Al parecer, no estamos solos... [Nova]

Parecía mentira, que ya hubiera pasado un año allí, estudiando en la escuela de Jikan formando parte de un grupo quisiera o no, compartiendo clase y espacios con otras criaturas terrestres que poblaban el lugar, muchos de ellos aún eran un misterio para Eryx. La verdad es que el tiempo pasaba más rápido de lo que creía, parecía que necesitaba más tiempo para asimilar los términos e incluso costumbres que no había tenido antes mientras vivía en las aguas profundas del océano que rodeaba aquellas islas por las que ahora caminaban. Sabía que la vida no era la misma fuera que dentro del mar, pero… Era mucho más diferente de lo que hubiera creído en un principio. Y… bueno, ¿Por qué negarlo? Bastante más difícil de lo que hubiera pensado nunca, aún no había ni conseguido hacer una amistad dentro del enorme recinto. Si se detenía a pensar la verdad es que siempre había vivido estando prácticamente solo, pero algún conocido sí había llegado a tener, alguien con quién hablar. Lo miraban como si fuera un “algo” extraño la mayoría de veces, lo trataban como a un bicho raro, quizás porque hacía cosas que no debería. ¿Tal vez no había aprendido lo suficiente para ser uno más entre ellos? Suspiró mientras caminaba por el pasillo. No serviría de nada seguir pensando en por qué era la pieza que no encajaba en el puzle; debía seguir con su vida, con su futuro en tierra, en seguir aprendiendo más cosas de quienes vivían con dos piernas en el cuerpo.

“Mira por dónde vas, idiota”, retumbaron esas palabras en su cabeza cuando se medio tambaleó debido a que había chocado de forma violenta con alguien sin querer, sintiendo un repentino dolor de hombro al cual se echó mano inmediatamente con su mano contraria a éste. Giró su rostro hacia sus espaldas, viéndole la cara a uno de esos chicos que parecían tener los humos demasiado subidos. Eryx simplemente lo miraba mientras parpadeaba un par de veces.

- Lo siento… No era mi intención estorbar… - pero apenas tuvo tiempo de terminar la frase que lo interrumpieron “¿Habéis oído?” al parecer aquél estudiante con aspecto bastante humano a excepción de dos cuernos que traía a cada lado de su cabeza y que se cruzaba de brazos delante suyo con una postura bastante chulesca, no estaba solo, más bien andaba rodeado de dos más que serían amigos suyos y una chica que parecía dispuesta a seguirles el discurso y cualquier cosa que fueran a hacer “Si es que tiene una cara de imbécil que no se la aguanta”. La fémina del grupo se acercó a él con una aparente e hipócrita amabilidad, tomándole la mochila deportiva que llevaba colgando del hombro – Pero… - intentó decir Eryx, aunque demasiado tarde cuando la chica insistió en tomársela “Permíteme un momento, me gusta el diseño de tu mochila” Acabó por soltar una risilla bastante perversa antes de volver sobre sus pasos y entregarle la susodicha a la pandilla de chicos. Uno de ellos empezó a abrir la cremallera, sacando un desodorante que tiró por el suelo, unas libretas de clase de matemáticas que quedaron esparcidas… Luego le pasó la mochila a su otro compañero, que no dudó en sacar una carpeta llena de papeleo que, por supuesto y como era de esperar, acabó en el piso con decenas de apuntes y papeles desparramados.

- ¡Eh, no! ¡Parad! Luego me tocará recogerlo todo, y no es un trabajo muy agradable, la verdad – “Qué friki tío, termina tú el trabajo, antes de que me entren ganas de hacerle una cara nueva al pavo este” hizo un amago de risa perversa el mismo que le había tirado la carpeta al suelo, cediéndole la mochila al que primero se había dirigido a Eryx al principio, el que parecía el líder, el cual acabó por escupir dentro de la mochila y lanzarla con el resto de cosas en el suelo, cosa que hizo que el estudiante de Nymphart frunciera el ceño molesto, pero al marcharse aquella pandilla, suspiró y recogió las cosas al suelo, sin meterlas en la mochila la que sería mejor lavarla antes bajo el grifo. ¿Y hacia donde se dirigía aquél viernes por la tarde? Pues, por supuesto, hacia uno de sus lugares preferidos de ocio: la piscina. Era una suerte que al llegar se percatara de que no había mucha gente, estaba prácticamente vacía, ya que la mayoría de estudiantes esperaban hasta más tarde para ir a practicar natación o lo que fuera. Este espacio siempre le acababa dando fuerzas para seguir el día a día en el instituto, le ayudaba a que no fuera mañana a recoger sus cosas y volver a la vida en el océano, no debía ser débil. Aprovechó una de las duchas para limpiar la mochila, y dejar la carpeta, libretas y demás dentro de una de las taquillas que allí habían. Se había colocado el bañador, y ahora se encontraba cerca del borde de la piscina, dispuesto a dar el primer salto para entrar en contacto con aquél elemento que hacía sacar su verdadera naturaleza, naturaleza ahora oculta tras un par de piernas humanas, pareciendo un humano entre todos ellos, físicamente…

De lo que no estaba siendo consciente Eryx, es que se estaba olvidando de algo, de algo que en realidad debería ser importante... Pero, ¿Qué sería?...

