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Habitación #1
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Jikan Highschool :: Papelera :: Papelera
Página 1 de 1.
Habitación #1
Aquel era un día bastante atareado para Hawke en específico, ¿La razón? Debía realizar sus respectivos preparativos para la mudanza a su habitación… Realmente no era que aquel tipo de tareas le incomodasen, pero los encargados de la academia a veces eran tan rutinarios y burocráticos que bien podría haberse quedado dormida en el instante en el que le entregaban las llaves de su habitación.
Atravesó gran parte de la institución a pie, si bien aquello le tomó bastante tiempo, bien pudo apreciar muchos lugares que a su parecer podrían llegar a ser visitados por ella… Aunque claro, en aquel instante, y con aquella incesante lluvia a sus espaldas no era demasiado lo que podría hacer, porque por supuesto, podría haber caminado por el lugar techado, pero cierto era el hecho de que realmente prefería poder observar los lugares que realmente fuese a visitar en el futuro… y por supuesto que un poco de jodida lluvia no iba a quitarle ese derecho.
Su cuerpo, sus cabellos y sobre todo, la funda de su maleta estaban estilando totalmente cuando llegó al acceso a su habitación… Se sacudió un poco en frente del lugar, cuan perro mojado, para luego abrir la puerta con sus llaves… “No debe haber nadie” Pensó al darse cuenta de que el lugar en sí estaba cerrado… En efecto, al mirar de un costado hacia el otro, no divisó a ningún otra persona en el lugar… La panorámica que podía observar en aquel sumamente pomposo lugar fue algo que en absoluto le agradó… diferentes figuritas de distintas formas y tamaños, acompañado de cuadros representativos e incluso una maldita mesa de té… “Joder, que innecesario” Pensó la muchacha mientras se arreglaba sus cabellos, encaminándose hacia el baño mientras dejaba su propia maleta a un costado lo suficientemente alejado para no mojar nada en el lugar.
La adulta procedió a abrir la puerta del baño de la habitación, limitándose a quitarse a la brevedad sus ropas, dejando su uniforme totalmente empapado a un costado de la bañera, a la cual se metió para intentar quitarse un poco el agua que acababa de ensuciar su cuerpo… No le tomó mucho tiempo, después de todo, solo quería limpiar su cuerpo, al salir de la ducha, rápidamente sintió un poco de frio en su cuerpo, por lo que se apresuró a tomar una de las toallas que estaban cercanas a ella, acercando una de estas hacia su cuerpo para comenzar a secarse… Partió por su cuello, frotando aquel paño por aquel lugar, liberando todo su cuerpo de la humedad restante… bajando lenta, suavemente por su torso, hasta bajar hacia su vientre, para luego llegar hacia su espalda… Se acercó hacia el espejo del baño para poder ayudarse en aquella tarea, solo para encontrarse con sus comunes cicatrices en su cuerpo, cosa que simplemente el sacaron una amarga sonrisa, presa de recuerdos bastante poco gratos… suspiró profundamente, esta vez terminando por secar sus muslos y sus pies, para luego rodear su cuerpo con la misma toalla, cuidando cubrir tanto sus pechos como su vientre y su entrepierna con aquella prenda… Abrió la puerta del lugar, solo para encaminarse a lo que era su maleta, la cual se encontraba en posición invertida a lo que era la puerta principal de la habitación…
En el instante en el que abrió aquel accesorio, sintió una fría brisa recorrer su espalda, acompañada de un sonido de picaporte que resonaba detrás de ella… Por supuesto, alguien más había entrado, precisamente en ese instante… “Maldita sea mi suerte”… Pensó la chica mientras se daba la media vuelta, fijando su mirada en el umbral de la puerta.
Atravesó gran parte de la institución a pie, si bien aquello le tomó bastante tiempo, bien pudo apreciar muchos lugares que a su parecer podrían llegar a ser visitados por ella… Aunque claro, en aquel instante, y con aquella incesante lluvia a sus espaldas no era demasiado lo que podría hacer, porque por supuesto, podría haber caminado por el lugar techado, pero cierto era el hecho de que realmente prefería poder observar los lugares que realmente fuese a visitar en el futuro… y por supuesto que un poco de jodida lluvia no iba a quitarle ese derecho.
