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♣Eternamente, por siempre || Priv.
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Jikan Highschool :: Papelera :: Papelera
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♣Eternamente, por siempre || Priv.
♣ Towa ni towa ni ♣
Odiaba tener que escapar, que esconderse de la persona que más quería de ese entonces, solo porque le habían dado como deber el cumplir su sueño. A ella no le agradaban aquel deseo, no quería tener que volver a cometer un error, no quería tener que volver a estar sola. Por eso lo había encerrado en el profundo del lago, había parado su tiempo junto al de los demás, un pueblo sin rey era como quitarle un dulce a un niño. Tan simple y a la vez tan complicado. Una suave sonrisa pasó por sus labios mientras seguía caminando hacia el frente, aquella academia era interesante, misteriosa y sumamente curiosa, aquellas casas que dividían los alumnos, leyendas urbanas que había escuchado acerca de ellas... ¡Pero lo más sorprendente era el gran edificio que se extendía ante sus ojos! ¿Como podía haber un acuario allí? Aunque tampoco era como si realmente fuera algo de otro mundo, sin embargo, seguía pareciendo extraño ante los ojos de la muchacha.
Aquél poderoso astro rey había sido su perdición desde un principio, el sol la lastimaba, la cansaba antes de lo debido, le jibarizaban el pensamiento, le entumecía las neuronas. Un suspiro escapó de sus labios mientras su rostro se levantaba a observar aquel inmenso edificio. Tenía el día libre, el sábado por la tarde nadie tenía clases. Seguramente todos los demás estarían más ocupados en sus labores diarios, cosas como reunirse en lugares oscuros y a fuerza de forzar, romper las normas que tan estrictamente había plasmado aquella institución. Erika no era una persona de desobedecer las normas, le habían enseñado de niña que nada bueno salía de ello, por mucho que Adler le consintiera, por mucho que todos le permitieran hacer lo que ella más anhelaba. Bien sabía que había un límite para las acciones humanas, incluso para las de un ángel caído u otra raza existente. Una repentina brisa de aire hizo que tanto su vestido como cabello ondearan al compás del viento, aquella sutil melodía seguía escuchándose. El viento cantaba, tan solo era cuestión de saber escuchar. De hecho, todo ser vivo e inanimado vibraba, se conectaba el uno con el otro sin parar.
Ah... ¡AH! E...espera Chikage...— Murmuró, incómoda mientras sentía como su "mascota"... Como Chikage empezaba a deslizarse por su brazo y caer al suelo finalmente. La muchacha se agachó, preocupada por si se hubiera podido lastimar. Mal grado la altura era considerable no parecía ser que aquel ser se hubiera lastimado, mas bien, estaba como siempre: observando a su ama con aquellos carmines ojos y un lento movimiento de su cuello. Supuso que deseaba decirle algo, mas nunca se le había dado bien entender aquello que el invertebrado deseaba decirle. Erika le siguió con la mirada mientras este empezaba a deslizarse por el suelo y alejarse del acuario. La peli-castaña se levantó y siguió con la mirada a su serpiente antes de esbozar una sonrisa y correr detrás de ella. —Ne, ne, Chikage ¿Acaso le temes al agua?— Preguntó a la vez que se agachaba y sonreía con suavidad. Realmente, había empezado a sentir cariño hacia aquél ser. Deseaba que aquella calma durara eternamente, por siempre.
Aquél poderoso astro rey había sido su perdición desde un principio, el sol la lastimaba, la cansaba antes de lo debido, le jibarizaban el pensamiento, le entumecía las neuronas. Un suspiro escapó de sus labios mientras su rostro se levantaba a observar aquel inmenso edificio. Tenía el día libre, el sábado por la tarde nadie tenía clases. Seguramente todos los demás estarían más ocupados en sus labores diarios, cosas como reunirse en lugares oscuros y a fuerza de forzar, romper las normas que tan estrictamente había plasmado aquella institución. Erika no era una persona de desobedecer las normas, le habían enseñado de niña que nada bueno salía de ello, por mucho que Adler le consintiera, por mucho que todos le permitieran hacer lo que ella más anhelaba. Bien sabía que había un límite para las acciones humanas, incluso para las de un ángel caído u otra raza existente. Una repentina brisa de aire hizo que tanto su vestido como cabello ondearan al compás del viento, aquella sutil melodía seguía escuchándose. El viento cantaba, tan solo era cuestión de saber escuchar. De hecho, todo ser vivo e inanimado vibraba, se conectaba el uno con el otro sin parar.
