Conociendo ~ ( Priv. Kashiwazaki Sena )

-El cielo. Aquella hermosa extensión que todos los días observaba con cierto recelo parecía estar cubierto por una pequeña capa de nubes blancas como la nieve y esponjosas cual algodón de azúcar, pero siempre, dejando espacios para poder contemplar aquel color aguamarina con detalles dorados gracias a los rayos solares, que buscaban no verse opacados por ninguna razón. ¿Acaso nuestro hermoso astro se encontraba celoso de aquellas traviesas nubes?. Aquel cuestionamiento lo había tenido un par de veces en la mente una hermosa doncella, de cabellera rubia y disgregada, ojos grandes y celestes que irradiaban luz, casi del mismo modo que su rostro, solo que este ultimo al ser de facciones bastante finas se mostraba un tanto elegante. No obstante, aquel día, la sonrisa que en el rostro de la hermosa mujer se solía ver todos los días, parecía haber desaparecido.

Sus labios se encontraban formando una línea recta mientras sostenía entre sustos unos largos y delgados palillos de cobertura salada y chocolatosa al mismo tiempo- Uhm~ -El silencio reinaba en aquel lugar. Sena, una importante modelo, reconocida internacionalmente, ahora se encontraba sometida a una estúpida academia, la cual era bastante tediosa en varios sentidos. Necesitaba salir. Sus grandes y blancas alas con las cuales solía llegar hasta las ramas más altas de los arboles, como este había sido el caso, quizás con algo de suerte le permitirían algún día abandonar aquella isla. Deseaba ir a la tumba de su madre, sin embargo, si no salía pronto, quizás, no podría llegar para el aniversario de su muerte.

“Crack…”, repentinamente, ante aquel pensamiento, el ahora un poco más pequeño palillo de chocolate, al ser ejercida un poco mas de presión sobre un punto, termino cayendo, claro estaba, la rubia no se daría el lujo de desperdiciarlo por lo que una vez comenzó a caer, ágilmente lo tomo entre sus dedos para así, tras mascar el contenido anterior, llevarlo de nuevo a sus labios y dejarlo estático mientras el propio palillo de galleta se consumía- Como un día tan lindo, puede ser tan aburrido… –El trino de los pájaros, en aquel momento ya no eran suficiente para la hermosa mujer que, suavemente incorporo su cuerpo sobre una de las ramas más altas de un inmenso árbol que, altivo, resaltaba entre todos los demás, al dar sombra a varias bancas cercanas, y a vario terreno de tierra cubierto por aquel hermoso césped tan verte que parecía haber sido pintado a mano; Una vez de pie, las manos de la hermosa mujer se entrelazaron desde sus dedos para así, lleva ambos brazos hacia el cielo, justo a la par mientras se estiraba- Tsk…tengo un poco de sed, estúpidos pockys –Frunciendo apenas un poco el ceño, busco mostrar su inconformidad hacia aquel dulce de sabor tan peculiar y atrapante. Todo mientras dirigía aquel par de luceros hacia el piso. Nadie se veía, o al menos no a simple vista. Era su oportunidad.

Su diestra, que ahora ya había soltado su izquierda, se dirigió hacia un pequeño maletín color azul claro de detalles dorados como el mismísimo oro, para así, tras sostenerlo bien, tomar una pequeña correa, la cual paso por sus hombros, hasta su cintura, justo del otro lado del amarre anterior, necesitaba afianzarla bien para su siguiente movimiento; Tras una última vista al suelo, y al haber confirmado que al menos no había mucha gente cerca. De la espalda de la joven comenzaron a aparecer un par de alas, blancas y puras como el cristal y tan finas como la seda- Despeguen~ –Sin poder contener una pequeña sonrisa, la fémina se tiro de lleno al vacio, no obstante. Una vez su cuerpo se encontró cerca del suelo, sus alas comenzaron a moverse, de manera lenta y relajada, para acortar el viento y por fin quedar a salvo contra el suelo. Con lo que no contaba era con los movimientos exagerados de su uniforme contra el viento que, había hecho que este último se levantara un poco. Al instante. Con un rubor intenso sobre sus pómulos, comenzó a acomodar con rapidez las telas- Espero no me hayan visto… –Susurro para sí, antes de encogerse un poco de hombros. Debía tranquilizarse. No ganaría nada si ahora perdía la cordura, en especial pues debía mantener aquel porte elegante de siempre.

Tras un ligero movimiento de su diestra, sus alas volvieron a desaparecer. Ya no eran de utilidad en aquel momento, ahora lo que necesitaba era ir a buscar una bebida que pudiese sacarle un poco el sabor a chocolate de aquellos labios que parecían pintados a mano, con un cincel- Uhm?... –Una vez aquellos grandes orbes azules caparon la presencia cercana de un joven, de estatura promedio, cabello oscuro y alborotado, tuvo una mejor idea. ¿Por qué tendría que ir ella si podía encargárselo a alguien más?. Por lo mismo, su paso lento y pausado comenzó a guiarla hacia aquel joven que aun recostado se encontraba- Disculpa.. –Articulo la rubia con cierto toque arrogante- Podrías darme espacio, las damas necesitan sentarse… –Musito, esta vez sonriéndole con un toque dulce y divertido. Solo era cuestión de tiempo. Un par de movimientos mas y aquel joven, al igual que todos caerían ante los encantos de la rubia, y así, no podría negarse a servirle. El plan maestro, estaba comenzando-