♠ -Dream is Free- ♠

por **Tsukiko Tsutsukakushi** Vie Jul 12, 2013 8:23 pm

Dream! Is completely free

ALWAYS CHASING YOUR EXPECTATIONS, THERE IS NOTHING TO LOSE. HOWEVER IF YOU DO, YOU LOSE EVERYTHING.

Libertad. Sentir el viento contra tu rostro de forma impetuosa. Poder enfrentar su fuerza con sencillez, con los orbes bien abiertos hacia el frente. Avanzar siempre hacia delante, sin frenarse en ningún momento. Dejar que tus ropajes se sacudan al ritmo de la danza secreta de la brisa, mientras reproduce la canción secreta de las nubes. Cerrar los párpados, y dejar que lo real se evapore a tu alrededor, y tu imaginación ocupe el mando de tu mente... Desvanecer la verdad y dibujar el paisaje que más anhela tu corazón. Olvidarse del pasado y del futuro, tan solo concentrarse en el presente... En el allí y el ahora. Y entonces, sin previo aviso, parar. Destrozar lo que llevabas construido hasta ese instante por decisión propia, a sabiendas de que es el momento de despedirse de lo ideal, y centrarse en lo que está sucediendo en tu entorno... Lo que te está envolviendo. Abandonar tus fantasías que solo residen en tus pensamientos, abrir los ojos a tu mundo. A lo tuyo.

El ruido de los cascos al galope fue mitigando hasta extinguirse. Sobre el pasto las pezuñas se hundían sobre la tierra húmeda por la reciente llovizna. Las nubes grisáceas poblaban el cielo anunciando que pronto se desataría una tormenta primaveral. El ambiente resultaba espeso, con un sabor melancólico y cargado de un sentimiento de añoro. Quizás por sentirse identificada con ello, la muchacha de cortos cabellos había decidido desafiar las leyes de la naturaleza y cabalgar aún cuando existía cierto riesgo por lo que se avecinaba. Su semblante resultaba neutro como de costumbre, desentonando con su vivo interior. Se sentía extraña... entre nerviosa y pesarosa. Cerró los párpados y suspiró, descargando su frustración... aunque claro estaba, el sonido resonó hueco, sin existencia en su contenido. Estaba acostumbrada a las consecuencias de su deseo... de su anhelo concedido. A fin de cuentas, fue ella quien suplicó no poder expresar lo que experimentaba en su alma.

Desmontó del pardo corcel con serenidad, sintiendo sobre su rostro la primeras gotas del vendaval.—Llueve.—Comentó para si misma en un tono neutro, mas llena de nerviosismo en su corazón. Le habría gustado poder gritar ante el miedo que le provocaban los truenos, pero aquello estaba fuera de su alcance. Su rostro impansible, observó el terreno a su alrededor, antes de encaminarse hacia los establos que se observaban en la lejanía. Tomó con cuidado las riendas del animal, y empezó una lenta marcha hacia el lugar que era su destino. El avanzar era lento a causa del barro que cubría sus botas y la lluvia que nublaba su mirada.—Vamos, Capaz.—Susurró sin emoción alguna. No obstante, cuando el primer relámpago sesgó el cielo, el corcel se alzó de manos con los orbes desorbitados por el terror. El pecho de la joven se plagó de genuino miedo, no obstante sus facciones se mantuvieron neutras. El acto del caballo hizo que la muchacha cayera al suelo, sobre la empapada tierra. El llamado Capaz emprendió una carrera frenética hacia la pista donde antes habían estado practicando ambos seres, alejándose de las cuadras. La tormenta había comenzado... y los hechos se tornaban dificultosos por momentos. Deseó que alguien fuera a ayudarla... sin embargo estaba completamente sola. Al menos, por el momento.

por **Vincent Nightray** Lun Jul 15, 2013 1:41 pm

La mirada del conde se alzó hasta el cielo para notar las nubes grises que se formaban sobre el lugar, suspirando al notar que la isla pronto sería víctima de una tormenta, aunque una ligera sonrisa se formó en sus facetas posteriormente. Cualquier clima que no fuera uno despejado era favorable para él, y de su agrado más que nada, ya que implicaba que el sol se mantendría oculto de la vista aunque fuera temporalmente, lógicamente no agradandole aquel brillante astro al ser un miembro de la raza a la cual el pertenecía, por lo que agradecía en cierta manera aquel panorama para el día de hoy, arreglando sus pertenencias y vestuarios antes de disponerse a salir de las estancias de la casa Haradrim.