Ah... ¡AH! E...espera Chikage...— Murmuró, incómoda mientras sentía como su "mascota"... Como Chikage empezaba a deslizarse por su brazo y caer al suelo finalmente. La muchacha se agachó, preocupada por si se hubiera podido lastimar. Mal grado la altura era considerable no parecía ser que aquel ser se hubiera lastimado, mas bien, estaba como siempre: observando a su ama con aquellos carmines ojos y un lento movimiento de su cuello. Supuso que deseaba decirle algo, mas nunca se le había dado bien entender aquello que el invertebrado deseaba decirle. Erika le siguió con la mirada mientras este empezaba a deslizarse por el suelo y alejarse del acuario. La peli-castaña se levantó y siguió con la mirada a su serpiente antes de esbozar una sonrisa y correr detrás de ella. —Ne, ne, Chikage ¿Acaso le temes al agua?— Preguntó a la vez que se agachaba y sonreía con suavidad. Realmente, había empezado a sentir cariño hacia aquél ser. Deseaba que aquella calma durara eternamente, por siempre.
- Leeme(?):
- Off: Después de siglos de buscar como hacen la gente con esos códigos, me salió la cosa más cutre del mundo xDD Perdón lo raro del post~♥
Oh, por cierto, "Towa ni towa ni" significa "De la eternamente, por siempre".
Última edición por Erika Flowright el Jue Jul 11, 2013 7:05 pm, editado 1 vez
Erika Flowright- Ángel Caído
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
El acuario, era un lugar bastante agradable para ir y relajarse por unos momentos, observando criaturas marinas en todo su esplendor sin el peligro alguno de que te atacaran o te fueran hacer daño alguno, así como también ellas permanecían protegidas de posibles daños que cierta gente mala intencionada pudiera hacerles o bien gente que sin malas intenciones las fuera a castigar por accidente. Tal era el caso de un chico que se paseaba por los pasillos del acuario mirando las magnificas criaturas en el agua pegándose a los cristales y golpeando un poco estos, como si intentara atravesar lo que los separaba de ellos y nadar junto con los peces aunque claro no le era posible.
La gente no podía evitar observarle extraño ante su actitud tan infantil, que si bien era aceptable el hecho de que se emocionara de ver aquello, no era aceptable que jugueteara como si se tratara de una criatura de apenas 5 años con tan poca disciplina. - Rim, deberías dejar de hacer eso - se escuchó la voz de un chico exactamente igual que venía en dirección del primero, el cual al ser llamado se transformo resultando ser la mascota del último que había llegado.
La pequeña dragona ladeaba la cabeza y miraba confundido a su castaño dueño como si no entendiera lo que intentaba decirle, de hecho ese era el caso. Hasta ese momento, solo había aprendido a responder a la voz del joven siempre y cuando este la llamara Rim aun y cuando ese no era el nombre que le había puesto. Igual le faltaba disciplina y en ocasiones podía ser bastante traviesa aunque no era su intención causarle mal a nadie. El castaño solo la miraba feliz mientras ella observaba fascinada a los animales.
De pronto, algo pareció llamar mas la atención de la pequeña mascota a lo que se fue flotando por el pasillo y el chico tardo un poco en ver que se alejaba. - ¿A donde vas Rim? - esta vez no respondió. El lugar se había vaciado así que no corría el peligro de que alguien le fuera a provocar daño alguno o se la robara, si así pasaba tendría que vérselas con el y lo cierto era que no lo vería muy bonito. Había cogido bastante afecto a su curiosa mascota, la cual pronto se encontró con otra de diferente raza que ella y como era de esperarse se transformó en ella. Al llegar el castaño, pudo ver dos serpientes exactamente iguales donde una parecía estar mucho mas alegre que la otra con lo que era sencillo diferenciarlas. - ¿Encontraste un amigo? - preguntó mientras se colocaba mas a la altura de ambas criaturas, donde la falsa pronto se destransformó ya que aún le faltaba practica, pero seguía intentando socializar con aquel ser invertebrado.
No tardó en llegar otra persona, la cual era fácil deducir que se trataba de la dueña de la serpiente con la cual intentaba socializar la dragona. - ¿Esta es tu mascota? - preguntó curioso el chico mientras se ponía de pie y extendía su brazo dejando que la voladora se posara sobre este tal cual ave. Ya se había acostumbrado a que en ese momento del día siempre le pedía comida por lo que saco un pequeño pedazo de carne que traía en una bolsa. Se lo dio y no tardó en comenzar a devorarlo tratando de sostenerlo firmemente de alguna forma entre sus manos.
La gente no podía evitar observarle extraño ante su actitud tan infantil, que si bien era aceptable el hecho de que se emocionara de ver aquello, no era aceptable que jugueteara como si se tratara de una criatura de apenas 5 años con tan poca disciplina. - Rim, deberías dejar de hacer eso - se escuchó la voz de un chico exactamente igual que venía en dirección del primero, el cual al ser llamado se transformo resultando ser la mascota del último que había llegado.
