A Bad Place to Meet Each Other {Gumiko}

La biblioteca.. Un lugar perfecto para conseguir silencio, paz y tranquilidad, un lugar donde no se aguantaban griteríos de niños ni tampoco los cotilleos de las alumnas, donde no serias interrumpido, donde podrías encontrar exactamente lo que querías y llenarse así de conocimientos. La biblioteca simplemente era el lugar indicado para encontrar a Alek. A cualquier hora, en cualquier lugar, en cualquier momento. Siempre rodeado de grandes libros, el pasaba la mayor parte de su tiempo ahí, anotando cosas en una pequeña libreta que siempre traía consigo y llenándose cada vez mas de conocimientos sobre la historia de la raza que se te ocurriera: Shinigamis, Demonios, Vampiros, Hadas, incluso de los Humanos.. hechos que no había presenciado en su larga vida y otros que si los había hecho para avivar sus recuerdos, podrías encontrar cualquier tipo de libro en sus manos y el se lo devoraría sin importar su tamaño o el porte de su letra. Pero ese día.. había elegido un libro en especial entre todos los que había en la inmensa biblioteca de Jikan Highschool, un libro que para muchos significaría solamente uno mas entre la colección de libros que ya se había leído para capturar sus conocimientos y retenerlos en su cabeza, pero para el era algo que desde hace mucho tiempo había evitado.. La Historia de los Ángeles.

¿Acaso le tenia miedo al pasado que no podía recordar? ¿Sentía dolor, o tal vez cobardía? Nada de eso se acercaba ni siquiera un poco a la verdad, porque no era miedo lo que le había llevado a evitar ese libro tantas veces cuando había tenido la oportunidad de tomarlo.. si no mas bien frustración. Frustración de haber sido espectador de ese momento y por solo una palabra que todo se halla borrado, sin dejar el mínimo rastro para ser recordado. Nada. Su memoria se negaba a soltarle parte importante de la historia y su orgullo no había cedido ni un poco, esperando a que esta se rindiera en algún tiempo y le diera esta información tan valiosa. No le interesaba su vida en el Cielo, ya no le interesaba saber porque había sido creado y cual había sido su misión allá... Era parte del pasado, y a pesar de no tener conocimiento alguno sobre lo sucedido no se arrepentía de haber caído. Lo único que le importaba era saber como había comenzado todo allá arriba, en el "Paraíso". Pero ya habían pasado demasiados años y supo que ni en mil años mas recordaría. Una leve pero casi invisible sonrisa apareció en su rostro mientras su mirada se mantenía fija en el lomo de aquel libro, denotando burla para si mismo. Que irónico era leer un libro sobre ángeles cuando el era uno.. por que aun seguía siendo un Ángel, lo único que los diferenciaba era que sus alas estaban teñidas de negro y que su alma albergaba mas pecados de lo que uno podía imaginar.

Por fin decidió sacar el libro de la estantería en el cual estaba ubicado, sacudiendole con cuidado el polvo que tantos años había portado en el para así leer la tapa de este e inspeccionarlo, asegurándose de que el manuscrito que tenia en sus manos no fuera un simple engaño. Como era de esperarse, el libro parecía tener casi la misma edad que el poseía y aun así se conservaba en perfecto estado aunque, como era de esperarse, su tapadura estaba gastada y sus hojas estaban amarillas, corroídas por el tiempo. Sin esperar mas y con el libro en mano camino entre las estanterías hasta llegar a la mesa donde se encontraban todas sus pertenencias, sentándose en la silla correspondiente y abriendo cuidadosamente el libro, sabiendo que no era cualquier objeto que se pudiese tratar a la ligera y que era como una reliquia. Mas cuando pretendía comenzar a leerlo, las puertas de la biblioteca se abrieron abruptamente llamando la atención de las escasas personas que se encontraban en el lugar, las cuales dirigieron su mirada en una particular peliverde. Alek solo miro de reojo a la chica, sin mayor interés en saber que ocurría a su alrededor y sin mas decidió ignorarla, fijando nuevamente su mirada en su lectura interrumpida, imaginando que solo era una alumna mas que quería llamar la atención. Lamentablemente, las cosas no serian como las esperaba en ese día.

Aquél día la peliverde se sentía particularmente fuera de control, incluso el simple escuchar levemente el latir de un corazón la agitaba, tanto así que decidió mantenerse encerrada en su habitación, declarando cuarentena. Se sentó apoyada en la pared de una esquina y elevó sus piernas a la altura de sus pechos mientras las abrazaba y hundía su mentón en el hueco de las rodillas, suspiró pesadamente ¿Qué estaba haciendo? Ella no tenía un lado humano, aunque lo intentara no podía pensar en que lastimar a otros fuese algo redundante, no tenía interés en la vida ajena ni pensaba en reprimirse, pero por ahora debía de esforzarse en encontrar a su gemelo, lo único que le mantenía con interés respecto a la vida. Había otros demonios y muchas diversas razas en aquél lugar, mas ninguno se parecía a ella, aún el más sádico que conoció ocultaba su deseo de sangre en una máscara de compasión, intentando suprimir su naturaleza básica, cosa que a Gumiko le parecía sencillamente descabellado.

Ella no se conocía, no sabía quien era su familia, donde nació ¿Qué era? No tenía respuesta para nada, y quería saberlo, quería conocer y explotar aquél enorme poder que yacía oculto dentro de su ser, poder que no podría liberar en aquél molesto cuerpo humano. Puso una mano frente a su rostro y la apretó con fuerza mientras fruncía el ceño, se sentía ligeramente inútil e ignorante, sin poder hacer lo que ella quisiese, pero se quedaba sentada en aquella esquina sin hacer nada. Si no encontraba a su gemelo podría, al menos, encontrar la forma de escapar de aquél tonto empaque y volver a su forma demoníaca natural, quizás con algo de brujería ¿Por qué? Porque no podría matar a los que quisiera si seguía así, aunque vivían alejados de ellos se guiaban por las mismas tontas reglas humanas, si no estaban dispuestos a matar ¿Por qué no mejor convivir con ellos? Le parecía tonto encerrarse en aquellas islas y asistir a aquellas clases si después no sabrían como interactuar y sumergirse en la sociedad.

De pronto se puso de pie y estiró ambos brazos, se encontraba fuera del horario de clases por lo que vestía una gran sudadera gris y unos jeans ajustados en las piernas, aparte de unos bototos de cuero estilo punk-industrial con muchos cierres metálicos. Respiró profundo y se ajustó la máscara de gas con púas al rededor de su nariz y boca para evitar sentir olores agradables, sangre y cosas ''demasiado vivas''. Pensó que, si buscaba bien, podría encontrar algo sobre ella en los libros más viejos de la biblioteca, solo si tenían aquellas pocas características que conocía. Avanzó a paso alegre y cortos brincos por el pasillo con la mirada enegrecida perdida en las paredes, cuando se topó con la puerta la abrió de un brusco tirón, llamando la atención de varios. Ignoró a los lectores y examinó cuidadosamente todo el entorno, percatándose de que no tenía idea sobre donde buscar siquiera, por lo que se acercó al que recordaba como un profesor del lugar -¡Oe!- Exclamó parada al lado del sujeto -Libros de hechicería ¿Dónde?- Preguntó con la voz distorsionada por la máscara.