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Habitación #1
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Habitación #1
Habitación #1
•DISFRUTEN DE SU CUARTO•
Asuka
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Mari
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Asuka- Neko
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Re: Habitación #1
Los pasos de la pelirroja resonaban a través del pasillo casi vacío por el que transitaba. Tal vez se debía a la ausencia de personas en aquel lugar, o tal vez a la fuerza con la que aquella mujer golpeaba el piso que conectaba con los dormitorios de la casa Dracheart. Su respiración algo agitada acompañaba a sus pasos, mientras de fondo se podían apreciar las gotas que lluvia que se dejaban caer con violencia sobre el tejado de aquel edificio.
No pasó mucho tiempo antes de que su búsqueda diera efectos, encontrándose al sujeto con el que descargaría todo su desagrado: Un hombre adulto, alto y un poco robusto, quien era el encargado del aseo y ornato de los dormitorios.
A paso decidido, la mujer se plantó frente él imponiendo totalmente su presencia, a medida que dirigía su mirada lentamente hacia los ojos del hombre, haciendo aquella postura mucho más intimidadora.
-Buenas tardes. Soy Asuka Langley Soryuu, y la habitación que me corresponde es la número 1. ¿Se puede saber porqué yo no dispongo de la llave de mi lugar de descanso? ¿Así de inútiles e ineficientes son en éste lugar?- Cuestionó al conserje de forma autoritaria, como si en vez de buscar una respuesta, intentase regañar a aquel hombre por su falta.
Algo incómodo e intimidado, el hombre jugaba con sus dedos a medida que desviaba la mirada unos segundos de la pelirroja –P-pues… Verá señorita… Al inicio esa habitación estaba reservada para un único estudiante, pero luego se decidió que sería compartida por lo que…- Calló un momento, mientras su voz descendía con cada palabra pronunciada- … Sólo existe una copia por el momento…. Y al parecer no es usted quien la posee…- Terminó de hablar, mirando expectante la respuesta ajena.
Ciertamente, la expresión que reinaba en el rostro de la mitad alemana distaba mucho de una expresión agradable, muy por el contrario, su ceja estaba arqueada, mientras sus labios permanecieron cerrados un segundo, antes de que decidieran separarse para dejar escapar unas poco delicadas palabras -¿Acaso sólo puedo encontrar inútiles en este lugar? Creí que había personal calificado para hacer su trabajo de manera óptima, pero al parecer sólo son una bola de ineficientes, como usted. Ahora, supongo que debe disponer de alguna llave “maestra” que pueda permitir mi ingreso a mi habitación, ¿no?- Aunque debiera ser tomada como una pregunta, el tono amenazante con el cual la pelirroja había hablado, dejaba en claro que no aceptaría una negativa como respuesta.
Nervioso, el hombre asintió exageramente con la cabeza, mientras rebuscaba de manera torpe en sus bolsillos, sacando un enorme llavero repleto de diversas llaves, las cuales correspondían a cada habitación de esa casa. Aún temblando, el hombre terminó por pedirle a la joven que lo acompañara, dirigiéndose ambos hacia la primera habitación de la casa de los dragones.
Asuka se mantuvo en silencio todo el camino, pero por la energía que desprendía podía notarse con bastante claridad que cualquier palabra, frase mal dicha, haría explotar a la muchacha cabellos de fuego.
No bastó mucho tiempo antes de que el robusto hombre pudiese abrir la puerta del dormitorio, dejando pasar a la pelirroja y despidiéndose con una leve reverencia, la cual terminó de hacer casi de forma inconsciente.
Agotada, la muchacha se dejó caer en su cama con cierto aire de resignación. Debería depender de su compañera para hacer ingreso o salida de aquel lugar por lo menos por una semana, tiempo que tardaría la administración en proveerle de una llave.
Sus pequeños labios se entreabrieron para dejar salir un suave, delicado suspiro como si con éste dejara ir todas las tensiones de aquella alocada mañana, bastante extraño en la mitad alemana, quien cuando se lo proponía, podía dejar en evidencia una profunda delicadeza y rasgos bastantes femeninos.
Terminó por recostarse en su lecho, dejando su gorra a un lado mientras se acomodaba en aquel lugar. Sus peludas orejas características de su raza no tardaron en hacerse notar, moviéndose levemente debido al sonido que producía la lluvia al caer. Los profundos ojos de la mujer se comenzaron a entrecerrar, siendo vencida por el cansancio y dejándose caer en un agradable sueño. No pasó mucho tiempo antes de que un suave ronroneo se pudiese apreciar en aquella solitaria habitación. Sí, era Asuka.
