Búsqueda profunda

De pequeño, nació en un pequeño pueblo, viviendo con sus padres y, posteriormente, con su hermana pequeña al cumplir su primer año. A los 10 años, Law descubrió la oscura historia de su familia por parte de padre: los Shinigami. Cuando toda la familia fue asaltada por ladrones, los padres de Law mueren al intentar protegerlos y sus poderes de Shinigami salen a la luz, permitiéndole cobrar venganza y mandar las almas de los ladrones junto a Yama para ser juzgados, pero se da cuenta de que no puede devolver a la vida a sus padres, por lo que deja a su hermana en un orfanato y decide viajar por su cuenta para acabar con el mal del mundo.

Cuando Law cumple ya los 13 años, escucha rumores sobre una academia a la que acuden multitud de criaturas de distintas partes, pero hace caso omiso hasta que a los 16 años se encuentra con una invitación para entrar en la academia, encontrando algunas cosas de lo más interesantes, aceptando al final ingresar en la academia. Cuando llega, se dirige a su habitación y allí se encuentra con su mascota, la cual decide cuidar después de planteárselo un tiempo, ya que le interesaba ver como se las manejaba con una, llamándola al final Kario. Al pasar un tiempo en la academia, descubre que su hermana fue transferida a la academia y se obsesiona con encontrarla, a pesar de no recordarla muy bien, ya que no la vio desde que era un bebé.

Como todos, Sasara nació como una humana, pero, por alguna razón, no tuvo ni la oportunidad de poder ver el exterior del útero de su madre antes de morir. Por alguna razón, un nigromante que pasaba por allí la recogió y comenzó a experimentar con ella hasta darle vida. Al principio, Sasara estaba completamente asustada al no saber lo que ocurría, por lo que se mantenía completamente callada mientras viajaba con el nigromante por otros lugares y veía como experimentaba con otros más, sintiendo cada vez más y más curiosidad por el nigromante. Tras pasar varios años con él, Sasara decidió comenzar a dirigirle la palabra, dándose cuenta de que él nigromante no era una mala persona y que no nos deseaba ningún mal a los Vígaros que él creaba.

Tras viajar mucho, el nigromante se instaló en un pequeño pueblo donde continuó con sus experimentos. Por primera vez, el nigromante le mandó su primer recado, el cual consistía en ir a comprar varias cosas al pueblo. Al hacerlo, Sasara conoció a varias personas del pueblo, algunas más jóvenes y otros de la misma edad que Sasara, llegando a hacerse amigos de todos ellos. Un día, Sasara decide contarles que ella en realidad era una Vígara y, tras hacerlo, comprendió el por qué de todas las veces que el nigromante les había recordado que nunca mencionaran su verdadero ser: la gente se aterrorizó y, lo último que recordó de aquél fatídico día, era la mansión, en la que había estado viviendo, ardiendo por todos lados y, en su interior, todos los Vígaros huyendo lejos de aquél lugar, excepto Sasara, que se mantenía al lado del ya medio-muerto nigromante, el cual la miraba con una sonrisa y una mirada triste antes de decirle: Lo que está, está vivo, y lo que está muerto, está muerto. Aún si es así, yo encuentro ambas cosas interesantes y atractivas. Por eso... quiero que te quedes con uno de mis ojos, para que así puedas ''ver'' mejor el momento adecuado para mostrarte tal y como eres. Tras escuchar sus palabras, Sasara vio como expiraba su último aliento, provocando que ella comenzara a gritar de forma desconsolada durante un largo tiempo, ignorando las llamas que la iban rodeando y quemando poco a poco, como si no estuvieran allí.

¿Fue un sueño?, fue lo primero que pensó Sasara al recuperar la consciencia y, lentamente, abrir los ojo y encontrarse entre los restos de la mansión y, al abrir su mano derecha, encontró uno de los ojos del nigromante. Tras guardarlo, Sasara se alejó de aquel pueblo sin volver la mirada atrás, avanzando sin rumbo hacia algún lugar donde pudiera descubrir cuál sería su destino.

Tras viajar un largo tiempo, Sasara se despertó una mañana con una carta en sus manos. Al leer el contenido, se quedó realmente sorprendida al ver que había sido invitada a la Academia Jinkan, aún sin conocerla siquiera. La idea al principio le dio miedo, tanto que destruyó esa carta para no volver a pensar en ello pero, a medida que pasaban las horas, comenzó a pensar más detenidamente en ello, encontrándose días después en un barco que llevaba a otras más personas hacia Jinkan.

Al llegar a Jinkan, se dirigió al sitio más cercano con información para enterarse un poco de lo que había, descubriendo que, de las casas que había, ella pertenecía a Haradrim. Al saberlo, se fue al edificio de la casa para ver su habitación, asustándose bastante al encontrarse con una serpiente pequeña sobre la cama, la cual tenía al lado una tarjeta que decía: Bienvenida. A partir de hoy, seré tu mascota.