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Golpe bajo [Priv. Riku]
Jikan Highschool :: Papelera :: Papelera
Página 1 de 1.
Golpe bajo [Priv. Riku]
-La orden a mesa seis - La voz de un hombre se escuchó detrás del aparador que separaba el recinto principal de la cocina de aquel restaurante. - ¡Hai! - Sora se apuró a acercarse y tomar con cuidado en una bandeja los platos, y fijándose en un papel pegado en la pared agregó dos latas de refresco, tal como habían pedido. Respiró hondo y salió con la mejor sonrisa que podía dar hacia la mesa seis. Era una pareja. Ella parecía un demonio, pues tenía cuernos, él podría haber sido un mago, un humano, la verdad no lo sabía. Lo ignoraron completamente al acercarse, estaban besándose. Sora rodó los ojos y se dispuso a poner los platos frente a ambos, abriendo ambas latas y sirviendo en los vasos. Levantó la bandeja de la mesa y se retiró sin que los otros siquiera se enteraran. Volvió al aparador, y se quedó apoyando los codos en un mostrador con los ojos paseándose por todas las mesas en búsqueda de alguien que fuera a llamarlo, o alguien que hubiera llegado y no estuviera atendido.
Los demás mozos no hacían prácticamente nada, al menos desde que Sora había entrado. Parecía que por ser el nuevo tenía que pagar un derecho de piso, y hacer el trabajo de todos, pero no podía quejarse. Era lo único que podía hacer, y de hecho tenía mucha suerte de haber conseguido el trabajo. La razón de eso era que necesitaba el dinero. Sus padres parecían ignorarlo por completo, como ofendidos por haber querido asistir a aquel colegio, y su abuelo sólo pagaba las expensas de la escuela, necesitaba más dinero sí o sí. También creía que aquello lo ayudaría a madurar, estaba harto de sentirse un niño de mamá y papá.
Un silbido se oyó del otro lado del restaurante. Sora odiaba que hicieran eso, con llamarlo o hacer una seña bastaba. El sonido provenía de un grupo de estudiantes con corbatas rojas. Eran de Dracheart. Desde el momento en el que entró al colegio detestó la competitividad ridícula entre las casas. Le habían contado que en ciertas partes de la isla tenías que ir acompañado, pues si los de último curso de otras casas te veían solo podían molestarte bastante.
Se acercó a la mesa sin sonreir. Ya los había atendido, y de hecho ya habían estado comiendo, pero ahora todos miraban fijamente a Sora, sin probar bocado. - Esto sabe a diantres. Y pedi que no tuviera pescado, odio el pescado. - Profirió con una media sonrisa uno de los chicos. - Sí, a nadie le gustó, así que queremos pedir otra cosa, y que no nos cobren esto, que es porquería pura.- Otro de los estudiantes se sumaba.
Él estaba seguro de que nadie le pidió ramen sin pescado, y todos habían comido casi el plato entero como para decir a último momento que no les gustaba. - Espérenme un momento. - Sora dio media vuelta y se dirigió hacia la cocina, contándole lo sucedido al cocinero, que también era el dueño del restaurante. En seguida otro de los mozos habló antes que el jefe. - Deberías descontárselo, los platos. Seguro que ha hecho mal las cosas. - Sora abrió los ojos como mismos platos, los pedidos eran carísimos, y él no tenía la culpa del capricho de los clientes. - Diles que no vamos a devolverles dinero por algo que ya comieron. - Dijo la voz profunda del cocinero. Sora suspiró inconscientemente, con un poco de alivio. Se dirigió de nuevo a la mesa y manteniendo temple habló - Lo lamento, pero han consumido casi todo el pedido, tendrán que pagarlo, si quieren pedir algo más también tendrán que pagarlo. - Las risotadas invadieron la mesa, pero el del pescado se contenía, y miraba seriamente al chico de delantal negro. - Si es así tenemos un problema aquí. - Sora no pudo evitar rodar los ojos de nuevo. El chico Dracheart hizo una seña a los demás en la mesa para que se levanten, y comenzaron a caminar hacia la salida sin pagar. Parecía el lider de una mafia cutre, era ridículo. - ¡Oigan! No pueden irse sin pagar. - Sora ya se estaba alterando, todos en el restaurante estaban contemplando la escena, salvo aquellos tórtolos en la punta que seguían besuqueándose como si no hubiera mañana. El Dracheart se acercó bastante al joven mozo, quedando frente a frente con él (Por decir, pues era bastante más alto). El menor se mantenía tenso, no le tenía miedo. Pero no lo golpeó, ni nada parecido, sólo dio un paso atrás y tiró del mantel de la mesa, haciendo caer los platos y vasos. Enseguida se apartó, y se fue junto a los demás de su casa.