No pasó mucho tiempo antes de que su búsqueda diera efectos, encontrándose al sujeto con el que descargaría todo su desagrado: Un hombre adulto, alto y un poco robusto, quien era el encargado del aseo y ornato de los dormitorios.
A paso decidido, la mujer se plantó frente él imponiendo totalmente su presencia, a medida que dirigía su mirada lentamente hacia los ojos del hombre, haciendo aquella postura mucho más intimidadora.
-Buenas tardes. Soy Asuka Langley Soryuu, y la habitación que me corresponde es la número 1. ¿Se puede saber porqué yo no dispongo de la llave de mi lugar de descanso? ¿Así de inútiles e ineficientes son en éste lugar?- Cuestionó al conserje de forma autoritaria, como si en vez de buscar una respuesta, intentase regañar a aquel hombre por su falta.
Algo incómodo e intimidado, el hombre jugaba con sus dedos a medida que desviaba la mirada unos segundos de la pelirroja –P-pues… Verá señorita… Al inicio esa habitación estaba reservada para un único estudiante, pero luego se decidió que sería compartida por lo que…- Calló un momento, mientras su voz descendía con cada palabra pronunciada- … Sólo existe una copia por el momento…. Y al parecer no es usted quien la posee…- Terminó de hablar, mirando expectante la respuesta ajena.
Ciertamente, la expresión que reinaba en el rostro de la mitad alemana distaba mucho de una expresión agradable, muy por el contrario, su ceja estaba arqueada, mientras sus labios permanecieron cerrados un segundo, antes de que decidieran separarse para dejar escapar unas poco delicadas palabras -¿Acaso sólo puedo encontrar inútiles en este lugar? Creí que había personal calificado para hacer su trabajo de manera óptima, pero al parecer sólo son una bola de ineficientes, como usted. Ahora, supongo que debe disponer de alguna llave “maestra” que pueda permitir mi ingreso a mi habitación, ¿no?- Aunque debiera ser tomada como una pregunta, el tono amenazante con el cual la pelirroja había hablado, dejaba en claro que no aceptaría una negativa como respuesta.
Nervioso, el hombre asintió exageramente con la cabeza, mientras rebuscaba de manera torpe en sus bolsillos, sacando un enorme llavero repleto de diversas llaves, las cuales correspondían a cada habitación de esa casa. Aún temblando, el hombre terminó por pedirle a la joven que lo acompañara, dirigiéndose ambos hacia la primera habitación de la casa de los dragones.
Asuka se mantuvo en silencio todo el camino, pero por la energía que desprendía podía notarse con bastante claridad que cualquier palabra, frase mal dicha, haría explotar a la muchacha cabellos de fuego.
No bastó mucho tiempo antes de que el robusto hombre pudiese abrir la puerta del dormitorio, dejando pasar a la pelirroja y despidiéndose con una leve reverencia, la cual terminó de hacer casi de forma inconsciente.
Agotada, la muchacha se dejó caer en su cama con cierto aire de resignación. Debería depender de su compañera para hacer ingreso o salida de aquel lugar por lo menos por una semana, tiempo que tardaría la administración en proveerle de una llave.
Sus pequeños labios se entreabrieron para dejar salir un suave, delicado suspiro como si con éste dejara ir todas las tensiones de aquella alocada mañana, bastante extraño en la mitad alemana, quien cuando se lo proponía, podía dejar en evidencia una profunda delicadeza y rasgos bastantes femeninos.
Terminó por recostarse en su lecho, dejando su gorra a un lado mientras se acomodaba en aquel lugar. Sus peludas orejas características de su raza no tardaron en hacerse notar, moviéndose levemente debido al sonido que producía la lluvia al caer. Los profundos ojos de la mujer se comenzaron a entrecerrar, siendo vencida por el cansancio y dejándose caer en un agradable sueño. No pasó mucho tiempo antes de que un suave ronroneo se pudiese apreciar en aquella solitaria habitación. Sí, era Asuka.
Asuka- Neko
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Re: Habitación #1
A mari le había costado demasiado el poder acomodarse a la escuela en sí, sus padres si bien acostumbraban a enviarle a escuelas de bastante buena gala, normalmente era expulsado de estos debido a su revoltoso comportamiento, y a su fama de rezongona, que si bien era bastante agradable para algunos, por supuesto que su típica faceta de chica buena era algo que a una buena parte de las personas que conocía le desagradaba, y aquello normalmente terminaba generando conflicto, aunque bueno, la empatía y el positivismo de mari era algo que acostumbraba en ocasiones a aplacar las cosas, sin embargo, en muchas ocasiones no fue aquello suficiente, por supuesto, ¿Acaso se le puede caer bien a todos?
