Crow ID

Nombre: Crow
Apodo: Sin apodo
Edad: 200 años reales ~ 19 años aparentes
Sexo: Masculino
Orientacion Sexual: Pansexual
Raza: Incubo
Año educacional: Universitario
Casa: Nymphart
Sello: Suele llevar una chapa con el símbolo de su casa en una gorra que siempre lleva puesta o en un pañuelo que lleva atado a la cintura
Oficio: Anfitrión
Poderes: Super fuerza de demonio y poder hablar con los animales
Debilidades:  Teme herir a gente inocente, así que le cuesta mucho utilizar su fuerza. Tampoco puede estar en sitios donde se congrega muchísima gente.
Arma: Un bate de béisbol.
   

Crow es un estudiante universitario de aparentes 19 años de edad, 175cm de estatura, 60kg de peso, cabello negro y ojos de un color lima oscuro de pupilas estrechas, acompañados de sus dientes afilados y sus pequeños cuernos, cortado y ocultos bajo una gorra de estilo militar teñida de lila. Aunque no le guste demasiado, suele llevar el uniforme escolar, aunque en el veraniego se quite la corbata, del de invierno no se ponga la chaqueta escolar sino una suya, y del uniforme deportivo prefiera ponerse una camiseta de tirantes sencilla. En cuanto a su ropa normal, Crow suele llevar unas ropas un tanto extrañas. La parte superior del cuerpo, con colores negros, lilas y amarillos, dibujando en la espalda circulos concentricos. También lleva recuerdos de todo el tiempo que lleva viviendo, así como pueden ser una tetera que lleva colgada a un lado, un cuervo (de mentira) por la parte del pecho cercana al hombro izquierdo y plumas negras. Y, en la parte inferior del cuerpo, unos pantalones cortos bombachos, unos largos de color negro, y unas botas de color lila oscuro.
   

Crow siempre trata de estar alegre, y rara vez consigue ponerse serio. Todo el mundo lo considera una persona de sonrisa facil, y algo despistado. Le gusta mucho jugar y divertirse, y sobretodo, le encanta pasar tiempo con sus amigos o hacer amigos nuevos. Por eso, a veces puede llegar a ser un poco invasivo, tanto en espacio corporal como privado. Dada su situación, considera que, no teniendo nada que perder, puede disfrutar la vida al máximo sin apenas preocupaciones. Y, las pocas veces que algo llega a preocuparle o angustiarle, con dar un largo paseo consigue despistarse y, seguramente, olvidarse. Todo es pasajero, asi que tampoco hay que tomarse las cosas muy apecho. O eso piensa él. Sobretodo, lo que mas valora es que su sinceridad y esfuerzo sea pagada con sinceridad. Suele darle bastantes vueltas a la cuestion de como llego al mundo humano sin ninguna explicación.
   

Despertó un día, sin previo aviso, en un mundo diferente. ¿Que eran esas plantas tan extrañas que no escupían fuego? ¿Era acaso un castigo por su comportamiento? Era un demonio, ¡debía portarse mal! ¿No? Exploró los alrededores de la zona en donde había abierto los ojos. Parecía ser un bosque normal y corriente, pequeño y rodeado de campos de cultivos propiedad de la villa más cercana. Las casas se alzaban, esporádicamente, aquí y allá de los caminos y los campos, como pequeñas setas recién salidas tras una tormenta intensa pero breve. Desde el bosque contempló, durante unos días, como era la vida en aquella pequeña villa, vestido únicamente con un taparrabos de pieles y sus grandes cuernos. Se alimentó de los roedores y aves a su abasto en el bosque, como conejos o cuervos. Un día, cuando las presas empezaron a escasear, hasta se comió una cigarra. Estaba crujiente, pero su asqueroso sabor no proporcionaba ni las calorías ni los nutrientes suficientes para que pudiese moverse.

