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Una pequeña entre gigantes. [Priv. Riku, Hanna y Chizuru]
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Jikan Highschool :: Papelera :: Papelera
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Una pequeña entre gigantes. [Priv. Riku, Hanna y Chizuru]
Una nueva aventura iniciaba en esos momentos para la jovencita Chitanda Eru, quien se encontraba pensativa delante de una puerta. Ella pensaba si debía entrar al lugar que se encontraba del otro lado de la puerta o simplemente regresar a su habitación. Quería entrar pues ya había recorrido todo el camino hasta allí, pero no quería entrar porque aún no se sentía del todo en ambiente en ese lugar nuevo para ella y además no sabría a quien acercarse para hablar exactamente. ¿Sería ignorada o habría alguien que se acercaría a hablarle? ¿O lo haría ella misma? Se preguntaba mientras sentía como se animaba un poco a entrar. Lo cierto era que siempre que Chitanda tenía algo que la motivase hacía las cosas rápidamente y sin duda alguna… era una chica un poco curiosa.
Tomando un profundo respiro y mirando directo al frente comenzó a caminar hacia adelante, de manera natural, adentrándose al salón repleto de estudiantes. Habían del todo tipo, de todos los tamaños y un conjunto de colores de pelo que ella misma no había visto antes. Donde solía vivir, la mayoría de personas tenían el pelo negro como ella. Eru caminaba sin saber por donde debería ir primero, pues habían muchas cosas que le atraían. Podía notar varios grupos, los de personas muy energéticas, los chistosos, los apartados y los llamativos. Ella optó por sentarse un momento en una de las mesas. Nuevamente comenzó a caminar y pasó algo que no vio venir. Un grupo pasó muy rápidamente y cerca a ella, provocando que chocaran. Ella no pudo notar contra quien chocó, o mejor dicho quien chocó contra ella. Dio unos pasos hacia atrás tropezando con otras personas en el proceso.
Debía ser honesta, comenzaba a ponerse un poco nerviosa. Es que ¿Cómo chocas contra alguien y no te detienes a disculparte al menos? Chitanda volvió en si cuando notó que estaba cayendo al suelo. Quizá había sido mala idea entrar allí después de todo.
Tomando un profundo respiro y mirando directo al frente comenzó a caminar hacia adelante, de manera natural, adentrándose al salón repleto de estudiantes. Habían del todo tipo, de todos los tamaños y un conjunto de colores de pelo que ella misma no había visto antes. Donde solía vivir, la mayoría de personas tenían el pelo negro como ella. Eru caminaba sin saber por donde debería ir primero, pues habían muchas cosas que le atraían. Podía notar varios grupos, los de personas muy energéticas, los chistosos, los apartados y los llamativos. Ella optó por sentarse un momento en una de las mesas. Nuevamente comenzó a caminar y pasó algo que no vio venir. Un grupo pasó muy rápidamente y cerca a ella, provocando que chocaran. Ella no pudo notar contra quien chocó, o mejor dicho quien chocó contra ella. Dio unos pasos hacia atrás tropezando con otras personas en el proceso.
Debía ser honesta, comenzaba a ponerse un poco nerviosa. Es que ¿Cómo chocas contra alguien y no te detienes a disculparte al menos? Chitanda volvió en si cuando notó que estaba cayendo al suelo. Quizá había sido mala idea entrar allí después de todo.
Chitanda Eru- Pet :
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Re: Una pequeña entre gigantes. [Priv. Riku, Hanna y Chizuru]
a small among giants
Chitanda, Riku, Chizuru & Me.
Chitanda, Riku, Chizuru & Me.
La peliazul había llegado a tal lugar hace un periodo no muy largo de tiempo, se había sentado en una mesa que habían reservado unas chicas populares en aquel lugar. Era como el pequeño circulo social donde una inadaptada no podría entrar con facilidad. Ella misma residía en una esquina de la mesa. Disfrutando de la vista de su plato de especias Españolas junto a un jugo de naranja que solía ser algo bueno para comenzar el día y sus estudios que tenían que rendir a un 10000%. Una sonrisa en su cara era una de las cosas que faltaba. Cuando la dama reía por algún comentario chistoso que hacían las demas jovenes en su mesa le daba mucha risa. Inclusive en los momentos más incomodos, donde chicos guapos que pasaban al lado de ella se tomaban la molestia de verla y observar la belleza y la dulzura que esta de pelo azul emanaba en su alrededor.