Y así era como mari se había encontrado nuevamente en un enorme establecimiento educacional… siquiera y le dejaba de gustar todo aquello, sin embargo, el haber conocido a aquella muchacha de cabellos rojizos hacía ya unos momentos era algo que realmente le había dejado sumamente contenta, y eso era algo que probablemente le duraría semanas, por lo que se sentía satisfecha de haber tenido a alguien a quien dirigir su atención al menos en sus primeros días de clase, la muchacha terminó por perderse varias veces en el básico camino a su habitación, puesto que su mapa mental de este último se había deformado totalmente…. Ciertamente no era una muchacha del todo inteligente con esas cosas. La chica terminó por preguntarle a un conserje… era un hombre bastante gordito y que parecía tener cara de buenos amigos…. Sin embargo parecía un tanto nervioso, mari se apresuró a preguntarle por su dichosa habitación, por supuesto, sin embargo, la reacción del hombre fue un tanto… ¿extraña, sumisa? Puesto que este último se apresuró en llevar a la muchacha al lugar en el cual debía estar… le pareció escuchar un “que dios se apiade del alma de esta pobre criaturita” cuando el hombre desapareció luego de llevarle al frente de su habitación.
Sacó la llave que le habían proporcionado horas atrás a sí misma, buscando esta con su lengua afuera dentro de su infantil bolsito, terminando por sacarla. Sus ojos se iluminaron bastante al ver aquella figurita, mientras se apresuraba para abrir aquel pestillo con su llave… un ¡Clic! Se dejó escuchar mientras mari sonreía apaciblemente, abriendo la puerta, soltando un clásico “nyaaa” mientras la puerta se abría, acompañando al rechinido que acostumbraban a tener estas últimas. La peli castaña se apresuró a dar un par de pasos al interior de su habitación, solo para observar toda aquella hermosa, enorme habitación… que no era para ella sola… “¡Genial!” Se dijo a sí misma al mirar la otra cama, “¡Tendré un compañero!”…
Al notar un bulto en la cama cercana, se apresuró a ladear su cabeza, inspeccionando aquella zona de manera bastante traviesa, terminando por apoyar sus manitas y rodillas encima de la cama… su sorpresa fue grande cuando a la muchacha que se acababa de encontrar como su propia compañera era en efecto, la princesa… -¡Princesa! ¿Así que te has pedido esta habitación para ser mi compañera? Dijo la chica en un tono sumamente cálido de voz, sonriente como de costumbre. -¡¿Así que seremos compañeras?! ¡Estoy tan feliz de estar aquí a tú lado ohime, hontoni, hontoni seremos las mejores compañeras de habitación del mundo! Dijo la pelicastaña apresurándose a tomar a la pelirroja con firmeza por sus mejillas, aprisionando estas de manera bastante atrevida. Ciertamente… aquella princesa le encantaba.
Y así era como mari se había encontrado nuevamente en un enorme establecimiento educacional… siquiera y le dejaba de gustar todo aquello, sin embargo, el haber conocido a aquella muchacha de cabellos rojizos hacía ya unos momentos era algo que realmente le había dejado sumamente contenta, y eso era algo que probablemente le duraría semanas, por lo que se sentía satisfecha de haber tenido a alguien a quien dirigir su atención al menos en sus primeros días de clase, la muchacha terminó por perderse varias veces en el básico camino a su habitación, puesto que su mapa mental de este último se había deformado totalmente…. Ciertamente no era una muchacha del todo inteligente con esas cosas. La chica terminó por preguntarle a un conserje… era un hombre bastante gordito y que parecía tener cara de buenos amigos…. Sin embargo parecía un tanto nervioso, mari se apresuró a preguntarle por su dichosa habitación, por supuesto, sin embargo, la reacción del hombre fue un tanto… ¿extraña, sumisa? Puesto que este último se apresuró en llevar a la muchacha al lugar en el cual debía estar… le pareció escuchar un “que dios se apiade del alma de esta pobre criaturita” cuando el hombre desapareció luego de llevarle al frente de su habitación.
