Sweet Dreams. { Priv. Jake Gurlukovich. }

‘’Como eres una mocosa desprotegida… es obvio que me necesitas.’’ – ‘’¡Pero eres una persona mala que goza del sufrimiento ajeno!’’ – ‘’Eso no cambia el hecho de que yo sea tu y de que tú seas yo.’’

Sí, allí estaba de nuevo su otra personalidad metiéndose en donde nadie la llamaba. A menudo tenían esas conversaciones mentales que luego le producían un terrible dolor de cabeza a la pobre peli-rosa. Lo más gracioso era de que a pesar de ser tan diferentes, compartían algo en común: Un sueño.
Y ese sueño era nada más ni nada menos que conocer a otro de su misma especie, a otro de su raza. A fin de cuentas ser un ‘’Damphir’’ no era nada fácil o al menos nunca lo había sido para ella, quien tuvo que soportar problemas que le costaron la vida a su padre en el pasado.
¿Qué era de ella en la actualidad? ¡Pues todo era mejor! Asistía al instituto Jikan, era buena estudiante siempre que su alter ego no la molestara, era líder del club de cocina, tenía una mascota, trabajaba como chef… sí, su vida se podría catalogar como perfecta si no fuera porque aún ella se sentía sola, sin nadie en quien depositar preocupaciones y poder compartir alegrías, completamente sola. Claro, ella tenía a su serpiente que tanto amaba pero… no se sentía igual.
Desde que cruzó el portal hacía ese extraño lugar, nadie la había tratado con verdadera gentileza y eso por no decir que solo se acercaban a ella por su apariencia y buenas calificaciones. Era molesto para su ‘’yo’’ verdadero y era todo un lujo para su ‘’yo’’ malo.
En un momento, se había propuesto a sí misma cambiar un poco la rutina y salir, cosa que cumplió sin fallar mientras constantemente su alter ego la molestaba.
‘’Hija de…  ¿¡ACASO AUN NO COMPRENDES QUE ODIO LA MALDITA LUZ EN EXCESO!?’’ Y así estuvo todo el camino mientras se dirigía a las áreas verdes, siempre con ese alter ego molestándola dentro de sus propios pensamientos.
Al llegar, la muchacha esbozó una sonrisa de felicidad al ver la gran cantidad de diversas plantas que se encontraban en el lugar, todas hermosas e impecables, sin ningún rastro de maltratos.
‘’…’’ – ‘’Ahora que estas tan callada… ¿¡No te parecen hermosas!?’’ - ‘’¡¡¡CALLATE!!!’’ La naturaleza y todo su bello esplendor le había quitado las palabras de la boca a su personalidad ‘’malvada’’ y como no, la personalidad autentica aprovechó aquello, ganándose un dolor de cabeza evitable.

-  M-Me duele… - Murmuró la bella damphir mientras se agarraba la cabeza con suavidad con sus manos.- El dolor solía no ser tan fuerte cuando yo era una niña pequeña… ¡¡AH!! ¡Ya sé! – Y de un momento a otro, usó su poder de transformación, convirtiéndose en una niña pequeña y débil. Gracias a ello, el dolor de cabeza se calmó un poco.- Ufff… Sabía que estaba en lo correcto. – Sonrió orgullosa de sí misma al ver tenido esa brillante idea, acomodando el vestido que traía puesto, el cual se había encogido a causa de aquella transformación.
Caminó lentamente hacía uno de los bancos y allí se sentó para poder contemplar de mejor manera toda la naturaleza que hoy le rodeaba. Luego de dos horas y media, se quedó dormida en ese mismo banco, la pequeña niña parecía un ángel mientras dormía.

‘’Si te ahogas en tus sueños… tus sueños verdaderos nunca se harán realidad…’’ – Repetía una y otra vez su alter ego en el subconsciente de la niña. No, definitivamente no podía dejarla ni dormir tranquila.

Vestido:

Al ser zarandeada con suavidad por alguien, ella abrió lentamente sus ojos mientras oía a esa persona decirle: ''Hey... pequeña... despierta... hace frío para dormir aquí, te vas a resfriar...'' La peli-rosa no pudo evitar sonreír levemente mientras se sentaba en la banca, frotando sus ojos con sus puños con notable pereza.
‘’…Este chico... no parece ser del instituto.’’ Pensó mientras alejaba sus puños de sus ojos y se dedicaba a ver al joven directamente a los ojos, sin dejar de tener pereza en ningún momento. Claro, de hecho podría inventarse como excusa que ‘’estaba tan cansada que incluso podría dormir en cualquier parte’’ aunque tampoco era como si no pudiera descansar en paz en su habitación… lo único que sucedió fue que esta vez… ella decidió tomar una ‘’pequeña siesta’’ ¿¡Y qué mejor lugar para hacerlo que en las áreas verdes!? Claro, todo tenía tanto sentido…