Ella no solía comentar lo que hacían las demás, solo estaba callada mientras admiraba su comida de el día. Aunque no tenía demasiada hambre, tenía que demostrar que podía hacer frente a esa necesidad de verse perfecta.
Una de las cosas que frecuentaba, era su pequeña libreta de anotes, que guardaba en un pequeño compartimiento de su uniforme, la cual solía sacar cuando necesitaba hacer un anote de alguna persona o alguna tarea que necesitaba recordar para después. Aunque podía pasar nada de información por su cerebro, la necesitaba. Comenzo a ojear un par de recuerdos que no tenía que haber olvidado. Sacó esta pequeña libretita y su pluma dorada, en la cual comenzó a escribir, mientras masticaba una galleta de especias. Sonriente, escribía "El comportamiento de todos esta un poco más terco de lo normal" mientras observaba como una de las chicas que al parecer eran nuevas, chocaba con todos de una forma absurda.
Se levanto de golpe de su mesa, sintiendo la mirada de las chicas que estaban a su lado, las cuales le carcomían por haberse puesto de pie en una comida así. Esta misma se podría considerar como la líder de ahí, aunque no tenía mucho de líder, si no más de seguidora.
Esta misma se acerco a la otra chica de pelo negro, tomandole del antebrazo para evitar que se tropezara de nuevo, viendo que era un poco brusca para caminar. - ¿Estás bien? - iba a ser la charla de toda la sociedad de Adiashen al hacer eso, no podía hacerlo. No tenía que entablar conversación con una persona "normal". En la mirada de esta joven, se hacía ver de manera notable la preocupación por la integración de todos los jovenes en la escuela.
Ella no solía comentar lo que hacían las demás, solo estaba callada mientras admiraba su comida de el día. Aunque no tenía demasiada hambre, tenía que demostrar que podía hacer frente a esa necesidad de verse perfecta.
Una de las cosas que frecuentaba, era su pequeña libreta de anotes, que guardaba en un pequeño compartimiento de su uniforme, la cual solía sacar cuando necesitaba hacer un anote de alguna persona o alguna tarea que necesitaba recordar para después. Aunque podía pasar nada de información por su cerebro, la necesitaba. Comenzo a ojear un par de recuerdos que no tenía que haber olvidado. Sacó esta pequeña libretita y su pluma dorada, en la cual comenzó a escribir, mientras masticaba una galleta de especias. Sonriente, escribía "El comportamiento de todos esta un poco más terco de lo normal" mientras observaba como una de las chicas que al parecer eran nuevas, chocaba con todos de una forma absurda.
Se levanto de golpe de su mesa, sintiendo la mirada de las chicas que estaban a su lado, las cuales le carcomían por haberse puesto de pie en una comida así. Esta misma se podría considerar como la líder de ahí, aunque no tenía mucho de líder, si no más de seguidora.
Esta misma se acerco a la otra chica de pelo negro, tomandole del antebrazo para evitar que se tropezara de nuevo, viendo que era un poco brusca para caminar. - ¿Estás bien? - iba a ser la charla de toda la sociedad de Adiashen al hacer eso, no podía hacerlo. No tenía que entablar conversación con una persona "normal". En la mirada de esta joven, se hacía ver de manera notable la preocupación por la integración de todos los jovenes en la escuela.