Aquel mismo día, tras sentarse apoyando la espalda contra un árbol, un humano se adentró al bosque. Quizás en busca de algún conejo, quizás de camino a la villa vecina. Cuando encontró al demonio allí, postrado sin fuerzas, y tras un pequeño sobresalto, puso todo su empeño en ayudarlo en todo lo que pudiese. Aquel humano, que se veía, más o menos, de la misma edad (aparente) a la del demonio, cargó con él hasta su hogar, ausente de padres o familiares, y allí le dio de comer un poco de estofado y, finalmente, lo acostó, dejándolo reposar. ¿Por qué un humano se comportaría así con una presencia hostil como la suya? El demonio no paraba de darle vueltas a aquello, a medida que sus fuerzas abandonaban su cuerpo y aumentaban considerablemente el peso de aquellos parpados cansados, abandonándose totalmente a un sueño profundo.

Tras pasar tres días, el demonio despertó, completamente aturdido. ¿Había muerto y se encontraba en el limbo? Era bastante sucio. Se alzó lentamente, y se fijó en que al lado de su lecho había una bandeja con un cuenco de arroz y unas pocas verduras para acompañarlo. Volvió a sentarse y, agarrando el bol con la mano izquierda, alzo un puñado de arroz y se lo llevo a la boca, masticándolo ansiosamente. Tras acabar, y volver a dejar el bol en la bandeja, la puerta se abrió lentamente al tiempo que aquel muchacho entraba con la mirada clavada en el suelo. Alzó la vista y, tras mirar al demonio, sonrió de oreja a oreja. “¿Así que has despertado, eh?” Musitó el humano, alegre. ¿Acaso se alegraba de que aquel demonio hubiese sobrevivido? ¿Acaso era posible?

La convivencia fue un tanto extraña, pero aquella semana había sido entretenida, a su manera. Aquel humano entraba y salía de la casa todos los días, y, aunque el pequeño demonio no supiese que hacía, ni que pretendía, el humano volvía todos los días, sonriendo. Preparaba comida, trataba de charlar con el demonio (en vano)… Hasta que un día, el demonio no pudo contenerse.

- ¿Por qué? ¿Qué razón tiene un humano como tú para salvar a un demonio?

El humano sonrió, mientras recogía los boles y los ponía a remojar en un cubo de madera. “Es una buena pregunta, ¿no? Supongo que no pude dejarte allí, solo y moribundo. Yo también he estado solo por mucho tiempo… De alguna manera, puedo entenderte.” Y, tras decir esto, puso la tetera con la que preparaba el té a calentar.

La conversación entre el humano y el demonio, lentamente, avanzaba todo lo bien que podía ir. Curioso, el pequeño demonio hasta se ofreció a ayudar en las tareas de campo del campesino. “No puedes salir así. La gente de esta villa tiene demasiado miedo a los de tu… raza. Debemos hacer algo para poder disimular tu presencia”. Las horas pasaban, y la única idea que se le ocurrió al demonio fue que, para disimular su presencia, cortase sus grandes cuernos, lo único que los diferenciaba físicamente. El campesino cogió una sierra y, lentamente pero sin vacilar, con un pulso decidido, serró los cuernos del demonio para después ocultarlos bajo un sombrero de paja, y vestirlo adecuadamente.

Los años pasaron, y aquel humano campesino y el demonio fueron labrando su amistad y los campos. Si por el demonio hubiese sido, aquella apacible hubiese continuado para siempre, sin embargo, la guerra azotó el país. Aquel pobre campesino, sin ningún conocimiento militar ni equipamiento adecuado, fue reclutado para defender al país. El pequeño demonio espero en aquella solitaria casa, continuando las labores de sus campos.

La guerra había acabado para cuando el invierno cayó sobre aquella pequeña villa. Sin embargo, aquel campesino no volvía a lo que era su hogar. La nieve continuaba cayendo, impasible ante la ausencia del campesino. Sin previo aviso, unos nudillos golpearon la puerta suavemente. El demonio se alzó súbitamente, dejando el te preparándose. Lentamente, deslizó la puerta corredera y alzó la mirada, topándose con la de dos hombres. Parecían ser hombres de algún país extranjero, llevando sus inmaculados uniformes militares.

