Invitado
Conectarse
¿Quién está en línea?
En total hay 2 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 2 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 86 durante el Jue Oct 24, 2024 9:07 am
Últimos temas
• N O R M A L E S•
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Delicioso olor: Libertad. [Priv. Samantha Vasilyev]
2 participantes
Página 1 de 1.
Delicioso olor: Libertad. [Priv. Samantha Vasilyev]
No había demasiada gente en la cafetería. Era por la mañana, temprano, y una brisa fresca, rejuvenecedora, se respiraba por todo Jikan. Se colaba en tus pulmones, te llenaba, y una agradable sensación de libertad te recorría de arriba abajo. Algunas personas charlaban, en grupitos, todas con sus cafés y galletas en mano. Quizás visitar la cafetería solo no fuera tan divertido, pero era, justo en esa hora, un lugar tranquilo, sereno, y no estaba lleno de… prepotentes dormilones que solo saben hacer “peyas”. Al entrar, junto con Chula, un apetitoso olor a magdalenas, dulces y tés llegó hasta mi nariz. Me relamí, esbozando una suave y ligera sonrisa. En cierta manera, valía la pena despertarse más temprano de lo normal únicamente para esto. Allá afuera, aprovechando que todavía no hacía un calor abrasador, algunas personas corrían de un lado a otro, sin prisas, escuchando música.
Llevaba el mismo uniforme de siempre, un poco más... "informal". Los auriculares rojos colgaban de mi cuello, conectados al MP4, y de ellos salían una música suave, pero actual. Me acerqué al mostrador, lentamente. Es cierto que algunas personas, veteranos, ante todo, me miraban, sonreían y cuchicheaban entre sí cosas que, en verdad, poco me importaban. En realidad, con el tiempo aprendes a oír y darle importancia a las opiniones que tus verdaderos allegados tienen. Lo que digan los demás sobre tu forma de ser, vestir, reaccionar deben darte igual. ¿Qué les importará a ellos cuántos años tengas, si la novia te dejó, o cualquier otra nimiedad? Nunca di explicaciones, siempre guardé mi intimidad y la frase “No es de tu incumbencia” pasó, por lo menos durante en un tiempo, a ser la que más usé. Odio a la gente que se mete en la vida de los demás. ¡No os imagináis cuanto!
Mi estómago rugió, y no tardé en pedir un té de frutas del bosque, acompañado de una pequeña porción de tarta de queso. Me senté al lado de la ventana, separado, como no, de todos los demás. Algunas chicas, (no sé el motivo) me miraban, y me señalaban discretamente (o lo intentaban). Claro está, ese tipo de detalles los pasaba por alto. Coloqué la taza encima de la mesa, y saqué la bolsita de dentro del agua, dejándola a un lado del plato donde estaba el trozo de tarta. Me arremangué un poquito. El tatuaje, ahora visible, me daba fuerzas, en cierta manera, para seguir adelante. Lo acaricié, respirando profundamente, y comencé a comer, observando el exterior. En todos aquellos días tuve pocas conversaciones, exceptuando los profesores, con los “compañeros”. Espero, verdaderamente, que en las próximas semanas la adaptación sea más llevadera.
Me coloqué los cascos, lentamente, después de acabar de comer. Bebí un poquito, sonreí, y me aislé de todo y todos. Comencé a tamborilear con mis dedos sobre la mesa. Chula se sentó a mi lado, y al verme, posó su patita derecha encima de mi pierna. La miré, y entendiendo lo que quería, la agarré, poniéndola a mi lado. Rápidamente, se acercó a la ventana y comenzó a “otear el horizonte”. Que mona era cuando se sentaba de esa manera. Patitas delanteras tensadas, cabeza hacia el frente, y su colita hacia atrás, quieta. De vez en cuando movía los ojos para mirar aquí o allá. La acaricié, y volví a lo mío. A mi té. A mis cosas. Podría decir que era la primera vez que tenía ganas, cien por cien, de tener a alguien con quien hablar. Un apoyo sólido en Jikan. Un cimiento, algo en lo que apoyarme por si cualquier cosa falla.
