Seira Mía Sturlson ID

Seira {Mía} Sturlson

Descripción psicológica

Seira es una muchacha que, si bien puede parecer algo fría y distante en el exterior, por el interior es alguien cálida y cariñosa. Tranquila y paciente con todo aquel que le caiga bien, aunque basta con que no le hablen de mala manera para que ésto pase. Es alguien que se esmera en conseguir lo que desea; en cumplir sus objetivos, y no se rinde fácilmente; al contrario, se pone muy terca cuando le dicen que no puede hacer algo que ella desea, e intentará darle vueltas al asunto hasta convertir ese "no" en un bonito "sí". Testaruda si estamos hablando de sus creencias; si hay algo en lo que cree firmemente, no será tarea fácil hacerla cambiar de opinión, y mucho menos si la hacen enojar ya con tanta insistencia, ya que es como hablarle a un sordo en ese estado. También es bastante orgullosa, algo que intenta corregir pero que aún no ha tenido mucha suerte en eso. No le cuesta aceptar para sí misma sus errores o fracasos, pero ante los demás sí, no le gusta perder ni hacer el ridículo. Es generalmente solitaria, no tiene muchos amigos, y cree que es así por ser diferente; desde pequeña los niños y niñas de su edad le temían por razones que ella nunca comprendió, y ahora se ha quedado con esa imagen en la cabeza, aunque piensa mayormente que se debe a sus ojos distintos, razón por la cual eventualmente cubre uno, el que originalmente no era suyo. Nunca juzga a las personas sin conocerlas, no le agradan en lo mas mínimo los prejuicios, aunque con el ojo de su nigromante puede asomarse al alma de las personas y puede conocer sus intenciones, bastando con mirarlo fijamente a los ojos por unos segundos, y esto le proporciona bastante seguridad a decir verdad. Si bien es un tanto impulsiva, es decir, se deja guiar por sus emociones fuertes sin pensar bien las consecuencias de sus actos, no suele reaccionar ante la violencia, que es otra de las cosas que mas le desagradan; si esta metida en un conflicto sólo será para detener por las buenas a quien esté peleando en caso de ser necesario, aunque bien sabe que en esta escuela muchas veces es así, muchos son explosivos y se aprovechan de sus poderes para causar daño a otros. No es de vivir sonriendo, pero cuando entabla una conversación con alguien lo hace bastante seguido, ya que no es especialmente buena en esto; se queda sin palabras, no sabe que decir, mete la pata en algo, o algo que deje silencios incómodos y cause que la conversación acabe y ella se largue rápidamente avergonzada. Ésto último de avergonzarse es algo común en ella, y tampoco le agrada; al ser tan pálida, el mínimo rubor en sus mejillas puede notarse a kilómetros si no baja la mirada al piso rápidamente. Con sus amigos en cambio es raro que se apene de algo; se apega mucho a éstos y confía plenamente en cada cosa que le digan, y por ésta razón tiende a ser engañada o manipulada fácilmente, aunque luego de ésto es difícil que te perdone y, si lo hace, no será completamente, es decir, no olvidará lo que hiciste y no volverá a confiar tanto en ti. Fuera de aquello, se comporta lo mejor que puede con ellos; los protege a muerte e intenta consentirlos en lo que pueda, y nunca estará ausente cuando se la necesite. Valiente y seria cuando hace falta, si hace mucha falta mostrar su potencial lo hará dispuesta a todo y sin temor a nada. Humilde y servicial, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesite, y a los animales, ya que es amante de éstos; pero en cambio, no le gusta mucho que la ayuden, y aún así se molesta cuando rechazan su ayuda; es bastante extraña en eso.

