Yogi's ID

Brought to life

Datos Generales

Edad real: 115 años, contando los 100 años en los que fue utilizado cuando era un muñeco de felpa.

Orientación Sexual: Pansexual

Año Educacional: Universitario

Sello: Impreso en un brazalete que lleva en la muñeca izquierda

Oficio: Jardinero

Descripción Física

Muñeco: En su forma muñeco de felpa, su apariencia es la de una especie de gato amarillo regordete, con largas pestañas y un par de pequeños cuernos sobre su cabeza. No pasa de los 60 centímetros de altura y es definitivamente más liviano de lo que parece.
Sobre sus hombros lleva un pañuelo a modo de escharpe afirmado con un broche circular y en la oreja izquierda un listón que poco ayuda a darle un aspecto un poco más masculino.



Normal: Si se le preguntara a cualquiera por la apariencia de Yogi, probablemente lo primero que mencionarían sería su alocado cabello rubio, el cual al ser ondulado, apunta torpemente en todas direcciones. Algunos podrían, sin embargo, mencionar sus ojos color violeta, si es que lo han visto suficientemente cerca. Esas, sin contar el parche que lleva sobre su mejilla izquierda, son las dos cualidades que más resaltan en el chico. Y bueno, tal vez su sonrisa, puesto que la lleva plasmada en su cara 24/7... salvo que esté haciendo algún puchero.
Con 1.81 de altura, su cuerpo se mantiene en buen estado. Su contextura es delgada pero no alcanza a estar ni cerca de lo que se refiere a "marcado".

Sobre sus gustos a la hora de vestir, "sobriedad" es una palabra que no figura en su diccionario. Gusta de la ropa colorida y vistosa, si tiene algún detalle extravagante mejor, y si además es cómoda 10/10 que terminará en su guardarropa. Por lo mismo se siente un tanto incómodo usando el uniforme del instituto, tan igual a los demás y tan poco alegre. Sin contar que lo considera un tanto incómodo, al estar más acostumbrado a la ropa holgada, siente que si se abrocha la camisa correctamente probablemente se asfixiará, por lo que no es de sorprenderse al verlo con la camisa fuera del pantalón y arremangada en los brazos o la corbata ajustada a medias si es que no de lleno perdida.

Descripción Psicológica

Yogi es, en pocas palabras, un niño atrapado en el cuerpo de un adulto. Hay una diferencia importante entre ser "como un niño" a ser "infantil" y Yogi es definitivamente como un niño. Alegre, amable y afectuoso, un tanto excéntrico, siempre con una brillante disposición y cero respeto por el espacio personal. Es del tipo de persona que abrazará a sus amigos sin motivo alguno y llorará a la menor muestra de rechazo. Es, de hecho, de lágrima fácil y sus sentimientos son muy fáciles de herir, por lo que hay que tener cuidado.
Su personalidad se debe básicamente al hecho de haber vivido 100 años pasando por las manos de diferentes niños, rodeado de risas, juegos y un entorno alegre en general. Tanta felicidad y energía invertida sólo podían resultar en una personalidad chispeante. Brillante para algunos, molesta para otros.

En su época de objeto, sus dueños gustaban de jugar al aire libre, merendar en una manta sobre el pasto, o salir a explorar (aunque nunca les dejaran salir más allá de los jardines) llevando siempre a Yogi con ellos. Por ello la relación del chico con la naturaleza se convirtió en algo especial, siendo ésta una de las pocas cosas que puede relajarle del todo. Se preocupa mucho por ella y siempre que puede se encarga de ayudarla (ambientalist freak on sight).

No es muy partidario de la violencia. Por lo general tratará de resolver cualquier tipo de enfrentamiento mediante el dialogo y los acuerdos. Sin embargo, tampoco le gustan las injusticias. Su sentido de paz y su sentido de justicia por lo general tienden a chocar haciendo que le sea difícil tomar decisiones rápidas ante alguna muestra de hostilidad.

Su sentido de paz queda completamente inhabilitado si sus amigos y seres queridos se encuentran en problemas.

Bajo ésta misma circunstancia es cuando se puede ver al generalmente tranquilo y amable Yogi verdaderamente enojado.  

