Bajo la sombra de un árbol [Priv]

por **Charlie Redwings** Mar Jul 30, 2013 11:19 am

Era temprano para la mayoría de la gente y el instituto y sus cercanías se encontraban bastante vacíos, aunque algunas personas que como el, se habían levantado temprano, comenzaban a llenar poco a poco el campus de vida. Cosa, que, ciertamente, no terminaba de agradar al joven alto de cabellos oscuros, el cual se aparto con su diestra un par de mechones que le habían tapado uno de sus orbes dorados. El se habia levantado temprano por que apenas había logrado dormir. Demasiados asuntos llenaban su cabeza. Su situación, la escuela, el club del que ahora, gracias a sus capacidades y al echo que se encontraba vacante el puesto, el era ahora el lider.... Todo aquello en su cabeza lo llenaba de dudas y de nerviosismo. Dudas que, tristemente, no podía compartir con nadie.

"Yo... ¿Que hago mal?" Desde su llegada e ingreso al centro, no habia logrado hacer ningún amigo. No era que no socializara, no era que no fuera amable. Sencillamente, era alguien demasiado formal. Para alguien que había sido instruido, mas que criado, desde pequeño no solo en las artes sociales de la nobleza, sino que prácticamente desde siempre no había tenido ningún amigo mas que su hermana pequeña y otros nobles de su edad, socializar con gente normal, con jóvenes que se habían criado como tales, resultaba de lo mas difícil. Sabia que a muchos les caía bien por su actitud, pero, dado su forma de hablar y de actuar, lo veían como alguien demasiado.... ¿Pijo?¿Formal? para poder tratar como a un amigo sin tapujos.

Tratando de olvidarme de esto, me había dirigido a las zonas verdes, mas concretamente a una zona tranquila en medio de una arboleda, cuyo suelo estaba cubierto de blando y verde césped, y custodiado por varios arboles que ofrecían una buena cantidad de sombra al lugar, de donde refugiarse del sol. Me tumbe sobre esta, sin importarme que mi uniforme fuera manchado ligeramente por la hierba, y, desde la sombra de uno de los arboles, me dedique a observar las nubes y dejar flotar mis preocupaciones y pensamientos. Un pájaro despego del árbol, con un suave piar que pude oír al tiempo que veía al pájaro alejarse en el cielo. Toda esa tranquilidad me relajaba. Y me hacían recordar una situación igual, vivida años atrás. Cierto, pensándolo bien, el si tenia un amigo a parte de aquellos antes mencionados. ¿Que habría sido de aquel zorro loco, aquel a quien había llamado en su día su mejor amigo?

-¿Donde estarás, Ikki?-

Ese pensamiento en voz alta, que había sonado como un susurro, se quedo unos momentos flotando en el ambiente. Hasta que el crujir de una hoja cercana resonó en mi oído. ¿Había alguien mas allí?

por **Ikki Kurumada** Miér Jul 31, 2013 12:16 pm

Llevaba un rato vagando por los alrededores, intentando desconectar de lo que para él era como otro mundo. Esta escuela había sido un gran cambio, teniendo en cuenta que el kitsune estaba acostumbrado a las pequeñas aldeas de Japón, siempre tan apartadas de la nociva ciudad y sus modernidades. La nostalgia le pesaba sobre los hombros. Le habría gustado volver a perderse por sus bosques, sintiéndose libre, vivo como antaño. Un frío martirizante invadió su espalda, como un viejo fantasma del pasado que aparecía de vez en cuando para recordarle quién era.

Súbitamente, le urgió adentrarse en los jardines, desaparecer por un instante. Se subió a un árbol, con la agilidad derivada de pasar toda su vida entre la naturaleza, y se acomodó en una rama. Miró hacía arriba, un manto de hojas lo envolvía escudándolo de los rayos solares, aunque se colaba algún que otro haz de luz. Cerró lo ojos, y se concentró solo en su respiración, incluso había dejado de oír el canto de los pájaros. El mundo en torno a él se iba apagando, sus preocupaciones ya no le pertenecían, y con una profunda exhalación dejó de ser él mismo...

Tan solo flotaba en aquella inmensa oscuridad. Una quimera confusa y anodina mas, le transmitía sosiego, su mayor anhelo. No se había dado cuenta de las sombras que lo rodeaban hasta que una de ellas se onduló en torno a su cuello. Algunas carecían de forma, otras tenían un marcado rostro de dolor que no paraban de vociferaban con voz estridente. Ambas tenían algo en común, y es que todas eran de un reluciente color plata. De repente, las sombras se abalanzaron sobre él. Desgarraron su cuerpo, sin tener reparos con su rostro tampoco. Sujetó su desfigurado rostro con las dos manos y rugió de dolor cuando le abrasaron las llamas que habían surgido misteriosamente

Se despertó de golpe con el corazón desbocado, temblando como una hoja. Por suerte, lo único real de aquella pesadilla había sido el grito final. No respiraba con normalidad y sus nervios acabaron traicionándolo. Curtió sus garras, como acto reflejo, y las clavó en la rama tan profundamente que esta quebró, llevándose al albino consigo. Al caer al vacío volvió a gritar, confuso, ya que no sabía si estaba despierto o si seguía soñando. Se sorprendió al notar que no había sido tan doloroso, algo había amortiguado la caída. Se sujetó la cabeza con la mano, pues le dolía. Cerró los ojos con fuerza y al abrirlos se encontró con algo que no se esperaba.

—¿Charlie...?— Preguntó, perplejo.

El sujeto que había utilizado de colchoneta no era ni más ni menos que su mejor amigo. Era inconfundible, ese aire tan juvenil y a la vez con un gran porte, digno de la nobleza.

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