Esto.. ¿Hola? [Priv. Clean]

A pesar de que Clear era un alumno de aquel colegio, realmente asistía a pocas clases. Y era por la sencilla causa de que nunca había sido enseñado a asistir a ellas, por lo que no tenía el hábito de ir a las mismas. Por ello mismo, una vez terminado el horario lectivo, sentía la imperiosa necesidad de hacer algo, lo que fuera. Y generalmente...consistía en investigar zonas del propio colegio o de los alrededores. Su curiosidad de infante era lo suficientemente fuerte como para hacerle meterse en lugares que no debía sin permiso, pero para suerte del albino, no le pillaban. Quizás fuera por los sentidos desarrollados de ser androide, o quizás porque tenía suerte de ir cuando no había nadie...pero la cuestión es que no se solía meter en problemas...auqnue ese día se lo tuvo que replantear.

Ese día decidió subir hacía la azotea, pues...si una puesta de sol desde su propia habitación resultaba hermosa y brillante...sobre todo brillante, que era la causa de atención de Clear, ¿cómo se vería desde una zona alta como podría ser un tejado o una azotea? Y...allí estaba Clear, subiendo las escaleras mientras canturreaba, feliz de la vida sin saber que al parecer no estaba permitido subir allí. Pero...¿él que sabía?

Pero a mitad del camino de las escaleras comenzó a escuchar un bello y suave sonido gracias a su sonido agudizado. Era...¿una voz? Unos segundos segundos fueron suficientes para que el programa instalado en él captara la melodía y sonriera, radiante. Y sin más dilación siguió subiendo las escaleras, solo que esta vez más animado. Quería ver qué ser era el que producía tal sonido. Abrió la puerta y en ese momento aquella voz paró de cantar para preguntar, algo tensa, quién andaba ahí. Clear, algo desconcertado, se quedó un segundo en su sitio parpadeando ya que...él sólo había ido a ver quién era el ser que producía aquella canción...ah, no, espera, esa era la segunda causa, la primera era ir a ver desde allí el brillante atardecer.

Aunque lo que menos se espero fue recibir un puñetazo. Realmente...no le había dolido. Tampoco sería exagerado decir que ni lo había sentido...pero sí había visto el acto, así que sí sintió...cierta indignación.

-¡Ah! ¡Qué cruel! ¿Por qué me golpeas? -se quejó lastimosamente, pero más por el daño personal que por el físico mientras se llevaba la mano al lugar golpeado y observaba a la chica a través de los cristales de la máscara de gas que llevaba en su rostro.- ¡La violencia es mala!

Off rol:

Tras pegar el puñetazo, un dolor muy agudo sacudió el brazo de Hikari. ¿Tanta fuerza había empleado, o es que su oponente era muy duro? Comenzó a dar saltos del dolor, y a sacudir su mano, hasta que más o menos se le pasó. Entonces, se dio cuenta de que no era momento para quejarse. ¡Podría haber golpeado a un enemigo que querría hacer algo con ella! ¿Secuestrarla? ¿Matarla? Quién sabe.

Frunciendo el ceño, miró a su contrincante, con alguna lagrimilla en sus ojos del dolor. Le preguntó el por qué le había golpeado, y claro, no iba a vacilar respondiendo. Diría las cosas tal y como las pensaba, sin cortarse, como hacía siempre. –Porque eres un ladrón guion asesino que o me quiere robar o me quiere matar, claro está.- Puede que su respuesta no hubiera sido muy científica, pero para ella era tan real como cualquier otra cosa que existiera sobre la Tierra.

Lo miró de arriba a abajo, comprobando cómo era su oponente, además de duro, porque parece ser que no le había dolido lo más mínimo, cosa que sí le ocurrió a ella. Lo que no entendía era el por qué se veía tan indignado y le preguntaba el por qué le había pegado, y menos entendía aún que le dijera que la violencia era mala. Entonces usó sus neuronas. -¿No eres un ladrón guión asesino?- Preguntó como si eso fuese algo muy raro. Llevaba una máscara de gas, así que le sorprendía que no lo fuera, pero por otro lado, llevaba el uniforme de la academia, lo que quería decir que era un estudiante también. Tragó saliva, al comprender que era un estudiante.

–¡LO SIENTO MUCHO!- Gritó algo alterada, al comprender que había pegado a otro estudiante. Más adelante se arrodilló. –De verdad, lo siento mucho.- Esto último lo hizo porque había visto en la televisión, aquella caja de imágenes, que cuando se hacía algo mal había que disculparse de esa manera. Si estuvieran en el mar, posiblemente la mejor disculpa sería ofrecer alguna alga que hubiera por la zona, o si no hubiese algas, cualquier pez que pasara por allí, pero en tierra firme, las reglas eran diferentes, y algo desconocidas para ella, por lo que se fiaba del aparato ese que tenía en su cuarto, la televisión.