Su cuerpo, sus cabellos y sobre todo, la funda de su maleta estaban estilando totalmente cuando llegó al acceso a su habitación… Se sacudió un poco en frente del lugar, cuan perro mojado, para luego abrir la puerta con sus llaves… “No debe haber nadie” Pensó al darse cuenta de que el lugar en sí estaba cerrado… En efecto, al mirar de un costado hacia el otro, no divisó a ningún otra persona en el lugar… La panorámica que podía observar en aquel sumamente pomposo lugar fue algo que en absoluto le agradó… diferentes figuritas de distintas formas y tamaños, acompañado de cuadros representativos e incluso una maldita mesa de té… “Joder, que innecesario” Pensó la muchacha mientras se arreglaba sus cabellos, encaminándose hacia el baño mientras dejaba su propia maleta a un costado lo suficientemente alejado para no mojar nada en el lugar.
La adulta procedió a abrir la puerta del baño de la habitación, limitándose a quitarse a la brevedad sus ropas, dejando su uniforme totalmente empapado a un costado de la bañera, a la cual se metió para intentar quitarse un poco el agua que acababa de ensuciar su cuerpo… No le tomó mucho tiempo, después de todo, solo quería limpiar su cuerpo, al salir de la ducha, rápidamente sintió un poco de frio en su cuerpo, por lo que se apresuró a tomar una de las toallas que estaban cercanas a ella, acercando una de estas hacia su cuerpo para comenzar a secarse… Partió por su cuello, frotando aquel paño por aquel lugar, liberando todo su cuerpo de la humedad restante… bajando lenta, suavemente por su torso, hasta bajar hacia su vientre, para luego llegar hacia su espalda… Se acercó hacia el espejo del baño para poder ayudarse en aquella tarea, solo para encontrarse con sus comunes cicatrices en su cuerpo, cosa que simplemente el sacaron una amarga sonrisa, presa de recuerdos bastante poco gratos… suspiró profundamente, esta vez terminando por secar sus muslos y sus pies, para luego rodear su cuerpo con la misma toalla, cuidando cubrir tanto sus pechos como su vientre y su entrepierna con aquella prenda… Abrió la puerta del lugar, solo para encaminarse a lo que era su maleta, la cual se encontraba en posición invertida a lo que era la puerta principal de la habitación…
En el instante en el que abrió aquel accesorio, sintió una fría brisa recorrer su espalda, acompañada de un sonido de picaporte que resonaba detrás de ella… Por supuesto, alguien más había entrado, precisamente en ese instante… “Maldita sea mi suerte”… Pensó la chica mientras se daba la media vuelta, fijando su mirada en el umbral de la puerta.
Mari- Vampiro
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Re: Habitación #1
Era un día agradable para cualquier habitante normal del planeta Tierra. A pesar de que la lluvia amenazaba con no detenerse durante todo el día, las gotas eran tan ínfimas y el clima tan temperado, que quedarse bajo aquel manto húmedo era algo digno de apreciar por cualquier ser. A excepción de una mujer, quién con sus piernas cruzadas observaba como las gotas se deslizaban por la ventana de su mansión, odiándolas con todo su ser, como buen felino que era. Tal vez esa fue una de las razones que desencadenó su mal humor durante el resto del día ¿quién sabe realmente?
Konoe había escogido esa fecha para mudarse de forma definitiva a Jikan, de esa manera podría terminar sus estudios y darse a sí misma un nuevo comienzo luego de todo lo vivido anteriormente. La orden entregada a sus sirvientes era clara “empacar únicamente lo necesario, evitando cualquier tipo de recuerdo de aquella casa”. Bajo la excusa de no querer quedarse en el pasado, la joven buscaba enterrar sus recuerdos, sus vivencias, toda su vida en ese lugar para así poder renacer en un nuevo ambiente.
Una vez todo se encontraba dispuesto para la joven, ésta ordenó a un par de sirvientes que la escoltaran hasta su nuevo hogar. Actitud bastante normal en esta nueva Konoe, quien se aseguraba de siempre recalcarle al resto lo superior que ella era respecto a cualquiera. Una joven de su nivel no podía llegar sola hasta ese lugar ¿dónde se ha visto semejante tontería?...