Llevaba el mismo uniforme de siempre, un poco más... "informal". Los auriculares rojos colgaban de mi cuello, conectados al MP4, y de ellos salían una música suave, pero actual. Me acerqué al mostrador, lentamente. Es cierto que algunas personas, veteranos, ante todo, me miraban, sonreían y cuchicheaban entre sí cosas que, en verdad, poco me importaban. En realidad, con el tiempo aprendes a oír y darle importancia a las opiniones que tus verdaderos allegados tienen. Lo que digan los demás sobre tu forma de ser, vestir, reaccionar deben darte igual. ¿Qué les importará a ellos cuántos años tengas, si la novia te dejó, o cualquier otra nimiedad? Nunca di explicaciones, siempre guardé mi intimidad y la frase “No es de tu incumbencia” pasó, por lo menos durante en un tiempo, a ser la que más usé. Odio a la gente que se mete en la vida de los demás. ¡No os imagináis cuanto!
Mi estómago rugió, y no tardé en pedir un té de frutas del bosque, acompañado de una pequeña porción de tarta de queso. Me senté al lado de la ventana, separado, como no, de todos los demás. Algunas chicas, (no sé el motivo) me miraban, y me señalaban discretamente (o lo intentaban). Claro está, ese tipo de detalles los pasaba por alto. Coloqué la taza encima de la mesa, y saqué la bolsita de dentro del agua, dejándola a un lado del plato donde estaba el trozo de tarta. Me arremangué un poquito. El tatuaje, ahora visible, me daba fuerzas, en cierta manera, para seguir adelante. Lo acaricié, respirando profundamente, y comencé a comer, observando el exterior. En todos aquellos días tuve pocas conversaciones, exceptuando los profesores, con los “compañeros”. Espero, verdaderamente, que en las próximas semanas la adaptación sea más llevadera.
Me coloqué los cascos, lentamente, después de acabar de comer. Bebí un poquito, sonreí, y me aislé de todo y todos. Comencé a tamborilear con mis dedos sobre la mesa. Chula se sentó a mi lado, y al verme, posó su patita derecha encima de mi pierna. La miré, y entendiendo lo que quería, la agarré, poniéndola a mi lado. Rápidamente, se acercó a la ventana y comenzó a “otear el horizonte”. Que mona era cuando se sentaba de esa manera. Patitas delanteras tensadas, cabeza hacia el frente, y su colita hacia atrás, quieta. De vez en cuando movía los ojos para mirar aquí o allá. La acaricié, y volví a lo mío. A mi té. A mis cosas. Podría decir que era la primera vez que tenía ganas, cien por cien, de tener a alguien con quien hablar. Un apoyo sólido en Jikan. Un cimiento, algo en lo que apoyarme por si cualquier cosa falla.
Última edición por Alan Looper el Miér Nov 13, 2013 12:19 pm, editado 1 vez
Alan Looper- Magos
- Pet :
Pareja : Ningunap!
Orientación :
Inclinación :
Mensajes : 39
Puntos : 995
Fecha de inscripción : 26/09/2013
País :
Propiedad
Objetos:
Poderes:
Re: Delicioso olor: Libertad. [Priv. Samantha Vasilyev]
Delicioso olor: Libertad.
''Un desayuno sin un amigo, no es desayuno." - Autor desconocido.
Su despertador sonó exactamente a la hora que se lo había programado, con aquel típico sonido estridente y fuerte, despertando rápidamente a la pelirosa la cual, desde las blancas sabanas, tomó el despertador para luego arrojarlo con todas sus fuerzas hacia la pared, causando que este quedara destrozado. Ya compraría uno nuevo luego.
Se sentó en la cama y comenzó a frotar sus ojos con pereza, a pesar de que parecía un zombi por levantarse temprano, ella sabía que esta vez valía la pena.