La noticia de la muerte del campesino no fue algo inesperada. Aún así, en el pecho del demonio empezó a arder un sentimiento. ¿Acaso aquello era el equivalente a la tristeza? ¿O la rabia que se generaba en su corazón era por volver a encontrarse solo en aquel mundo que no era el suyo? El mismo soldado que había acabado con la vida de su único amigo había venido a disculparse en persona. Pero, ¿acaso no significaba eso la guerra? ¿No debían matar indiscriminadamente a cualquiera que se opusiese a sus ideales? Apretó los nudillos con fuerza, al tiempo que aquel tornado de emociones de apoderaba de él. Las lágrimas afloraron de sus ojos, forzándole a cerrarlos ante el escozor.  

Cuando quiso darse cuenta, aquellos dos hombres yacían muertos sobre el suelo. Aunque los hubiese matado, aquel campesino, su amigo, no iba a volver nunca jamás. ¿Acaso matarlos era la solución? Solo se había convertido en alguien como ellos, en un asesino sin escrúpulos. Sus piernas temblaron ligeramente, al tiempo que juraba, sobre aquellos dos cuerpos y por su único amigo, que nunca jamás volvería a hacerle daño a nadie.

Cogió la tetera, vaciándola, y la gorra del militar que se había llevado a su único amigo como recuerdo a su promesa. Se puso las primeras ropas de vestir que encontró y abandono la villa. Así divago por el mundo, como un solitario cuervo, durante más de 100 años. Empezó a presentarse a sí mismo como Cuervo (Karasu), pero como en los países extranjeros jamás entendían su nombre, lentamente, fue cambiándolo a Crow.

Aunque divagar por el mundo no era tan divertido como pensaba, si que fue interesante conocer otras culturas, costumbres y ropas. Vestido con unas ropas antiguas, su tetera colgada y aquella gorra militar (teñida para que combinase con su ropa) acabo su viaje en una casa lejana y solitaria, con su propio campo de cultivos. Nadie se acercaría jamás a aquel lugar, tan internado en ninguna parte.

Aquel tiempo de retiro serenó su alma lentamente. Aunque ya no pudiese recordar la cara del que fue su único amigo, aún no había olvidado su nombre. Lo había grabado lenta y arduamente en su gélido corazón. “Seto… Debí haberte acompañado.” Aún las lagrimas afloraban en los ojos felinos de Crow cada vez que recordaba la ilusión de que volviese aquel humano a la casa que le había acogido.

Una carta se deslizó por la ranura de la puerta. Un bello sobre blanco se coló hasta el dentro de aquella casa-habitación. ¿La “Jikan Highschool” lo invitaba a unirse a ellos? Tras leer la carta, Crow entendió que aquel era su sitio. En el mundo humano normal no había sitio para un demonio como él. Tras firmas en la carta, un portal misterioso se abrió en el salón.

Y allí se encontraba, en la Jikan Highschool. ¿Qué le aguardaría en aquel nuevo lugar? Nunca había oído de su existencia en sus viajes, ¿acaso era nuevo? Pues no lo parecía. Parecía súperviejo el sitio.  Se encaminó hacia su dormitorio, ilusionado. Al fin podía encontrarse con gente como él.

Al abrir la puerta, un pequeño zorro, blanco y rosado, saltó hacia sus brazos. Crow lo agarro al vuelo y lo examino. “¿Así que una mascota? Hm, supongo que llevaras mucho tiempo solo. No te preocupes. Yo seré tu amigo.” Y así fue como Crow y Seto se conocieron. Por segunda vez.
   

Procedencia: Crow - Fragile Dreams: Farewell Ruins of the Moon

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