Con ambos pies en aquella academia, observó detalladamente el lugar el cual no logró impresionar en absoluto a la peliblanca, quién con una seria expresión fijó su camino hacia el personal encargado de recibir a los nuevos alumnos, interrogándolos con un tono bastante seco y duro acerca del funcionamiento de aquel sitio.
Sin poner real atención a ninguna de las frases de aquel par de trabajadores, sus blancas orejas sólo reaccionaron frente a los dos últimos párrafos de tal latoso discurso que proclamaban. Una profunda mueca de desagrado reinó en el pálido rostro de la muchacha tras escuchar las palabras de dicho funcionario de la academia ¿Qué significaba eso de que debía compartir su espacio, su refugio, su habitación con un extraño cualquiera? Pero no, la situación estaba muy lejos de mejorar, en absoluto. Fulminó con la mirada al hombre que tenía al frente, a medida que su ceño se fruncía notoriamente tras escuchar como el sujeto balbuceaba asustado por la imponente presencia de la joven –L-la copia de la llave que le correspondía a usted… Pues, n-no contamos con ella, así que deberá depender de la que tiene su compañera para hacer ingreso a su habitación ¡P-pero conseguiremos otra lo antes posible, señorita!-
Increíble. ¿Qué clase de organización era aquella? Totalmente molesta, la peliblanca arremetió su ira contra aquellos funcionarios, a su gusto, incompetentes.
-Me parece increíble ¿Qué clase de servicio otorgan ustedes? ¿Acaso no saben hacer siquiera si trabajo bien? ¡Ja! Pero no esperen piedad alguna de mi parte. La queja que les pondré con su superior será tan grande, que dormirán con las llaves colgadas a su cuello para no cometer el mismo error, perros inútiles - La joven se encontraba de pie en la entrada de la academia Jikan, con ambos brazos cruzados a la altura de tu pecho, en una postura clara de molestia y desagrado por aquella situación, mientras uno de sus sirvientes sostenía un paraguas para ella protegiéndola de la incesante lluvia que amenazaba bañar su pequeño cuerpo.
Indignada, la joven terminó por dejar hablando a aquellos hombres solos, mientras caminaba a paso firme y rápido por la lluvia, dirigiéndose directamente hacia el lugar que le habían indicado como los dormitorios de la casa Dracheart. ¿Qué se supone que debía hacer? Sólo estaba ahí para completar sus estudios. No tenía porqué soportar aquellas mediocridades del resto ni tenía intenciones de ser amable con ellos. Entablar relaciones con sus pares o demases no le importaba en absoluto… Al menos eso se repetía para sus adentros constantemente para evitar que un sentimiento de soledad la consumiese y se viera en la obligación de recurrir a algún alma cercana.
Absorta en sus pensamientos, finalmente dio con la habitación que le habían asignado a ella y a un extraño ser con quien tendría que convivir el resto del año académico. Indecisa, la joven posó su pequeña mano sobre el plomo de la puerta, esperando que aquel “extraño ser” hubiese llegado antes que ella para no tener que perder tiempo esperándola. ”Respira, Konoe. Girarás el plomo, la puerta se abrirá, ignorarás a quien-sea que esté ahí dentro, secarás tu cuerpo de este inmundo líquido y seguirás con tu vida como de costumbre.” La joven se repetía eso en su cabeza una y otra vez, a medida que giraba el plomo de la puerta con suavidad, terminando por ser dominada por los nervios y abriéndola de un solo golpe. La imagen que la recibió ese momento ciertamente logró descolocar a la neko; una mujer bastante desarrollada y semi desnuda se encontraba frente a la puerta. Konoe llevó sus manos hacia sus ojos para taparlos de manera instintiva, un tanto avergonzada por aquella situación que las envolvía a ambas.
-¡V-vístete, exhibicionista asquerosa! – Gritó la muchacha, separando levemente sus dedos para poder espiar por aquel orificio. Su vista se posó en el cuerpo de aquella joven, quien a pesar de contar con un par de cicatrices visibles, estaba bastante bien cuidado, hecho que no hizo más que aumentar el color carmín que teñía las mejillas de la pequeña. Negando rápidamente con la cabeza para obligarse a reaccionar, Konoe caminó hacia la cama que suponía era la suya, tomando entre sus manos un pequeño cojín encargado de adornar su cama, tapando completamente su rostro con éste.
