Enjoy! { Priv. Nozomu Shiro. }

¿Qué es el hambre? Es esa sensación de que tienes que masticar algo o de lo contrario te comerás a alguien. Es ese rugido que sale de tu estomago cuando el mismo siente que necesita alimentarse. Vamos, una necesidad de todo ser vivo.
Una atractiva pero inocente peli-rosa se encontraba en la isla principal luego de haber pasado por las áreas verdes, ahora mismo era de noche y ella estaba hambrienta por lo que decidió caminar hasta los restaurantes y luego de recorrer todos, encontró por fin uno que fuese de su agrado.
- Aquí me quedo… - Murmuró para sí misma la joven para luego entrar al restaurante que tenía aspecto elegante. Observó a su alrededor en busca de un lugar en donde sentirse cómoda hasta que por fin lo encontró. Allí, en una esquina bastante apartada de los demás, había una mesa junto a dos sillas que tenían cerca una gran ventana, dando vista a todo lo que se encontrara fuera del restaurante. Rápidamente la muchacha caminó hacía ese rincón y tomó asiento, esperando a ser atendida por algún camarero.
Luego de unos pocos minutos de espera, llegó un joven de cabellos castaños y ojos claros para darle el menú de la casa. El muchacho le aconsejó ciertos platillos, informándole también de que el restaurante era uno en el cual se servían distintas comidas de diferentes partes del mundo para satisfacer hasta al paladar más exquisito, lo cual dejó fascinada a la ojiverde.

‘’Sé útil y pide comida italiana, hace tiempo que no comemos ese tipo de comida.’’ –Le dijo entre pensamientos su alter ego.- ‘’Por favor no me trates así…‘’ - Le respondió la personalidad original.- ‘’Yo te trato como se me da la MALDITA gana.’’ – Su alter ego parecía estar enojándose.- ‘’Pero yo soy Samantha... no tu…’’ –Se defendió la contraparte buena. – ‘’¿¡QUÉ DIJISTE!? YO SOY SAMANTHA VASILYEV.’’ – ‘’No… yo.’’ – ‘’NO, YO.’’ – ‘’¡¡¡YA CÁLLATE, POR FAVOR!!!’’ – Y esa fue la primera vez que la personalidad ‘’buena’’ se reveló contra su alter ego, la cual siempre la pisoteaba como si no fuera nada, lo más gracioso de todo es que hizo caso y guardó silencio. Ante aquel debate en su mente, la joven puso una expresión de dolor en su rostro ya que comenzaba a dolerle la cabeza. El mesero observó preocupado a su clienta la cual luego de unos minutos simplemente sonrió y ordenó lo que iba a comer.
‘’La cabeza me duele mucho…’’ Pensó la pobre chica mientras suspiraba levemente y arreglaba su elegante vestido el cual tenía hermosos toques de la época victoriana. Quizás para algunas personas ella podía tener un estilo raro a la hora de elegir con que ropas vestir pero para ella, su estilo era único y muy original. De hecho, así como había personas que pensaban que se vestía raro, también había personas que la elogiaban muy seguido debido a que siempre se veía linda y elegante con aquel tipo de ropa. Claro, para ella era todo un encanto ser elogiada por su manera de vestir ya que la ayudaba a ser más segura en cuanto a esas cuestiones.

Su comida estaba tardando un poco, así que decidió observar detenidamente por la ventana y se dio cuenta de que estaba lloviendo. Se notaba que era una lluvia repentina ya que toda la gente que antes se veía caminando con tranquilidad, ahora estaba corriendo de un lado a otro para no mojarse.
‘’Me haría bien algo de compañía… nunca me ha gustado estar sola…’’ Pensó mientras entrecerraba los ojos y continuaba observando por la ventana. ‘’Estar sola es tan triste…’’ Y al pensar eso, sonrió levemente con algo de ironía. Ella nunca estaba totalmente sola ya que tenía a su alter ego. Era molesto y quizás hasta horrible pero era la verdad.  De un momento a otro dejó de mirar por la ventana y se dedicó a estudiar a las personas que estaban sentadas en el restaurante. Todos eran estudiantes, al parecer, e incluso había gente con los uniformes correspondientes a cada casa del instituto Jikan. Todos ellos estaban acompañados, no había ni un solo individuo solo, ninguno a excepción de ella misma. Ella sí estaba sola y no le sorprendía.
‘’No estás sola… y aunque no sientas cariño hacía mí, ambas somos las dos caras de una misma moneda… ’’ Le dijo su alter ego dentro de su mente, causando que ella solo soltara una pequeña risa inocente y volviera a ver por la ventana, esperando su comida y una buena compañía con la cual disfrutarla, aunque claro… ya se estaba resignando a que nadie llegaría nunca de la nada a estar con ella.
Como siempre, ella estaba casi sola.