Hanna Yoshida- Orientación :
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Re: Una pequeña entre gigantes. [Priv. Riku, Hanna y Chizuru]
Un nuevo amanecer y otro número que era tachado del calendario. Hoy era el día, el día en que empezaría el curso escolar que tanto aspiraba su difunto amo en un futuro que desde el cielo lo estaría observando en este mismo momento con recelo. Había pasado 2 años desde que Riku fue desterrado de su hogar por unas acusaciones que no eran reales y ahora, tenía que pagar el precio sin poder hacer algo por limpiar sus nombres conviviendo en ese nuevo mundo donde acabó por instalarse- Amor... -Se decía a sí mismo en completo silencio sin despejar su cabeza de recuerdos pasados; algunos alegres y otros dolorosos- Paso de volver a sentirme traicionado... Malditos magos... Si me registré fue por él y nadie más -Quería cumplir las últimas palabras de su amo incluso si ya no se encontraba a su lado y tuviera que soportar el tener que relacionarse con otros seres. Era la única persona que confiaba ciegamente dispuesto a sacrificar su vida, total, era un Shikigami, ya había experimentado lo que era la muerte y el estar solo ¿Qué podía perder? Fue invocado por ello; su existencia es equivalente a la de un grano de arena en un inmenso desierto. Nadie lo echaría en falta.
Antes de darse cuenta, ya se encontraba atravesando las puertas de la institución ignorando toda presencia de su alrededor. La caminada del principio fue la mar de tranquila permaneciendo bajo la sombra de los árboles siguiendo el mismo camino que seguían la hilera de estudiantes de Jinka; todos bien uniformados y en grupos de 2, 3 e incluso 4. Nadie podría interrumpir la serena y despreocupada aura que quería mantener el peliplateado en su primera impresión para luego no buscarse problemas innecesarios. Prefería la tranquilidad y el ser una sombra más del ambiente que hacerse notar por las buenas o las malas. Ya en el edifico, el desplazarse se volvió un auténtico desafío. Había pasillos que entre la gente que iba en direcciones opuestas y la cantidad de los mismos, resultaba más estrecho de lo normal. La única manera de andar era buscándose los huecos claves entre empujones.
Gracias a su altura, no tuvo problemas aun se sintiera incómodo por la falta de "espacio personal" entre los presentes y él. La sorpresa llegó cuando colisionó con una chica que estuvo a punto de caerse al suelo por el retroceso. Su cabello era negro como el azabache y sus facciones eran delicadas como el ser más bello y puro del cosmos. "Tendría que tratarse de un ángel" fue lo que se le pasó por la cabeza al mayor que rápidamente haciendo uso de sus reflejos, la atrapó por una de sus muñecas antes de que ésta llegara a tocar el asfalto evitándolo y acercarla a él sin soltarla- ... -Sin decir nada, se quedó unos segundos mirándola a los ojos con su inexpresivo rostro como si buscara la respuesta de su identidad dentro de ellos- Deberías tener más cuidado -Acabó por romper el hielo al igual que la intervención de una segunda chica que tampoco tenía que envidiarle en lindura a la susodicha tomándola por el antebrazo preocupada por su bienestar. Figura esbelta, delicada, de cautivadores orbes marinos y de prolongadas coletas también azules. "Una sirena, sin duda" hasta se la imaginaba cantando igual de espectacular como su presencia en un enorme escenario. No tardando en volver a la realidad, se percató que seguía sosteniendo a la muchacha así que deshizo el agarre y se llevó una mano a la nuca indiferente volteando la mirada a un lado reanudando el habla- Espero que no te haya pasado nada -Ni si quiera regresó la mirada a verla; no era de su estilo entablar conversaciones.
Antes de darse cuenta, ya se encontraba atravesando las puertas de la institución ignorando toda presencia de su alrededor. La caminada del principio fue la mar de tranquila permaneciendo bajo la sombra de los árboles siguiendo el mismo camino que seguían la hilera de estudiantes de Jinka; todos bien uniformados y en grupos de 2, 3 e incluso 4. Nadie podría interrumpir la serena y despreocupada aura que quería mantener el peliplateado en su primera impresión para luego no buscarse problemas innecesarios. Prefería la tranquilidad y el ser una sombra más del ambiente que hacerse notar por las buenas o las malas. Ya en el edifico, el desplazarse se volvió un auténtico desafío. Había pasillos que entre la gente que iba en direcciones opuestas y la cantidad de los mismos, resultaba más estrecho de lo normal. La única manera de andar era buscándose los huecos claves entre empujones.