Era algo que ella había planeado un día antes: Despertarse temprano, ir a la cafetería, desayunar una comida en especial que fuese deliciosa y luego simplemente volver a su dormitorio ir a su dormitorio y esperar hasta que sus horas de clases llegaran.
Observó por un momento a su serpiente, la cual se acercaba hacía ella al parecer también con pereza. – Y ahora… una ducha. – Dijo la muchacha mientras se ponía de pie y caminaba hacía el baño. Al llegar, se quitó la ropa y entró en la ducha, no tardó demasiado así que dentro de unos cuantos minutos salió. Cubrió su cuerpo con una toalla de color ámbar y fue hacía su armario, sacando el uniforme y ropa interior limpia para poder ponérselo.
Estando vestida, fue a verse en un espejo de cuerpo completo y con delicadeza empezó a peinarse, hasta que se hizo una coleta, adornando su cabello con un ‘’lazo gigante’’ que había comprado. Sonrió satisfecha al ver que lucía bien y arregló algunos diminutos detalles del uniforme, luego se acercó a su mascota y la cargó en brazos para así poder ir a la cafetería.
Al llegar a la cafetería, sintió como Cedric, su serpiente, se escondió entre su ropa por miedo a las personas desconocidas que se encontraban allí. Era normal, aún era un bebé.
Se acercó rápidamente hacía donde estaban servidas todas las comidas para ese momento del día y comenzó a verlas, eligiendo finalmente una pequeña rebanada de pastel de chocolate. Después, se acercó a las bebidas y nuevamente comenzó a elegir con cuidado hasta que al final, optó por tomar té.
Todo estaba cargado en una bandejilla, todo listo para ser devorado por la hambrienta pelirosa, lo único que faltaba era un lugar cómodo para poder desayunar en paz y a ser posible, con compañía. A Samantha nunca le había gustado comer sola aunque en algunas ocasiones tenía que hacerlo al no tener muchos amigos con quienes contar.
Pudo notar que en una mesa se encontraba un joven solo, al parecer estaba acompañado únicamente por una zorrita. Dedujo que era de Nymphart al ver a aquella zorrita tan tierna aunque también sabía que era posible que en realidad esa mascota no fuese suya y estuviera esperando a alguien. Quería sentarse allí con él ya que parecía ser alguien tratable y una persona con la cual podría entablar una buena conversación pero le daba algo de pena ir y simplemente sentarse. Respiró profundamente y se armó de valor, caminando con algo de timidez hacía el muchacho.
Al llegar, simplemente lo observó por un momento y notó que tenía un parche, la joven pensó por un momento que quizás habría tenido algún accidente o puede que también lo llevase por mero gusto. Decidió no seguir pensando en eso y con una adorable sonrisa en su rostro, ella fue directo al punto en cuestión.- Di-Disculpa… ¿Puedo desayunar contigo? E-Es que nunca me ha gustado comer sola… -Dijo tímida, sintiendo como Cedric se asomaba por la manga de su uniforme para ver al joven. Ella simplemente cerró sus ojos por un momento, creyendo que él le diría que no pero luego simplemente abrió los ojos y pensamientos optimistas pasaron por su mente, las cuales la tranquilizaron un poco. Miró sin disimulo al zorro del joven, curiosa y con ganas de darle una que otra caricia ya que le parecía muy linda.
‘’Ufff… ¿En serio?... ¿De verdad vamos a esperar a que este desconocido diga que sí? ¡Solo siéntate y come! ’’ Le dijo mentalmente su alter ego que hasta el momento no había dicho ni una sola palabra. Samantha, por otro lado, intentó mostrarse tranquila y amigable, ignorando por completo lo que había dicho su contraparte.
‘’No me ignores.’’ Fue lo único que dijo al final alter ego, al parecer se había molestado pero a Samantha seguía sin importarle así que decidió poner toda su atención en el joven, esperando su respuesta con impaciencia.
