♣El viejo reloj || Priv.

♣ The old clock ♣

Silencio. Eso era lo que se escuchaba por los pasillos de aquella academia, un gran y resonante silencio. Si podríamos diferenciar los silencios en escalas, quizás aquél podría ser el tercero, si, un silencio triple. El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubieran alumnos por los pasillos ellos habrían destruido el silencio con sus anécdotas, si el viento hubiera soplado este habría hecho que un ligero siseo se escuchara... si hubiera habido música... pero claro que no había música, de hecho, no había nada de estas cosas y por ello residía el silencio, un silencio triple. Erika no quería ser la primera en destruir aquél silencio y por ello se movía con sigilo por aquellos pasillos, aunque su usual sonrisa siguiera presente en sus labios y su cabello ondeara a su espalda tras cada paso. ¿Por qué no había nadie por los pasillos? Se preguntarán. La cuestión era simple y no, no era un día festivo. Tan solo había terminado todo lo que debía hacer antes de muchos otros alumnos, la hora siguiente no había clase y otro profesor había acudido a ella: "Entréguele esto al profesor Staz, por favor". Palabras tan simples y un suave gesto de cortesía por parte del profesor hizo que la pelirrubia se levantara y decidiera ir en busca del dichoso profesor.

La carta que le habían encomendado otorgar al profesor seguía bien sujeto entre sus manos quienes no tardaron por apoyarlo a su pecho en busca de una forma más cómoda de llevarlo. Los ventanales comenzaron a pasar de forma desapercibida a su lado mientras continuaba su andar al frente. Los árboles ondeaban fuera aunque no se escuchara el viento soplar. Su mente lentamente fue pasando por muchas cosas: Chikage quien seguramente estaría durmiendo bajo el sol del hermoso día, su rey quien seguramente aun no había abierto sus ojos, la gente de aquél reino que tan amablemente la habían tratado desde un principio. Su corazón, se lleno de un cálido sentimiento que de inmediato comenzó a amar. Tan solo debía de encontrar la cura para poder hacer que todo volviera a la normalidad... ¡Entonces volvería y reiría de nuevo junto a los demás!. Parpadeó al escuchar un repentino grito, palabras en voz alta provenientes de una clase... Un profesor se había molestado al parecer, aunque de cierta forma aquello no era nada nuevo. Más importante, el silencio triple había sido destruido. —Adiós, Silencio...— Susurró al volver a emprender sus pasos.

En cuanto llegó a la sala principal observó a su alrededor, llenos de sofás aparentemente cómodos, con revistas y mesitas por cada lado. Su sonrisa se ensanchó, parecía ser que a parte de una academia aquella institución parecía ser una gran casa con salón principal. Sus ojos se posaron en las pocas personas que habían allí... recordando solo en el último momento que ella nunca antes había visto al tal profesor Staz. Suspiró, no le quedaba más que preguntar y fue por eso mismo que se acercó a un señor y tras una sonrisa amigable terminó por hablar. —Lamento molestarla... ¿Conoce usted al profesor Staz?— Pronunció su pregunta con amabilidad y una suave sonrisa en sus labios mientras se inclinaba un poco hacia delante, ladeando su rostro en un gesto inocente. Por un momento llegó a escuchar el "tik, tak" del reloj de pared aunque pronto fue ignorado por la rubia muchacha que fijó sus azulados ojos en los ajenos.

Había por fin terminado la jornada laboral del día. Era bastante agotador hacer clases y que los alumnos, perdón, estudiantes, no me gustaba llamarlos alumnos, no se tomarán seriamente el curso que quizás en un futuro podría ayudarles bastante, no solamente porque les entregaba la mirada sistemática que se necesita para abstraer los análisis de cualquier tipo de situación sino que además les permitían mirar más espectros y jugar con aquellas situaciones donde hay muchas cosas que influencian sus decisiones del diario vivir. Inmediatamente al salir de la sala de clases, me dirigí rápidamente a mi habitación para cambiarme de la ropa formal que no me gustaba usar mucho, me sentía incómodo, sin embargo, tenía que usarla para trabajar, en fin.

Cuando al fin logré cambiarme de ropa, debido a que me había envuelto en la lectura de mi manga y con eso, estuve varios minutos sin hacer nada, decidí salir de mi habitación para dar un recorrido a las instalaciones que ofrecía esta escuela. Por dónde partir, era la pregunta que rondaba en mi cabeza una y otra vez, sin poder decidir, caminé derecho sin un rumbo fijo para llegar a una sala bastante grande. Había muchísima gente y como era de costumbre me gustaba, pasar desapercibido al terminar la jornada para así descansar y relajarme, fuera de mi habitación, leyendo mis mangas. Encontré un sillón lo bastante cómodo como para estirarme y comenzar a leer relajadamente, claro que eso duró menos de 5 minutos, debido a que algo me interrumpió bruscamente.