Sacó la llave que le habían proporcionado horas atrás a sí misma, buscando esta con su lengua afuera dentro de su infantil bolsito, terminando por sacarla. Sus ojos se iluminaron bastante al ver aquella figurita, mientras se apresuraba para abrir aquel pestillo con su llave… un ¡Clic! Se dejó escuchar mientras mari sonreía apaciblemente, abriendo la puerta, soltando un clásico “nyaaa” mientras la puerta se abría, acompañando al rechinido que acostumbraban a tener estas últimas. La peli castaña se apresuró a dar un par de pasos al interior de su habitación, solo para observar toda aquella hermosa, enorme habitación… que no era para ella sola… “¡Genial!” Se dijo a sí misma al mirar la otra cama, “¡Tendré un compañero!”…
Al notar un bulto en la cama cercana, se apresuró a ladear su cabeza, inspeccionando aquella zona de manera bastante traviesa, terminando por apoyar sus manitas y rodillas encima de la cama… su sorpresa fue grande cuando a la muchacha que se acababa de encontrar como su propia compañera era en efecto, la princesa… -¡Princesa! ¿Así que te has pedido esta habitación para ser mi compañera? Dijo la chica en un tono sumamente cálido de voz, sonriente como de costumbre. -¡¿Así que seremos compañeras?! ¡Estoy tan feliz de estar aquí a tú lado ohime, hontoni, hontoni seremos las mejores compañeras de habitación del mundo! Dijo la pelicastaña apresurándose a tomar a la pelirroja con firmeza por sus mejillas, aprisionando estas de manera bastante atrevida. Ciertamente… aquella princesa le encantaba.
Mari- Vampiro
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Re: Habitación #1
Se encontraba sumida en un mundo tranquilo y apacible, donde nada podía dañarla ni alterarla. Hace mucho tiempo que no había podido alcanzar ese grado de tranquilidad en un sueño, por más breve o extenso que éste fuese. Tal vez se debía a las condiciones de aquel día, o meramente al cansancio que acumulaba la pelirroja luego de incorporarse a aquella academia, lo cierto es, que fuese cual fuese la razón, había logrado alcanzar finalmente un perfecto sueño.
Su respiración era suave, delicada. El aire escapaba levemente por entre medio de sus finos labios mientras que el sonido de las gotas aún descendiendo creaban un clima de paz total en aquella habitación.
Sin embargo, suave rechinido, acompañado de una aguda voz habían terminado por romper totalmente la calma de ese lugar, irrumpiendo a través de los felinos oídos de la mitad alemana, provocando que éstos reaccionaran con suavidad, moviéndose al compas del sonido de la puerta. El ceño de la mujer se frunció, como el de un niño que no desea levantarse para ir al colegio aquella mañana. Necesitó un par de segundo para reincorporarse del todo, reconociendo débilmente la voz que insistía en despertarla de su profundo sueño.
Sus orbes azules comenzaron a abrirse con bastante lentitud, inspeccionando el lugar en el que se encontraba, aún algo desorientada. Pero su mirada se detuvo en una figura conocida ya para ella, una figura a la que hace un par de horas había enfrentado, ordenándole que se alejase de ella misma ¿cómo se atrevía a desobedecer su orden? Más aún, irrumpiendo en su habitación, en su espacio y refugio personal de semejante manera. Pero no, eso no era lo peor de la situación.
Sacudiendo su cabeza levemente, intentando descartar completamente la posibilidad de que fuese un sueño aún, Asuka miró detalladamente a la contraria, frunciendo notoriamente el ceño no sólo por la presencia de la muchacha en ese lugar, si no por la posición en la que se encontraba, casi sobre ella, invadiendo totalmente su espacio personal, algo extremadamente preciado para la pelirroja.
De forma violenta, intentó acomodarse sobre la cama, terminando por sentarse a medias sobre esta, dándole un poco delicado empujón a la castaña, obligándole de esa manera a retirarse de su preciado espacio personal.
-¡No te me acerques tanto, imbécil!- Gritó levemente alterada por la situación en la que se encontraban. Ciertamente el hecho de haber lidiado con ella durante las clases fue algo más sencillo, el hecho de tenerla en su habitación, en su cama, era algo que realmente había descolocado a la mitad alemana, y por supuesto, también la irritaba de sobremanera. Aunque podía notarse que su actitud era completamente defensiva frente a esa mujer, siendo su expresión y postura corporal los que se encargaron de delatarla, bastó que Mari pronunciara aquellas palabras para provocar un cambio en la pelirroja. ¿Había dicho “compañeras”? ¿Acaso sería esa infantil y odiosa mujer con quien debería compartir su espacio durante todo el año?
