Hubiera sido una fea caída {Shinji A.}

Siempre era malo, molesto, o al menos incómodo ser el nuevo en una escuela, o al menos así lo era para Seira. A donde quiera que vayas, si no hay gran cantidad de personas, te miran extrañamente y susurran entre pequeños grupos, seguramente señalando que 'esa chica' era nueva, o que nunca la habían visto, o algún comentario sobre cualquier cosa de ella; comentarios que por suerte no llegaba a escuchar. En cambio, si había muchos alumnos, pasaba a ser invisible; no importaba si los mirara, no la miraban a ella; no importaba si hablaba, nadie la escucharía y, por donde quiera caminar, por mas "permiso" que pida, se chocará a cualquier cantidad de cuerpos que la han ignorado. A todo eso hay que sumarle que no es alguien muy social ni segura de sí misma, y tenemos a una chica algo inútil que probablemente deba pasar semanas antes de encontrar un amigo, si es que encuentra uno.
¿Habrá mas vígaros aquí? Siempre se hacía esa pregunta, tenía una pequeña esperanza todavía ya que, si conocía alguna o alguno probablemente podrían llevarse bien, si se supone que entre razas se entienden mejor, aunque es muy consciente de que no hay gran diferencia con el resto y que nada cambiará a no ser que se anime ella.

Caminaba por los pasillos hacia ningún lugar en específico, simplemente iba y venía de un lado a otro, recorriendo el enorme instituto, que nunca dejaba de sorprenderla. Hubiera preferido estar en el patio o algún lugar al aire libre, pero el sol estaba fuerte hoy y le disgustaban esas temperaturas, pues su piel tan blanca se quemaba fácilmente y luego le ardía durante días. Tal vez otro día iría, total, le quedan tres largos años en éste lugar, y salvo por las clases, no tenía nada importante que hacer el resto del día. Era una rutina aburrida pero se acostumbraría después de todo.
En sus manos llevaba un cuadernillo y, con un lápiz, iba terminando un dibujo que había comenzado a hacer hacia unos cuatro o cinco días ya, pero que no se había sentado a terminarlo todavía y, al encontrarlo esa mañana, se le ocurrió acabarlo pues era algo simple y faltaban detalles en las montañas del paisaje nada mas. Sin embargo, nunca podría ser una buena idea caminar por los pasillos sin prestar atención, y mucho menos por las escaleras, y todavía menos con visibilidad en un solo ojo, algo que sólo haría una idiota, una como ella.
Subía por los -aproximadamente- veinte y tantos escalones, o tal vez treinta, centrada en la hoja, cuando alguien bajó por al lado de ella y, al querer evitar chocar y hacerse a un costado, piso mal el escalón y resbaló hacia atrás. No quería dejar caer el preciado cuaderno, pero peor era romperse la cabeza, así que dejó que cayera de sus manos para sujetarse a los barandales a los costados antes de provocar una peor caída. Sólo se dio ligeros golpes y sus manos le dolieron un poco pero no tenía importancia, le pasaba por tonta nada mas. -Lo... Lo siento, fue mi culpa.- Miró a la persona con indiferencia, pues ella no se había enojado ni nada pero le dio curiosidad ver quien era, o tal vez a qué casa pertenecía. Regresó la mirada hacia adelante para ponerse de pie correctamente y se puso a buscar el cuaderno con la mirada, hasta notar que había bajado por sí solo los como veinte escalones restantes. Soltó un pequeño bufido y acomodó su mechón característico de cabello, para luego bajar por él. Ojala no se haya dañado.