Sora quedó unos instantes titubeando, la gente había vuelto a comer como si no hubiera sucedido nada, y detrás de los mostradores su jefe lo miraba con reprobación. No podía dejar que lo despidan. Apretó los puños con lágrimas invadiendo su visión, y corrió hacia la puerta. Los estudiantes ya estaban a la mitad de la cuadra. - ¡Tú! - Sora miraba a los ojos al mayor, los demás no dejaban de reírse. No quería pelear, no sabía pelear, pero no podía perder el único trabajo que había podido conseguir. En seguida un golpe fue directo a su frente, y cayó de espalda al suelo. No podía levantarse del dolor, su cuerpo era bastante débil. Los demás siguieron caminando.
Lo que más le molestaba de todo, pensaba todavía tirado, era que seguían riéndose.
Invitado- Invitado
Re: Golpe bajo [Priv. Riku]
Mirara a donde mirara, siempre se encontraba con aquellos incansables ojos esmeraldas que lo seguían allá donde fuera incluso cuando el joven volteaba para no topárselos, unas delgadas manos tomaban sus mejillas y giraban su rostro con cierta brusquedad obligado a verlos de vuelta. Resultaba ser un auténtico fastidio ¿Quién se creía que era? Si apenas se conocían de hace 3 días y la "top model" había estampado en la frente del muchacho como "suyo" atreviéndose hasta de aferrarse a su brazo a lo koala durante todo el camino esbozando una sonrisa la mar de arrogante...
Desde que entró al instituto, sus pacíficos paseos matutinos nunca regresaron a ser iguales. Se trataba de la cuarta chica esta semana pero la más pegajosa de todas hasta ahora; una compañera Nymphart que lo estuvo atosigando desde que se despertó por la mañana esperándolo desde muy temprano frente a su departamento ¿Cómo sabía a donde encontrarlo? En la vida, Riku se había interesado en conocer a alguien ¿Por qué aún sabiendo la frívola actitud de su compañero estaba tan empeñada en que con ella sería distinto? Da igual lo que hiciera, es imposible hacerlo cambiar de opinión pero aun así, tendría que empezar por cambiar esa manía suya de no respetar las distancias o también llamado "espacio personal"- Es que pufff... Dios mío ¿Te lo puedes creer? ¡Me levantó la mano! ¡A mí! ¡A la delegada de clase! ¡La que vela por el bienestar de cada uno de los alumnos! -Y aparte de que se creía la "Miss importante"...- Para colmo de los colmos ¡La tía me mojó con la manguera a toda presión! Maldita arpía pero luego le dí su merecido empujándola a la piscina. Nadie me pone en ridículo y mucho menos esa sangre sucia -Si no que no se callaba y faltaba el respeto a unos niveles extremos.
Con la boca cerrada por no soltar algún borderío a la fémina, mantuvo la vista al frente como si escuchara de llover- Ey, ¿me estas prestando atención? -Se adelantó a pararle el paso colocándose en su camino pero fue completamente ignorada continuando su andada pasando por su lado y dejándola atrás- ¡OYE! ¡¿Qué modales te enseñaron tus padres?! Encima que te estuve esperando ¡Qué mínimo responder lo que te dicen!- Despreocupado sin ni si quiera detenerse y girar a verla, continuó- No quiero gastar saliva hablando con alguien que solo piensa en sí mismo y mucho menos seguir aguantando tus ñoñerías de niña malcriada. Me das pena, eres guapa pero tu imbecilidad es prodigiosa. Te sugiero que le des un mejor uso a esa cabeza de serrín que tienes como no se... A lo mejor tratando de engañar a otros chicos para que cumplan todos tus caprichos porque conmigo, estas perdiendo el tiempo bombón -Aquello último le sintió como dos patadas a la "señorita" que sin saber qué decir, se mordió el labio inferior recelosa y permaneció observando la silueta del chico que acabó desapareciendo tras las puertas de un restaurante a primera vista común.