La neko no tardó en ponerse de pie tras reflexionar lo dicho por la muchacha contraria, apuntando a ésta con su dedo índice, mientras su expresión dejaba en evidencia el profundo desagrado que semejante revelación le había provocado -Tienes sentido del humor, cuatro ojos. Eso, o eres retrasada.- Sentenció con un tono de voz tosco, a medida que cruzaba sus brazos a la altura de su escaso pecho -¿Crees que compartiré MI habitación contigo? No seas ridícula. Ahora, dame la llave y ve a solicitar un cambio de habitación- Terminó por ordenar la pelirroja, extendiendo su mano en dirección a Mari, con la palma boca arriba.
Asuka había decidido seguir el plan original: ser hiriente con su respectivo compañero o compañera, obligándole a dejar aquel lugar para ella sola. No importaba de quién sea tratase. No importaba… que de una amiga de la infancia se tratase.
Su respiración era suave, delicada. El aire escapaba levemente por entre medio de sus finos labios mientras que el sonido de las gotas aún descendiendo creaban un clima de paz total en aquella habitación.
Sin embargo, suave rechinido, acompañado de una aguda voz habían terminado por romper totalmente la calma de ese lugar, irrumpiendo a través de los felinos oídos de la mitad alemana, provocando que éstos reaccionaran con suavidad, moviéndose al compas del sonido de la puerta. El ceño de la mujer se frunció, como el de un niño que no desea levantarse para ir al colegio aquella mañana. Necesitó un par de segundo para reincorporarse del todo, reconociendo débilmente la voz que insistía en despertarla de su profundo sueño.
Sus orbes azules comenzaron a abrirse con bastante lentitud, inspeccionando el lugar en el que se encontraba, aún algo desorientada. Pero su mirada se detuvo en una figura conocida ya para ella, una figura a la que hace un par de horas había enfrentado, ordenándole que se alejase de ella misma ¿cómo se atrevía a desobedecer su orden? Más aún, irrumpiendo en su habitación, en su espacio y refugio personal de semejante manera. Pero no, eso no era lo peor de la situación.
Sacudiendo su cabeza levemente, intentando descartar completamente la posibilidad de que fuese un sueño aún, Asuka miró detalladamente a la contraria, frunciendo notoriamente el ceño no sólo por la presencia de la muchacha en ese lugar, si no por la posición en la que se encontraba, casi sobre ella, invadiendo totalmente su espacio personal, algo extremadamente preciado para la pelirroja.
De forma violenta, intentó acomodarse sobre la cama, terminando por sentarse a medias sobre esta, dándole un poco delicado empujón a la castaña, obligándole de esa manera a retirarse de su preciado espacio personal.
-¡No te me acerques tanto, imbécil!- Gritó levemente alterada por la situación en la que se encontraban. Ciertamente el hecho de haber lidiado con ella durante las clases fue algo más sencillo, el hecho de tenerla en su habitación, en su cama, era algo que realmente había descolocado a la mitad alemana, y por supuesto, también la irritaba de sobremanera. Aunque podía notarse que su actitud era completamente defensiva frente a esa mujer, siendo su expresión y postura corporal los que se encargaron de delatarla, bastó que Mari pronunciara aquellas palabras para provocar un cambio en la pelirroja. ¿Había dicho “compañeras”? ¿Acaso sería esa infantil y odiosa mujer con quien debería compartir su espacio durante todo el año?
La neko no tardó en ponerse de pie tras reflexionar lo dicho por la muchacha contraria, apuntando a ésta con su dedo índice, mientras su expresión dejaba en evidencia el profundo desagrado que semejante revelación le había provocado -Tienes sentido del humor, cuatro ojos. Eso, o eres retrasada.- Sentenció con un tono de voz tosco, a medida que cruzaba sus brazos a la altura de su escaso pecho -¿Crees que compartiré MI habitación contigo? No seas ridícula. Ahora, dame la llave y ve a solicitar un cambio de habitación- Terminó por ordenar la pelirroja, extendiendo su mano en dirección a Mari, con la palma boca arriba.
Asuka había decidido seguir el plan original: ser hiriente con su respectivo compañero o compañera, obligándole a dejar aquel lugar para ella sola. No importaba de quién sea tratase. No importaba… que de una amiga de la infancia se tratase.
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Re: Habitación #1
Las palabras de la princesa eran como un montón de dardos que iban dirigidos hacia su corazón… Por suerte, mari tenía bastante experiencia con aquel tipo de situaciones, por lo que en vez de seguirle el juego, simplemente intentaba pasar del sujeto que causaba el conflicto, simplemente mirando a la princesa a los ojos de manera sumisa y un tanto idiota, como aquel cachorrito que observa expectante a su amo.