La pequeña dragona ladeaba la cabeza y miraba confundido a su castaño dueño como si no entendiera lo que intentaba decirle, de hecho ese era el caso. Hasta ese momento, solo había aprendido a responder a la voz del joven siempre y cuando este la llamara Rim aun y cuando ese no era el nombre que le había puesto. Igual le faltaba disciplina y en ocasiones podía ser bastante traviesa aunque no era su intención causarle mal a nadie. El castaño solo la miraba feliz mientras ella observaba fascinada a los animales.
De pronto, algo pareció llamar mas la atención de la pequeña mascota a lo que se fue flotando por el pasillo y el chico tardo un poco en ver que se alejaba. - ¿A donde vas Rim? - esta vez no respondió. El lugar se había vaciado así que no corría el peligro de que alguien le fuera a provocar daño alguno o se la robara, si así pasaba tendría que vérselas con el y lo cierto era que no lo vería muy bonito. Había cogido bastante afecto a su curiosa mascota, la cual pronto se encontró con otra de diferente raza que ella y como era de esperarse se transformó en ella. Al llegar el castaño, pudo ver dos serpientes exactamente iguales donde una parecía estar mucho mas alegre que la otra con lo que era sencillo diferenciarlas. - ¿Encontraste un amigo? - preguntó mientras se colocaba mas a la altura de ambas criaturas, donde la falsa pronto se destransformó ya que aún le faltaba practica, pero seguía intentando socializar con aquel ser invertebrado.
No tardó en llegar otra persona, la cual era fácil deducir que se trataba de la dueña de la serpiente con la cual intentaba socializar la dragona. - ¿Esta es tu mascota? - preguntó curioso el chico mientras se ponía de pie y extendía su brazo dejando que la voladora se posara sobre este tal cual ave. Ya se había acostumbrado a que en ese momento del día siempre le pedía comida por lo que saco un pequeño pedazo de carne que traía en una bolsa. Se lo dio y no tardó en comenzar a devorarlo tratando de sostenerlo firmemente de alguna forma entre sus manos.
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
Pudo ver el sisear de su mascota al encontrarse a un ser desconocido ante él. Lo más sorprendente fue, al llegar, ver como habían dos invertebrados prácticamente idénticos aunque de cierta forma, Erika ya bien acostumbrada era en reconocer a Chikage, le conocía demasiado bien como para dejarse engañar o eso pensaba ella, mas su sorpresa fue grande en cuanto vio transformar al invertebrado en aquél que parecía ser un dragón. —¡¿Oh...?!— Era prácticamente imposible el ver al ser de orbes carmín no atacar una mascota desconocida y en cambio, ladear su cuerpo a un lado y otro como si sintiera curiosidad al ver una serpiente como ella. Erika parpadeó, sorprendida antes de ladear su cabeza hacia un lado, haciendo que unos pocos mechones de su cabello cayeran sobre su rostro. Aun así, pronto su atención volvió al presente en cuanto unas palabras la sacaron de su sorpresa. Levantó la cabeza para poder ver al que parecía ser el amo de aquella mascota.
Se levantó con una afable y suave sonrisa dibujada en sus labios para fijar su azulada mirada en los contrarios. Resultaba sin duda extraño encontrarse a alguien en aquél distinguido lugar, aunque por sentido común las personas acudían a esos lugares, sin importar cual misterio de la vida los condujo hacia allí. —Si, su nombre es Chikage. Realmente me sorprendió verle tan amistoso.— Contestó cerrando sus ojos para ensanchar su sonrisa durante instantes y ladear con suavidad su rostro hacia un lado. Sucesivamente volvió a abrir sus ojos y sonreír al ver el pequeño dragón rojo comer el trozo de carne otorgado por su amo. —Realmente es un encanto— En ese momento Chikage a sus pies comenzó a sisear, clamando la atención de la castaña quien no tardó por agacharse y extenderle la mano al ser invertebrado quien se subió por ella, arrollándose en su mano como si fuera simplemente una pulsera.
Desvió su mirada hacia el muchacho y quizás por una costumbre sujetó los pliegues de su vestido y los extendió un poco, dando un paso hacia atrás y crear aquella que sería nombrada como: una reverencia. Aunque sus actos no fueran más que jocosos, curiosos por ver la reacción del contrario y a la vez sin rasgo de maldad alguna. Simplemente lo había hecho en el reino de aquél hombre y de una u otra forma, los aldeanos dibujaban unas divertidas caras ante el acto de la castaña. La curiosidad de saber como se la tomarían los estudiantes de aquella academia le empujó a intentarlo, tan simple. —Que descortés, mi nombre es Erika, Erika Flowright. Un gusto.— Comentó a la par que se volvía a incorporar y sonreír al contrario soltando así su vestido azulado.