Dadas las condiciones en las cuales realizaria su caminata, el rubio decidió salir de las estancias de la academia con un paraguas negro, sin ningún tipo de detalle especial, siendo simplemente para poder ser capaz de cubrirse de la lluvia que estaba pronta a caer. Y así fue, el suelo donde pisaba quedando impregnado de aquella humedad, pero al tornar su mirada al cielo se dio cuenta de algo bastante más llamativo. Una tormenta se aproximaba. Eso significaba más horas de oscuridad, por lo que no le parecía en lo absoluto algo malo, ignorando los truenos y relámpagos que podrían acompañar semejante suceso, no considerandoles relevantes, aun cuando mucha gente se hallaría aterrada por aquellos destellos y sonidos. Pero como se podía notar, el vampiro no era como la mayoría de las personas que se hallaban dentro de Jikan. La lluvia se detuvo temporalmente, el suelo quedando húmedo y mojado, Vincent no bajando su paraguas todavía, viendo el cielo todavía gris, dando a notar que ese no era el fin de aquel temporal. Sin saber siquiera a donde iba, terminó por aproximarse a donde los establos se encontraban, notando como uno de los caballos se encontraba en movimiento, con una persona cabalgando, aun a pesar del clima, suceso que no podía evitar llamar la atención del rubio que comenzó a aproximarse a la escena.

Esta persona desmonto antes de llegar al lugar, bastante baja, siendo una chica por lo que se podía notar aún desde cierta distancia que parecía ser de menor edad que el en cuanto apariencia se refería. Los pasos de el eran lentos, sigilosos, preocupandose más que nada de observar la escena sin interrumpirla, curioso por como se desenvolvería la situación ahora que la tormenta comenzaba, el agua cayendo nuevamente sobre ellos. No pudo evitar dar una ligera carcajada cuando el caballo fue espantado por un relámpago, echándose a correr a la pista, y dejando a la joven caer al suelo que obviamente se encontraba húmedo, empapandose. Todavía con una sonrisa en su rostro, el rubio se aproximo un poco más rápido a la muchacha que se hallaba en la tierra, ladeando un poco la cabeza, curioso al notar como no parecía mostrar ningún miedo, tristeza, ni... nada, más bien, su rostro en blanco, sin mostrar algún tipo de expresión en el. - Disculpa mi atrevimiento, pero... ¿No deberías estar llorando o algo? - Pronuncio desde su posición, ladeando la cabeza mientras la observaba, moviendo un poco el paraguas para que la lluvia no cayera sobre ella, no como gesto gentil en absoluto, sino que para ver si aquello provocaba una reacción distinta por parte de la chica, intrigado ante la evidente falta de emoción que dejaba ver ésta.

por **Tsukiko Tsutsukakushi** Miér Ago 07, 2013 4:25 pm

Dream! Is completely free

ALWAYS CHASING YOUR EXPECTATIONS, THERE IS NOTHING TO LOSE. HOWEVER IF YOU DO, YOU LOSE EVERYTHING.