Y efectivamente, decidido, al fin, se dio impulso y rompió aquella suave y fría barrera de agua, dejándose llevar al completo por el bienestar que le hacía sentir ese elemento que era capaz de amoldarse a cualquier situación, en forma de hielo, vapor… Pero siempre presente. Tantas eran las ganas con las que había cogido el chapuzón aquél viernes, que apenas se había percatado en un principio de la chica que allí estaba, había entrado con demasiada prisa al recinto e, igual que él, la joven tampoco parecía tener ganas de ser demasiado llamativa, no al menos hasta que oyó su voz cuando subió a la superficie; Ahora como humano no tenía apenas capacidad para aguantar mucho tiempo bajo el agua debido a sus pulmones y la necesidad de oxígeno para respirar. Se sorprendió al oírla, no creyó que se dirigiera a él hasta que se dio la vuelta y la miró con algo de desconcierto.

- ¿Es a mí? – preguntó de manera bastante tonta, pero claro, hablando en el tono que lo hacía ella, era evidente que sí, le estaba hablando a Eryx. La gente sólo le hacía caso cuando hacía algo que no debía o se cruzaba por su camino en el momento y lugar equivocado, como le pasó hacía un rato con esos chicos. ¿Y ahora qué había hecho? Creía que podía estar tranquilamente nadando en la piscina, ¿Quizás se habría vuelto de pago? – Ahm… ¿Si tengo clases o algo qué hacer?... – repitió quedándose pensativo por unos instantes, mirando al techo y luego volviendo la mirada a la joven – Realmente no recuerdo si... creo que… - y empezó a notarlo, empezó a notar ese cosquilleo en las piernas típico de cuando se estaba olvidando de algo y se iba a transformar, y siempre tenía que pasarle cuando la gente le preguntaba y él no sabía responder con seguridad debido a su pésima memoria. Se apresuró a responder con contundencia antes de que llegar a más, no le interesaba que ahora saliera a relucir su auténtica naturaleza - ¡No! No tengo, ya he terminado mis clases y… Siempre vengo a hacer natación a estas horas del día… Y parece que tú también – se atrevió a decir, por suerte nadie ajeno hubiera notado lo que había estado a punto de sucederle, simplemente un nerviosismo momentáneo que se plasmó en su voz a la hora de intentar contestar y disimular.

Finalmente decidió acercarse a la chica, no recordaba haberla visto (¿Qué raro, verdad?) pero aunque la hubiera visto, pocas veces se quedaba con la cara de las personas, incluso le costaba recordar la de sus compañeros de clase, ya que vivía prácticamente apartado del resto. Quizás era una buena oportunidad aquella para conocer a alguien de una manera más personal, aunque la chica se mostrara incluso enfadada. A pesar de ello acabó al borde de la piscina, justo al lado de ella y apoyando los brazos en las baldosas que rodeaban las esquinas de la susodicha, sin salir del agua. La miraba con cierta curiosidad y no se molestaba en disimularlo.

- ¿Te molesto? Pareces enfadada, te saldrán arrugas en pocos años si sigues frunciendo el ceño así – bromeó aunque seguía manteniendo su expresión facial intacta. Se fijó un poco más en su figura; ¿Por qué parecía tardar tanto en meterse en el agua? Incluso jugueteaba con sus dedos dentro de ella. Tal vez se equivocaba pero, tenía pinta de ser una estudiante bastante reacia o incluso solitaria, pero era extraño… ¿Qué tendría la joven que pudiera hacerla extraña ante los ojos de los demás? Nah, igual se equivocaba al juzgarla de esa manera, seguro tendría su grupo de amigos y esas cosas – Estarías más guapa si sonrieras un poco – afirmó sin pudor, y es que en esos temas era bastante sincero y carecía de vergüenza, algo que a muchos podía llegar a molestarle pero Eryx no le daba mayor importancia. - ¿Por qué no entras ya al agua, Huh? Yo la encuentro bien de temperatura y no es que hayan muchas pirañas por aquí – volvió a bromear, en su mente no había cabida el hecho de que alguien pudiera temer al agua, era como si un ser terrestre temiera a caminar por la tierra, algo imposible. Igual simplemente estaba tratando de reflexionar, o no tuvo un buen día. Le lanzó otra mirada de arriba abajo, no veía nada extraño en ella, más bien incluso le parecía una humana prácticamente perfecta, con unos grandes ojos de mirada penetrante, una piel blanca y fina, y si se fijaba, veía un extraño dibujo o líneas en su pecho, además de un claro sello que reconocía en uno de sus antebrazos - Eres de Nymphart... - murmuró.

En un acto que pensó podría ser amistoso por su parte y sin previo aviso, Eryx se dio impulso para sacar medio torso del agua y alcanzar a tomar a la chica de la cintura con sus dos manos, dándose cuenta por primera vez de lo frío que era su cuerpo en comparación con el de él. No le resultaba demasiado difícil llegar a levantarla, por mucho que no fuera excesivamente menuda, ya que Eryx tenía bastante fuerza en sus extremidades. Su intención era, ni más ni menos, de caer de espaldas al agua y llevarse consigo a la joven, para sumergirse ambos en la piscina.

- Yo te echaré una mano en la decisión – soltó entre unas risas al tiempo que trataba de llevar a cabo el plan a no ser que la chica le sorprendiera con algún truco para esquivar aquella entrada al agua tan inesperada. Pero, ¿Por qué iba alguien escapar de un simple chapuzón? Si total, ya iba incluso con el bañador puesto como si estuviera preparada. - ¡Al agua!