Escuché a una alumna preguntar por mí a una de las encargadas del lugar, por dentro de mi cabeza se escuchaban mis pensamientos que decían “Por qué????!!!!!! No puede ser, mi preciado momento!!! T_T”, aunque en mi exterior simulaba como si estuviese leyendo de lo más tranquilo. Di vuelta mi mirada para ver quién preguntaba por mí, entonces pude ver bien quién era.
Era una alumna rubia que se veía bastante pequeña, podría apostar que estaba en primer año o con suerte en segundo, no podía definirlo completamente, sin embargo, no era más grande que eso. La encargada del lugar se puso completamente pensativa un rato y luego decidió contestarle a la alumna.

-El profesor Staz? Si, lo conozco pero es difícil reconocerlo cuando terminan las clases, parece sinceramente un alumno más, como uno universitario, probablemente puede estar leyendo un manga, espero poder haberte ayudado con esa pequeña descripción-

Al terminar de escuchar eso, decidí levantarme y caminar a la salida del lugar, sin embargo la encargada soltó un pequeño grito al verme.

-Es esa persona que está saliendo del salón-

Decía apuntándome con su dedo índice, a lo que me petrificó completamente un momento, para luego de lograr salir de aquel estado de shock destapar mi rostro de aquel manga y mirar a la alumna.

-C-creo que te equivocas, yo no soy Staz, solamente soy un alumno más, no conozco a ese profesor lo siento-

Conteste con la seguridad de que no se habrían dado cuenta de la verdad, a lo que la encargada suspiró y me mostró una foto mía.

-Sí es usted-

Suspiré y admití la verdad.

Sonrió con cierta diversión ante las palabras de aquella señora, era realmente peculiar la existencia de un profesor como ello, mas aun ella estaba bien acostumbrada con aquellos seres que escapaban de la normalidad, para empezar ella misma era la excepción de "lo normal" y quien hubiera visto su rey, entendería que también era una de esas excepciones. Por ende no terminó por sorprenderse realmente, mas sino se divirtió con las palabras ajenas, aunque por pura cortesía no demostró aquello y simplemente permaneció con su sonrisa bien adornada y sellada en sus labios. Ambas manos se juntaron detrás de su espalda, balanceando su cuerpo a un lado y otro. —Es suficiente, muchas gracias por su ayuda— En definitiva debía de ser simple encontrarlo, no todos los alumnos pasaban su día leyendo manga, aunque de estudiantes universitarios habían bastantes.

En el momento de dar un paso atrás escuchó una vez más la voz ajena, parpadeó observando hacia la puerta y ladeó con inocencia su rostro. ¿Por qué un profesor debería de intentar escaparse? No entendía aquél concepto, siempre le habían dicho llevar a cabo su deber como era debido, porque era su misión... porque solo ella podía llevarla a cabo, porque no quería causarle problemas a Adler. Levantó una mano hacia sus labios, ocultando una sutil risa que escapó de ellos al ver la foto enseñada. —Usted va muy preparada, señorita. Muchas gracias por su ayuda— Entrecerró sus ojos y sonrió con amabilidad a la encargada antes de emprender sus pasos hacia el frente, en dirección al profesor que solo instantes atrás había intentado escabullirse.

De hecho Erika no era el tipo de persona que aparentara seriedad, de hecho siquiera lo era... aquella palabra se había alejado de ella en cuanto aquellas inocentes palabras le fueron otorgadas por el rey de su ciudad. "La sonrisa es la mejor medicina. Con tu sonrisa ya sanaste mi corazón" Para alguien que desconocía que era la alegría, escuchar eso la había hecho sonreír, la había hecho sonreír hasta ese momento cuando caminaba hacia el Staz con una sutil sonrisa en sus labios. —Sensei ¿Por qué no asume su responsabilidad?— Lejos de un reprocho sus palabras sonaban calmas y amables. Paró pocos pasos antes de llegar ante el superior y le sonrió. —Mi nombre es Erika Flowright, soy alumna de segundo año... y encargada de entregarle una carta ¿La quiere?— Un repentino sentimiento de melancolía la asaltó por mucho que no desvió ni cambió su mirada. Ella no podía volver a casa como todos los demás... ¡Aunque lo haría!.

