Una conversación a la puesta de Sol [Kuchiki Ayumu]

Ayumu había estado corriendo con su mascota por todo el predio de la universidad como todas las tardes que podía. Las clases y su empleo no le dejaban mucho tiempo, pero hoy tuvo un día ligero. Ahora estaba caminando por la sala común de la universidad con Kokoro en su hombro, de la forma en la que le gustaba más llevarlo. El zorrito estaba exhausto, durmiendo levemente ahí. “Me pregunto si cuando crezcas algo mas voy a poder llevarte así...” pensaba, mientras miraba a su pequeña mascota de reojo. En eso, se despierta, y mira con una cara de recién despierto a su dueña, la cual no pudo reprimir una pequeña risita. –Hay, eres terrible. ¿Quieres tomar algo? Creo que sirven algunas bebidas aquí.- Se acerca a un dispensador de agua y saca dos vasos llenos. Le dejo el vaso de Kokoro en el suelo mientras ella se tomaba el suyo, apoyando su espalda en la pared. La sala no estaba muy concurrida, solo se encontraban algunos estudiantes que pasaban el rato por ahí. Algunos charlando, un par solos... sin estarlo notando, su mascota se trepo a una de las mesas y se le subió a la cabeza a su dueña, lo cual le hizo perder la concentración y el equilibrio por un momento, pero al darse cuenta de lo que había pasado se empezó a reír. –Sí que eres travieso...- murmuro, agarro a su mascota y se dejo caer en uno de los sillones que tenía más cerca de ella, junto a una ventana. –No vuelvas a hacer eso, si no quieres que me des un susto, ¿escuchaste?- dijo, a modo de una reprimenda con poca seriedad al zorrito blanco que ahora tenía en sus manos frente a ella. Sin embargo, no se había dado cuenta hasta ahora que había un chico cerca de donde se encontraba ella, mirando por la ventana que tenia al lado. El chico, de unos ojos grises penetrantes, podía sentir su mirada incluso estando desde una corta distancia. Estaba sosteniendo una taza humeante, la cual podía contener o té o café, bebidas que acostumbraban tomar los estudiantes por aquí. –Disculpa, no quise interrumpirte... no lo hice, ¿no?- pregunto ella, de una forma algo tímida.

El joven con el que se había topado poseía un semblante tranquilo, el cual le había respondido con una ligera sonrisa amable, dejando su taza a un lado. Mientras tanto, la que parecía ser la mascota del chico había empezado a olfatear los mechones azules de Kokoro y, al ver esta escena, la pelinegra no pudo evitar dejar escapar una leve risa al ver el interés de la otra mascota. En ese mismo momento el joven se dirigió de nuevo hacia Ayumu, manteniendo la misma sonrisa de antes, diciendo que su mascota era algo impulsiva, a lo que ella simplemente respondió con un –No hay problema- y acariciando un poco la cabeza de su propia mascota para que se calmase y no armase una pelea.

Luego de unos segundos, la chica se recostó un poco más en los sillones, al tiempo que vio que el chico que tenía delante había agarrado la tetera y una taza más, y le estaba ofreciendo café con una sonrisa un poco más amplia que antes. Esto sobresalto un poco a la joven, y contesto con un rápido –No, gracias-, posándole la mirada a los ojos del joven. “Pero que estoy pensando, estamos en un lugar concurrido, no creo que intente hacer nada...” pensó con rapidez, echando un pequeño vistazo alrededor de la sala. Todavía había algunos alumnos en la sala, así que estaba segura. Sin embargo, para estar más tranquila decidió hablar un poco más con el joven, para ver si poseía alguna que otra intención peligrosa. –Tu mascota es un zorro... así que supongo que perteneces también a Nymphart, ¿verdad?- pregunto, algo obvio para comenzar. – ¿Hace mucho que andas por esta escuela? Porque la verdad es magnífica... y grande de por sí- trato de preguntar más.