-Avísame una vez te hayas vestido, gigantona. Porque t-tendré que aclararte un par de c-cosas – La muchacha intentaba sonar lo más calmada posible, pero lo cierto era mantener la imagen de siempre, frente a dicha situación, le estaba costando más de la cuenta.
Konoe había escogido esa fecha para mudarse de forma definitiva a Jikan, de esa manera podría terminar sus estudios y darse a sí misma un nuevo comienzo luego de todo lo vivido anteriormente. La orden entregada a sus sirvientes era clara “empacar únicamente lo necesario, evitando cualquier tipo de recuerdo de aquella casa”. Bajo la excusa de no querer quedarse en el pasado, la joven buscaba enterrar sus recuerdos, sus vivencias, toda su vida en ese lugar para así poder renacer en un nuevo ambiente.
Una vez todo se encontraba dispuesto para la joven, ésta ordenó a un par de sirvientes que la escoltaran hasta su nuevo hogar. Actitud bastante normal en esta nueva Konoe, quien se aseguraba de siempre recalcarle al resto lo superior que ella era respecto a cualquiera. Una joven de su nivel no podía llegar sola hasta ese lugar ¿dónde se ha visto semejante tontería?...
Con ambos pies en aquella academia, observó detalladamente el lugar el cual no logró impresionar en absoluto a la peliblanca, quién con una seria expresión fijó su camino hacia el personal encargado de recibir a los nuevos alumnos, interrogándolos con un tono bastante seco y duro acerca del funcionamiento de aquel sitio.
Sin poner real atención a ninguna de las frases de aquel par de trabajadores, sus blancas orejas sólo reaccionaron frente a los dos últimos párrafos de tal latoso discurso que proclamaban. Una profunda mueca de desagrado reinó en el pálido rostro de la muchacha tras escuchar las palabras de dicho funcionario de la academia ¿Qué significaba eso de que debía compartir su espacio, su refugio, su habitación con un extraño cualquiera? Pero no, la situación estaba muy lejos de mejorar, en absoluto. Fulminó con la mirada al hombre que tenía al frente, a medida que su ceño se fruncía notoriamente tras escuchar como el sujeto balbuceaba asustado por la imponente presencia de la joven –L-la copia de la llave que le correspondía a usted… Pues, n-no contamos con ella, así que deberá depender de la que tiene su compañera para hacer ingreso a su habitación ¡P-pero conseguiremos otra lo antes posible, señorita!-
Increíble. ¿Qué clase de organización era aquella? Totalmente molesta, la peliblanca arremetió su ira contra aquellos funcionarios, a su gusto, incompetentes.
-Me parece increíble ¿Qué clase de servicio otorgan ustedes? ¿Acaso no saben hacer siquiera si trabajo bien? ¡Ja! Pero no esperen piedad alguna de mi parte. La queja que les pondré con su superior será tan grande, que dormirán con las llaves colgadas a su cuello para no cometer el mismo error, perros inútiles - La joven se encontraba de pie en la entrada de la academia Jikan, con ambos brazos cruzados a la altura de tu pecho, en una postura clara de molestia y desagrado por aquella situación, mientras uno de sus sirvientes sostenía un paraguas para ella protegiéndola de la incesante lluvia que amenazaba bañar su pequeño cuerpo.
Indignada, la joven terminó por dejar hablando a aquellos hombres solos, mientras caminaba a paso firme y rápido por la lluvia, dirigiéndose directamente hacia el lugar que le habían indicado como los dormitorios de la casa Dracheart. ¿Qué se supone que debía hacer? Sólo estaba ahí para completar sus estudios. No tenía porqué soportar aquellas mediocridades del resto ni tenía intenciones de ser amable con ellos. Entablar relaciones con sus pares o demases no le importaba en absoluto… Al menos eso se repetía para sus adentros constantemente para evitar que un sentimiento de soledad la consumiese y se viera en la obligación de recurrir a algún alma cercana.
