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La armonía de dos acordes {Hanna}
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Jikan Highschool :: Papelera :: Papelera
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La armonía de dos acordes {Hanna}
Los pájaros cantaban entre las hojas de los árboles, el viento hacía que las ramas se agitaran de un lado a otro, provocando el sonido de un murmullo, las risas y palabras de otros visitantes sonaban en la distancia, como si fuera el telón de fondo de una obra de teatro...Y sentado en un banco del parque, con una camiseta de manga corta gris y un cigarro entre los labios estaba yo. No estaba preparando clases, no estaba hablando con mis colegas de profesión, ni trataba de conocer mejor aquella academia a la cual había llegado no hace demasiado. Simplemente estaba sentado en un banco del parque, fumando por segunda o tercera vez aquel día, mientras escuchaba todo sonido que el aire arrastraba hacia ni localización. Diferentes sonidos, diferentes acordes, notas y temas, pero todos ellos se mezclaban para componer una sinfonía que caracterizaba a aquel lugar: Brisa, animales, conversaciones...Todo lo que se escuchaba en aquel lugar producía la música característica del parque, igual que la ciudad tiene una canción de motores y maldiciones, o la plata posee una melodía de agua y arena...Al menos, así lo había visto siempre, y así me lo habían enseñado: -Tal vez debería traer a los chicos alguna vez aquí de excursión, solo para ver como piensan que estoy mas loco de lo que piensan. -Murmuré, mientras expulsaba el humo de una calada, tratando de imaginarme docenas de ojos fijos en mi, y en todos ellos reflejada la idea de que el profesor de música nuevo está loco de atar...No pude evitarlo, la mera idea de imaginar aquella situación hizo que una corta carcajada saliera de mis pulmones, sumándose a la gran melodía del parque.
Rex LeNoire- Magos
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Re: La armonía de dos acordes {Hanna}
fLivin' in your shadow
Rex & Hanna
El pelo de la chica iba totalmente acomodado en dos coletas que a su mismo tiempo estaban adornadas por un listón blanco. Con una rareza caminaba por las areas verdes, con el uniforme deportivo que le habían hecho conocer a su entrada para la escuela Jikan. Era todo preciso, momento perfecto para conocer más el lugar de lo que ya lo hacía.
No hablaba mucho, cuando pasaba al lado de varias personas estas se le quedaban viendo por todo el brillo que esta misma soltaba cuando pasaba al lado, con una actitud silenciosa pero muy cariñosa a la vista de las personas ajenas a su vida. Sus manos se acariciaban mutuamente para tratar de hacer pasar el tiempo más rápido, aunque no pasaría como le tenía previsto. La actitud de la chica en aquel momento no era más que normal, había salido de la clase de deportes por lo que podría estar un poco más cansada de lo normal, pero no era nada para preocuparse, había pasado por muchos más entrenamientos cuando estaba en su casa y le demostraban el camino correcto para ser una Miko.
A la chica le resonaba la cabeza, un dolor muy punsante que solía amenazar con la cordura de la Peliazul. Una de las cosas que le mantenían en pie era que el pasto de aquel lugar cubría muchas extensiones y que había muchos lagos y cosas naturales que le daban una sensación de superioridad, como ya lo era. Los colores de Adiashen eran destacables en el uniforme deportivo de la chica, dando a ver que era una muy poderosa mujer que iba en busca de algo en concreto, algún lugar bueno para descansar o tomar una pequeña siesta que le baje un poco el dolor que era salir a hacer tanto ejercicio y un poco de esfuerzo más por que su raza y su casa lo merecían.
Cuando pasaba por un lugar preciso, al lado de ella estaba sentado un profesor de pelo negro. Fue una pequeña explosión en su cabeza la que le avisó que no tenía que arrimarse hacia esa persona que llacía sentada en el bello cesped aquel día tan normal y muy calmado. Aunque otra parte del cerebro de la misma le avisaba que tenía que sentarse a un lado de este joven enseñante. Sabía que era un profesor debido a que se veía muy bien que era más grande que los demás le rodeaban. A pesar de todo, no tenía una apariencia muy deprorable. La chica no planeaba decir una sola palabra al otro, pero decidio caminar a el lado de este mismo, viendo hacia la misma direccion que el, explicando con una cara seria y con un montón de pelo cubriendo sus ojos. - Bonito, ¿No? . - después para guardar el momento, silenciosa.