Nada más entrar, le echó un vistazo a las mesas libres ya que no era la primera vez que paraba a comer ahí y era usual verlo prácticamente saturado de gente. De todos modos, siempre se las ingeniaba para llegar a la hora adecuada donde los sitios al lado de las ventanas estaban disponibles. No estaría demasiado tiempo esperando a que lo atendieran por lo que mientras ya sentado en su sitio, se cruzó de piernas al igual que los brazos y empezó a observar a su alrededor. Cada uno estaba centrado en lo suyo; a la derecha, tres mujeres mayores chismorreaban sus cosas, a la izquierda, una pareja se besaban sostenidos de la mano y en frente un poco más lejos, un grupo de alumnos del mismo instituto que Riku devoraban como animales sus platos de fideos. No había ninguna novedad hasta que un vocerío por parte de los adolescentes, provocaron que el lugar sucumbiera en un absoluto silencio. Observando lo que pasaba con el rabillo del ojo, le llamó la atención la aparición de un chico castaño de ojos azules que por sus pintas, trabajaba como camarero- Mmm... -Sin apartar la vista, mas o menos se imaginó lo que iba a ocurrir donde aquel chaval de apariencia dulce no iba a salir bien parado. Con lo nervioso que se le notaba y lo imbéciles que se comportaban esos cerebro de mosquito, no lograría nada más que humillación y así fue pero el estruendoroso ruido de los cubiertos, vasos y platos provocaron que por unos segundos, el entrecejo del Shikigami se encogiera hacia abajo tratando de controlar sus impulsos. Furia, rabia y odio estaban siendo retenidos en el puño cerrado del mismo que tenía la necesidad de levantarse y darles su merecido a esos gusanos. Lo que no se esperó es que el otro chico que tras ser el centro de las miradas, las risas y las burlas, saliera corriendo a traerles de vuelta- Idiota... -Había esculpido su propia tumba abandonando el restaurante pero eso era problema suyo; tenía que haberse parado y pensar mejor las cosas antes de lanzarse a recibir una brutal y predecible paliza. En un principio, no se iba a levantar de su asiento ¿Por qué tenía que involucrarse en los problemas de otros si luego van a hacer como si nunca lo hubiera visto? Para eso, prefería permanecer solo antes de volver a experimentar lo que era el ser traicionado por tus propios congéneres. Soledad... Esa palabra le seguía rebotando en la cabeza y hasta de manera instintiva, agachó el rostro ocultando parte del mismo con el flequillo girando sus orbes a posarlos sobre una de las patas de la mesa en la que estaba- Tsk, seré estúpido -Tras chasquear la lengua molesto curvando sus labios en una sonrisa de medialuna riéndose de sí mismo por lo inepto que ha sido quedándose callado sin actuar, se levantó del asiento de inmediato casi de un salto y salió corriendo en busca de los maleantes.