Samantha Vasilyev- Damphir
- Pet :
Pareja : N-No.
Orientación :
Inclinación :
Mensajes : 61
Puntos : 745
Fecha de inscripción : 03/08/2013
Localización : ¡En todos los lugares!
País :
Propiedad
Objetos:
Poderes:
Re: Delicioso olor: Libertad. [Priv. Samantha Vasilyev]
Ayer, volví a imaginar. Ayer, volví a recordar lo que se sentía. Lo que se escuchaba en las noches oscuras, frías, entre beso y beso, caricia y caricia. Después de la muerte, no tiene por qué desaparecer todo. Quedarán las vivencias, las sonrisas, los abrazos. Quedará el amor. Eterno, etéreo, inspirador. La música, suave, amena, me relajaba, como un bálsamo para el oído. El parche ni siquiera existía. Nada parecía estar a alrededor. El té recorría mi garganta de vez en cuando, calentándome. Los dedos bailaban solos. Mis ojos, absortos en un punto indeterminado, se movieron únicamente cuando una joven, liviana, grácil, bonita, se acercó a mí. La observé, con una suave sonrisa. Vi cómo movía los labios. Me quité los cascos, justo en el momento en el cual escuchaba "...yunar contigo" y lo que venía después. Ladeé la cabeza, expectante. Que...fácil todo, ¿no? Que confiado. Supongo que podría calificarla como de mi grupo. Adiós, soledad. ¡No vengas más! Gracias. Acaricié el asiento a mi lado. Asentí.-Adelante, siéntate. No tengo ningún problema. Tampoco me gusta comer solo. Es... tranquilizador, pero a veces aburrido. -Alcé ambas cejas. Sonreí, de nuevo, cómo no.
Coloqué los cascos en mi cuello, con un volumen más o menos normal para escuchar algo de música si se hacía el silencio en la conversación. Sonaba el piano, ligero, acompañado de un violín, y de fondo una base más actual. Mis orbes, en cierta manera, no se desviaban de la señorita. Removí un poco el té, para volver a sentirlo discurrir por mi cuerpo. Acaricié, con suavidad, el pelaje de Chula. Me tapé la muñeca, ocultando el tatuaje. -No hay mucha gente que venga por las mañanas, a estas horas, aquí. -Comenté, metiendo la mano en mi bolsillo y sacando, lentamente, el diario. Lo abrí, tomé con cuidado sus páginas, finas, y leí por encima, en cierta manera para revisar lo ya escrito, o, quizás, para mantener mis manos quietas de una vez por todas. Simplemente, poder sentirlo me tranquilizaba. Evidentemente, poco después lo oculté, sin más ceremonia.
Chula, después de un rato sin apartar la mirada de la ventana, se estiró y se acercó a mis piernas. Tomó asiento en ellas, hecha un ovillo. La volví a tocar, con mimo. -¿Quieres acariciarla? -Pregunté, sin reparos. El pelaje de Chula era suave y sedoso, e incluso restregar la mejilla sobre él era un placer. ¿Qué era extraño preguntarle eso a una desconocida? Ya. ¿Y qué? La gente tiene muchísimas oportunidades para hacer sonreír a los demás. Pero no todo el mundo las aprovecha. No todos piensan en alegrarle el día a alguien. Una tarea sencilla, un gesto minúsculo, una cantidad de tiempo mínima, pero siguen sin hacerlo. ¿Dónde quedaron los “cafés pendientes”? La débil línea que nos convierte en una sociedad caprichosa o que tenga empatía es fina. Muy fina. La cortesía… ¿se esfumó? ¿No podemos, siquiera, ser amables? No somos interesados, no somos falsos, simplemente somos considerados por el desconocido que puede tener más problemas que tú y merece una sonrisa cada día. Que se olviden de ellos. Que pasen un buen rato. Que vean que, absolutamente cualquier cosa puede tener una salida, un túnel para salir al exterior. Una...esperanza.