Rex & Hanna
El pelo de la chica iba totalmente acomodado en dos coletas que a su mismo tiempo estaban adornadas por un listón blanco. Con una rareza caminaba por las areas verdes, con el uniforme deportivo que le habían hecho conocer a su entrada para la escuela Jikan. Era todo preciso, momento perfecto para conocer más el lugar de lo que ya lo hacía.
No hablaba mucho, cuando pasaba al lado de varias personas estas se le quedaban viendo por todo el brillo que esta misma soltaba cuando pasaba al lado, con una actitud silenciosa pero muy cariñosa a la vista de las personas ajenas a su vida. Sus manos se acariciaban mutuamente para tratar de hacer pasar el tiempo más rápido, aunque no pasaría como le tenía previsto. La actitud de la chica en aquel momento no era más que normal, había salido de la clase de deportes por lo que podría estar un poco más cansada de lo normal, pero no era nada para preocuparse, había pasado por muchos más entrenamientos cuando estaba en su casa y le demostraban el camino correcto para ser una Miko.
A la chica le resonaba la cabeza, un dolor muy punsante que solía amenazar con la cordura de la Peliazul. Una de las cosas que le mantenían en pie era que el pasto de aquel lugar cubría muchas extensiones y que había muchos lagos y cosas naturales que le daban una sensación de superioridad, como ya lo era. Los colores de Adiashen eran destacables en el uniforme deportivo de la chica, dando a ver que era una muy poderosa mujer que iba en busca de algo en concreto, algún lugar bueno para descansar o tomar una pequeña siesta que le baje un poco el dolor que era salir a hacer tanto ejercicio y un poco de esfuerzo más por que su raza y su casa lo merecían.
Cuando pasaba por un lugar preciso, al lado de ella estaba sentado un profesor de pelo negro. Fue una pequeña explosión en su cabeza la que le avisó que no tenía que arrimarse hacia esa persona que llacía sentada en el bello cesped aquel día tan normal y muy calmado. Aunque otra parte del cerebro de la misma le avisaba que tenía que sentarse a un lado de este joven enseñante. Sabía que era un profesor debido a que se veía muy bien que era más grande que los demás le rodeaban. A pesar de todo, no tenía una apariencia muy deprorable. La chica no planeaba decir una sola palabra al otro, pero decidio caminar a el lado de este mismo, viendo hacia la misma direccion que el, explicando con una cara seria y con un montón de pelo cubriendo sus ojos. - Bonito, ¿No? . - después para guardar el momento, silenciosa.
Hanna Yoshida- Orientación :
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Re: La armonía de dos acordes {Hanna}
No llevaba demasiado tiempo solo, sentado en aquel banco, con el cigarro encendido y las manos en la nuca, cuando me percaté de una presencia junto a mi, mirando además en el mismo sentido en el cual estaba orientado mi rostro: -Pues si, para que vamos a negarlo. -Comenté, como una respuesta a su pregunta, mientras desviaba mi atención hacia aquella chica que se encontraba, prácticamente, a mi lado, mirando a la lejanía del parque.
Era una estudiante...Se notaba de lejos por su estatura, su complexión, y el uniforme deportivo con los colores de la casa Adiashen, por lo cual pertenecía a esta con toda seguridad. Su pelo era de un color azul intenso, contrastando con el amarillo del uniforme, pero no era ese detalle que atraía mi mirada, y seguramente la de muchos, sino el hecho de que a su alrededor había una especie de aura blanquecina, la cual nacía de ella y la envolvía como una manta en invierno "magia" Pensé, mientras una sonría nacía en mis labios, debido a que la gran variedad de magias y poderes que existían...Y que podía habérmelos perdido si hubiera seguido la senda familiar de quedarme en casa y no saber nada del resto del mundo.