Acelerando el paso dejando la puerta abierta, se paró en seco nada más ver en frente a un par de calzadas al muchacho que atendía a los clientes desplomado en el suelo con la frente colorada como si le hubieran golpeado. Perplejo, Riku se lo quedó mirando sin mover un solo músculo con una boca seria y unos ojos inexpresivos pero cuando vio que aquellos sujetos se estaban yendo, sin pensárselo dos veces empezó a caminar a ellos mientras que le murmuraba unas palabras al castaño antes claro esta de alborotar su pelo sin mirarlo- Ya has echo suficiente, déjamelos a mi - ¿Un suicidio? Vale, lo superaban en número pero si alguno conservara algo de inteligencia, advertiría al grupo y se alejarían nada más verlo llegar. Como si se tratara de otra persona, sus pupilas se dilataron y con las cejo fruncido, tomó carrerilla con el brazo alzado y se lanzó a la carga- Jajaja si, se lo merecía ese ton... ¿Uhh? -El ruido de los pasos alertó al líder de la "manada" que cuando fue a volteara su espalda, se vio sorprendido por un fortísimo puñetazo de Riku en toda la nariz haciendo que de éste le saliera un pequeño hilo de sangre. Sin cambiar de expresión y sin apartar los ojos de su objetivo, lo levantó en peso del suelo por el cuello de la camisa y empujándolo a juntar su espalda contra la pared más cercana con el antebrazo izquierdo bajo el cuello- ¡Jefe! -Exclamaron los otros individuos que helados, no se atrevieron a intervenir o al menos uno de ellos- ¡M-Maldito! -Un derechazo fue a parar a la cabeza del peliplateado que sin inmutarse, giró uno de sus ojos a fulminarlo con la mirada asemejándose a las que salen en las películas de terror con parte del rostro sombreado y oculto por el flequillo- ¿Ya habéis acabado? -El miedo les invadió volviendo a quedar mudos incluso su líder que le temblaba las piernas- Bien, porque no pienso repetirlo -Regresando a ver al susodicho, fue levantando el brazo apretando su nuez lentamente cada vez con mayor fuerza- Os podéis hacer una idea del por qué estoy aquí ¿Verdad? Pero como el pensar no es algo que vuestros cerebros estén programados para hacer, iré directo al grano para ahorrarles trabajo a vuestras defectuosas neuronas ¿Si? -Hizo una pequeña pausa y prosiguió- Me gusta comer y hacer la digestión tranquilo, sin ruido ni alboroto. Estaba imaginándome el festín que me daría después de estar comiendo fideos instantáneos casi 2 semanas enteras pero bueno, tampoco espero que lo comprendáis porque de seguro vuestra mamaita os sigue haciendo la comida. Lo que quiero llegar con todo esto es que como buenos niños que sois, regreséis al restaurante, pidáis perdón y paguéis.Tampoco es tan difícil ¿Me equivoco? Y si os ponéis cabezones, no tendré otro remedio que pisotear vuestras cabezas y haceros besar el suelo hasta que os disculpéis como Dios se merece ¿Alguna duda? Espero que no porque si no os a quedado algo claro, otro golpe os podría refrescar la cabeza o no se, a lo mejor no debería ser tan blando -Sin contar algún que otro quejido de por medio, en el lugar reinaba el silencio- U-Uhhgg v-vale... -Al escuchar su respuesta, le apretó aún más la garganta- ¿Ehh? ¿Has dicho algo? No te he oído -Se hizo el sueco- ¡Q-Q-Que si! ¡Ostias! ¡Que si! T-Tu g-ganas uhg -Luego, lo liberó y detrás de ellos, les hizo empezar a caminar de vuelta al local- Así es me gusta y no tratéis de huir o recurriré a mis poderes -Una última advertencia por si trataban de escapar antes de volver a centrarse en el bienestar del pobre castaño que seguía conmocionado- ¿Estas bien? ¿Te duele? -Cuestionó estirándole la mano a ofrecerle ayuda para levantarse.
Desde que entró al instituto, sus pacíficos paseos matutinos nunca regresaron a ser iguales. Se trataba de la cuarta chica esta semana pero la más pegajosa de todas hasta ahora; una compañera Nymphart que lo estuvo atosigando desde que se despertó por la mañana esperándolo desde muy temprano frente a su departamento ¿Cómo sabía a donde encontrarlo? En la vida, Riku se había interesado en conocer a alguien ¿Por qué aún sabiendo la frívola actitud de su compañero estaba tan empeñada en que con ella sería distinto? Da igual lo que hiciera, es imposible hacerlo cambiar de opinión pero aun así, tendría que empezar por cambiar esa manía suya de no respetar las distancias o también llamado "espacio personal"- Es que pufff... Dios mío ¿Te lo puedes creer? ¡Me levantó la mano! ¡A mí! ¡A la delegada de clase! ¡La que vela por el bienestar de cada uno de los alumnos! -Y aparte de que se creía la "Miss importante"...- Para colmo de los colmos ¡La tía me mojó con la manguera a toda presión! Maldita arpía pero luego le dí su merecido empujándola a la piscina. Nadie me pone en ridículo y mucho menos esa sangre sucia -Si no que no se callaba y faltaba el respeto a unos niveles extremos.
