Inmensa tranquilidad? [Priv. Sena]

-Descanso. Aquella armoniosa y tan perfecta palabra ahora se hacía presente. La jornada de clases había terminado después de haber sido tan larga y tediosa. Sus compañeros de clase eran tan idiotas que parecían tener un coeficiente intelectual menor a los de un pequeño infante de 5 años de edad a duras penas.

Suspiro. Todo aquello era tan agobiante que ahora, lo único que deseaba hacer era poder ir a un lugar, retirado de todos, donde poder dedicar su tiempo a cosas más productivas, entre ellas, comer un poco, pues aquel día se había metido desde temprano a las clases y no había tenido tiempo de comer nada y claro estaba, también necesitaba jugar en solitario a alguna consola. Una pequeña y visible sonrisa fue notoria en sus labios carnosos (aunque sin exagerar), al recordar aquel sin fin de juegos que su padre, en un afán de complacer sus caprichos, había terminado comprando para ella. Incluso al ya no estar en casa, su padre seguía mandando todos los días, varios juegos nuevos de desigual trama, pero que sin duda, le traían un cautivante lapso de diversión- A donde debería ir~ –Musito con una dicción impecable y melodiosa, antes de comenzar con su andar por los largos pasillos de la escuela. Un sinfín de puertas eran visibles desde su derecha hasta su izquierda, provocando que al instante una pequeña mueca de desagrado fuera visible en el semblante amarfilado de la fémina; Aquello seria una tarde difícil- Cual será la correcta~ –Su estatura a comparación de la de las puertas, era bastante notoria, sin embargo, aun no era lo suficiente carente de estatura como para no poder hacer que su cuerpo quedara de puntillas haciendo que de aquel modo pudiera ver por las pequeñas ventanas. Nada. Para su mala suerte, cada habitación a la que se asomaba, había clases, o estaban platicando alumnas o alumnos. Un total fracaso parecía hasta que repentinamente una idea comenzó a resplandecer en su mente- Como no lo pensé antes…Hoy no debe de haber nadie –En su rostro de facciones infantiles, comenzaron a arquearse sus labios con levedad, embozando una sonrisa mientras sus pasos iban acelerándose con rumbo a su destino. La recepción de la academia, un lugar que normalmente se encontraba imposibilitado a ingresar, debido a la aglomeración de gente que día con día se hacía presente para futuros tramites, ahora se encontraba totalmente sola, todo gracias al día de descanso de las recepcionistas. Aquello no podía ser más perfecto, había pensado la bermeja al llevar su diestra al mango de la puerta que, sin perder tiempo, comenzó a jalar hacia su izquierda para abrirla.

Como lo pensaba, a simple vista parecía haber nadie, sin embargo, una vez la mujer cerró la puerta y comenzó a andar a paso lento y pausado, contoneando con elegancia un poco las caderas, observo como hacia uno de los sillones de aquella habitación, un joven de cabellera y ojos pardo se encontraba sentado, manteniendo entre sus brazos lo que parecía ser una consola portátil- Ara~ –Musito con una pequeña sonrisa entre sus labios- Así que no he sido la única genio en venir aquí a pasar del rato… –Sin perder tiempo, los pasos de la mujer se dirigieron hacia aquel sillón donde el joven reposaba, para tras tomar asiento, acomodar un poco sus ropas y poco después llevar su diestra con rumbo a su neceser, para así, tras rebuscar un poco, sacar un pequeño archivador junto con una consola portátil- ¿Eres nuevo jugando en este tipo de juegos no? –Polemizo mientras una de sus cejas se arqueaba, y sus orbes cobalto, se centraban firmemente en los ajenos, haciendo que un ligero rubor se vislumbrara sobre la pálida piel de la mujer- Los movimientos de tus dedos no son lo suficiente rápidos, tampoco pareces comprender mucho por la reacción de tu rostro –Anuncio cual experta, antes de que su espalda fuese acoplándose contra el respaldo- Soy Kashiwazaki sena, un gusto –La vista de la mujer se situó en el artefacto entre sus manos, mientras una pequeña sonrisa perversa se hacía ver en ella tras tomar entre sus delgados dedos un pequeño cartucho que, sin perder tiempo aplico al vídeo juego para así, al poco tiempo encenderlo, haciendo que sonara una hermosa melodía a su parecer. Ahora solo unos cuantos segundos más y podría probar uno de aquellos nuevos juegos que su padre le había traído con tanto esmero-