Aparté la mirada de aquel cuerpo luminoso femenino y joven que había junto a mi para cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, con los párpados cerrados apuntados al cielo, mientras una nueva bocanada de humo salía de entre mis labios: -Aunque soy de los que piensa que la belleza se aprecia mas con los ojos cerrados, ¿sabes? -Dije, mientras escuchaba de fondo a nuestra conversación la melodía del parque: -¿Como te llamas, a todo esto? -Pregunté, abriendo los ojos y mirándola con la cabeza girada hacia ella.
Era una estudiante...Se notaba de lejos por su estatura, su complexión, y el uniforme deportivo con los colores de la casa Adiashen, por lo cual pertenecía a esta con toda seguridad. Su pelo era de un color azul intenso, contrastando con el amarillo del uniforme, pero no era ese detalle que atraía mi mirada, y seguramente la de muchos, sino el hecho de que a su alrededor había una especie de aura blanquecina, la cual nacía de ella y la envolvía como una manta en invierno "magia" Pensé, mientras una sonría nacía en mis labios, debido a que la gran variedad de magias y poderes que existían...Y que podía habérmelos perdido si hubiera seguido la senda familiar de quedarme en casa y no saber nada del resto del mundo.
Aparté la mirada de aquel cuerpo luminoso femenino y joven que había junto a mi para cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás, con los párpados cerrados apuntados al cielo, mientras una nueva bocanada de humo salía de entre mis labios: -Aunque soy de los que piensa que la belleza se aprecia mas con los ojos cerrados, ¿sabes? -Dije, mientras escuchaba de fondo a nuestra conversación la melodía del parque: -¿Como te llamas, a todo esto? -Pregunté, abriendo los ojos y mirándola con la cabeza girada hacia ella.
Rex LeNoire- Magos
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Re: La armonía de dos acordes {Hanna}
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rex & me.
"La belleza se aprecia más con los ojos cerrados" la chica le miro de reojo mientras analizaba aquella frase que le había comentado el otro hacia nada de tiempo. Sin duda era una buena reflexión para admirar a las personas por su interior y no por lo que pueden demostrar en físico. Algo que era demasiado contrario a la lógica que se tenía en Adiashen, si tienes más eres mejor que los que te rodean. Algo que la chica también debía poner en practica en su vida diaria. Las personas de alrededor podían verle con una cara de sorpresa, algo que ella nunca haría con nadie más, no le gusta decir que las personas a su alrededor son llamativas, por que ella tiene que ser aún más llamativa. El profesor de pelo negro parecía interesado en lo que ella hacía y su información, aunque esta misma no pretendía decir mucho de su vida privada.
Escuchó la pregunta de cual era su nombre, de una forma tranquila, dio un fuerte respiro y entonces comenzaba a ver como las chicas de su clase de deporte le estaban buscando por las areas verdes, al haberse separado de ellas para caminar a solas. - Mi nombre es Hanako. - explicó la de pelo azul mientras se sentaba y cruzaba las piernas, algo separada de el otro. - ¿Cómo se llama usted, profesor? - musitó. Utilizando la lógica y sus conocimientos como parte importante del club de apoyo escolar.
No debía dar ninguna explicación al respecto, pero recordaba muy bien haber visto a ese profesor cuando fue a entregar un papeleo a la profesora de literatura al aula de maestros, o inclusive haber visto un cuadro con su nombre. Si fuera pura confusión con otra persona, pediría perdón de una forma muy exagerada. Habían muchas posibilidades.
Las manos delicadas de esta chica se dedicaban a acariciar el cesped con una dulzura impresionante, mientras ella continuaba viendo hacia los lados para evitar que sus compañeras de Casa, aquellas chicas presumidas y poderosas, le observaran. Eran mujeres de una vista muy buena y no podía dejar que le vieran, le comerían viva por separarse de ellas.