Coloqué los cascos en mi cuello, con un volumen más o menos normal para escuchar algo de música si se hacía el silencio en la conversación. Sonaba el piano, ligero, acompañado de un violín, y de fondo una base más actual. Mis orbes, en cierta manera, no se desviaban de la señorita. Removí un poco el té, para volver a sentirlo discurrir por mi cuerpo. Acaricié, con suavidad, el pelaje de Chula. Me tapé la muñeca, ocultando el tatuaje. -No hay mucha gente que venga por las mañanas, a estas horas, aquí. -Comenté, metiendo la mano en mi bolsillo y sacando, lentamente, el diario. Lo abrí, tomé con cuidado sus páginas, finas, y leí por encima, en cierta manera para revisar lo ya escrito, o, quizás, para mantener mis manos quietas de una vez por todas. Simplemente, poder sentirlo me tranquilizaba. Evidentemente, poco después lo oculté, sin más ceremonia.
Chula, después de un rato sin apartar la mirada de la ventana, se estiró y se acercó a mis piernas. Tomó asiento en ellas, hecha un ovillo. La volví a tocar, con mimo. -¿Quieres acariciarla? -Pregunté, sin reparos. El pelaje de Chula era suave y sedoso, e incluso restregar la mejilla sobre él era un placer. ¿Qué era extraño preguntarle eso a una desconocida? Ya. ¿Y qué? La gente tiene muchísimas oportunidades para hacer sonreír a los demás. Pero no todo el mundo las aprovecha. No todos piensan en alegrarle el día a alguien. Una tarea sencilla, un gesto minúsculo, una cantidad de tiempo mínima, pero siguen sin hacerlo. ¿Dónde quedaron los “cafés pendientes”? La débil línea que nos convierte en una sociedad caprichosa o que tenga empatía es fina. Muy fina. La cortesía… ¿se esfumó? ¿No podemos, siquiera, ser amables? No somos interesados, no somos falsos, simplemente somos considerados por el desconocido que puede tener más problemas que tú y merece una sonrisa cada día. Que se olviden de ellos. Que pasen un buen rato. Que vean que, absolutamente cualquier cosa puede tener una salida, un túnel para salir al exterior. Una...esperanza.
Alan Looper- Magos
- Pet :
Pareja : Ningunap!
Orientación :
Inclinación :
Mensajes : 39
Puntos : 995
Fecha de inscripción : 26/09/2013
País :
Propiedad
Objetos:
Poderes:
Temas similares
» Comer un aperitivo [Priv. Samantha Vasilyev]
» Our chronology. { Samantha. }
» Our relations. { Samantha. }
» His name is jealous. { Cedric. - Samantha's Pet. }
» The double-edged sword. { Samantha ID - Finalizada. }
» Our chronology. { Samantha. }
» Our relations. { Samantha. }
» His name is jealous. { Cedric. - Samantha's Pet. }
» The double-edged sword. { Samantha ID - Finalizada. }
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Vie Ago 28, 2015 5:53 pm por Chizuru Minamoto
» Afiliación Élite -Alpha Superhéroes vs Villians
Miér Jul 01, 2015 10:03 am por Invitado
» Limpieza de afiliados
Miér Abr 01, 2015 9:23 pm por Invitado
» Sweet School Life Elite ( remodelación)
Vie Dic 12, 2014 1:37 pm por Invitado
» Crónicas de Etribia [Afiliación Elite]
Vie Sep 05, 2014 5:36 pm por Invitado
» Lyurand Terris [Normal]
Vie Ago 29, 2014 7:06 pm por Invitado
» Infected Love {Afiliación NORMAL}
Miér Ago 27, 2014 2:00 am por Invitado
» Makai {Élite}
Vie Ago 22, 2014 10:22 am por Invitado
» New World-Afiliación normal
Sáb Ago 16, 2014 8:05 pm por Invitado