Gracias a su altura, no tuvo problemas aun se sintiera incómodo por la falta de "espacio personal" entre los presentes y él. La sorpresa llegó cuando colisionó con una chica que estuvo a punto de caerse al suelo por el retroceso. Su cabello era negro como el azabache y sus facciones eran delicadas como el ser más bello y puro del cosmos. "Tendría que tratarse de un ángel" fue lo que se le pasó por la cabeza al mayor que rápidamente haciendo uso de sus reflejos, la atrapó por una de sus muñecas antes de que ésta llegara a tocar el asfalto evitándolo y acercarla a él sin soltarla- ... -Sin decir nada, se quedó unos segundos mirándola a los ojos con su inexpresivo rostro como si buscara la respuesta de su identidad dentro de ellos- Deberías tener más cuidado -Acabó por romper el hielo al igual que la intervención de una segunda chica que tampoco tenía que envidiarle en lindura a la susodicha tomándola por el antebrazo preocupada por su bienestar. Figura esbelta, delicada, de cautivadores orbes marinos y de prolongadas coletas también azules. "Una sirena, sin duda" hasta se la imaginaba cantando igual de espectacular como su presencia en un enorme escenario. No tardando en volver a la realidad, se percató que seguía sosteniendo a la muchacha así que deshizo el agarre y se llevó una mano a la nuca indiferente volteando la mirada a un lado reanudando el habla- Espero que no te haya pasado nada -Ni si quiera regresó la mirada a verla; no era de su estilo entablar conversaciones.
Riku Miyano- Shikigami
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Re: Una pequeña entre gigantes. [Priv. Riku, Hanna y Chizuru]
Un día común y corriente, en este lugar no pasaba nada interesante a decir verdad, exceptuando los eventos que ocasionalmente el instituto planteaba y mantenía a todos ocupados pero más allá de eso, el resto era prácticamente lo mismo. Más de 100 años en este lugar, de los cuales solo los primeros años tomó en cuenta quién pasaba delante suyo y aun con esa llama de la emoción por estar en un lugar nuevo pero los que le siguieron era como ver el mismo capítulo una y otra vez, tantas veces que pierdes la cuenta…saber qué va a pasar, saber quién se va a chocar o quién tirará una bolita de papel a la esquina, todos parecían robots y eso a Chizuru le parecía demasiado estresante, ¿Acaso no conocen la adrenalina? ¿No saben el significado de la diversión? ¿O era ella que no podía mantener una rutina de vida? Lo peor de todo es que ella no podía irse aun, debía pasar más años en ese lugar hasta graduarse y después qué? Ah si, la universidad! Qué divertido…hah, el simple sarcasmo que ella misma se dedicaba, las personas al parecer estudian para vivir y no se da cuenta que cuando terminen de estudiar, ya no habrá vida por la cual vivir.
La kitsune no podía dejar de hacerse tantas preguntas acerca del entorno que la rodeaba, no era una persona a la que le encante encontrarle la sinrazón a todo pero era inevitable, hasta ver la misma piedra en el mismo rincón todos los días provocaba que se acordara de lo desdichada que eran sus días y el aburrimiento que la invadía. Chizuru siempre trata de darle un poco de color a todo, se consideraba un pincel teñido de arco iris y todo lo que la rodeaba era un dibujo en blanco y negro que llamaba con desesperación al pincel de colores, quizás es un poco difícil de comprender o quizás no tanto como lo piensa, ponerle humor a sus días, ¿Tan difícil? Sus tonterías, sus insinuaciones pervertidas que ponían los pelos de punta tanto a chicos y a chicas, era gracioso…no buscaba hacer nada pervertido con ellos en realidad pero era tierno cómo las mejillas de los muchachos se teñían de carmín y las chicas se incomodaban y tartamudeaban por la misma razón que conocían a Chizuru y era típico en ella.