Sus pies temblaban un poco por esa sensación de casi haber caído y haberse podido romperse la cabeza contra las baldosas del suelo o algún escalón. Mientras se re-concentraba y bajaba bien sujetada al barandal y colocando los pies lo mas atrás del escalón que pudiera, para calmarse y bajar a recoger su cuaderno, la persona con la que casi conmociona se adelantó a ella y lo tomó en sus manos, a lo que Seira reaccionó con una expresión preocupada en su rostro. Montones de ideas negativas pasaban por su mente, casi todas a base de que el chico se había molestado y pensaba hacer algo malo; pero en segundos nada mas removió todas esas cosas de su cabeza cuando él se lo devolvió. Se quedó mirando el cuaderno en las manos de él, luego miró su rostro sin decir nada, y cogió el cuaderno despacio, asintiendo con la cabeza. -No, no iba mirando por donde pasaba, me quedé tildada en la hoja.- Dijo en voz un poco baja y entre cortada. Volvió a mirar sus manos y notó que una de ellas estaba dañada. -Yo estoy bien, sólo es un raspón pero... ¿Puedo preguntar que te pasó a ti?- Preguntó con curiosidad inclinando un poco su cabeza, acercando la vista a la mano, y luego soltó una pequeña risa. -Detesto las enfermerías, nunca voy a ellas.- Sonrió y dejó que viera su mano apenas raspada por la pared, con la palma extendida hacia arriba, y en segundos la piel cicatrizó por completo y sin dejar marca alguna, pues no había sido nada. -Soy... resistente.- Miró al suelo aún sonriendo y llevó ambas manos detrás de su espalda, sujetando allí el cuaderno.
Sólo levantó la vista cuando escuchó su voz una vez mas, notando que la conversación aparentemente seguiría unos minutos mas. -Es normal, soy recién llegada. Seira Sturlson, aunque prefiero que me llamen sólo Seira o Sei. Huh y... Estudiante de primer año apenas, Dracheart también.- Volvió a retirar su mano, ahora para tenderla con la intensión de estrecharla con la de él. -Me alegra escuchar eso, no conozco a nadie aquí.- La sonrisa se hacía mas grande y sincera; normalmente la ignoraban y ya, pero él al menos había tenido modales y, por lo visto, pertenecía a la misma casa que ella. Abrió la boca para hacer otra pregunta, pero en nada la volvió a cerrar, algo dudosa de si hacerla o no. Quedó en silencio unos quince o veinte segundos mas nada mas, y la curiosidad le ganó. -¿Puedo preguntar... Qué eres?- Dijo casi en un susurro, dudosa. Había visto cada cosa allí que ya no era fácil sorprenderla, pero aún así la curiosidad de la adolescente siempre lograba salir a flote de alguna forma, así y sin mas.

Sus palabras eran muy simples y sus frases cortas, pero eso bastó para que una pequeña luz se encendiera para Seira. No era normal que alguien diga tan fácilmente de ser su amigo, es que pocos y ninguno había tenido pero, ¿no se forma con confianza y tiempo una amistad? Quizás ella entendía mal o puede que sea diferente allí. Sin embargo, sabe que una sonrisa sincera jamas se rechaza, así que sonrió ella también al estrecharse las manos. -Muchas gracias, Shinji-kun.- Dijo ahora con mas confianza y feliz, no podía negarlo. -Espero que así sea y... ¿Tuviste alguna mala experiencia aquí?- Interrogó viendo su brazo herido y relacionando eso con su comentario. Al parecer sí debía cuidarse y andar alerta con algunas personas, pero ya se enteraría aunque fuera por las malas.
Normalmente se hubiera quedado pensando, intentando recordar las múltiples especies de 'personas' que había según le dijeron pero, al escuchar la del muchacho, su cerebro actuó rápidamente y se dio cuenta. -Wow, eso es genial, ¡tienes un poco de cada uno!- Sonreía como emocionada; de no ser por un mago -por mas que fuera un nigromante- ella estaría muerta, y nunca habría conocido el mundo, tanto las cosas malas como las buenas y que tanto le fascinaban. En cuanto a su segunda parte, entendía perfectamente de lo que se trataba, pero nunca había sido prejuiciosa y, al ser un híbrido de dicha raza, supuso que alguno de sus padres era un ángel caído, pero eso no significaba que él haya hecho o fuera a hacer algo malo. Le parecía muy buena persona a decir verdad. -¿Yo? Soy una vígaro. Un nigromante me hizo así.- Comentó tranquila y confiada, levantando un poco su cabello de modo que no cubra el parche en su ojo. -No estoy tuerta.- Agregó con una pequeña risa antes de que la pregunta común se formulase, ya que es lo que todos creían al ver que cubría uno de sus orbes, pero ya ni le molestaba. -Oh y... Gracias por lo del cuaderno también. Te debo una, en serio.- Había olvidado sus modales en aquel momento y acababa de notar que no le había agradecido aún, pero al menos sí disculpado.