Intentó descifrar la psiquis de asuka durante el corto lapso en el que la princesa ardiente dirigía sus palabras hacia ella, más no pudo del todo comprender la situación… se quedó callada, sin interrumpirle, simplemente elevando su voz en el instante en el que supo claramente que la ohime-sama había acabado con su discurso. -N-nee, hime… ¿no te gustaría tranzar un poco ello? Digo… Se quedó pensativa durante unos momentos… ¿Qué era lo que podía darle como excusa a aquella chica para que le dejase compartir su intimidad? Había imaginado muchas cosas que decirle a asuka, más simplemente se quedó en nada a la hora de la verdad… su mente pasó por muchísimas ideas que había recordado, aunque ciertamente en aquel instante todo le había parecido sumamente estúpido… se quedó unos segundos en silencio, solo para terminar por iluminarse a última hora. Elevó su dedo índice, sonriente y divertida. -Está bien que yo no te agrade hime… ¿pero qué harás si no estoy yo? Puede ser que me rehabiliten a otra habitación… eso es bastante obvio, demo… está la opción bastante inherente de que la escuela termine por darte un compañero del mismo tipo que yo…. Así que creo que te toca elegir, o diablo elegido, o por conocer. Mencionó en un tono casi burlesco aquello último la castaña, simplemente terminando por arrodillarse de manera confianzuda encima del lecho de la chica… Se sentía en parte halagada de que asuka no le haya roto la cara apenas en sus primeros acercamientos… por el aroma ajeno, se podía notar la naturaleza felina de la chica, y vamos, que tratar con un gatito arisco es todo un dilema.
Apoyó con cuidado las palmas de sus manos sobre las delicadas sábanas ajenas, hundiendo estas durante unos segundos para luego elevar su mano diestra por encima de su hombro, guiando uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja ídem, su mirada, un tanto más pervertida, se limitó a guiarse sola desde las piernas de la princesa pelirroja… las cuales, totalmente exquisitas y bien talladas, fueron recorridas por ella en su totalidad… subiendo lentamente por su vientre hasta llegar al rostro de ella. Sin embargo, todo aquel semblante de mari fue roto por la expresión que empañaba la cara de mari, tenía que reconocerlo, asuka era todo un gatito, tanto por sus expresiones, como por su actitud y su físico.
Un gesto de leve picardía esta vez recubrió la mirada de mari, simplemente llevándose la misma mano derecha hacia su boca, intentando recubrir la risa incipiente que comenzaba a escapársele por todos los poros de su cuerpo…. -Bwhahaha! ¿De verdad cree la princesa que yo haré todo lo que ella me ordene? La chica no pudo más, y con su clásica expresión infantil e inmadura, se hecho de espaldas hacia la cama, llevándose ambas manitas hacia su vientre para intentar no escaparse totalmente al lugar, rodando un par de veces de un costado hacia el otro de la cama. -¡Eres adorable, hime-sama! Reclamó por última vez entre risas la castaña, totalmente extasiada por el sueño onírico de la princesa... ¿Realmente esperaba que mari fuese a cumplir tal órden?
Intentó descifrar la psiquis de asuka durante el corto lapso en el que la princesa ardiente dirigía sus palabras hacia ella, más no pudo del todo comprender la situación… se quedó callada, sin interrumpirle, simplemente elevando su voz en el instante en el que supo claramente que la ohime-sama había acabado con su discurso. -N-nee, hime… ¿no te gustaría tranzar un poco ello? Digo… Se quedó pensativa durante unos momentos… ¿Qué era lo que podía darle como excusa a aquella chica para que le dejase compartir su intimidad? Había imaginado muchas cosas que decirle a asuka, más simplemente se quedó en nada a la hora de la verdad… su mente pasó por muchísimas ideas que había recordado, aunque ciertamente en aquel instante todo le había parecido sumamente estúpido… se quedó unos segundos en silencio, solo para terminar por iluminarse a última hora. Elevó su dedo índice, sonriente y divertida. -Está bien que yo no te agrade hime… ¿pero qué harás si no estoy yo? Puede ser que me rehabiliten a otra habitación… eso es bastante obvio, demo… está la opción bastante inherente de que la escuela termine por darte un compañero del mismo tipo que yo…. Así que creo que te toca elegir, o diablo elegido, o por conocer. Mencionó en un tono casi burlesco aquello último la castaña, simplemente terminando por arrodillarse de manera confianzuda encima del lecho de la chica… Se sentía en parte halagada de que asuka no le haya roto la cara apenas en sus primeros acercamientos… por el aroma ajeno, se podía notar la naturaleza felina de la chica, y vamos, que tratar con un gatito arisco es todo un dilema.
