Sing for Me~

-Así que...Hoy toca limpiar el aula de música- *Mencionó el rubio mirando del interior desde el marco de la puerta.
Lugares como Jikan, le recordaban bastante sus años de alumno y los que aun le faltaron por cursar, más ya no había vuelta atrás, ahora estaba en ese mundo y aun más, como conserje de sus mismas instalaciones siguiendo siempre las ordenes del director.

Aun faltaba tiempo para que la primera clase en ese lugar se llevara a cabo, por lo que había llegado justo y puntual para atenderlo y que el alumnado tuviera una clase en un ambiente limpio y fresco. Después de todo, a él siempre le había gustado estar en un área de estudio confortante. Vestía con una camisa de mangas largas, las cuales tenía algo remangadas, de color negro, al igual que su pantalón de corte militar. Usar prendas claras era signo de que mostraría su suciedad, por eso mismo llevaba aquello. Aun así, se veía relativamente formal tanto que podía parecer extraño que él estuviera realizando la limpieza.

Con trapo en mano se dispuso a limpiar desde las ventanas hasta los muebles, instrumentos y demás. Aquel ambiente era especial a su persona, tanto que mientras hacía su labor tarareaba, que poco a poco comenzó a convertirse en una melodiosa canción. Su voz grave y masculina, pero al mismo tiempo dulce y delicada, se podía escuchar, relajado. Era claro que disfrutaba del momento en solitario. E increíble sería que alguien, en ese justo momento lo escuchara, puesto que desde su llegada no había utilizado su voz en ese sentido*

*Se había dedicado a cantar a buen nivel de voz, lo suficientemente claro para ensordecerse a sí mismo, ignorando por completo la presencia de una nueva vida en su lugar. Solo siguió con la melodía, con alguno que otro fallo en su voz, puesto que estaba oxidado. Limpiaba dando la espalda al escritorio, pero en cuanto terminó y escuchó los aplausos dio un leve salto para buscar de donde provenían, aquella bella mujer al parecer lo había estado escuchando. Le sonrío y con una apenada reverencia le agradeció* -Se lo agradezco, Eh?- *Pero se sorprendió aún más cuando el café comenzó a expandérse de su lugar* -E…Espere! Tenga cuidado con eso- *Al instante actuó.

Tomó sus cosas de limpieza, y después de que la mujer desperdiciara todos aquellos pañuelos, decidió arreglar el problema. Le sostuvo delicado de su muñeca para detener sus movimientos* -Yo me encargaré de los trozos rotos- *Le dijo educado, mostrándole una dulce sonrisa* -Sería una pena si sus bellas manos salieran lastimadas- *Concluyó por tomar los cristales que ella tenía y los que faltaban para así embolverlos en una pañoleta y colocarlos en su debido lugar. Regresó y se dispuso a dejar, por segunda vez, reluciente el mueble* -Listo, nada pasó aquí, aunque…Es una lástima que su taza se haya roto- *Le sonrío cálido y después recordó que la mujer le había escuchado, cosa que lo apenó y lo hiso hacer una reverencia ante ella* -Oh! Mis disculpas…Creí que estaba solo y yo…Yo simplemente me dejé llevar…No era mi intención invadir el aula- *Había pasado por muchas cosas, tantas que lo hacían comportarse de esa forma, una de ellas, el desprecio que le tenían por ser humano, era como si no tuviera derechos a disfrutar*    

*Había límites entre humanos y el resto de las razas. Claramente se sentía apenado por ser de los pocos que rompieran a ello, dejando fluir la situación y solo reparando a pedir disculpas, pero al parecer no era el único, la chica de cabellos rosados representaba en su totalidad una inmensa amabilidad. Se puso firme frente suyo y con una hermosa sonrisa brillante, ladeo su cabeza* -Es un gusto, Himeka Tsumura-chan, Natsuki D. Willer, su conserje tee hee- *Soltó una risilla suave. Comenzaba a entrar en confianza, algo muy normal por parte del rubio.