Absorta en sus pensamientos, finalmente dio con la habitación que le habían asignado a ella y a un extraño ser con quien tendría que convivir el resto del año académico. Indecisa, la joven posó su pequeña mano sobre el plomo de la puerta, esperando que aquel “extraño ser” hubiese llegado antes que ella para no tener que perder tiempo esperándola. ”Respira, Konoe. Girarás el plomo, la puerta se abrirá, ignorarás a quien-sea que esté ahí dentro, secarás tu cuerpo de este inmundo líquido y seguirás con tu vida como de costumbre.” La joven se repetía eso en su cabeza una y otra vez, a medida que giraba el plomo de la puerta con suavidad, terminando por ser dominada por los nervios y abriéndola de un solo golpe. La imagen que la recibió ese momento ciertamente logró descolocar a la neko; una mujer bastante desarrollada y semi desnuda se encontraba frente a la puerta. Konoe llevó sus manos hacia sus ojos para taparlos de manera instintiva, un tanto avergonzada por aquella situación que las envolvía a ambas.
-¡V-vístete, exhibicionista asquerosa! – Gritó la muchacha, separando levemente sus dedos para poder espiar por aquel orificio. Su vista se posó en el cuerpo de aquella joven, quien a pesar de contar con un par de cicatrices visibles, estaba bastante bien cuidado, hecho que no hizo más que aumentar el color carmín que teñía las mejillas de la pequeña. Negando rápidamente con la cabeza para obligarse a reaccionar, Konoe caminó hacia la cama que suponía era la suya, tomando entre sus manos un pequeño cojín encargado de adornar su cama, tapando completamente su rostro con éste.
-Avísame una vez te hayas vestido, gigantona. Porque t-tendré que aclararte un par de c-cosas – La muchacha intentaba sonar lo más calmada posible, pero lo cierto era mantener la imagen de siempre, frente a dicha situación, le estaba costando más de la cuenta.
Asuka- Neko
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Re: Habitación #1
La mirada de hawke en aquel instante reflejaba bastante extrañeza en aquel instante, junto a su ceño fruncido y su boca un tanto abierta al ver a la pequeña neko entrar por aquel portón, se limitó a soltar una pequeña carcajada al notar su sumamente infantil gesto en su reacción ante sus palabras, la adulta realmente no era de la idea de hacer mucho énfasis en las cosas que ocurrían en aquellas situaciones, aunque sinceramente hubiese preferido en aquellos instantes una compañera un poco más con altura de mira. -¿Te gusta lo que ves, preciosa? Pronunció la chica en un tono bastante burlón de voz, echándose a reír en frente de ella, como si estuviese comenzando a juguetear con la paciencia ajena, limitándose a ponerse la zona superior de su ropa, tanto su brasier como sus pantaletas. Su compañera de cuarto era algo que ciertamente le hacía bastante gracia, realmente no se esperaba una chica tan menor que ella en rango de edad, pero supuso que ese tipo de cosas realmente no eran discutidos por la administración de la escuela.