Vestido:

En ese instante, le habían comunicado que la mesa en donde estaba sentada había sido reservada antes y que ahora mismo, la persona que había hecho tal reservación se había presentado. Su mirada profunda pero a la vez inocente se fijó en los ojos del camarero, como si ella no comprendiera la situación. Luego de intercambiar aquella mirada con el mesero, escuchó una dulce pero varonil voz y fue en ese momento en el que lo vio: Allí estaba un joven alto y con un perfecto traje blanco, portando un sombrero y una capa junto con un monóculo también. La ojiverde simplemente sonrió tiernamente al escuchar lo que él dijo, para luego clavar sus ojos en los del joven.- Me parece perfecto poder disfrutar de buena compañía. – Respondió elegantemente, sin dejar de sonreír.

Pudo ver luego como él se había acercado y tomado su mano, para después darle un beso. Su sonrisa se hizo un poco más grande al notar tal acto de caballerosidad, no todos los días se podía ver en Jikan que un joven era así de educado con una dama como lo era ella.
‘’Nozomu… Shiro… ¿Eh? ¡Muy lindo!’’ Pensó la muchacha al escuchar cómo se presentaba mientras que no paraba de ver los ojos del joven.- Nozomu Shiro… es un muy lindo nombre, yo me llamo Samantha Vasilyev Drăculea  y también es todo un gusto conocerlo. –Se presentó igual, siempre manteniendo la elegancia pero teniendo aquella pizca de inocencia y alegría, característica de su persona y parte de su encanto.- Puedes sentarte si así lo deseas… un poco de compañía sería perfecto para mi. –Respondió cuando lo oyó preguntarle si le importaría a ella que él tomase asiento.
‘’Al fin una persona a la que no le dices los ‘’miles’’ de nombres que tenemos…’’ Se burló su alter ego y con razón. Ella solía presentarse con los cuatro nombres que poseía y con los dos apellidos que tenía también. Claro, prefería que la llamaran simplemente ‘’Samantha’’, ‘’Sam’’ o ‘’Princesa’’, para que no resultara muy tedioso o molesto para los demás.

- Di-Disculpe la curiosidad pero… ¿Había reservado la mesa para poder cenar con alguien especial o algo así? No debe responder si no quiere… -Le dijo algo apenada pero totalmente curiosa. ‘’Quizás iba a comer con una persona especial para él y yo he arruinado todo con mi presencia…’’ Pensó, haciendo una pequeña mueca de tristeza al creer que podría haber interferido en los asuntos ajenos.- Perdóneme si he estropeado sus planes al sentarme en esta mesa… si de verdad la había reservado para una ocasión especial no dude en pedirme que me vaya… -Musitó sin darle tiempo a responder lo primero que había dicho mientras desviaba levemente la mirada para no verlo a los ojos ahora. Quizás era así, después de todo él no necesitaba ser caballeroso con ella ya que tal vez lo hacía para mantener su imagen o a lo mejor, la peli-rosa simplemente estaba malinterpretado todo.
‘’Recuerda que el negro de la noche es nuestro jardín… en caso de no poder quedarnos… podemos salir… y así YO podré divertirme un buen rato.’’ Le dijo su alter ego entre pensamientos mientras remarcaba aquel ''YO'', la peli-rosa simplemente se limitó a mantener la mirada desviada aunque miraba ocasionalmente al joven de reojo.

La princesa se sintió aliviada al oír que el joven estaba solo, suspirando con una leve sonrisa como si le quitaran un peso de encima. Luego se precipitó un poco cuando el joven dijo  que quizás sería el quien se tendría que marchar ya que una joven como ella no estaría sola en una noche como esa… la pelirosa desvió la mirada un segundo y al volver su mirada hacía él, pudo notar como el joven tenía una sonrisa encantadora en el rostro, lo cual cautivó con sutileza a la dama.

- … -Se mantuvo callada, no quería decir nada que pudiera arruinar el momento.- L-La verdad es que… sí estoy sola, no tengo ninguna cita con nadie… así que no arruinas nada. –Le respondió al muchacho cuando este dijo que no quería arruinarle la cita que tuviera y que en cuanto comiera se marcharía.- ¡Esta bien si comemos juntos por hoy! –Exclamó directamente y de manera rápida sin darle lugar a responder al contrario, intentando que toda timidez se esfumara.
- Yo en verdad creo que es muy interesante poder compartir una comida con alguien como usted. –Dijo la de hermosos ojos verdes, intentando recobrar la elegancia y la buena postura que desde pequeña le habían enseñado que debía tener. Tan pronto como dijo aquello, la comida llegó y fue puesta en la mesa para que ambos pudieran disfrutarla, era un verdadero manjar para la joven ya que en realidad tenía bastante hambre.
- Ciertamente, tiene muy buena pinta… - Musitó ella con cierto asombro. Había escuchado que la comida en ese restaurante era muy buena pero no se imaginaba que tan buena podía ser. Con delicadeza y sin perder la elegancia, la joven comenzó a comer, dando pequeños bocados y saboreando la comida con lentitud como si no se quisiera perder ningún detalle de su sabor.
-Mhm… mi comida está verdaderamente deliciosa… ¿Y cómo sabe la tuya? –Preguntó curiosa ella, mirando al joven con inocencia y a la vez curiosidad.

¡Abrir, abrir! :