antes de detenerse a pensar algún plan, algo llamó su atención: Un rastro de sangre. Probablemente se trataría de una pelea o algo por el estilo. Lo siguió con la vista, quieta en su lugar, pero luego comenzó a seguirlo hasta donde terminaba, es decir, la enfermería. Al menos acababa allí, lo que significaba que la persona lesionada estaría siendo socorrida.
Ingresó silenciosamente, de puntas de pie para no emitir sonido alguno. Si alguien le preguntaba, diría que tiene poderes curativos o cualquier tontería, total, allí todo sonaba creíble. A decir verdad, no tenía idea de por qué estaba entrando, ni motivo alguno mas que su curiosidad. Pasaba con total libertad a través de las puertas por las cuales seguía el rastro que, aunque no fuera grande ni exagerado, era muy apreciable en un suelo con azulejos blancos. -¿Pero que...?- Fue lo único que pudo salir de su boca al ver la escena. Había una muchacha allí sentada, tranquilamente, como si nada le doliera ni hubiese nada fuera de lo normal, excepto por una cosa, que hizo dudar de la sanidad mental de la roedora por unos instantes. -Discúlpame... Ehmm... ¿Como lo digo? ...¿Se te cayó un brazo?- Pronunció la pregunta con la respuesta mas obvia, pero en ese momento sólo decir eso se le ocurrió. No le generaba repulsión ni temor, no sabía que era, pero el ver eso era algo muy raro para ella. Tal vez impresión era lo que le había dado. Se acercó mas y sin temor alguno a la chica, para verla mejor al rostro y comprobar si estaba bien o qué le pasaba, pues no había nadie mas allí, aunque tal vez la enfermera sólo haya ido a buscar algo, ¿o será que no la vio aún? -¿Como te llamas?- Preguntó ahora mas tranquilamente. La... lo que sea que fuese esa joven no parecía demostrar emoción de dolor alguna, como si fuera una prótesis de brazo o quien sabe qué cosa. Se sentó a pocos metros de ella, sin mas que hacer, simplemente esperando alguna respuesta aunque no tenía la menor idea de si se trataría de una positiva, neutra, o negativa.

Etto... ¿Se te cayó algo?

La muchacha a la que anteriormente le había hablado, parecía haberla escuchado, pero no correspondió hasta unos segundos después de girar su cabeza hacia ella, de forma tan lenta como su forma de hablar o poco menos. Todos sus movimiento parecían ser lentos, y su uniforme se veía sucio, embarrado, hasta con sangre incluso y pues, como obviamente ya había notado y aclarado en su cabeza, un brazo se encontraba desprendido. Había montones de tipos diferentes de criaturas en Jikan, así que pensaba que ya nada podría sorprenderla pero, ¿alguien a quien se le caen las extremidades? ¿Que se suponía que era? Nunca había visto a alguien así.
Unos momentos luego de la pregunta de la pelirroja, la extraña chica confesó que un oso se lo había arrancado. Ni sabía que hubiera ese tipo de animales allí y, además, ¿andaba sola en el bosque? ¿Por qué nadie la ayudó? Todo le sonaba extraño, pero no podía sólo quedarse ahí mirando, tenía que hacer algo para ayudarla, pues todavía nadie de la enfermería hacía presencia. -Soy Kururi; Kururi Djem Oumi Reiss, recién llegada de Dracheart, encantada, pero ahora... Debo ayudarte, aunque ni idea cómo hacerlo...- Pensó en voz alta la última frase, pero no quería que la muchacha tema ni nada por el estilo, así que corrió a un pequeño armario que había en la habitación y comenzó a buscar algo que le sirviera.

Cuando encontró unas toallas pequeñas las remojó con agua en un balde luego de llenarlo con el grifo, y comenzó a limpiar la herida y lo que quedaba de brazo unido al cuerpo. -Perdona si te hago daño y si pregunto pero, ¿qué eres? ¿y que se supone que deba hacer con ese brazo? ¿Se te regenerará o algo por el estilo?- Preguntó curiosa, hablando rápido y una detrás de la otra posiblemente por los nervios. Poco y nada era lo que sabía de enfermería, pues no había curado mas que rasguños a sus hermanos, pero eso lucía bastante mas malo. Todo sería mucho mas sencillo si tuviera poderes curativos o algo por el estilo, como tantos otros estudiantes de el lugar. Por el color azul apenas notorio de su uniforme, pudo identificarla como alguien de Nymphart, pero esperaba que no sintiera nada negativo contra ella por llevar uniforme rojo. -También perdón por no poder hacer mucho...- Ésto sonó en un tono mas bajo que sus otras palabras. Detestaba sentirse inútil, y tal vez por eso había corrido a ayudar a una completa extraña, pero por mas torpe que fuera para esas cosas no podía quedarse así sin mas.
La pálida chica que correspondía al nombre de Sarah seguía sosteniendo el brazo desprendido, lo que le daba mas bien impresión que asco a Kururi. -¿Que debería hacer con él?- Preguntó con sus manos a la espalda y las piernas cruzadas, parada frente a la silla en la que su acompañante se encontraba sentada, aún un poco sucia pero mejor que antes.