La emoción que expulsaba la chica animaba a cualquiera, eso estaba claro. Un alma viva de arte y bella. Pasó la mirada a la puerta de entrada, esperando que nadie más lo lograra ver. Así se acercó donde ella y el piano, escuchando las primeras notas de aquella canción* -Me honra saber que la misma profesora de música me pida un dueto. Bien, entonces no la defraudaré…- *Se acomodó las prendas escuchando el compás, esperando la nota de señal para poder repetir desde el inicio la linda melodía, solo que en esa ocasión no retuvo el volumen de su voz y dejo que naturalmente fluyera y se sintiera más que nada las palabras de la canción. Si, lo disfrutaba al máximo, y aun cuando le recordaba a su hermano gemelo, lo hacía sentir cada vez más seguro de sí mismo.

En cuanto terminaron, le regalo una amplia sonrisa para comenzar a aplaudir* - Simplemente Hime-chan toca espectacular el piano. Está claro que sus jóvenes alumnos deben disfrutar teniéndola como profesora- *Se acomoda sus gafas para mirarle fijamente con sus orbes esmeralda* -Estoy alagado de poder compartir esto con una persona tan talentosa, se lo agradezco- *Más ese “gracias” no solo era por la melodía, sino que también había aprovechado en usarlo por su bella actitud hacía él. En general, era la primera que no lo menospreciaba. Eso la hacía valer*      

-No, no solo es una canción. Fue el reflejo de nuestro gusto, una perfecta armonía. Hay que considerar más la música y agradecerle que esté con nosotros- *Dice educado sin el menor problema en el uso de sus palabras. Lo que pensaba lo decía. Este hombre era relativamente extraño y difícil de comprender en cuanto a lo que ocurría por su cabeza, más nunca le había importado y se expresaba a simple frente a todo el mundo.

Asintió con su cabeza calmado, en contestación a su interrogatorio. Más él se inmuto a preguntar por la raza de la mujer, no tenía por qué saberla, después de todo, eso no cambiaría lo bien que se estaba pasando el tiempo juntos. Lo divertido del momento, era lo atenta que era a su persona. Aceptó su taza con cortesía mirando el líquido en su interior, justo antes de pasar su atención nuevamente a la mujer* -Sabes, esto que haces conmigo es bastante peculiar- *Su voz sonaba dulce sin dejar de mostrarle su sonrisa. Aceptó uno de los dulces que le ofrecía dejando escapar una leve risilla* -Y si te soy sincero…- *Probó el dulce sorprendido por su dulzor* -Eres la primera persona en la isla que me mira de esa forma, es  igual que este pequeño- *Le muestra el dulce. Quiso hacer una mejor comparación, pero solo atinó a reír suave.  

El ser educado y una persona que atendía a los demás, estaba en él desde siempre, eran muy raros los momentos en los que se ponía violento o desagradable, después de todo, sabía perfectamente lo que pasaba con eso y no quería lastimar a nadie, pero tampoco quería meter en problemas a más personas por culpa de sus actos*

*No puedo haber pedido mejor persona con la que encontrarse en ese momento, que la señorita con la que estaba hablando. Era cálida y sabía tener un buen trato hacia su persona, un ser que realmente valía la pena admirar. Más con sus palabras, dedujo al instante su forma de actuar. No pudo evitarlo, pero una leve risilla salió de sus labios, cosa que lo hizo girar un poco su mirada cubriendo parte de su rostro con el dorso de su mano* -Lo lamento, jeje, pero es que me parece que no soy el único agradable aquí, Patita-chan- *Ladeo divertido su cabeza sin hacer desaparecer su dulce sonrisa.

