✿ |Chevalier puissant| ✿

por **Nathalie Adiashen** Sáb Jul 06, 2013 8:49 am

Chevalier puissant,
•c'est l'argent de cadeau.•
•Soundtrack•

Indecoroso. Aquella estancia estaba plagada de muebles de tonalidades neutras, recordando a cualquier burdel de un barrio de clase media. Cuatro sofás de escasa capacidad rodeaban a la mesa principal de forma inquisidora. Era curioso lo mucho que la decoración decía de su seleccionador. Seguramente la criatura que diseñó aquella habitación era dominadora y cautelosa. El tictac del reloj comenzaba a resultar cargante para la muchacha de cabellos azules, que mantenía una pierna cruzada encima de la otra. El pie derecho quedaba colgando a causa de su posición, mas el izquierdo se posaba con elegancia en la extensa alfombra carmesí con las esquinas de color burdeos.

Entrecerró sus orbes con aburrimiento, manteniendo la vista fija en sus uñas. La lima iba y venía a gusto de su portadora, dejando a su paso una manicura perfecta. Un estudiante cepillaba sus cortos cabellos con destreza, disimulando lo poco que le agradaba hallarse al servicio de la mocosa. Sin embargo, ¿cómo negarse? Poderoso caballero era Don Dinero... Y si algo le sobraba a Nathalie Adiashen eran los billetes. Las agujas del reloj avanzaban lentamente, dejando que los minutos transcurrieron de forma pesada, perceptible en todos sus sentidos. Pensamientos relevantes circulaban por la mente de la joven heredera, tales como el significado del amor. Sí, en pocas ocasiones se le ocurría meditar sobre aquello... No dejaba de ser curioso el hecho de no haberse enamorado nunca.

—Ah... debo de ser bisexual, puesto que la única criatura por la que me he sentido atraída soy yo misma.~—Añadió cierto deje juguetón a su expresión, aunque sobretodo estaba teñida de un aburrimiento palpable. Las horas libres eran desperdiciadas en mantener su imagen bien alta, en cuidar su aspecto fuera como fuese. Quizás, de cuando en vez no estuviera tan nefasta la posibilidad de vagar en busca de diversión... Pero siempre de una forma serena y elegante. Perder su modelo de conducta autoimpuesta, realmente le ocasionaría problemas con los demás miembros de la alta sociedad. Suspiró de forma arrogante, dejando a un lado la escofina con delicadeza. Alzó un dedo en un gesto demandante, sonriendo con autosuficiencia al pensar en el mero hecho de ordenar.—Inútil, tráeme una taza de té extra-ligera... Con mucho azúcar. Rápido.—Movió la mano en un vaivén desinteresado, aún manteniendo el gesto de placer en sus labios.

Cerró los párpados un instante, buscando la serenidad... No obstante, era incapaz de meditar en un plan atractivo para aquella jornada tras terminar con su puesta a punto. Torció el gesto, dejando de mantener la compostura durante un momento... Solo necesitaba un segundo de relajación de su ajetreada agenda aristocrática. No era sencillo mantener una imagen constantemente.