Analizaba lentamente cada oración, intentando no comprender nada erróneamente y quedar como tonta. Sintió sarcasmo en las primeras palabras, si fuera tan pequeño como lo hacía creer no hubiera salido herido, pero cuando dijo que era una chica demonio entendió un poco mejor. Se suponía que los de dicha especie eran un poco temperamentales, así que puede que sólo haya tenido un mal día y se desquitó con Shinji, o quién sabe, tal vez éste hizo algo que le molestara por lo que reaccionó de forma agresiva. "Gumiko". Memorizó ese nombre por si acaso, por precaución o algo por el estilo por si llegase a encontrársela algún día. Podría ser de otra casa y por eso se sentiría enojada hacia un dracheart. -Que mal por ti pero me alegro que sólo tu brazo haya salido perjudicado, y que te hayan ayudado.- "Eru". Otro nombre para recordar. Si algún día la veía le daría las gracias seguramente. -Andaré con mas cuidado, lo prometo. Tuve suerte de casi tirarte a ti por la escalera.- Bromeó y torció un poco su cabeza riendo. Si fuera aquella demonio la que se hubiera chocado probablemente estaría muerta.

-Oh, no hay mucho que contar sobre mi especie... Nací muerta, en resumen, y aquí estoy, creo que viva o algo así.- Informó al muchacho refiriéndose a los vígaros, aunque no hubiera mucho historial que contar; había tenido la "suerte" de llevar una vida mas o menos normal en adelante al hecho que la convirtió en lo que es hoy. -Hay muchos tipos de estudiantes, todavía no dejan de sorprenderme, y sólo se de algunos de ellos, ya sabes, los clásicos.- Se encogió de hombros refiriéndose a los vampiros, ángeles, demonios, magos, licántropos, etc; criaturas que hasta en los libros de historia o los mangas de fantasía o ficción aparecían, y desde que había venido tenía mas curiosidad y había leído un poco de todos. -Cuando los padres nos ocultan algo es porque saben que puede dañarnos.- Su tono de voz sonaba mas bajo y acabó la oración en un suspiro. Si se ponía a pensar, extrañaba mucho a su padre, pero no le molestaba el hecho de que no le haya contado sobre su pasado; sabía que le dolía a él y, si lo sabía, a ella le haría mal también pues era sólo una niña.

Soltó otra pequeña risa, sabía que iba a hacer esa pregunta tarde o temprano, la curiosidad siempre nos vence. -Es que... En mi anterior colegio veían mi rostro de forma extraña, porque... ¿Cómo lo digo?- Puso un dedo en su barbilla mirando ligeramente hacia arriba, como pensando la solución mas corta y entendible. -Uno de mis ojos no es mío, básicamente, y llamaba bastante la atención, así que me dijeron que si lo cubría dejarían de verme así. Y de hecho funcionó, creo que les atemorizaba un poco o algo así y ya no me molestaban.- Finalizó su intento de explicación señalando el parche, aunque tal vez había entendido poco y nada o se había mareado. -Si quieres te lo enseño.- Ofreció con total naturalidad, al igual que había dicho todo lo anterior, pues sorprendentemente era la primera vez que se lo decía como si nada a alguien y no le había incomodado en lo absoluto, aunque temía un poco a que a él sí, pues no sonaba nada normal.