Apoyó con cuidado las palmas de sus manos sobre las delicadas sábanas ajenas, hundiendo estas durante unos segundos para luego elevar su mano diestra por encima de su hombro, guiando uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja ídem, su mirada, un tanto más pervertida, se limitó a guiarse sola desde las piernas de la princesa pelirroja… las cuales, totalmente exquisitas y bien talladas, fueron recorridas por ella en su totalidad… subiendo lentamente por su vientre hasta llegar al rostro de ella. Sin embargo, todo aquel semblante de mari fue roto por la expresión que empañaba la cara de mari, tenía que reconocerlo, asuka era todo un gatito, tanto por sus expresiones, como por su actitud y su físico.
Un gesto de leve picardía esta vez recubrió la mirada de mari, simplemente llevándose la misma mano derecha hacia su boca, intentando recubrir la risa incipiente que comenzaba a escapársele por todos los poros de su cuerpo…. -Bwhahaha! ¿De verdad cree la princesa que yo haré todo lo que ella me ordene? La chica no pudo más, y con su clásica expresión infantil e inmadura, se hecho de espaldas hacia la cama, llevándose ambas manitas hacia su vientre para intentar no escaparse totalmente al lugar, rodando un par de veces de un costado hacia el otro de la cama. -¡Eres adorable, hime-sama! Reclamó por última vez entre risas la castaña, totalmente extasiada por el sueño onírico de la princesa... ¿Realmente esperaba que mari fuese a cumplir tal órden?
Mari- Vampiro
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Re: Habitación #1
”¿Tranzar? ¿Por qué debería siquiera considerarlo? Sólo quiero estar sola en este molesto lugar.” – Pensaba la pelirroja mientras escuchaba hablar a la contraria con el propio ceño totalmente fruncido, y con una clara expresión de desagrado e incomodidad tanto por la presencia de aquella mujer, como por la situación en la que ambas se veían envueltas.
Una pequeña y casi imperceptible sonrisa se dibujó en los pequeños labios de la mitad alemana tras las palabras que pronunció Mari en aquel entonces. Esa forma de intentar manipularla, hacerla cambiar de opinión ¡por supuesto que la notaba! Es más, conocía bien aquella táctica de la castaña, pues más de una vez había intentado usarla en su contra cuando convivieron de pequeñas. La paciencia de la muchacha sin duda estaba a punto de acabarse, por lo que deslizó sus manos a través de su torso hasta que éstas llegaran a su caderas para posarse ahí, un gesto bastante delicado y femenino de la mujer, el cual no tardó en ser manchando por la postura ruda que había tomado con sus manos en aquel lugar, y las ácidas palabras que pretendía emitir para Mari.
- Tú no eres quien pone las condiciones aquí. ¿Alguien peor que tú? Realmente no ha nacido la persona capaz de irritarme tanto como tu presencia lo hace, así que poco importa quién pueda llegar- Tragó saliva de manera un tanto repentina, deteniendo sus palabras sólo para apreciar fijamente como aquella mujer se acomodaba sobre su propio lecho, en el cual anteriormente había logrado alcanzar un perfecto descanso, arqueando una ceja frente a dicha escena.
Pero la firme expresión de Asuka se vio descolocada ante la risa que inundaba la habitación, mostrando un semblante levemente confundido ¿por qué esta mujer era capaz de hacer variar tan drásticamente su estado anímico? Realmente odiaba eso. Odiaba que por un segundo, pudiera influir en ella en cualquier sentido. No tenía tiempo que perder con esa insignificante cuatro ojos, quien además, parecía que claramente no estaba en sus cabales al desafiar a la princesa de hielo.
Sus ojos se entreabrieron levemente debido a la sorpresa de semejante escena - ”¿Cómo se atreve a no sólo infectar mi cama con su repugnante aroma, sino que aún peor, revolcarse en dicho lugar, impregnándolo por completo de su molesta presencia? No se lo perdonaré….” – Sus mejillas estaban teñidas de un rojo violento, tanto o más como sus pensamientos demostraban. Sentía una profunda ira envolverla, siendo incapaz de controlarse con aquella mujer, no, ese animal inmundo que debía ser puesto en su lugar.