Se levantó con una afable y suave sonrisa dibujada en sus labios para fijar su azulada mirada en los contrarios. Resultaba sin duda extraño encontrarse a alguien en aquél distinguido lugar, aunque por sentido común las personas acudían a esos lugares, sin importar cual misterio de la vida los condujo hacia allí. —Si, su nombre es Chikage. Realmente me sorprendió verle tan amistoso.— Contestó cerrando sus ojos para ensanchar su sonrisa durante instantes y ladear con suavidad su rostro hacia un lado. Sucesivamente volvió a abrir sus ojos y sonreír al ver el pequeño dragón rojo comer el trozo de carne otorgado por su amo. —Realmente es un encanto— En ese momento Chikage a sus pies comenzó a sisear, clamando la atención de la castaña quien no tardó por agacharse y extenderle la mano al ser invertebrado quien se subió por ella, arrollándose en su mano como si fuera simplemente una pulsera.
Desvió su mirada hacia el muchacho y quizás por una costumbre sujetó los pliegues de su vestido y los extendió un poco, dando un paso hacia atrás y crear aquella que sería nombrada como: una reverencia. Aunque sus actos no fueran más que jocosos, curiosos por ver la reacción del contrario y a la vez sin rasgo de maldad alguna. Simplemente lo había hecho en el reino de aquél hombre y de una u otra forma, los aldeanos dibujaban unas divertidas caras ante el acto de la castaña. La curiosidad de saber como se la tomarían los estudiantes de aquella academia le empujó a intentarlo, tan simple. —Que descortés, mi nombre es Erika, Erika Flowright. Un gusto.— Comentó a la par que se volvía a incorporar y sonreír al contrario soltando así su vestido azulado.
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
La pequeña dragona luego de terminar de comer y tras haber escuchado el nombre de la mascota ajena, se acerco un poco a esta flotando con una sonrisa bastante notable en su rostro, tomando la punta de su cola como un saludo sin tirarla del brazo de su dueña y luego se posó sobre la cabeza de su propio amo castaño mirando a la chica y su mascota fijamente con curiosidad. Se mostró un tanto confusa luego al ver como aquella persona tomaba su vestido y hacía una reverencia, parecía no entender lo que estaba haciendo y en efecto era así.
El castaño por su parte, se quedó observando un poco confuso a la chica que le estaba haciendo una reverencia bastante inusual en esos tiempos. No estaba del todo seguro de como debería de reaccionar o como es que se suponía que debía de contestar ante tal gesto que no se le había presentado alguna vez anteriormente, todo lo que podía hacer era improvisar en base a los pocos conocimientos que tenía. - Ah, yo soy Souren Konozaki, el gusto es mio - hizo una reverencia un tanto torpe a la vez que se presentaba, colocando una mano frente a su abdomen y la otra en su espalda como según tenía entendido que se saludaba de esa forma tan "cordial". Luego del gesto, la pequeña criatura le dio unas cuantas palmadas a la cabeza del chico como si estuviese exigiendo que ella también fuera presentada. - Perdón lo olvida - volteó a ver de reojo a su mascota deteniendo sus pequeños golpes y procedió a presentarla señalándola - Esta es Hikari, mi curiosa y amistosa dragona - mencionó con una pequeña sonrisa en el rostro. La dragona voló hasta el frente de la chica y le extendió su mano para saludarla volviendo después al hombro de su amo.
Justo en eso, se dejo escuchar por el pasillo la voz imponente de una ballena que hacía acto de presencia a un lado de ellos en uno de los contenedores mas grandes que había en el acuario. Se paseaba frente al cristal una y otra vez haciendo lujo de su elegante nado y su majestuosidad. La curiosa mascota se pego al cristal viendo completamente fascinada aquel ser tan inmenso que observaba por primera vez. - Esa es una ballena, ¿te gusta? - explicó el dueño a su mascota quien solo se limitó a asentir un poco con su cabeza continuando hipnotizada por el animal. Después el castaño miro a la chica - ¿Vienes a este lugar a ver este tipo de cosas? - le preguntó curioso mientras se acercaba un poco a ella y volteaba a ver el cristal.