- Todavía tengo un poco de sueño… ¿Crees que no debería dormir aquí? – Le preguntó con infantil curiosidad, sonriendo con ternura e inocencia. ¿Y qué más podría hacer? Así era ella originalmente y no iba a tratarlo mal… eso de menospreciar a la gente siempre se lo deja a su alter ego. ‘’Dios… me muero de intriga. ¿¡Quién es este hombre!?’’ Allí apareció su alter ego, lo cual la sorprendió un bastante dado a que Samantha pensaba que no aparecería mientras ella estaba con su transformación activada. Optó por no darle importancia e ignorarlo para así poder centrarse en el albino.- Uhm… ¿Cómo te llamas? Yo soy Samantha Ekaterina Alexandra Jacqueline Vasyliev Drăculea , princesa de Valaquia. Pero puedes llamarme simplemente por mi primer nombre: Samantha. –Le dijo al chico mientras ella adoptaba una posición cómoda y elegante, sentándose de manera correcta en la banca y depositando sus manos en sus piernas. La de ojos color esmeralda no quería parecer egocéntrica así que le dedico la mejor sonrisa que pudo poner al muchacho aunque sabía que quizás él no le creería o puede que pensara que eran solo delirios e imaginaciones de una niña pequeña… lo cual sería normal. ¿Una niña de 8 años de edad, formando parte del principado de Valaquia? Sería auténticamente raro pero no mentira ya que legalmente, continuaba siendo la princesa de aquel lugar.- ¡En verdad es un gusto conocerte! Gracias por despertarme aunque creo que fue un poco imprudente de mi parte haberme quedado dormida en este lugar. –Sin dejar de sonreír, la peli-rosa se preguntó a si misma: ‘’ ¿Estaré siendo muy formal?’’ y alguien le respondió esa pregunta: ‘’No, estas siendo muy estúpida. No era necesario que le dijeras que eres una maldita princesa.’’ Y quizás era cierto. Le había dicho todo sus nombres y sus dos apellidos, quizás incluso lo de los nombres resultaba un tanto tedioso para recordarlos todos y por eso prefería que le dijeran simplemente Samantha, ella podía apostar a que el chico tendría un nombre menos complicado. Claro, no era su culpa tener gran variedad de nombres ya que así era todo hace 553 años…

- Quisiera saber… ¿Estudias aquí? ¿O quizás eres un humano? –Aquel albino despertaba toda la curiosidad de la pequeña, la cual recién había podido notar que él joven tenía ojos de distintos colores. Era asombroso o al menos así lo creía ella.- ¡A-Ah! ¡Tus ojos son bicolores! –Exclamó llena de inocencia, perdiendo con ello la mayoría de la elegancia mientras observaba fijamente los ojos del contrario por segunda vez, con una expresión de asombro y admiración en su rostro.

Mentalmente Jake maldicia su mala suerte en todos los idiomas que conocía, conociendo la mayor parte de ellos por películas extranjeras de tiroteos donde el dialogo más largo tiene un mínimo de cinco insultos por frase. Era la segunda vez que se cruzaba con una niña, otra vez en las áreas verdes y con un rostro casi angelical... ¿Las niñas venían así de fabrica? ¿Todas eran adorables? Esos rostros infantiles, no, la inocencia que emanaba de esos rostros, ese brillo en los ojos de los infantes... le recordaban a Mary, su dulce hermana pequeña, pero para Jake, Mary sin duda fue la niña más adorable del mundo y se jugaba la vida a que actualmente también sería una hermosa mujer...

Resignado no despegó sus ojos del fino rostro infantil buscando algún rasguño o mueca de dolor, preparado para socorrer a la pequeña. Vio como la niña se sobó los ojos en un intento de desperezarse, pasando después a una presentación formal y repentina. Parpadeó sorprendido al escuchar el enorme nombre de la chiquilla y, el detalle de ser una princesa, la sorprendió aún más. Se sintió... ¿molesto? El siempre se había sentido un tipo importante, el rey de la fiesta... una pequeña princesa resultaba todavía más "cool", pero era una niña... no podría tratarla mal no queriendo. Ya teniendo cierta experiencia a la hora de manejar este tipo de situaciones, Jake sonrió a la muchacha, restando importancia al hecho de semejante nombre.

- ¿Samantha Ekaterina Alexandra Jacqueline Vasyliev Drăculea? ¿Princesa de Valaquia? . Rió suavemente.¿Y si te llamo Sam o simplemente Princesita? Cuando seas mayor te llamaré princesa Samantha si gustas...

Suponía que todas las niñas eran iguales a la hora de llamarlas princesas, pues recordaba que en su mundo todas las niñas iban disfrazadas de princesa y sus padres las llamaban así... y el pensaba en esos momentos: " Vaya línea sucesoria tiene el rey... " A Mary le encantaban los cuentos fantásticos, con bellas princesas, atractivos príncipes y enormes dragones escupe fuego protegiendo la torre donde la princesa espera a su hombre. La opinión personal de Jake es que los cuentos nunca se cumplían, no habían princesas, en la actualidad solo era un título... los dragones eran personas con poder y... bueno, una larga historia que Jake no prefería recordar.

Recordó poco después de las siguientes palabras de la muchacha que todavía no se había presentado formalmente. Queriendo hacer sentir bien a la pequeña niña, Jake se arrodilló ante ella y le tomó la mano besando la ante palma de la misma con suavidad. Sus orbes se depositaron en los ajenos con un reflejo de seguridad y confianza.