Sopló ligero para dejar que el humo del café bailara antes de darle uno que otro trago, claramente, sin perder su atención de la dulce presencia de la maestra de música, como ahora era vista. Le negó a su cuestionamiento sin alejar la taza de café de su rostro, mirando aquel obscuro líquido* -Si le dijera que nunca lo pensé, le estaría mintiendo- *Volvió a beber de su taza, esta vez ingiriendo un poco más para dejarlo reposar sobre la mesa antes de proseguir con su respuesta* -Más tampoco lo quise de verdad. Se ve muy bien con el cabello atado, deja lucir aún más su rostro-

*Se estiró estiro un poco permitiendo que sus músculos se relajaran, después de todo, cada día era la misma rutina que comenzaba a tempranas horas. Su mirada se perdió por un momento en un punto del techo pensando en cómo dejarse entender a sus palabras, concluyendo por chocar su visión con la contraría. Lo había recordado, el por qué de no haberse especializado en la música* -Yo solo aprendí a afinarme gracias a mi hermano. Desde niños quería que nos hiciéramos famosos juntos, que pudiéramos demostrar la belleza de la música a todas las personas. Por él entré a clases de música, más ese sueño no era el mío, sino de él- *Le explicó calmado, divertido por recordar esos días de su juventud en la que su gemelo lo torturaba día y noche porque se aprendiera alguna nota, su volumen y supiera la posición con el violín, era tan rudo, pero siempre tan atento a su persona* -Y tú, Hime-chan? ¿Por qué decidiste impartir clases aquí? Psicología y música son dos ramas de estudio algo separadas, pero al mismo tiempo unidas-  

Off: Tranquila, tranquila, todo a su tiempo -w- y en mi opinión está muy bien tu post
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*Era interesante escucharla, conocer respecto a ella y sus aventuras, como así lo llamaba, para llegar a donde estaba. Estaba tan centrado en sus palabras, que el líquido de la taza se fue resbalando por su garganta sin darse cuenta que en un momento próximo este ya estaría totalmente vacío* -Así que, la razón de estudiar psicología era para comprender lo que había más haya en los pensares de la persona. Eso es un instinto de ayuda, lo sabía? Y un muy grande gesto de su parte- *Concluyo su opinión. Después de todo había tenido que surcar toda la carrera de medicina, en la cual hubo un momento que la psicología se había hecho parte de sus materias y alguno de sus ex compañeros.

Le divertía pensar en el pasado, pero ahora debía dejarlo, al igual que la taza depositada en la mesa de trabajo. Elevó leve su mano y le negó con su cabeza* -Gracias, no suelo beber mucho café- *Confeso mientras pensaba en la respuesta a su anterior pregunta. Sabía el trato que él había recibido y que por lo general, otras personas también tuvieron que sufrir y soportar de diferentes maneras. Más con una amplia sonrisa le miró penetrante* -Sabiendo que eres una bella planta, no hay necesidad de marchitarse por un mal cuidado. Lo mejor es esforzarse por vivir y mostrarles a los demás tus más hermosos dotes. Tampoco el vivir cambiando de la manera negativa, porque siempre en cualquier profunda obscuridad, hay algo bueno que rescatar- *Se acerca a la contraria y le acaricia ligeramente su mejilla sin el menor temor en eso* -Además, para ellos “Los agresores” vernos débiles los hace fuertes, pero si no les permitimos dañarnos, y les mostramos una clara sonrisa, simplemente les dejarás a entender que no hay diferencia entre ellos y tu- *Le suelta para acomodarse las gafas ligeramente* -Aunque en veces hay varías cicatrices de los daños en batalla-

*Se dispuso a tener contacto un momento más con el rostro de la mujer. Con esa fría sensación podía reducir el listado de razas. Un hada de hielo, no, tampoco era muy factible, y además, tenía un muy buen olor como para ser un no vivo, Je, que torpe era, quizás si buscaba un espejo podría saber si realmente ella era un vampiro, sí, ese era la mejor respuesta. Después de todo el tiempo que se estuvo haciendo cargo de esos seres, ahora podía conocerlos mejor por varias de sus características, que día a día en esa isla lo sorprendían cada vez más* -Yo también pensaba que jamás podría hacerlo- *Señaló con una sonrisa juguetona antes de dejar su rostro. Aun cuando sonriera tanto, también había pasado por bajas increíbles, pero el mismo tiempo y su conciencia le hicieron rendirse a muchas cosas, por eso mismo, era la persona de ahora.