Una pesadilla. ¿Podría ser admisible la remota posibilidad de que aquello no fuera más que un mero producto de su imaginación? ¿Sería viable aferrarse a la escasa idea de que su existencia actual estuviera siendo una ilusión? Despertaría arropada bajo la caricia maternal de las sábanas de su hogar. Su hermana se frustraría al verla sonrojarse con sencillez o riendo sin ningún motivo aparente. Sí. Gritaría, exclamaría, lloraría... Realizaría sin remordimientos o preocupaciones aquellas emociones que ahora le eran imposibles de enseñar. De nuevo bajo el ala de su familiar, el mundo dejaría de antojársele desconocido, rabioso, indomable, terrorífico... Con suerte, su corazón bajaría sus pulsaciones, atravesando con una bala el temor que ahora la retenía prisionera.

Entonces era obligada a regresar a la realidad que la envolvía. ¿Cuándo dejaría de soñar despierta hasta semejantes alturas? Ahora estaba en el presente, forzada a mantener su deseo hasta el final. Jamás habría podido imaginar que su anhelo se tornaría verdad en tan solo un pestañear. No obstante, viviría con la condena por el resto de su vida si era preciso. Si con su sufrimiento su allegada llegaba lejos, cumplía sus metas, valía la pena intentarlo. Lamentarse no la conduciría a ningún objetivo fructífero. ¿Qué eran unas cuentas miradas candente comparadas con la alegría que experimentaría su pariente al triunfar? Aquel había sido su regalo... El agasajo que le entregaba por tantos años que había sido el soporte del hogar familiar, por haber resistido una existencia miserable sin poder soñar. Le devolvía el futuro que le había arrebatado con su nacimiento. Ahora sufriría ella en silencio, mantendría el rostro impasible ante lo que se avecinara. Era justo. A fin de cuentas, no era como si hubiera extraviado el experimentar emociones, sencillamente, sus facciones olvidaron como representarlas. Por las noches recordaría los hermosos recuerdos que se llevaba de su infancia. Ella había hecho un buen trabajo como figura materna... Tsukiko no era capaz de arrepentirse del milagro suplicado al ente superior. El tiempo había tornado el amor fraternal en obligación... y pudo impedir a tiempo que la responsabilidad se tornara en desprecio. Aquello era un gran alivio para su alma.

Pareció escapar de sus memorias al sentir bajo la palma de sus manos la fría tierra húmeda. A su alrededor la tormenta se había desatado con ferocidad y crueldad. En la lejanía, el relincho del corcel anteriormente cabalgado penetró en su mente con estruendo. Su corazón disparó sus pulsaciones sin piedad, causando que los pensamientos de la muchacha se inundaran de terror y nerviosismo. Aquello no hizo sino aumentar cuando palabras masculinas la envolvieron. Alzó su rostro pálido hacia el desconocido, recibiendo una sonrisa extravagante y la contemplación de un muchacho de cabellos rubios como correspondencia. ¿Cómo debía comportarse ahora? ¡Alguien le estaba hablando! ¿Qué demonios se esperaba de ella en situaciones como aquellas? ¡Estaba tan nerviosa que la desesperación terminaría por asesinarla! ¡Por encima se trataba de un chico! ¡Los hombres la ponían especialmente escandalosa! Gritó en su mente durante un largo segundo, mientras rezaba porque el encanto mantuviera su tartamudeo bajo control.—Sí. Estoy tan asustada y nerviosa que podría morir.—Sus palabras monocordes y carentes de vida rebotaron contra las finas gotas de lluvia que caían a su alrededor.—Gracias.—Murmuró impasible ante el gesto del desconocido, aún sintiéndose sumamente agradecida... y avergonzada por ello. Pum, pum,pum, pum... el corazón le reventaría de las emociones que la embriagaban. Vergüenza, timidez, terror... Y sin embargo, ninguna de ellas se posarían en sus rasgos infantiles. Se puso en pie con serenidad, saliendo bajo la lluvia en dirección hacia el jamelgo que alzaba las patas con desesperación.—¿Puedes ayudarme a recuperarlo? Sería un problema si se enferma.—Comentó con neutralidad, empezando a caminar en dirección al animal. Estaba nerviosísima... ¡Aquella bestia podría asesinarla si cometía algún error! ¡Definitivamente no quería fallecer!

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