El castaño por su parte, se quedó observando un poco confuso a la chica que le estaba haciendo una reverencia bastante inusual en esos tiempos. No estaba del todo seguro de como debería de reaccionar o como es que se suponía que debía de contestar ante tal gesto que no se le había presentado alguna vez anteriormente, todo lo que podía hacer era improvisar en base a los pocos conocimientos que tenía. - Ah, yo soy Souren Konozaki, el gusto es mio - hizo una reverencia un tanto torpe a la vez que se presentaba, colocando una mano frente a su abdomen y la otra en su espalda como según tenía entendido que se saludaba de esa forma tan "cordial". Luego del gesto, la pequeña criatura le dio unas cuantas palmadas a la cabeza del chico como si estuviese exigiendo que ella también fuera presentada. - Perdón lo olvida - volteó a ver de reojo a su mascota deteniendo sus pequeños golpes y procedió a presentarla señalándola - Esta es Hikari, mi curiosa y amistosa dragona - mencionó con una pequeña sonrisa en el rostro. La dragona voló hasta el frente de la chica y le extendió su mano para saludarla volviendo después al hombro de su amo.
Justo en eso, se dejo escuchar por el pasillo la voz imponente de una ballena que hacía acto de presencia a un lado de ellos en uno de los contenedores mas grandes que había en el acuario. Se paseaba frente al cristal una y otra vez haciendo lujo de su elegante nado y su majestuosidad. La curiosa mascota se pego al cristal viendo completamente fascinada aquel ser tan inmenso que observaba por primera vez. - Esa es una ballena, ¿te gusta? - explicó el dueño a su mascota quien solo se limitó a asentir un poco con su cabeza continuando hipnotizada por el animal. Después el castaño miro a la chica - ¿Vienes a este lugar a ver este tipo de cosas? - le preguntó curioso mientras se acercaba un poco a ella y volteaba a ver el cristal.
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
Erika llevó su mirada en Chikage, cuidando de que esta no causara inconveniente alguno, pues bien sabía de su forma de ser tan descortés en ciertas ocasiones con las demás mascotas. Aun así, el aparente sonreír del ser invertebrado y el mover su cola en un saludo aparente al de los humanos la sorprendió y por ende, causó que una sutil sonrisa se dibujara en los labios de la pelirrubia. Quizás a situaciones actuales era necesario explicar que la muchacha no tenía por costumbre el realizar ese gesto, aunque de cierta forma si solía verlos muy seguidos debido a su aparente lugar como cercana a rey. Ladeó su rostro hacia un lado, al fin y al cabo lo había hecho solo por broma todo aquello. Aun así, aquél movimiento contrario le causó vierta gracia, mas de sus labios no escapó más que una sutil sonrisa ya existente.
Levantó la mirada hacia la mascota contraria en cuanto Souren la presentó y quizás empujada por la encantadora dragona se acercó al contrario y extendió un dedo al animal. —Gusto en conocerte, Hikari— Su sonrisa se ensanchó durante instantes esperando que la dragona le diera la mano... o el dedo en ese sentido. Sucesivamente volvió unos pasos atrás, colocándose donde se encontraba instantes atrás para fijar su mirada en ambos. Erika quien poco sabía acerca de aquellas peculiares criaturas no pudo hacer a menos que sorprenderse y maravillarse al ver aquella dragona, al igual que aquél día en el que Chikage nació ella se pasó el día entero abrazándole y tratándolo cual niño pequeño por costumbre. En ese instante su interés pasó al ser alado que maravillada también por la cercana ballena se fue a observar.
Sintió como Chikage se deslizaba de su mano hasta caer al suelo y tras aquello, acercarse lentamente a la dragona y mirar por el gran cristal al animal acuático que giraba a un lado y otro. —¿Que? ¿Ahora te vas a acercar, Chikage?— La pelirrubia sonrió con cierta diversión mientras juntaba ambas manos a su espalda, en un acto algo infantil e inocente, asintiendo a la pregunta contraria. Erika había pasado gran parte de su vida en una tierra tan fría en la que nadie se había preguntado si abrir un acuario y dejar en su interior los peces podría funcionar. Adler era bastante orgulloso de las cosas que su gente había podido crear por esfuerzo propio, así que nunca se atrevería a pedir ayuda a reinos vecinos. Después de unos segundos en sus propias cavilaciones sonrió cerrando sus ojos y volteando hacia el chico. —Así es, en el lugar de donde vengo hace mucho frío durante todo el año, por lo que no les convenía abrir acuarios— Hizo un ademán con el gesto de su cabeza señalando la ballena, sería de mala educación pues señalar. —Nunca vi unos peces tan grandes en vivo, solo los conozco por los libros. Así que vine por curiosidad. ¿Que hay de ti, Souren?.— Preguntó, sonriente.
Levantó la mirada hacia la mascota contraria en cuanto Souren la presentó y quizás empujada por la encantadora dragona se acercó al contrario y extendió un dedo al animal. —Gusto en conocerte, Hikari— Su sonrisa se ensanchó durante instantes esperando que la dragona le diera la mano... o el dedo en ese sentido. Sucesivamente volvió unos pasos atrás, colocándose donde se encontraba instantes atrás para fijar su mirada en ambos. Erika quien poco sabía acerca de aquellas peculiares criaturas no pudo hacer a menos que sorprenderse y maravillarse al ver aquella dragona, al igual que aquél día en el que Chikage nació ella se pasó el día entero abrazándole y tratándolo cual niño pequeño por costumbre. En ese instante su interés pasó al ser alado que maravillada también por la cercana ballena se fue a observar.