En un punto de vista de alguna persona ajena a la vida de esta chica, estaba cometiendo un acto que podría considerarse bueno o destacable para los que forman parte de la casa Adiashen, esa casa caracterizada por el flujo de dinero y las buenas y compradas calificaciones de los que se sentaban en la mesa común de esa misma casa todos los días. Tenían muchos contactos e inclusive podrían saber si algun otro alumno reprobó o hacerlo reprobar antes de tiempo, solo por el odio que sintiera hacia el. Sin duda Adiashen no era un buen ejemplo de la sociedad. Si no una casa estrafalaria y exotica que debería pasar desapercibida por los demas, pero no era así, era todo lo contrario. Había puntos del día en el que los estudiantes de otras casas iban enojados a reclamar algo a la sala de Adiashen.
rex & me.
"La belleza se aprecia más con los ojos cerrados" la chica le miro de reojo mientras analizaba aquella frase que le había comentado el otro hacia nada de tiempo. Sin duda era una buena reflexión para admirar a las personas por su interior y no por lo que pueden demostrar en físico. Algo que era demasiado contrario a la lógica que se tenía en Adiashen, si tienes más eres mejor que los que te rodean. Algo que la chica también debía poner en practica en su vida diaria. Las personas de alrededor podían verle con una cara de sorpresa, algo que ella nunca haría con nadie más, no le gusta decir que las personas a su alrededor son llamativas, por que ella tiene que ser aún más llamativa. El profesor de pelo negro parecía interesado en lo que ella hacía y su información, aunque esta misma no pretendía decir mucho de su vida privada.
Escuchó la pregunta de cual era su nombre, de una forma tranquila, dio un fuerte respiro y entonces comenzaba a ver como las chicas de su clase de deporte le estaban buscando por las areas verdes, al haberse separado de ellas para caminar a solas. - Mi nombre es Hanako. - explicó la de pelo azul mientras se sentaba y cruzaba las piernas, algo separada de el otro. - ¿Cómo se llama usted, profesor? - musitó. Utilizando la lógica y sus conocimientos como parte importante del club de apoyo escolar.
No debía dar ninguna explicación al respecto, pero recordaba muy bien haber visto a ese profesor cuando fue a entregar un papeleo a la profesora de literatura al aula de maestros, o inclusive haber visto un cuadro con su nombre. Si fuera pura confusión con otra persona, pediría perdón de una forma muy exagerada. Habían muchas posibilidades.
Las manos delicadas de esta chica se dedicaban a acariciar el cesped con una dulzura impresionante, mientras ella continuaba viendo hacia los lados para evitar que sus compañeras de Casa, aquellas chicas presumidas y poderosas, le observaran. Eran mujeres de una vista muy buena y no podía dejar que le vieran, le comerían viva por separarse de ellas.
En un punto de vista de alguna persona ajena a la vida de esta chica, estaba cometiendo un acto que podría considerarse bueno o destacable para los que forman parte de la casa Adiashen, esa casa caracterizada por el flujo de dinero y las buenas y compradas calificaciones de los que se sentaban en la mesa común de esa misma casa todos los días. Tenían muchos contactos e inclusive podrían saber si algun otro alumno reprobó o hacerlo reprobar antes de tiempo, solo por el odio que sintiera hacia el. Sin duda Adiashen no era un buen ejemplo de la sociedad. Si no una casa estrafalaria y exotica que debería pasar desapercibida por los demas, pero no era así, era todo lo contrario. Había puntos del día en el que los estudiantes de otras casas iban enojados a reclamar algo a la sala de Adiashen.
Hanna Yoshida- Orientación :
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Re: La armonía de dos acordes {Hanna}
Hanako...Aquel era el nombre de aquella chica resplandeciente, sentada en la hierba, que lucía los colores de su casa en un uniforme deportivo. Como es normal, la pregunta típica a la primera cuestión no tardó en llegar, haciendo que una ligera sonrisa apareciera en mi rostro al escuchar como la formulaba: -Vaya, parece que tendré que aprender a camuflarme mejor para no parecer un profesor de forma tan clara. -Bromee, dando una nueva calada al cigarro y soltando el humo que se había alojado en mi boca antes de responder: -Rex LeNoire, pero llámame simplemente Rex, el apellido es demasiado engorroso para conversaciones normales. -La dije, respondiendo así a su pregunta, mientras me levantaba del banco y me colocaba sobre la hierba, cerca de ella, respetando la distancia mínima entre desconocidos que han comenzado hablar, aparte de que sean alumno y profesor.