Después de soltar su lindo rostro se dispuso a tomar uno de los pequeños dulces y comerlo todo feliz, eso sí, adoraba las cosas como esas. Intentaba por ningún motivo dejar de mirarle, por educación y respeto a que hablaba, debía mostrar que le prestaba toda su atención, después de todo, ella le había regalado ese maravilloso tiempo juntos* -Me la has puesto difícil, Hime-chan- *Sonrío divertido, intentando ordenar sus pensamientos o al menos imaginarse en esa situación. Mmm…Se tomó de la barbilla pensante, era un poco torpe en cuanto a relaciones amorosas y ahora se daba cuenta que nunca tuvo ninguna* -Bueno, yo primeramente aceptaría a la persona con la que me case, puesto que seguramente sería alguien a quien realmente amaba como para hacer aquel justo trato, pero si las cosas no salieran como se esperaba y terminara equivocándome, tee hee, simplemente le desearía a mi pareja una mejor vida- *Era un poco vago en su respuesta, se le complicaba pensar cosas que nunca había vivido. Se ajustó las gafas y miró en dirección del piano* -Pero si llega esa nueva persona, en mi opinión simplemente me arriesgaría a conocerlo a formar algo con ella, aunque hay varias probabilidades futuras, Terminará siendo igual que mi anterior pareja? Es alguien a inicio y después otro? Pero si sigue amándome? Muchos dirían que lo mejor es tener cuidado y ver a fondo antes de actuar, pero para mi la vida es bastante corta, por eso mismo lo mejor es experimentar tantas veces pueda, un daño más no creo que me venga tan mal, pero eso sí- *Le vuelve a mirar para palmearle ligero la cabeza en un tierno gesto paternal* -A pesar de lo mal que tenga que vivir repetidas veces, nunca permitiría que mi ánimo decayera, lo mejor es seguir adelante- *Le sonríe tiernamente para darle un toque frente con frente antes de regresar a su lugar* -Aunque claro, es fácil decirlo, pero vivirlo es distinto-

*Soltarse de esa manera, desde una forma personalmente sentimental, era bastante común para su persona, y eso era porque para nada le incomodaba la contraria. Quizás con una persona no muy aceptada a sus ojos, sus palabras no hubieran sido del todo decoradas y se hubiera limitado, pero siempre permanecería su honestidad en el camino. Y lo que le alegraba era que su compañera pudiera aceptarlo* -Tee hee, que te puedo decir, trata como te gustaría ser tratado- *Se acomodó un poco el cabello para que no estorbara bastante en su rostro* -24, tengo 24 años, supongo que aun soy bastante joven jeje- *Ríe ligero. Se sentía de algún modo examinado por esa intensa pero brillante mirada que le brindaba la mujer, pero eso sí, no le incomodaba para nada, puesto que, aun cuando no lo pareciera él también la había estado registrando en su memoria.

Aquellos dulces podrían convertirse poco a poco en una de sus futuras adicciones ¿por qué? Eran tan buenos para su paladar que no presumirlos sería una perdida bastante grande. Aceptó uno más y lo disfrutó hasta el ultimó rasgo de dulzor. Pero no pudo negar un leve salto a causa de su pregunta siguiente. ¿Cuando fue la ultima vez que formalmente paseaba con alguien sin que fuera trabajo? ...Ni él mismo lo recordaba, porque incluso en su vieja vida, el hospital lo mantenía muy ocupado como para disfrutar algo de su vida social.
Una amplia sonrisa inocente se dibujo en su rostro, y como acto de reflejo, se abalanzó a ella con un cálido abrazo. De algún modo se sentía agradecido por su aceptación* -Sería todo un gusto aceptar la invitación de la linda Patita-chan- *Se separa tan solo un poco para poder mirarle de frente sin borrar aquella expresión cariñosa de su rostro* -Para ella estoy disponible cuando me necesita, solo tiene que llamarme, tee hee- *Se sentía tan emocionado que la alegría subió a su cabeza que sin pensarlo comenzó a danzar ligeramente con la chica en brazos*