¿Se veía viva? No le decían eso muy a menudo, ni siquiera ella sabía qué decir al respecto pues era un tema demasiado extenso. Al tacto no parecía viva, su piel extremadamente incolora decía lo mismo, y sus orbes carecían de vida; pero el hecho de que pueda moverse, hablar y pensar como una persona normal probablemente era lo que hacía que pareciera viva para algunos o sólo extraña para los humanos, ya que en su gran mayoría no creerían que un cadáver ande vagando por allí como una adolescente. Muchas veces se había hecho preguntas de ese tipo pero jamas obtuvo respuestas concretas, así que siempre lo olvidaba, pero siempre mantenía algunas cosas en su mente, como el hecho de que, aunque sea asesinada, regresaría una y otra vez, pero eso alguna vez se acabará y, ¿que pasará luego? Estará condenada a ver el mundo pasar encima de sus restos, pudiendo pensar tal vez, pero sin movilidad alguna, similar a una muñeca de trapo olvidada y botada. Eso le aterraba si se ponía a pensarlo.
No quiso tener que explicar toda un historia que ni ella comprendía por completo, así que pasó eso por alto. -Es algo... En serio muy complicado. O al menos para mi; aún no puedo entenderlo muy bien.- Se encogió de hombros y acercó su mano al rostro del muchacho, para luego apoyarla sobre una mejilla. -Siempre está así de fría, siempre.- Volvió a apartarla para no invadir su espacio personal y la llevó detrás de su espalda junto con la otra.
-Yo también lo extraño a decir verdad... A mi padre. Él no es un ser mágico, ni mi madre tampoco lo era, pero aún así se las arreglaron para mantenerme a salvo.- No le apenaba en lo mas mínimo el decir eso; al contrario, se sentía orgullosa de que esos fueran sus padres aunque a la vez muy molesta consigo misma. Pero, si lograba graduarse de Jikan podría volver con su progenitor, y ésta vez sería su turno de protegerlo con sus poderes cedidos gracias a aquel viejo asqueroso.

No pudo evitar sonreír al oírlo, y no entendía como había podido temer de él hacía unos minutos nada mas. Poco a poco fue apareciendo una cicatriz del lado izquierdo de su rostro, que atravesaba desde la mejilla hasta la ceja, pasando obviamente por su ojo. Por lo visto, la estaba ocultando. Se le escapó un pequeño "wow" de asombro, poniéndose de puntas de pie para verle mejor por su baja estatura. Escuchó con atención la pequeña historia de aquella cicatriz e hizo una leve mueca de dolor. -Que suerte, al menos no te pasó nada muy grande. Mis poderes no son de ataque, sino ya hubiera tenido varios problemas.- Torció la boca y notó como dicha herida desaparecía nuevamente, tan rápido como había desaparecido. Se le hacía fascinante a decir verdad. -Mi personaje favorito del Rey León es Scar.- Bromeó para que no creyera que le había dado impresión o algo, pero bueno, en serio era su favorito aunque muriera, y aunque ese tema no tuviera absolutamente nada que ver.
-En fin, ésto no es la gran cosa, es como un ojo común y corriente pero de otro color.- Sonrió y aflojó un poco el lazo que había sobre su oreja , para luego cerrar los ojos por seguridad y retirar el parche hacia abajo con cuidado. Los abrió y volvió a mirarle fijamente y en silencio. -Aunque hayas dicho eso querías verlo, ¿verdad?- Sonrió; no le había comentado la habilidad de conocer las intenciones de los demás con mirarlos unos segundos, y podía verlo en él. -Te lo dije, no es la gran cosa.- En un lugar como Jikan, debía ser una de las 'anormalidades' menos notorias o importantes, pues cualquiera se fijaría en unas hermosas e imponentes alas de ángel en lugar de un orbe anormal, por favor.