Suspiré un momento para luego quitarme la cara larga que tenía. Pensar que mi preciado momento de lectura era interrumpido por una maldita carta, era una pesadilla, si eso debe ser, una pesadilla y nada más. Veía como la alumna pelirrubia se acercaba con una sutil sonrisa en sus labios, lo cual, no me hizo alegrarme por nada del mundo. Mi preciado momento, mi descanso había terminado de un minuto a otro, había avanzado re poco o nada de la lectura por intentar escapar y fui descubierto.
Me quedé mirándola un rato mientras venía hacia mí, diciéndome que me escapaba de mi responsabilidad, quizás tenía razón, aunque a qué responsabilidad se refería? Acaso había hecho algo ilegal sin darme cuenta?? Y si no me había dado cuenta de que habíamos hecho algo y ahora resultaba ser papá? P-pero no conocía a esa joven estudiante era imposible… si eso era… imposible…. Ella se acercó lentamente y se detuvo justo al frente mío, presentándose, eso descartaba cualquier hipótesis posible sobre lo que estaba pensando anteriormente, pero en los mangas siempre pasan estas cosas, y si acaso estaba locamente enamorada de mi… no… esto no era un manga… pero eso ocurría y bastante seguido… tomé mis manos y tapé mi rostro mientras aquellos pensamientos iban y venían en mi mente una y otra vez, sudaba, me ponía nervioso.

Cuando me dijo que me venía a entregar una carta, volví en mi más relajado y tomando aquel sobre, me dirigí a abrirlo, no podían ser malas noticias, quizás simplemente era para ver dónde sería enviado el dinero que conseguiría con este trabajo y eso significaría mangas y mas mangas en mis estanterías, lo cual me alegraría bastante, pero tenía que trabajar, pero eran mangas, no podía perderme los mangas que se estrenaban este mes… sí, tenía que comprar los mangas que vinieran con aquel dinero que me pagarían.

Al abrir el sobre y leerlo, todas mis emociones felices se fueron al suelo… simplemente era una carta de bienvenida de parte del director, qué desperdicio… devuélvanme mis minutos de felicidad y utopía!!!!!, aunque pensándolo bien, estaba haciendo mucho show frente a una alumna que seguramente perdería todo el respeto hacia mí después de esto.

-Así que te llamas Erika no?? Escucha, no viste nada de lo anterior ok? Simplemente fue tu imaginación engañándote, una ilusión… sí eso… una ilusión nada más, cualquier cosa fuera de la normalidad vista anteriormente fue un engaño mental… está claro?

La decía a aquella alumna más nervioso que antes, después de todo, quedaban muchos días de trabajo y no podía perder el respeto tan rápido, además, mañana tenía que hacer clase en ese año y ya había empezado mal.

Interesante. Sin duda alguna aquél profesor era peculiar, distinto a los serios profesores que no hacen más que preocuparse, aparentemente Staz amaba los mangas, al menos, ese debía de ser el motivo por el cual siempre andaba leyendo uno, según la encargada a quien había preguntado. Aun así ella siguió allí, con ambas manos detrás de su espalda observando fijamente al profesor y sus acciones. Realmente no había motivo para ello, simplemente, no tenía opción que observarle, pues todo lo que había en aquella sala le parecía sumamente aburrido, tanto los alumnos que seguían intentando cotillear como aquellos que gritaban y reían sin preocuparse por sus coetáneos. Sin duda alguna, Erika no era el típico de chica que mostraría sus ideas a todos los presentes. Pues aquellos que realmente la conocían y eran pocos, sabían que ella realmente poseía una mentirosa sonrisa, de por si, aquella ángel caído era una perfecta actriz.

Aunque su mirada siguió fija en el profesor ante él, su mente comenzó a vagar, a recordar lugares y momentos que prefirió sobre-escribir a recuerdos mucho más tristes y oscuros. Aquellas risas constantes en compañía de su rey, aquellos cuentos que solo él era capaz de explicar... incluso aquel muchacho, que tan frío parecía ser pero que realmente era todo un encanto. Recordar todo aquello y sucesivamente pensar que nada ya le quedaba de todas sus memorias más que eso mismo: meras memorias postradas en su cabeza. No paraba de molestarle, era un dolor tan fuerte, y tan dulce al mismo tiempo... pero no, ella no era ninguna masoquista, tan solo... estaba agradecida que tras aquél tiempo de constante dolor, hubiera conocido a alguien capaz de entenderla, de no temerla por ser... por ser lo que era. La muchacha dio unos pequeños pasos hacia atrás, voleando sobre su propio eje a paso lento, observando así curiosa cada rincón de aquella habitación... solo habían muchachos, estudiantes que desconocía. Suspiró... era molesto y aburrido.