Sintió como Chikage se deslizaba de su mano hasta caer al suelo y tras aquello, acercarse lentamente a la dragona y mirar por el gran cristal al animal acuático que giraba a un lado y otro. —¿Que? ¿Ahora te vas a acercar, Chikage?— La pelirrubia sonrió con cierta diversión mientras juntaba ambas manos a su espalda, en un acto algo infantil e inocente, asintiendo a la pregunta contraria. Erika había pasado gran parte de su vida en una tierra tan fría en la que nadie se había preguntado si abrir un acuario y dejar en su interior los peces podría funcionar. Adler era bastante orgulloso de las cosas que su gente había podido crear por esfuerzo propio, así que nunca se atrevería a pedir ayuda a reinos vecinos. Después de unos segundos en sus propias cavilaciones sonrió cerrando sus ojos y volteando hacia el chico. —Así es, en el lugar de donde vengo hace mucho frío durante todo el año, por lo que no les convenía abrir acuarios— Hizo un ademán con el gesto de su cabeza señalando la ballena, sería de mala educación pues señalar. —Nunca vi unos peces tan grandes en vivo, solo los conozco por los libros. Así que vine por curiosidad. ¿Que hay de ti, Souren?.— Preguntó, sonriente.
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
Ambas mascotas parecían estar llevándose de maravilla mientras observaban la majestuosa criatura danzar alegremente en el agua con gracia y habilidad. Incluso pareciera que se entendían perfectamente entre ellas como si hablaran un mismo idioma que era desconocido por sus dueños como si se conocieran de toda la vida. La dragona hacía ademanes y se paseaba alrededor del invertebrado con una amplia sonrisa en su rostro, jugando con el de una forma bastante amigable. Danzaba en el aire de la misma forma en que lo hacía el animal acuático imitando sus movimientos y presumiendo de estos frente a Chikage a lo que no tardó mucho para que tropezara con el cristal y cayera al suelo soltando una risa bastante enérgica, poniéndose luego de pie y volviendo a flotar en el aire repitiendo lo de antes.
El castaño sonreía y de vez en cuando una risa escapaba de entre sus labios mientras observaba a aquellas mascotas actuando de aquella forma. - Parece que se llevan bien - mencionó para si mismo sin atender a si la chica le había escuchado o no. Reparando en lo que Erika había mencionado se quedo un poco pensativo llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón y bajando la mirada por unos cortos instantes antes de levantar esta y voltear a ver la ballena que le estaban señalando. - Ya los había visto antes, aunque nunca había estado tan cerca de uno de ellos además pensé que podría enseñárselos a Hikari y de paso yo también podría conocerlos mejor - explicó sonriendo un poco contemplando el acto de las mascotas frente al animal.
La ballena que los había visitado pareció cansarse de estar paseándose frente al cristal y se retiro desapareciendo en lo profundo del agua. Esto pareció decepcionar un poco a la dragona que comenzó a buscarla por diferentes partes del vidrio aunque como era de esperarse no logró encontrarla. - Tal vez le dio hambre y se fue a comer, no te preocupes - ante estás palabras, la mascota del castaño regresó con su dueño y se poso sobre su hombro dando pequeños toques en la mejilla de este con una mano y señalando el lugar donde estaba la ballena con la otra. - ¿Que quieres? ¿Quieres ir a conocerla? - la dragona asintió. El castaño se volvió a poner pensativo y luego dirigió la mirada a la chica - Erika - pauso un tiempo casi nulo y continuó - Oh bien, ¿puedo decirte Eri? - preguntó mientras caminaba a un lado de ella hacía el pasillo que se extendía detrás de ella y se detuvo a unos pasos de distancia volteando a verla. - ¿Te gustaría también conocer a los peces? - esperó a su respuesta sonriendo levemente. Había recordado una manera que le habían mencionado para ir a visitar los peces y poder tocarlos siempre y cuando no fuesen descubiertos.
El castaño sonreía y de vez en cuando una risa escapaba de entre sus labios mientras observaba a aquellas mascotas actuando de aquella forma. - Parece que se llevan bien - mencionó para si mismo sin atender a si la chica le había escuchado o no. Reparando en lo que Erika había mencionado se quedo un poco pensativo llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón y bajando la mirada por unos cortos instantes antes de levantar esta y voltear a ver la ballena que le estaban señalando. - Ya los había visto antes, aunque nunca había estado tan cerca de uno de ellos además pensé que podría enseñárselos a Hikari y de paso yo también podría conocerlos mejor - explicó sonriendo un poco contemplando el acto de las mascotas frente al animal.