Y ugh, permanecer en la casa Dracheart, se sentía orgullosa de la casa a la que pertenece y qué representa ésta pero no podía negar que dentro de la casa era igual de aburrido o incluso peor, todos se llevaban bien y llevaban la fiesta en paz por la misma razón que no ocurría nada interesante, decidió por esto mismo ir a la sala común. Se podría decir que es el lugar con mayor concentración de alumnos de distintas especies y podía pasar de todo ahí así que no estaría mal quedarse un rato mientras veía como interaccionaban todos. Llegó tranquilamente por el camino largo, tenía tiempo libre y sabía que a estas horas era muy complicado pasar entre la multitud de alumnos, ingenuo el que tratase de pasar por ahí. Apenas llegó vio una escena bastante peculiar, una muchacha de cabellos largos y cabello oscuro, hermosos ojos y una expresión de desconcertada…claro, también estaba un muchacho sujetando todo el peso de ella sobre sus brazos y ni qué decir de la peli celeste tomando uno de los brazos de la pelinegro… ¿Estaban jugando? –Haaah que divertido, ¿Están jugando? Yo quiero jugar!- No tenía de la menor idea de por qué estaban en esa posición, quizás no estaban jugando, quizás estaban…haciendo una escena de teatro! ¿Era la única explicación? No sabía con certeza pero si era un juego, quería ser parte de ello aunque nunca los haya visto. –Chizuru Minamoto, segundo año, un gusto~!- Con una sonrisa divertida en su rostro se presentó, su ánimo se elevó en cuestión de segundos y usualmente eso provocaba que los que estaban frente suyo se quedaran anonadados o soltaran una risita nerviosa. Ojalá y estas personas no pensaran que es una persona rara, la kitsune sólo se quedó con los brazos sujetos tras la espalda y una sonrisa honesta esperando una respuesta o algo.
La kitsune no podía dejar de hacerse tantas preguntas acerca del entorno que la rodeaba, no era una persona a la que le encante encontrarle la sinrazón a todo pero era inevitable, hasta ver la misma piedra en el mismo rincón todos los días provocaba que se acordara de lo desdichada que eran sus días y el aburrimiento que la invadía. Chizuru siempre trata de darle un poco de color a todo, se consideraba un pincel teñido de arco iris y todo lo que la rodeaba era un dibujo en blanco y negro que llamaba con desesperación al pincel de colores, quizás es un poco difícil de comprender o quizás no tanto como lo piensa, ponerle humor a sus días, ¿Tan difícil? Sus tonterías, sus insinuaciones pervertidas que ponían los pelos de punta tanto a chicos y a chicas, era gracioso…no buscaba hacer nada pervertido con ellos en realidad pero era tierno cómo las mejillas de los muchachos se teñían de carmín y las chicas se incomodaban y tartamudeaban por la misma razón que conocían a Chizuru y era típico en ella.
Y ugh, permanecer en la casa Dracheart, se sentía orgullosa de la casa a la que pertenece y qué representa ésta pero no podía negar que dentro de la casa era igual de aburrido o incluso peor, todos se llevaban bien y llevaban la fiesta en paz por la misma razón que no ocurría nada interesante, decidió por esto mismo ir a la sala común. Se podría decir que es el lugar con mayor concentración de alumnos de distintas especies y podía pasar de todo ahí así que no estaría mal quedarse un rato mientras veía como interaccionaban todos. Llegó tranquilamente por el camino largo, tenía tiempo libre y sabía que a estas horas era muy complicado pasar entre la multitud de alumnos, ingenuo el que tratase de pasar por ahí. Apenas llegó vio una escena bastante peculiar, una muchacha de cabellos largos y cabello oscuro, hermosos ojos y una expresión de desconcertada…claro, también estaba un muchacho sujetando todo el peso de ella sobre sus brazos y ni qué decir de la peli celeste tomando uno de los brazos de la pelinegro… ¿Estaban jugando? –Haaah que divertido, ¿Están jugando? Yo quiero jugar!- No tenía de la menor idea de por qué estaban en esa posición, quizás no estaban jugando, quizás estaban…haciendo una escena de teatro! ¿Era la única explicación? No sabía con certeza pero si era un juego, quería ser parte de ello aunque nunca los haya visto. –Chizuru Minamoto, segundo año, un gusto~!- Con una sonrisa divertida en su rostro se presentó, su ánimo se elevó en cuestión de segundos y usualmente eso provocaba que los que estaban frente suyo se quedaran anonadados o soltaran una risita nerviosa. Ojalá y estas personas no pensaran que es una persona rara, la kitsune sólo se quedó con los brazos sujetos tras la espalda y una sonrisa honesta esperando una respuesta o algo.
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