Would you die for me? [Sylvie ID]

Sylvie es una shinigami. No es raro decir que tiene un pulso muy leve y una temperatura corporal muy baja, por lo que su piel tiende a estar fría y pálida, casi enfermizo, aunque e menudo la temperatura aumente según las circunstancias. Suave, blanca y sin vello, la piel de una muerta, no le crece el cabello y tampoco puede ponerse morena, sus heridas se curan pero poco más. Solo las uñas le crecen y la melena que cae por su espalda, negro azabache pero con curiosos reflejos morados. El tono depende de la luz pero a veces también influye el humor de la joven, cuando está de mal humor su naturaleza y aura de shinigami se hace más fuerte y su cabello oscurece, así como el rojo de sus ojos se hace más intenso, cuando esté de buen humor tal vez parezca que posee iris violáceos pero su color original es rojo sangriente y luminoso, rodeados de largas y densas pestañas negras. El pelo alcanza la cadera, liso y suelto, el flequillo cae recto sobre su frente y dos mechones más cortos se acomodan a los lados. Su mirada, normalmente alargada y penetrante, es el factor más llamativo de su rostro.

Posee rasgos finos, cara ovalada y fina barbilla. Los labios son carnosos y ligeramente rosados, el mínimo brillo o pintalabios destaca con su clara tez, no obstante, Sylvie apenas se maquilla. Nariz un poco respingona y proporcionada, no posee ningún rubor natural por lo que cuando su temperatura corporal aumenta, se siente avergonzada o acalorada, es realmente perceptible en sus pómulos.

Tiene una estatura algo superior a la media, no alcanza el 1'70 pero es bastante esbelta. Rompe todo estereotipo de una figura delgada y delicada, es curvilínea, solo hay que fijarse en la forma de sus muslos para saber que aunque está en un peso ideal no es una enclenque. Ningún músculo excesivamente marcado, caderas anchas, cintura estrecha y busto prominente, el tamaño de hombros y cadera está alineado, como dicta la proporción natural. A simple vista parece una chica con un buen estilo de vida pero que no supondría una amenaza en un duelo a pulso, lo cual es cierto, es floja en lo que se refiere a fuerza.

Su vestimenta es sencilla, le gustan los colores neutrales, más el negro que el blanco, vaqueros cómodos y camisas o blusas. Debido a su marcada figura no cualquier cosa le sienta bien. Como apenas tiene percepción del frío pero sí del calor, suele vestir ropa medio veraniega todo el año, las medias oscuras son la prenda que más le gusta, junto a las botas y las prendas vaqueras. Es raro verla con otro pendiente que no sea el de su casa o algún colgante.

La verdadera forma de esta shinigami, cuando no limita sus poderes a una figura más humana, es bastante inquietante. Sobre la mitad superior de su rostro aparece media calavera, dejando libre solo el labio inferior y barbilla, dos puntos rojos brillan en los oscuros ojos de este huesudo rostro y sobre él surge una neblina oscura que se difumina con la cabellera negra, larga y confusa. Viste de negro, vaporoso, ni siquiera puede llamarse tela aunque cubra su cuerpo, pues en realidad es como un humo opaco pero intangible que cambia de forma constantemente. En ocasiones, la sombra de un esqueleto encapuchado parece salir sobre ella, pero es solo un mero espectro sin habilidades o poder, aunque ideal para atemorizar a los demás.

Veamos... no es sencillo describir a esta mujer. Al fin y al cabo, su personalidad se basa en múltiples actitudes. Empezando por la que muestra al exterior. Elegante, serena, educada, algo habladora si despiertas su interés, insinuante pero nunca coqueta, simplemente sutilmente sarcástica y sádica, algo misteriosa y reservada además de intrigante. Incluso hablando con ella a menudo, comentando cosas e intercambiando saludos, la shinigami seguirá resultando una total autómata desconocida. Normal, al fin y al cabo solo es parte de su tapadera. Si resultas pesado o aburrido es probable que te ignore, si por otra parte acabas siendo molesto para ella, arrogante o creído, no sería extraño que se mostrase severa y fría ante ti, realmente testaruda y puede que incluso violenta mas aún cuando está enfurecida y recurre a los actos en lugar de palabras, no es la fuerza bruta su primera respuesta. Despierta sus instintos retorcidos y sádicos, su placer por el sufrimiento. Como quien se relame antes de devorar a un cervatillo, disfruta la compañía de un buen oponente. De modo que alguien que la haya molestado con su comportamiento puede llegar a ser a alguien que aprecia, solo por ofrecerle este tipo de diversión.