La ballena que los había visitado pareció cansarse de estar paseándose frente al cristal y se retiro desapareciendo en lo profundo del agua. Esto pareció decepcionar un poco a la dragona que comenzó a buscarla por diferentes partes del vidrio aunque como era de esperarse no logró encontrarla. - Tal vez le dio hambre y se fue a comer, no te preocupes - ante estás palabras, la mascota del castaño regresó con su dueño y se poso sobre su hombro dando pequeños toques en la mejilla de este con una mano y señalando el lugar donde estaba la ballena con la otra. - ¿Que quieres? ¿Quieres ir a conocerla? - la dragona asintió. El castaño se volvió a poner pensativo y luego dirigió la mirada a la chica - Erika - pauso un tiempo casi nulo y continuó - Oh bien, ¿puedo decirte Eri? - preguntó mientras caminaba a un lado de ella hacía el pasillo que se extendía detrás de ella y se detuvo a unos pasos de distancia volteando a verla. - ¿Te gustaría también conocer a los peces? - esperó a su respuesta sonriendo levemente. Había recordado una manera que le habían mencionado para ir a visitar los peces y poder tocarlos siempre y cuando no fuesen descubiertos.
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Re: ♣Eternamente, por siempre || Priv.
Sin duda alguna era sumamente extraño que Chikage se estuviera divirtiendo observando bailar a una ballena, para empezar él había dado a entender claramente que temía aquél lugar lleno de agua, quizás porque no era una serpiente que estaría nadando en el agua libremente. Aun así la sonrisa nunca abandonó los labios del ángel caído, volteando a observar a su acompañante en cuanto las palabras salieron de sus labios. Los seres del mar siempre habían estado lejos de ella, alejados en otro mundo, en otro medio que ella desconocía, el interés hacia lo desconocido, aquella curiosidad que le había estado moviendo durante gran parte de su vida. —Es peculiar... Hikari es un dragón, debería temer más al agua que Chikage...— Su cuerpo se balanceó hacia un lado, sonriente.
El repentino desaparecer de la serpiente y el correspondiente correr de Chikage hacia ella la sorprendió. Permaneció unos segundos observando al invertebrado antes de agacharse y extenderle su mano. Lo que le sorprendió fue que él se subiera hasta colocarse en su cuello, creando algo parecido a un blanquecino collar. Algo bastante peculiar, aunque realmente no le molestaba del todo. —¿Que te pasó? Es extraño que ahora quieras ir— Una ladina sonrisa se posó sobre los labios de la pelirrubia, cargada de diversión y cierto sarcasmo cuya única respuesta fue un siseo de parte de su mascota, quien observaba fijamente el cristal con sus carmines orbes. El ángel no tardó en voltearse hacia el contrario y sonreír con suavidad ante sus palabras.
Oh, Eri suena bien... Entonces te llamaré Sou... o... Ren...— Una ligera mueca de duda, acompañada solo segundos después por su ya usual sonrisa. Era peculiar en ella poner apodos en las personas, de hecho, no lo haría por cualquier motivo... tan solo se propuso devolverle aquella "familiar" manera de nombrarla. Pero al fin y al cabo no tenía realmente un motivo, tan solo... "era un antojo" como muchos dirían o simplemente... su mente se lo exigía... aunque aquello era demasiado complicado para explicar, por ende, nada bueno saldría de ello. —¿Conocer a los peces? ¿Es eso posible?— Al cabo de pocos instantes avanzó, empujada una vez más por aquella dulce e imparable curiosidad.
El repentino desaparecer de la serpiente y el correspondiente correr de Chikage hacia ella la sorprendió. Permaneció unos segundos observando al invertebrado antes de agacharse y extenderle su mano. Lo que le sorprendió fue que él se subiera hasta colocarse en su cuello, creando algo parecido a un blanquecino collar. Algo bastante peculiar, aunque realmente no le molestaba del todo. —¿Que te pasó? Es extraño que ahora quieras ir— Una ladina sonrisa se posó sobre los labios de la pelirrubia, cargada de diversión y cierto sarcasmo cuya única respuesta fue un siseo de parte de su mascota, quien observaba fijamente el cristal con sus carmines orbes. El ángel no tardó en voltearse hacia el contrario y sonreír con suavidad ante sus palabras.
