Habitación #4

Era el primer día que pasaba en aquella escuela extraña, aun que bastante  aburrido para la joven  recostada boca abajo en su cama apoyada de ambos codos leyendo uno de los pocos libros que había logrando traer de su casa aquella escuela que le había dado la libertad de su padre, estaba finalmente libre al lado de su hermano mayor y ya podía estar tranquila en parte de no verlo maltratado o haciendo entrenamientos extenuantes, suspiro pesadamente parpadeo frotándose las orbes ambarinas de las cuales ella era dueña

Estiro su grácil cuerpo se incorpora en un rápido pero ágil movimiento una sonrisa  curvo sus labios, termino el desayuno que su ama de llaves le llevo, observo el gran dormitorio que era solo para él y ella suspiro  nuevamente y vio la cama perfectamente arreglada, supuso que hacia horas Kamui se dispuso a despertarse y marcharse algún lugar de la academia eso la molesto se sentía un poco sola sin él, abrazo a su peluche favorito y avanzo hasta  el armario cogió un sencillo conjunto de una falda negra corta y un top del mismo color sin tiros dejo su cabello suelto volvió a poner el peluche en la cama.

Se hecho un último vistazo en el espejo, antes de salir de la habitación hacia el jardín que daba la parte trasera del lugar que le habían dado para que pasaran todo el tiempo que permanecieran en esa academia,  parpadeo un poco para acostumbrarse a la luz solar, avanzo por un pequeño camino hecho de piedras a los lejos pudo oír el pasar de un rio, el cielo de un azul claro despejado de cualquier nube, la brisa fresca  que balanceaba con suavidad las ramas de los árboles y los pequeños arbustos llenos de flores, que llevaban el ambiente de un dulce olor, una sonrisa se escapo de sus labios el paisaje era hermoso, siguió caminando por el camino, deseaba saber dónde estaba su hermano.

Paso un tiempo recorriendo el pequeño jardín pero no encontró nada, suspiro pesadamente y  pensó en ir a la pequeña biblioteca que habían mandado a acondicionar para ellos en esa misma habitación que era bastante grande, abrió la puerta y subió al piso contiguo camino por el pasillo hasta quedar frente a la puerta ahí pudo sentir la presencia peculiar de su querido hermano suspiro aliviada por encontrarlo y entro en silencio hasta quedar frente a él que como lo imagino se encontraría ahí leyendo.

-Oni-chan, con que estabas aquí…-dijo en cierto tono de reproche- por un momento pensé que habías huido como me dejaste saber antes de venir aquí…-susurro –

Guardo silencio unos segundos y avanzo para agarrarse y apoyarse en las rodillas ajenas y mirarlo a los ojos un poco preocupada.

-Oye…prometimos aquí comportarnos diferente…así que deja de encerrarte acá ¿sí?... –sonrió y acerco su mano al rostro ajeno apartando un mechón de su cabello- ¿me estas escuchando Oni-chan? –dijo por última vez para llamar su atención.