Tomó asiento en la cama de ella, con el brasier a la mitad de su espalda para acercarse de espaldas hacia ella. -¿Podrías ayudarme a abrocharme, pequeña? Realmente no soy buena con este tipo de cosas… Mintió como de costumbre, simplemente estaba probando… jugando con ella, la actitud de niña centrada y madura que intentaba mostrar aquella albina como cáscara para ella era algo tan simple y sencillo de desenmascarar que ciertamente resultaba ser un tanto irrisorio en aquellos momentos. Se dio la media vuelta, amenazante y sonriente, la mirada de konoe era ciertamente un tanto nerviosa, eso se podía inferir principalmente por la tonalidad de sus mejillas y su expresión facial, que no concordaba absolutamente para nada con las palabras desagradables que había dicho hacía ya un costado… Toda esa estilización, acompañada de aquellas ropas de niña pequeña, le daban un toque bastante agradable a la vista…. Mucho más si estaba en frente de una depredadora como Hawke. Sus manos se encontraron a la brevedad con las de Konoe, entrelazando estas con las de la menor, casi a la fuerza producto de la sumamente amplia capacidad física de la mayor, se inclinó un tanto hacia konoe, solo para acercarse hacia su cuello…. Entrecerrando su mirada para simplemente tomar el delicado aroma de la menor… era una mezcla de sentimientos… una dulce y potente fragancia era lo que el cuerpo de la menor desprendía en aquellos instantes, ciertamente bastante atractiva para la figura de un vampiro, que era precisamente lo que la adulta era. Sonrió ampliamente, separándose de Konoe esta vez, sin prestarle mayor atención al hecho que resultaba realizando en aquel instante, alejándose de ella unos centímetros para tomar asiento sobre la cama, posicionando ambas manos sobre sus muslos, inclinándose un tanto, aunque debido a tal gesto, sus senos comenzaron a caer un poco, quedando bastante poco a la imaginación en aquella escena. Bienvenida entonces, es un gusto conocerte. Me llamo Hawke. ¿Tú? Un gesto bastante afable se dibujó en su rostro, de forma bastante cínica, por cierto, puesto que poco y nada de estima le tenía aquella albina en aquel instante. Su rostro reflejaba bastante serenidad, y su mirada cerrada junto a aquella sinceramente falsa sonrisa era algo que le daba un aire un tanto amable, aunque bastante retorcido para quien supiese leer entre líneas.
Se dio media vuelta esta vez, elevándose de la cama ajena para poder irse hacia su propios aposentos, tomando un par de ropas de las cuales estaba compuesto el uniforme escolar, mirando este con bastante desgana. Joder…. me esperaba algo feo, ¿Pero esto? Encarnó una ceja, de forma bastante preocupada ante aquellas ropas de colegiala… tenía que reconocer ella misma que sus propios gustos eran bastante extraños y un tanto alejados de la idónea femeneidad, por lo que poco y nada de aprecio podía llegar a generar de aquellas ropas, se acercó hacia el espejo, mirando aún con su ceño fruncido y cara de pocos amigos hacia el uniforme que posicionaba encima de su busto y cuerpo con un colgador. –Nee.. ¿Qué opinas, cría? Mencionó la chica mientras se daba media vuelta en dirección a la muchachita albina, buscando su aprobación en aquellos instantes.
Tomó asiento en la cama de ella, con el brasier a la mitad de su espalda para acercarse de espaldas hacia ella. -¿Podrías ayudarme a abrocharme, pequeña? Realmente no soy buena con este tipo de cosas… Mintió como de costumbre, simplemente estaba probando… jugando con ella, la actitud de niña centrada y madura que intentaba mostrar aquella albina como cáscara para ella era algo tan simple y sencillo de desenmascarar que ciertamente resultaba ser un tanto irrisorio en aquellos momentos. Se dio la media vuelta, amenazante y sonriente, la mirada de konoe era ciertamente un tanto nerviosa, eso se podía inferir principalmente por la tonalidad de sus mejillas y su expresión facial, que no concordaba absolutamente para nada con las palabras desagradables que había dicho hacía ya un costado… Toda esa estilización, acompañada de aquellas ropas de niña pequeña, le daban un toque bastante agradable a la vista…. Mucho más si estaba en frente de una depredadora como Hawke. Sus manos se encontraron a la brevedad con las de Konoe, entrelazando estas con las de la menor, casi a la fuerza producto de la sumamente amplia capacidad física de la mayor, se inclinó un tanto hacia konoe, solo para acercarse hacia su cuello…. Entrecerrando su mirada para simplemente tomar el delicado aroma de la menor… era una mezcla de sentimientos… una dulce y potente fragancia era lo que el cuerpo de la menor desprendía en aquellos instantes, ciertamente bastante atractiva para la figura de un vampiro, que era precisamente lo que la adulta era. Sonrió ampliamente, separándose de Konoe esta vez, sin prestarle mayor atención al hecho que resultaba realizando en aquel instante, alejándose de ella unos centímetros para tomar asiento sobre la cama, posicionando ambas manos sobre sus muslos, inclinándose un tanto, aunque debido a tal gesto, sus senos comenzaron a caer un poco, quedando bastante poco a la imaginación en aquella escena. Bienvenida entonces, es un gusto conocerte. Me llamo Hawke. ¿Tú? Un gesto bastante afable se dibujó en su rostro, de forma bastante cínica, por cierto, puesto que poco y nada de estima le tenía aquella albina en aquel instante. Su rostro reflejaba bastante serenidad, y su mirada cerrada junto a aquella sinceramente falsa sonrisa era algo que le daba un aire un tanto amable, aunque bastante retorcido para quien supiese leer entre líneas.