Mentiría vilmente si dijera que no me fijé de nuevo en ella cuando me senté sobre la verde hierba, porque es la verdad...Y me fije en algunos detalles: Sus manos no dejaban de acariciar el cesped, y sus ojos no paraban quietos, como si buscara encontrarse con alguien...O todo lo contrario, como si no quisiera encontrarse con nadie: -¿Por qué estás tan nerviosa Hanako? -La pregunté, mientras daba la que podía ser una de las últimas caladas que le quedaban a aquel cigarro, examinando con mis ojos los gestos de aquella joven de pelo azul: -No estamos haciendo nada raro...Es mas, he escuchado rumores de que los de tu casa son muy dados a esta clase de conversaciones privadas con el profesor, aunque con un objetivo diferente al mero hablar, no se si me entiendes. -Bromee, aunque algunas de mis palabras llevaban la verdad en ellas. La casa Adiashen tenía fama de comprar buenos resultados...Por suerte, aún no me había encontrado en aquella situación, pero tenía que estar preparado para cuando algún joven vestido de amarillo se presentara ante mi con dinero de la mano y una exigencia en la boca.
El humo volvió a salir de mis labios, y me llevé aquel cigarro a los labios de nuevo, dándole la última calada, o "matándolo", como dicen algunos. Expire el humo fuera de mi cuerpo, notando como abandonaba mi boca, mientras aplastaba la colilla que quedaba contra el suelo con el zapato. Así, sin distracciones en mis manos, pude centrarme completamente en la conversación con mi, muy probable, futura alumna: -Dime, Hanako...¿Que clase crees que imparto? Tengo curiosidad en saber que revelan mi aspecto y palabras sobre mi. -La pregunté, girando el rostro hacia ella, mientras una pequeña sonrisa aparecía en mi rostro, dado que aquel entretenimiento que acababa de planear podría llevar a una interesante prueba de la futura lección que tenía en la cabeza.
Mentiría vilmente si dijera que no me fijé de nuevo en ella cuando me senté sobre la verde hierba, porque es la verdad...Y me fije en algunos detalles: Sus manos no dejaban de acariciar el cesped, y sus ojos no paraban quietos, como si buscara encontrarse con alguien...O todo lo contrario, como si no quisiera encontrarse con nadie: -¿Por qué estás tan nerviosa Hanako? -La pregunté, mientras daba la que podía ser una de las últimas caladas que le quedaban a aquel cigarro, examinando con mis ojos los gestos de aquella joven de pelo azul: -No estamos haciendo nada raro...Es mas, he escuchado rumores de que los de tu casa son muy dados a esta clase de conversaciones privadas con el profesor, aunque con un objetivo diferente al mero hablar, no se si me entiendes. -Bromee, aunque algunas de mis palabras llevaban la verdad en ellas. La casa Adiashen tenía fama de comprar buenos resultados...Por suerte, aún no me había encontrado en aquella situación, pero tenía que estar preparado para cuando algún joven vestido de amarillo se presentara ante mi con dinero de la mano y una exigencia en la boca.
El humo volvió a salir de mis labios, y me llevé aquel cigarro a los labios de nuevo, dándole la última calada, o "matándolo", como dicen algunos. Expire el humo fuera de mi cuerpo, notando como abandonaba mi boca, mientras aplastaba la colilla que quedaba contra el suelo con el zapato. Así, sin distracciones en mis manos, pude centrarme completamente en la conversación con mi, muy probable, futura alumna: -Dime, Hanako...¿Que clase crees que imparto? Tengo curiosidad en saber que revelan mi aspecto y palabras sobre mi. -La pregunté, girando el rostro hacia ella, mientras una pequeña sonrisa aparecía en mi rostro, dado que aquel entretenimiento que acababa de planear podría llevar a una interesante prueba de la futura lección que tenía en la cabeza.
Rex LeNoire- Magos
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