- Disculpad mi lady... olvidé presentarme ante vos... Soy Sir Jacob, un humilde músico atrapado en este lugar de locos... - Esperaba que Sam no lo tomara a mal. - Y... estoy completamente de acuerdo... no debería haber escogido este lugar para descansar, hay lugares más propicios...

Terminada su actuación, Jake se levantó del suelo para luego sacudirse la ropa del polvo que le hubiera manchado los pantalones. Aprovechando el especio libre se sentó justo al lado de la pelirrosa, agradeciendo poder sentarse un rato. Una brisa otoñal meció unos cuantos mechones blancos de la frente de Jake, irritando al albino. Agobiado deposito suavemente la mano en su frente, esperando que la brisa pasara y dejara en paz sus mechones.

- Bueno... soy humano... - La miró fijamente y parpadeó varias veces confuso. - Como tú... ¿no? ¿Eres humana?

Como quien no quiere la cosa, la elegancia de la princesa se transformó repentinamente en una actitud más normal en una niña, una curiosidad infantil. No era la primera vez que alguien se fijaba en que sus ojos eran de distinto color... la heterocrómia resultaba extraña, atrayente y atractiva, una combinación de colores preciosos.

- Si, son bicolores... tengo heterocromia.- Señaló sus propios ojos.[b][color=gray]- La heterocromia se puede deber tanto a causas accidentales o hereditarias... ¿Y sabes? Me hace sentir especial... ¿no crees?

off:

‘’¿Cuándo sea mayor?’’ Se preguntó a sí misma al escuchar las palabras del albino, esperando una respuesta de su alter ego. ‘’Es decir, dentro de unos cuantos siglos… idiota.’’ Le respondió finalmente, causando una leve sonrisa en el rostro de la pequeña.- En realidad puedes llamarme de la manera que te resulte más cómoda… ¡Pero debo admitir que ‘’Princesita’’ suena muy dulce! –Dijo ella, agrandando un poco más su sonrisa.
Ella cada vez tenía más y más sospechas de que fuera un humano… ya no por el simple hecho de no haberlo visto en ningún momento en las clases, sino también por el hecho de que tenía ‘’toda la pinta’’… y aunque no lo pareciera, ella había bebido sangre de humanos para mantenerse con vida hace ya años, le resultaba un tanto fácil reconocer a un ser humano… aunque las posibilidades de acertar en su teoría la mayoría de las veces eran mínimas.
Vio con asombro como el albino se arrodillaba ante ella mientras tomaba su mano, besándola. Samantha pudo notar que en los bicolores ojos del joven había confianza y seguridad, lo cual de alguna u otra manera, la hizo sentir protegida.
‘’¿Sir Jacob? ¿Músico?’’ preguntó su ‘’otra yo’’ con arrogancia mientras la personalidad ‘’original’’ simplemente se dedicaba a reír con suavidad e inocencia.

- ¡Comprendo, comprendo!  Y debo decir que Jacob es un nombre muy lindo. – Respondió ella ante la graciosa presentación del muchacho, sin dejar de sonreír en ningún momento.- Nuevamente te agradezco por haberme despertado, gracias… ~

Al ver como el joven se sentaba a su lado, ella intentó recuperar un poco de su elegancia y posó sus manos en su regazo, viendo al joven a los ojos. Y al oir como él dijo ser un humano, se sintió orgullosa de su habilidad deductiva la cual era digna de una joven de su coeficiente intelectual… ya que nadie podría nunca adivinar que una chica como ella podría ser tan inteligente como para ser catalogada como una verdadera y autentica ‘’genio’’.
Perdida en sus pensamientos un tanto egocéntricos, la joven parpadeó un poco y luego dirigió toda su atención al albino, dispuesta a eliminar todas sus dudas.- ¿Yo? ¿Humana? Jiji, no. –Respondió sin cortarse en ningún momento.
‘’Tsch… y que suerte que no somos parte de esa patética raza débil…’’ Insultó su alter ego, siempre con la intención de herir. –‘’Mamá era humana… ¡Así que silencio!’’ Se reveló la personalidad verdadera, sintiéndose ofendida. Ciertamente su madre era una humana y como tal, ella tenía sangre humana fluyendo por sus venas también así que no tenía el más mínimo derecho a faltarle el respeto a tal raza.
Y al final, la niña terminó perdiendo toda su elegancia de damisela a causa de su infantil curiosidad. Contempló un poco más los ojos ajenos y finalmente se dedicó a analizar la información recibida… ¿Así que causas hereditarias o accidentales, eh? Sonaba interesante para ella.

-Oh… ya veo… - Murmuró ella de manera un tanto divertida.- ¡Sí, definitivamente eso te hace ser especial y único! Todos tenemos algo que nos hace ser únicos en este mundo… -Dijo la pelirosa, ella también tenía algo que la hacía sentir única… por más que a veces lo odiara.
‘’Me tienes a mi… ¿En eso estás pensando, no?’’le dijo mentalmente su otra personalidad, sin embargo, Samantha no respondió.

¡Quieres abrir esto, lo sé! :