Una vez alguien hace algo que consiga acercarnos a su verdadero ser es fácil darse cuenta de las similitudes y diferencias entre su tapadera y la real Sylvie. Pasa a ser más directa y honesta con lo que dice, un poco infantil y risueña aunque igual de retorcida en varias ocasiones, juguetona y desafiante. Le gusta molestar y le gusta aún más que le devuelvan la jugada.

En lo que respecta a su estatus familiar, es vista como una hija eficiente e independiente, algo fuera de la normativa pero tan perfecta que nadie podría regañarle nada. Se ausenta a menudo e incumple normas pero es ideal para llevar conversaciones, controlar enemigos y hacerse querer. Embelesa con su arte en danza, música y arte, puede seguir el hilo de cualquier conversación diplomática. Es imposible ponerla en evidencia cuando está así.

Aunque marquen a la shinigami de sádica, descarada, insensible y retorcida también tiene sentimientos, también puede ser pudorosa y vergonzosa, también puede sentir aprecio y preocupación, también llora y también se siente sola. No obstante, nunca lo reconocerá. Cuando alguien se vuelve importante para ella no dudaría en defenderle con todo lo que tiene, lloraría su muerte aunque tuviese que ser ella quien tomase su alma. En general no le importa, por no decir que disfruta, tomando almas, según el individuo, por ello teme apegarse a alguien sabiendo que morirá. De modo que se mantiene alejada de las razas más mortales y débiles hasta el punto de ser evasiva y brusca.

Finalmente, aunque ya se ha mencionado lo que suele pasar cuando alguien le da una mala impresión, todavía no se ha especificado las situaciones en las que de verdad detesta a alguien. Rencorosa y desconfiada, una vez el odio nubla su vista cuando se encuentra con cierta persona es imposible que cambie de opinión, sus sentimientos humanos desaparecen y solo el deseo de exterminio gobierna su cerebro. Sentir la presencia de aquel que odia le hace perder de vista todo lo demás. Sylvie no perdona nunca. Tal vez solo aquí se permite ser brutal, y aunque ya es temible de por sí, no hay nada que hiele más la sangre que contemplar este estado.

Once upon a time... {1672}

Edad Moderna, el lugar exacto del nacimiento de esta joven criatura es del todo incierto, pues un dios, sea del tipo que sea, no nace en un hospital como cualquier mundano. En cualquier caso, una vez que el aliento de muerte se transformó en un bebé de apariencia bastante humana, la familia se trasladó a Londres, había pasado más de una década desde el gran incendio. Todo el clan de los Eyre se expande alrededor del mundo bajo apellidos distintos, la rama inglesa había logrado gran poder tras la catástrofe y podían permitirse un alto nivel de vida. Su padre, James, era el líder de esta rama y también primogénito del cabeza de familia y abuelo de Sylvie, un hombre de acento irlandés que adora a su nieta y es el hombre más temible que haya pisado esta tierra. Su madre, Lily, prima segunda de su padre, lo cual no era nada extraño teniendo en cuenta que la familia procuraba mantener un linaje puro sin casar familiares muy cercanos. Hasta el día que se casó son James, Lily vivió en Italia donde la familia Eyre reina con su mafia, de modo que no era nada raro que se tratase de una mujer fuerte en todos los sentidos, aunque femenina. Sylvie nació cinco años más tarde de la boda y fue acunada en una lujosa mansión de Londres, educada desde pequeña en artes como la esgrima, la danza, la música, costura, poesía... todo lo que una digna señorita debería saber y además, increíblemente bien. Fuese cual fuese el evento la joven shinigami destacaría con su canto, sus pasos y su elocuencia, aún desde edad temprana, cuando fingía ser una adorable niña risueña.

- Sylvie. -murmuraba su padre, asomado en la puerta de su habitación mientras la pequeña tocaba el violín. El tono de su voz al pronunciar su nombre anunciaba sus intenciones sin tener que decir nada. La niña dejaba su instrumento y seguía a su progenitor hacia el sótano donde una puerta sellada conduciría ambos hacia un territorio desconocido para cualquier otra persona. Sylvie tenía que entrenarse como dama pero también como shinigami, ahí abajo la forma real de ambos salía a la luz y ella entranaba para convertirse en una mujer poderosa digna de su apellido.