Al volver a dar la frente a aquél sensei no pudo controlar aquél sentimiento de sorpresa, aunque simplemente abrió un poco más sus ojos y parpadeó. ¿Que pasaba allí? ¿Que debía de hacer? ¿Por qué motivo debería de olvidar?. —¿Por cuál motivo, sensei?— Preguntó con leve inocencia mientras ladeaba su faz hacia un costado, meneando así sus rubios cabellos en el movimiento. —No creo que sea correcto decir que vi una ilusión, no habría motivo para ver ese tipo de ilusión... Además, los poderes están prohibidos dentro del centro docente profesor, estoy segura de no poseer fiebre o la existencia de algún elemento químico que lleve a tener ilusiones.— Comentó con cierta seriedad, aunque en ningún momento su rostro dejó de sonreír en lo absoluto. Rara vez Eri se atinó a las normas cuando estuvo a cuidados del rey, mas en aquél momento no podía decir que no a esas normas, pues los que allí gobernaban no eran personas como su amable y sonriente rey.

Erika no quería olvidar todo mi show de aquel momento, lo cual me hacía ponerme más nervioso, por dentro los pensamientos iban y venían… iban y venían y decían Staz, bien hecho, llamaste la atención de alguien con tus normales actos de hiperactividad.

Traté de ponerme más serio esta vez, auqnue de verdad en mi cabeza me veía a mí mismo azotándome la cabeza contra un suelo imaginario gritando sin cesar… Tonto! Tonto! Tonto!! A la vez que un cabezazo pegaba en el suelo. Tocía de vez en cuando para recobrar la calma, sin embargo, la vergüenza de haber hecho esas cosas, me sobrepasaba a tal punto de hacer notar un pequeño sonrojo en mi pálida piel.

- T-t-tienes que olvidar, porque emmm… solamente olvida lo que viste si? Si tu no olvidas significa que recordaras esto, y si recuerdas esto, quizás no lo puedas olvidar… y si no lo haces significa que otros que hayan visto esto tampoco lo harán y por ende todos se acordaran.

Ok no estaba hablando absolutamente nada coherente, más bien qué estaba hablando? Ni yo mismo lo sabía, tenía que convencerla de olvidar aquel momento donde mis pensamientos me llevaron a actuar de tal manera. Siempre cometía el mismo error cada vez que conocía alguna persona, estúpido manga… siempre me hacías perder el sentido de la realidad, mi vida cada vez se parecía más y más a lo que había leído ahí, justamente era ese tipo de manga, quizás es por eso. No, no era por eso, simplemente había concentrado toda mi imaginación y estaba haciendo el tonto más de la cuenta y de lo que era acostumbrado.

- C-como sea, en qué año me dijiste que estabas? Te llamabas Erika no?

Staz Mental: Preguntas para cambiar de tema… bien Staz! Algo puedes hacer con eso

Mire nuevamente la carta que me había entregado la alumna… la di vuelta y miré el sobre, algo más debería haber ahí. No podía ser tan poco expresiva aquella nota para decir, Bienvenido profesor, espero disfrute haciendo su trabajo. O sea, la academia era gigante, tenía lo más top de lo top y un papel normal tamaño oficio doblado en tres diciendo Bienvenido… que clase de persona era ese director?!! La entrevista había sido casi poco personal, o sea, nunca vi al director y me estaba dando la bienvenida así? Qué le pasa!!!!!! Por lo menos podría presentarse personalmente y dar la bienvenida él!!!!! Me detuve después de aquellos pensamientos para no volver a hacer otro show innecesario y volví a mirar a la chica rubia.

- Dime algo, qué te parece la academia? Estas a gusto aquí verdad? A todo esto… yo le he hecho clases a ese año? Creo que no verdad? Qué asignaturas te gusta?

Staz Mental: Ok… otra vez preguntas sin sentido…. Bakka….

- Disculpame Erika, creo que perdí un poco de realidad por estar concentrado en el manga que estaba leyendo. Me presento de nuevo, mi nombre es Staz C. Blood, más conocido como Staz, soy profesor de economía y es primera vez que trabajo aquí.

Al fin una frase coherente de todas las que he dicho. Después mire a aquella encargada que me había delatado con una mirada diciéndole sin hablar muerete!!!! y ella se fue.