Se dio media vuelta esta vez, elevándose de la cama ajena para poder irse hacia su propios aposentos, tomando un par de ropas de las cuales estaba compuesto el uniforme escolar, mirando este con bastante desgana. Joder…. me esperaba algo feo, ¿Pero esto? Encarnó una ceja, de forma bastante preocupada ante aquellas ropas de colegiala… tenía que reconocer ella misma que sus propios gustos eran bastante extraños y un tanto alejados de la idónea femeneidad, por lo que poco y nada de aprecio podía llegar a generar de aquellas ropas, se acercó hacia el espejo, mirando aún con su ceño fruncido y cara de pocos amigos hacia el uniforme que posicionaba encima de su busto y cuerpo con un colgador. –Nee.. ¿Qué opinas, cría? Mencionó la chica mientras se daba media vuelta en dirección a la muchachita albina, buscando su aprobación en aquellos instantes.
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Re: Habitación #1
-¿G-gustarme? Sólo vístete y cállate.- La peliblanca poco a poco iba controlando los nervios que aquella incómoda situación le habían provocado, volviendo a su centro habitual. Apartando el cojín hacia un lado, la chica no hizo más que ignorar el intento de dicha mujer por molestarle, restándole cualquier grado de importancia a su acompañante-¿Tan grande y tan inútil? ¡Ja!- Agregó con un tono completamente seco, no le importaba ser agresiva con esa chica, sólo quería marcar las distancias entre ambas de una vez, así podría evitar futuros malentendidos que pudiesen ocurrir.
Definitivamente la impresión y nervios de hace un momento se esfumaban por completo, el rubor de sus mejillas disminuía y su voz comenzaba a escucharse de manera normal; como un suave maullido de un pequeño minino. Todo volvía al a normalidad, todo parecía…
Espera. ¿Qué estaba haciendo? Un fuerte escalofrío recorrió el delicado cuerpo de la muchacha, haciéndola estremecer frente al invasivo comportamiento que la joven de cabellos púrpura realizaba. Su mirada se clavó en el ahora cercano cuerpo de la mujer, que insistía en invadir su espacio y… ¿tomar su aroma?¿quién se creía esa mujer? La respiración de la neko se comenzó a acelerar debido a los nervios y molestia que le generaba esa situación. Quería gritarle. Pero por una extraña razón su voz se escuchaba quebradiza, y tan suave como si maullara para ella. Inclinándose hacia atrás, Konoe logró apartar un poco su cuerpo del contrario, evitando que la respiración de esa chica acariciara su cuello.
-A-ah… ¿Q-qué ha..?.... ¡Vuelve a acercarte así y te quedarás sin tus preciadas pelotas, idiota!- Bufó molesta, mientras deslizaba por sus hombros la chaqueta del uniforme, retirándola de su cuerpo para evitar que aquella húmeda prenda le provocase un resfriado. Ignorando por completo la provocadora pose que la mayor tenía, Konoe se cruzó de piernas en con un gesto delicado, apoyando ambas manos detrás de ella, sobre la cama, demostrando indiferencia total ante la presencia de dicha mujer - Fukushima Konoe para ti.- Murmuró en un tono distante, respondiendo únicamente por educación, aunque eso no implicaba que debiese ser amable con aquella adulta ¿no?
Era simplemente una extraña. Una mujer con la que compartiría espacio durante aquel año. Nada más. Carecía de cualquier relevancia para Konoe, pero cierto era, que las actitudes que le había enseñado en estos minutos de encuentro, le daban la impresión que no sería un año fácil, sino que muy por el contrario.