Descripción física

Historia

Hace casi ya diecinueve años que comienza la historia de Seira, pocos años y meses antes de que ella naciera. La pareja Sturlson llevaban poco menos de un año de casados, y desde hacía tiempo estaban intentando agrandar su familia con la llegada de un hijo. Así estuvieron dos años, tal vez mas, tal vez menos; pero, cuando estaban a punto de rendirse, creyendo que iba a ser imposible y comenzaban a ver la posibilidad de adoptar una niña o niño, su médico felicitó a la dama en una de sus visitas, a lo que ella no pudo entender de primera. La alegría que la recorrió cuando éste le dijo que estaba embarazada no podía describirse con palabras, así que sólo corrió a contárselo a su marido.
Ambos estaban felices y llenos de emoción esperando la llegada de la que sería su pequeña hija. Sin embargo, la vida les jugó una muy mala broma, y lo que menos hubieran deseado pasó: apenas nacer, el partero notó que la tez de la niña no se veía muy normal, y que no lloraba siquiera. Sí, estaba muerta. No sabían por qué motivo, pero vieron que podría tratarse de asfixia de alguna forma, y que estaba en ese estado desde hacía unos pocos días nada mas.
Los que hubieran sido padres estaban devastados. No querían despedirse de su hija, la que tanto esfuerzo les había costado obtener. No pudieron enterrarla ni incinerarla, no mientras Marylene estuviera internada, y al parecer lo estaría por mucho tiempo a causa de la depresión. Su marido no quería resignarse, así que acabó hablando con un practicante de magia negra, un nigromante, que garantizó que podía volver a la vida a su difunta hija, a cambio de una suma de dinero y un par de 'condiciones'.
Riko, el padre de Seira, no aceptó sin antes comunicarse con su esposa, a quien también le daba una mala espina, pero todo sea por que la niña esté a salvo. Hablaron con el nigromante y pidieron que les comunique cuales eran aquellas condiciones, a lo que el hombre respondió con total tranquilidad. "La niña lucirá como alguien normal, aunque siempre será pálida como un muerto. Tendrá ciertos poderes, que sola no sabrá manejar, por lo que a la edad de quince años volveré por ella, a llevarla a una academia especial. No vivirá por siempre, pero así sea ahogada, quemada o mutilada volverá a la 'vida'. Y por último, llevará uno de mis ojos." No quiso dar mas detalles, y la joven pareja seguía dudando, pero cuando el hombre amenazó con largarse si no estaban dispuestos a hacerlo, reaccionaron rápidamente y preguntaron que quería a cambio. El hombre dibujó una sonrisa un tanto macabra en su rostro y se dio la vuelta hacia ellos otra vez. Indicó la cantidad de dinero que pedía, que si bien no era tan excesivamente alta como habían pensado, se les congeló la sangre a ambos cuando el sujeto pronunció  "Y a ella" señalando a Marylene con un dedo.
Su marido se hubiera negado rotundamente de inmediato, si no fuera por el shock que tenía. La mujer en cambio, le dirigió una mirada fría a su marido de "No hagas nada" y, volviendo a mirar al nigromante, aceptó la oferta. Riko se enojó mucho, no quería aceptar eso, pero no importaba lo que dijera, el hombre que se veía cada vez mas espeluznante no cambiaba de opinión, y su hermosa mujer le dijo que estaba dispuesta a cualquier cosa por su hija, y que se la dejaba a cargo a él como última petición.
Es un instante desapareció del lugar, llevándose consigo el cadáver de la bebé a una especie de guarida, donde hizo algún extraño ritual, incluso retirando uno de sus orbes y poniéndoselo a la niña, luego de retirar el izquierdo de ésta. "Bienvenida, pequeña Seira." pronunció una vez escuchar el llanto proveniente de la niña, en muestra de que había sido todo un éxito. Acto seguido, regresó con la pareja en la noche, y entregó al padre a la niña, llevándose a la madre con él, no sin antes cumplirle un pequeño favor: Que les dejara tomarse una fotografía familiar. Si, tal vez sonaba algo estúpido, pero la niña al crecer tenía derecho a saber cómo era su madre, puesto que seguramente no la volvería a ver. Sin mas, la familia se separó.

Riko crió de Seira por su cuenta, ocupándose de que no le faltara nada y de que fuera una niña normal y feliz, aunque tuvo una infancia solitaria. Se divertía estando en su casa, con su padre, y alguna mascota pequeña que solía tener, como conejos o jerbos. En el colegio sin embargo, siempre estaba sola. Los demás niños rara vez se acercaban a ella, la veían diferente y eso les daba cierto temor, o la tomaban como motivo de burla en algunos casos por la misma razón; ser diferente. Prefería centrarse en sus estudios y esperar a que sonara la campana final para regresar a casa.
Siempre fue aplicada en sus estudios, aunque un poco vaga. Aprendía rápidamente las cosas y tenía notas altas, mas que las de sus compañeros. Le gustaba leer libros o historietas, o sino solía ir a los jardines, a sentarse un rato entre las plantas, sensación que le encantaba.
Un día, teniendo unos doce o trece años de edad aproximadamente, su padre decidió explicarle bien todo lo que le pasaba, ya que no le gustaba saber las cosas por arriba, y menos tratándose de ella misma. Al principio no le creía, simplemente pensó que estaba bromeando, pero a medida que seguía contando, mas real parecía todo. La parte que mas la asustó fue cuando le dijo que a la edad de quince años aquel hombre volvería por ella. Desde entonces ha tenido montones de dudas y preguntas sobre al lugar al que iría y como sería pero, sin embargo, no todos sus pensamientos sobre eso eran negativos ya que, por un lado, sentía una enorme curiosidad y creía que conocería a mas personas, con las que probablemente se sentiría mas a gusto ya que dejaría de ser tan diferente.

Los años y meses pasaron, e incluso los quince años de Seira llegaron, pero no hubo señal alguna del nigromante. Riko bien sabía que en cualquier momento aparecería, así que intentaba disfrutar al máximo a su hija. Siempre intentaba dejar el trabajo para después y estar mas con ella, comprarle mas cosas, llevarla a diferentes lugares, aunque poco y nada le importaba lo material a ella. Cuando ya habían pasado siete, ocho, e incluso nueve meses no sabía si pensar que había muerto o qué le habría pasado. El tiempo siguió pasando, y Seira cumplió dieciséis. Fue casi cuatro meses después de ésto que el sujeto hizo su aparición. La despedida fue terrible para ella, pero aún peor para su padre. Sei le hizo prometer que, si seguía con su vida normalmente, y lograba hallar felicidad de algún modo, sin deprimirse, sin caer en la bebida, ni ninguna de esas horribles circunstancias; ella regresaría con él en unos años, y ambos mantienen eso presente.
Con una valija de ropa, una muñeca en su mano, y el colgante con la fotografía de sus padres, ingresó por primera vez en el colegio secundario Jikan, en una isla de la cual nunca en su vida había escuchado. No podía creer ni describir siquiera todo lo que veía allí; no sin que pensaran que se había fumado algo. Fue seleccionada para la casa Dracheart, y le asignaron un dragón de mascota. Todo era cada vez mas extraño para ella pero, para su desgracia, no parecía encontrar a nadie que fuera como ella. Sin embargo, se sentía a gusto de una extraña forma, como si allí no fuera mal vista o como si perteneciera en cuera forma allí. No entiende bien lo que le pasa, pero está dispuesta a averiguarlo y a desempeñarse en hacer bien las cosas y, con suerte, poder regresar a donde su padre en unos tres años.

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By Walkyria for SC

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