- Padre, ¿cuándo podré hacer lo mismo que tú? -preguntaba siempre, después de cada sesión. El hombre, de apariencia juvenil, acariciaba con cariño la cabeza de su hija.

- Aún no. -la respuesta de siempre.

Cada cierto tiempo la familia cambiaba de apariencia, nombre, casa e historia. Sylvie tuvo varios nombres: Gabrielle, Issabella, Amelie, Violet... y también distintos aspectos, desde rubia hasta pelirroja, siempre hermosa pero no tanto como en su real apariencia, con el cabello negro y los ojos rojos. Durante varias décadas, la vida de la heredera se basaba en clases particulares, leer libros de la biblioteca personal en su tiempo libre y escaparse a la ciudad cuando tenía ocasión. Recorrió toda Europa, viviendo siempre entre lujos y conocimiento, aprendió idiomas en todas sus variantes y cuando apenas aparentaba 9 años sabía más que diez ancianos humanos.

Back again... {1843}

Inicio de la época victoriana, los tres miembros de la familia Eyre volvieron a Londres tras varias décadas en el extranjero. Por fin, os tres se presentaban con su verdadero aspecto, aunque algo humanizado. Por el momento Sylvie aparentaba entre 14 y 15 años, se había convertido en una mujer, hermosa, tal vez demasiado. Desde su llegada a la nueva sociedad inglesa varias familias empezaron a contactar con su padre para pedir la mano de la shinigami ya a su corta edad, por supuesto, James siempre lograba rechazarles con elegancia. Sylvie asistía ocasionalmente a los bailes celebrados en su mansión, según su humor, nunca era puntual y sin embargo todos adoraban verla allí, su aura cautivadora era peligrosa y la joven acostumbraba a divertirse con la debilidad de los humanos ante su mera presencia. Nunca fue cercana con alguno de ellos.

Al conocer todo lo necesario y más de lo que corresponde a una hija del clan Eyre y una dama de la sociedad inglesa, era común que la joven pasase el tiempo por su cuenta, dando vueltas por la ciudad, explorando bosques y saltándose clases.

Una noche, su padre la llamó para reunirse en el despacho privado de la casa, allí estaba también su abuelo Claude, ambos pulcramente vestidos. El cabeza de familia saludó a la joven shinigami con bastante cariño y más tarde hizo que se sentase.

- Feliz cumpleaños, Sylvie. -dijo Claude con una sonrisa- Tienes ya 200 años. -ya que la chica sabía que iba a vivir casi eternamente pues había olvidado cuántos años tenía en realidad y solo recordaba la edad que supuestamente debía decirle a los demás. Ni siquiera recordaba la fecha de su cumpleaños.

En aquel momento su padre alargó la mano hacia ella para que la tomase, lo mismo hizo el abuelo, al tomar ambas sus formas físicas desaparecieron, mostrándose por fin como los shinigamis que eran. Esa fue la primera noche que vio a los dos miembros más importantes del clan en su forma original, solo los herederos directos y el cabeza del clan tenían derecho a cargar como arma una guadaña, los demás utilizaban otras. Esa noche Sylvie recibió la suya, una sombra que salía de su propio interior hasta formar una guadaña totalmente negra, con la silueta de palpitantes venas y una calavera arriba del todo. Plateada era la de James y dorada la de Claude, la noticia de que hubiese resultado ser negra fue una alegría para ambos.

Aquella fue la primera noche que Sylvie tomó una alma humana, y la devoró, la alma de un violador en los suburbios de Londres.

- Escúchame Sylvie -dijo su abuelo- Tu guadaña es negra como la oscuridad, has nacido para encargarte de las almas pecaminosas y devorarlas, tomar su maldad y hacer que el espíritu descanse en paz. -explicó su abuelo antes de hacerle tragar aquella extraña esencia intangible y negra, segundos después salió de su pecho de un puro blanco que ascendió al cielo y ella, ella se sentía cómoda y llena de energía. Pecado y maldad es su fuente de vida. Fue entonces que comprendió por qué Claude tenía una guadaña dorada y James plateada. Claude tomaba la alma de los más ilustres y bondadosos, cumplía sus deseos en recompensa, mientras que su padre tomaba la de aquellas personas inteligente pero humildes, para que fuesen recordadas.