Por alguna razón, no podía despegar su mirada de la chica de cabellos morados, la observaba como si estuviese a la defensiva frente a su imponente presencia, se sentía amenazada por ella y odiaba, realmente odiaba ese sentimiento. -No me interesa como te veas sólo póntelo de una vez, me enferma verte así, con suerte y apenas contengo las nauseas.- Suspiró profundamente, mientras se ponía de pie para quedar frente a la adulta, guardando las respectivas distancias con ella. Sus brazos se cruzaron a la altura de su pecho, haciendo que su aún algo húmedo uniforme se apegase más a su delicado cuerpo. Su mirada estaba fija en la contraria, desafiante, como si buscase imponerse frente a la extraña adulta que la acompañaba -Escucha, lamentablemente los inútiles que trabajan acá perdieron mi copia de la llave, así que disponemos únicamente de la tuya para entrar o salir de esta habitación. Está claro que yo soy la más indicada para hacerme responsable de aquella llave, así que te exigiré que la des en este momento. – Junto con pronunciar esas palabras, la neko extendió su mano en dirección a Hawke, mientras su mano libre se posicionaba en su cadera. -Y no aceptaré un “no” como respuesta…
Definitivamente la impresión y nervios de hace un momento se esfumaban por completo, el rubor de sus mejillas disminuía y su voz comenzaba a escucharse de manera normal; como un suave maullido de un pequeño minino. Todo volvía al a normalidad, todo parecía…
Espera. ¿Qué estaba haciendo? Un fuerte escalofrío recorrió el delicado cuerpo de la muchacha, haciéndola estremecer frente al invasivo comportamiento que la joven de cabellos púrpura realizaba. Su mirada se clavó en el ahora cercano cuerpo de la mujer, que insistía en invadir su espacio y… ¿tomar su aroma?¿quién se creía esa mujer? La respiración de la neko se comenzó a acelerar debido a los nervios y molestia que le generaba esa situación. Quería gritarle. Pero por una extraña razón su voz se escuchaba quebradiza, y tan suave como si maullara para ella. Inclinándose hacia atrás, Konoe logró apartar un poco su cuerpo del contrario, evitando que la respiración de esa chica acariciara su cuello.
-A-ah… ¿Q-qué ha..?.... ¡Vuelve a acercarte así y te quedarás sin tus preciadas pelotas, idiota!- Bufó molesta, mientras deslizaba por sus hombros la chaqueta del uniforme, retirándola de su cuerpo para evitar que aquella húmeda prenda le provocase un resfriado. Ignorando por completo la provocadora pose que la mayor tenía, Konoe se cruzó de piernas en con un gesto delicado, apoyando ambas manos detrás de ella, sobre la cama, demostrando indiferencia total ante la presencia de dicha mujer - Fukushima Konoe para ti.- Murmuró en un tono distante, respondiendo únicamente por educación, aunque eso no implicaba que debiese ser amable con aquella adulta ¿no?
Era simplemente una extraña. Una mujer con la que compartiría espacio durante aquel año. Nada más. Carecía de cualquier relevancia para Konoe, pero cierto era, que las actitudes que le había enseñado en estos minutos de encuentro, le daban la impresión que no sería un año fácil, sino que muy por el contrario.
Por alguna razón, no podía despegar su mirada de la chica de cabellos morados, la observaba como si estuviese a la defensiva frente a su imponente presencia, se sentía amenazada por ella y odiaba, realmente odiaba ese sentimiento. -No me interesa como te veas sólo póntelo de una vez, me enferma verte así, con suerte y apenas contengo las nauseas.- Suspiró profundamente, mientras se ponía de pie para quedar frente a la adulta, guardando las respectivas distancias con ella. Sus brazos se cruzaron a la altura de su pecho, haciendo que su aún algo húmedo uniforme se apegase más a su delicado cuerpo. Su mirada estaba fija en la contraria, desafiante, como si buscase imponerse frente a la extraña adulta que la acompañaba -Escucha, lamentablemente los inútiles que trabajan acá perdieron mi copia de la llave, así que disponemos únicamente de la tuya para entrar o salir de esta habitación. Está claro que yo soy la más indicada para hacerme responsable de aquella llave, así que te exigiré que la des en este momento. – Junto con pronunciar esas palabras, la neko extendió su mano en dirección a Hawke, mientras su mano libre se posicionaba en su cadera. -Y no aceptaré un “no” como respuesta…
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