Historia

La existencia de Yogi comenzó mucho antes que su vida. Creado por un fabricante de muñecos de peluche, fue bautizado como "Nyanperona" y puesto en la vitrina de su tienda donde duró en exhibición al rededor de cinco días. Una mujer que estaba por dar a luz a su primer hijo pensó que el peculiar diseño del muñeco era fascinante y le pidió a su marido que lo comprara para su futuro hijo. Riendo del extravagante gusto de su esposa, el hombre compró a Nyanperona de buena gana y lo llevaron con ellos a su hogar.
El niño nació poco después, adoptando al muñeco de felpa como su mejor amigo desde el momento que intentó sacarle la nariz con sus mandíbulas aún sin dientes. Conforme el niño iba creciendo, más apego iba sintiendo por el muñeco, por ende también comenzaba a cuidarlo más. Si se ensuciaba, lo lavaba de inmediato. Si se rompía en alguna parte, se lo llevaría a su madre para que lo zurciera de vuelta. Ambas cosas pasaban bastante a menudo, pues el lugar favorito del niño para jugar eran los jardines, y su compañía favorita, Nyanperona. Nunca, en todos los años que el muñeco acompañó a su dueño hubo un día sin risas ni juegos.
Incluso cuando el niño hubo crecido mantuvo al muñeco con él, ya no había tantos juegos ni diversión, pero si seguía recibiendo grandes cantidades de cariño. Hasta el día en que su dueño formó una familia propia. Entonces Nyanperona pasó a las manos de su hijo. Los años de risas y juegos habían vuelto y la misma historia se repitió por exactamente cuatro generaciones. Su cuarto dueño, sin embargo, apenas hubo crecido lo suficiente cogió todos sus juguetes y demás cosas que consideraba "Infantiles" y las guardó en el ático hasta que tuviese hijos propios a quienes heredarlos. Nyanperona incluido.

Pero a pesar de ser abandonado en ese oscuro lugar, todo el cariño, la diversión y la alegría que estuvo recibiendo durante su existencia, llevó a que el muñeco cobrara vida y finalmente adquiriera una apariencia humana.

Sus años por venir fueron brillantes. Luego de un par de días de vagar por las calles fue acogido en un orfanato (No podía ser que un niño de tan sólo 5 años viviera sólo en la calle) hasta el día de su ingreso a Jikan. Pero Nyamperona, quién había adoptado el nombre de Yogi en su nueva vida, nunca se desanimó. En el orfanato podía jugar y reír todos los días con los demás niños, las personas que mantenían el establecimiento se mostraban amables y cariñosas. Recordaba con cariño a aquellas personas que habían invertido su amor en él durante los pasados 100 años, pero ahora era su turno de vivir.

Cuando no estaba jugando con los otros niños, Yogi se dedicaba a relajarse en el jardín. No que no estuviese en el jardín todo el día de por sí, se lo podía ver con los demás trepando árboles, rodando en el pasto o corriendo por todas partes, pero cuando el rubio decidía compartir un momento con la naturaleza; era algo especial, algo que debía hacer solo.
Era en esos momentos de soledad que se dedicaba a practicar las habilidades que hacía un tiempo había descubierto que poseía. Conversaba con las flores, ayudaba algunos brotes a crecer o le echaba una mano al jardinero cada vez que podía. Claramente manteniendo todo en secreto. Sabía de sobra que no todos tenían ese tipo de habilidades y que revelarlo podía causar problemas.

Pasaron los años y se acercaba el tiempo de que Yogi tuviese que abandonar el orfanato. Con sólo 14 años no sabía que hacer de su vida hasta que un extraño hombre en un abrigo negro le habló de Jikan Highschool, explicándole que lo habitaban seres "diferentes" como él, captando su interés al instante.
En lo que quedaba del año, Yogi consiguió un pequeño trabajo, estudió e hizo todo a su alcance para poder ingresar a dicho instituto. Así fue como a sus quince años llegó a Jikan.

Ingresó a la casa de Nymphart, ¿por qué? simple intuición, supone. Mas, hasta hoy no se arrepiente de esa decisión pues la mascota que le designaron en dicha casa es ahora uno de los elementos más importantes en su vida: Un zorro al que bautizó con el nombre de "Phae".

Phae:

Extras

Gustos:

• ¡Los dulces! Chocolates y barras de caramelo encabezando la lista como sus favoritos.
  
• La naturaleza en general, pero la belleza de las flores siempre ha logrado llamarle la atención de sobremanera.
  
• Los colores vistosos.
  
• La gente divertida.
  

Disgustos:

• Las batallas.
  
• La comida muy picante o con demasiados vegetales en ella. Si, también le tiene muchísimo afecto a los animales, pero hay que comprender que su relación con la madre tierra es más estrecha. (?)
  
• El Uniforme.
  

Poderes:

• Puede volver a transformarse a su antojo en el objeto que solía ser. En su caso, un animal de peluche de apariencia un tanto... peculiar.
  
• Debido a ciertas circunstancias durante su vida de 'objeto', desarrolló una habilidad que le permite comunicarse con la vegetación además de ayudarles a crecer a su antojo. Por lo mismo puede usar esa habilidad para hacer crecer enredaderas con espinas y refugiarse en ellas para defenderse o con éstas formar un par de espadas de esgrima para atacar si la situación lo amerita.
  

Debilidades:

• En su forma de muñeco de felpa puede moverse y observar, mas no hablar. Sin contar que es una habilidad más bien inútil.
  
• Refugiarse en las enredaderas consume energía sólo al momento de hacerlas crecer, pero atacar requiere de tanta de su energía que al final termina siendo un knock out también para él, por lo que sólo ataca cuando es estrictamente necesario. Sin contar que si se descuida (lo cual tiende a pasar) puede terminar siendo herido por sus propias espinas.
  [Defenderse: Al menos cuatro posts siempre y cuando no necesite ir reforzando su "escudo". Atacar: Sólo una vez.]
  

Procedencia: Yogi - Karneval