En un acto totalmente impulsivo y lleno de ira por parte de la pelirroja, se encaminó hacia su cama para reprender a dicha compañera, inclinándose para tomarle del cuello de la blusa, atrayéndola hacia si misma de forma bastante brusca y poco femenina - ¿Cómo te atreves a desafiarme siquiera? No eres más que un payaso patético que estorba en este lugar. Dame la llave y lárgate ahora, o si no… - El nulo apoyo que tenía la muchacha contra la cama, y el hecho de tener que cargar el peso de Mari al atraerla y levantarla levemente, hizo que dicha posición fuese demasiado para Asuka, quien, en un movimiento rápido, terminó por perder el equilibrio, soltando a Mari contra la cama para así intentar tener la mínima oportunidad de retomar el equilibrio perdido. Pero su objetivo no fue capaz de ser cumplido a tiempo.
Sus ojos se cerraron abruptamente, a medida que sentía como caía hacia la cama en una milésima de segundo, siendo sólo sus brazos los únicos soportes para no caer completamente en su lecho. Apenas abrió sus profundas orbes turquesa, se encontró con un conocido rostro frente al suyo, estando ella sobre Mari, apoyando ambas manos en la cama a la altura del rostro de la castaña. Por un segundo, y por primera vez, la neko se quedó sin palabras.
Una pequeña y casi imperceptible sonrisa se dibujó en los pequeños labios de la mitad alemana tras las palabras que pronunció Mari en aquel entonces. Esa forma de intentar manipularla, hacerla cambiar de opinión ¡por supuesto que la notaba! Es más, conocía bien aquella táctica de la castaña, pues más de una vez había intentado usarla en su contra cuando convivieron de pequeñas. La paciencia de la muchacha sin duda estaba a punto de acabarse, por lo que deslizó sus manos a través de su torso hasta que éstas llegaran a su caderas para posarse ahí, un gesto bastante delicado y femenino de la mujer, el cual no tardó en ser manchando por la postura ruda que había tomado con sus manos en aquel lugar, y las ácidas palabras que pretendía emitir para Mari.
- Tú no eres quien pone las condiciones aquí. ¿Alguien peor que tú? Realmente no ha nacido la persona capaz de irritarme tanto como tu presencia lo hace, así que poco importa quién pueda llegar- Tragó saliva de manera un tanto repentina, deteniendo sus palabras sólo para apreciar fijamente como aquella mujer se acomodaba sobre su propio lecho, en el cual anteriormente había logrado alcanzar un perfecto descanso, arqueando una ceja frente a dicha escena.
Pero la firme expresión de Asuka se vio descolocada ante la risa que inundaba la habitación, mostrando un semblante levemente confundido ¿por qué esta mujer era capaz de hacer variar tan drásticamente su estado anímico? Realmente odiaba eso. Odiaba que por un segundo, pudiera influir en ella en cualquier sentido. No tenía tiempo que perder con esa insignificante cuatro ojos, quien además, parecía que claramente no estaba en sus cabales al desafiar a la princesa de hielo.
Sus ojos se entreabrieron levemente debido a la sorpresa de semejante escena - ”¿Cómo se atreve a no sólo infectar mi cama con su repugnante aroma, sino que aún peor, revolcarse en dicho lugar, impregnándolo por completo de su molesta presencia? No se lo perdonaré….” – Sus mejillas estaban teñidas de un rojo violento, tanto o más como sus pensamientos demostraban. Sentía una profunda ira envolverla, siendo incapaz de controlarse con aquella mujer, no, ese animal inmundo que debía ser puesto en su lugar.
En un acto totalmente impulsivo y lleno de ira por parte de la pelirroja, se encaminó hacia su cama para reprender a dicha compañera, inclinándose para tomarle del cuello de la blusa, atrayéndola hacia si misma de forma bastante brusca y poco femenina - ¿Cómo te atreves a desafiarme siquiera? No eres más que un payaso patético que estorba en este lugar. Dame la llave y lárgate ahora, o si no… - El nulo apoyo que tenía la muchacha contra la cama, y el hecho de tener que cargar el peso de Mari al atraerla y levantarla levemente, hizo que dicha posición fuese demasiado para Asuka, quien, en un movimiento rápido, terminó por perder el equilibrio, soltando a Mari contra la cama para así intentar tener la mínima oportunidad de retomar el equilibrio perdido. Pero su objetivo no fue capaz de ser cumplido a tiempo.
Sus ojos se cerraron abruptamente, a medida que sentía como caía hacia la cama en una milésima de segundo, siendo sólo sus brazos los únicos soportes para no caer completamente en su lecho. Apenas abrió sus profundas orbes turquesa, se encontró con un conocido rostro frente al suyo, estando ella sobre Mari, apoyando ambas manos en la cama a la altura del rostro de la castaña. Por un segundo, y por primera vez, la neko se quedó sin palabras.
Asuka- Neko
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