Oh, Eri suena bien... Entonces te llamaré Sou... o... Ren...— Una ligera mueca de duda, acompañada solo segundos después por su ya usual sonrisa. Era peculiar en ella poner apodos en las personas, de hecho, no lo haría por cualquier motivo... tan solo se propuso devolverle aquella "familiar" manera de nombrarla. Pero al fin y al cabo no tenía realmente un motivo, tan solo... "era un antojo" como muchos dirían o simplemente... su mente se lo exigía... aunque aquello era demasiado complicado para explicar, por ende, nada bueno saldría de ello. —¿Conocer a los peces? ¿Es eso posible?— Al cabo de pocos instantes avanzó, empujada una vez más por aquella dulce e imparable curiosidad.
Erika Flowright- Ángel Caído
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No pudo evitar mostrar una pequeña sonrisa seguida de una pequeña carcajada que para nada era en burla, simplemente le había parecido un poco cómico como la rubia le buscaba un apodo. - Con que me digas Sou esta bien - sabía que ella no provenía del mismo lugar donde el, así que lógicamente no iba a saber que los apodos solo se formaban a partir de las primeras silabas de los nombres y no de las últimas. Solo se formaban a partir de las últimas en casos especiales, pero todo el asunto de los apodos era un tema completamente aparte así que se dejara su explicación de lado un momento.
Sonrió con un tanto de malicia al escuchar las preguntas de la chica sobre si era posible - Oh, por supuesto que es posible para mi... - dijo con total seguridad mientras le hacía señas a su mascota y esta las entendió colgándose de la espalda de su amo y aferrándose fuerte para no caerse por movimientos bruscos. Luego el castaño tomo la mano de la rubia asegurándose que la mascota de está estuviera firmemente sujetada a su dueña lo cual parecía ser así y a la vez e hacía un interesante collar en su cuello. - Vamos a visitar los peces entonces... solo tienes que seguirme - empezó a caminar con cautela por el lugar llevando a la chica de la mano.
Tal cual espía, procuraba que no fuera detectado por los guardias del sitio mientras se movía entre las sombras tratando de llegar hasta los accesos a los estanques de agua que era donde podrían conocer a los animales. Por fortuna, la seguridad de aquel lugar no era muy alta ya que nadie creería que alguien podría querer hacer mal alguno y solo habían los guardias elementales. No paso mucho tiempo antes de que llegaran a la puerta por la cual pasarían hacía las albercas. - Listo, correremos a ella apenas se abra, por suerte solo debe quedar una persona adentro ya que pronto van a cerrar - le indicó a Eri y espero. Tal como había dicho, una aparente científica salió de aquel sitio y Souren corrió a detener la puerta con su pie sin hacer ruido, éxito ya estaban dentro.
Una vez dentro se relajo y soltó la mano de la chica caminando al interior de un extenso puente que se colocaba justo encima de todos los estanques. - Listo aquí estamos - dijo satisfecho mientras suspiraba con alivio. Al instante la curiosa dragona comenzó a pasear por sobre los contenedores de agua observando a todas y cada una de las criaturas que ahí había, saludando a alguna que otra que le parecía amistosa.
Sonrió con un tanto de malicia al escuchar las preguntas de la chica sobre si era posible - Oh, por supuesto que es posible para mi... - dijo con total seguridad mientras le hacía señas a su mascota y esta las entendió colgándose de la espalda de su amo y aferrándose fuerte para no caerse por movimientos bruscos. Luego el castaño tomo la mano de la rubia asegurándose que la mascota de está estuviera firmemente sujetada a su dueña lo cual parecía ser así y a la vez e hacía un interesante collar en su cuello. - Vamos a visitar los peces entonces... solo tienes que seguirme - empezó a caminar con cautela por el lugar llevando a la chica de la mano.
Tal cual espía, procuraba que no fuera detectado por los guardias del sitio mientras se movía entre las sombras tratando de llegar hasta los accesos a los estanques de agua que era donde podrían conocer a los animales. Por fortuna, la seguridad de aquel lugar no era muy alta ya que nadie creería que alguien podría querer hacer mal alguno y solo habían los guardias elementales. No paso mucho tiempo antes de que llegaran a la puerta por la cual pasarían hacía las albercas. - Listo, correremos a ella apenas se abra, por suerte solo debe quedar una persona adentro ya que pronto van a cerrar - le indicó a Eri y espero. Tal como había dicho, una aparente científica salió de aquel sitio y Souren corrió a detener la puerta con su pie sin hacer ruido, éxito ya estaban dentro.
Una vez dentro se relajo y soltó la mano de la chica caminando al interior de un extenso puente que se colocaba justo encima de todos los estanques. - Listo aquí estamos - dijo satisfecho mientras suspiraba con alivio. Al instante la curiosa dragona comenzó a pasear por sobre los contenedores de agua observando a todas y cada una de las criaturas que ahí había, saludando a alguna que otra que le parecía amistosa.
Souren Konozaki- Vígaro
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