La noticia de lo ocurrido aquella noche viajó veloz por todo el clan, una heredera con una guadaña negra era visto como mal presagio pero también como la noticia de una futura líder más fuerte que ninguna. Desde ese momento empezó a ser respetada y por lo tanto no hubo problema en que actuase independientemente.

Nowadays... {20XX}

La shinigami siguió viajando, conociendo familiares de su familia y tomando almas, incontables, casi cada noche. Estuvo viviendo junto a la rama japonesa unas décadas y al ser ya una adulta dejó de vivir con sus padres, recibiendo su visita ocasionalmente. En una de ellas le hablaron de un curioso instituto donde aprender sobre otras razas, pues de esto solo conocía la teoría. La idea no le gustaba realmente, teniendo en cuenta que Sylvie prefería no ser amigo de nadie mortal, mas no tuvo opción esta vez y decidió ir a echar un vistazo.

El lugar, sin duda, increíble y atractivo, no parecía una idea tan horrible al fin y al cabo de modo que accedió, lo mejor de todo era la parte de mascotas, tener una sería idóneo para su prometedor futuro como cabeza de un clan internacional de dioses. En todos aquellos años había tenido contacto con criaturas así, de algún modo no le sorprendió entrar Dracheart, recibiendo un huevo de dragón que nació al poco tiempo. Adivinen de qué color...

ARMA: Como se menciona en la historia, su arma es una guadaña negra que surge de su propio cuerpo como parte de su esencia y por lo tanto va ligada a su vida, si la guadaña se quiebra ella moriría.
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HABILIDADES: Sus habilidades son tres, prácticas y peligrosas. La primera es control de la presión atmosférica, es decir, puede alterar la presión para que sea difícil que su contrincante se mueva, inmovilizándolo, o simplemente creando una presión en el aire que le permita deslizarse por el aire alterando la solidez de su alrededor. La siguiente es el control de su propia sangre, si utiliza algo cortante para hacer una herida puede usar su sangre como arma, haciendo que esta sea sólida.

Por otra parte está su capacidad de purificar un alma de alguien malvado y pecaminoso que ha muerto, lo cual no le da ningún ventaja, simplemente produce una sensación agradable y revitalizante.

La última habilidad solo puede usarla en su forma original y se trata de que ese humo oscuro que la envuelve puede resultar venenoso.

DEBILIDADES: No puede estar en al aire y al mismo tiempo utilizar otra habilidad, es decir, no puede utilizar la presión atmosférica en dos puntos distintos y la habilidad tiene un máximo de 3 post. Por otro lado, no puede utilizar otra sangre que no sea la propia por lo que si se excede usando su sangre terminará desmayándose.

La última habilidad solo puede usarse en un post, no afecta a razas oscuras como demonios, espíritus, vampiros... El antídoto de esta es la sangre de la shinigami. El "humo" no puede expandirse a más de 10 metros así que cualquier que logre alejarse de este rango saldrá ileso, sin embargo, en 5 segundos ya hace efecto somnífero así que hay que ir con cuidado.

Conoce muchos idiomas, demasiados, desde el inglés, portugués, alemán, japonés, griego, chino, español, francés, ruso... Al fin y al cabo ha vivido en muchos países.

Así mismo, toca desde el arpa hasta el violín y el piano, sus favoritos. Sabe coser, esgrima, artes marciales y kendo pero no es realmente buena en el esfuerzo físico.

No se le da bien cocinar pues siempre ha tenido gente que hiciese eso por ella.

Le gustan los suburbios, más que nada por las almas que vagan por esa zona, pues prefiere un lugar abierto y tranquilo como son los bosques. No tiene exigencias con la comida pero es aficionada a los sabores fuertes, como el curry, café o tartas empalagosas. También le gustan las personas con carácter sin ser arrogantes o pretenciosas, pues ella puede ser bastante modesta.

No le gustan las personas dulces y tímidas, las ve como conejitos débiles que solo tocarles hará que rompan. Odia madrugar, se levanta con mal humor. Mucho más odia las clases y que le den órdenes. No le gusta que menosprecien sus capacidades pero tampoco le agrada tener gente alabándola y haciéndole la pelota, mucho menos los babosos patéticos.