Con la boca cerrada por no soltar algún borderío a la fémina, mantuvo la vista al frente como si escuchara de llover- Ey, ¿me estas prestando atención? -Se adelantó a pararle el paso colocándose en su camino pero fue completamente ignorada continuando su andada pasando por su lado y dejándola atrás- ¡OYE! ¡¿Qué modales te enseñaron tus padres?! Encima que te estuve esperando ¡Qué mínimo responder lo que te dicen!- Despreocupado sin ni si quiera detenerse y girar a verla, continuó- No quiero gastar saliva hablando con alguien que solo piensa en sí mismo y mucho menos seguir aguantando tus ñoñerías de niña malcriada. Me das pena, eres guapa pero tu imbecilidad es prodigiosa. Te sugiero que le des un mejor uso a esa cabeza de serrín que tienes como no se... A lo mejor tratando de engañar a otros chicos para que cumplan todos tus caprichos porque conmigo, estas perdiendo el tiempo bombón -Aquello último le sintió como dos patadas a la "señorita" que sin saber qué decir, se mordió el labio inferior recelosa y permaneció observando la silueta del chico que acabó desapareciendo tras las puertas de un restaurante a primera vista común.
Nada más entrar, le echó un vistazo a las mesas libres ya que no era la primera vez que paraba a comer ahí y era usual verlo prácticamente saturado de gente. De todos modos, siempre se las ingeniaba para llegar a la hora adecuada donde los sitios al lado de las ventanas estaban disponibles. No estaría demasiado tiempo esperando a que lo atendieran por lo que mientras ya sentado en su sitio, se cruzó de piernas al igual que los brazos y empezó a observar a su alrededor. Cada uno estaba centrado en lo suyo; a la derecha, tres mujeres mayores chismorreaban sus cosas, a la izquierda, una pareja se besaban sostenidos de la mano y en frente un poco más lejos, un grupo de alumnos del mismo instituto que Riku devoraban como animales sus platos de fideos. No había ninguna novedad hasta que un vocerío por parte de los adolescentes, provocaron que el lugar sucumbiera en un absoluto silencio. Observando lo que pasaba con el rabillo del ojo, le llamó la atención la aparición de un chico castaño de ojos azules que por sus pintas, trabajaba como camarero- Mmm... -Sin apartar la vista, mas o menos se imaginó lo que iba a ocurrir donde aquel chaval de apariencia dulce no iba a salir bien parado. Con lo nervioso que se le notaba y lo imbéciles que se comportaban esos cerebro de mosquito, no lograría nada más que humillación y así fue pero el estruendoroso ruido de los cubiertos, vasos y platos provocaron que por unos segundos, el entrecejo del Shikigami se encogiera hacia abajo tratando de controlar sus impulsos. Furia, rabia y odio estaban siendo retenidos en el puño cerrado del mismo que tenía la necesidad de levantarse y darles su merecido a esos gusanos. Lo que no se esperó es que el otro chico que tras ser el centro de las miradas, las risas y las burlas, saliera corriendo a traerles de vuelta- Idiota... -Había esculpido su propia tumba abandonando el restaurante pero eso era problema suyo; tenía que haberse parado y pensar mejor las cosas antes de lanzarse a recibir una brutal y predecible paliza. En un principio, no se iba a levantar de su asiento ¿Por qué tenía que involucrarse en los problemas de otros si luego van a hacer como si nunca lo hubiera visto? Para eso, prefería permanecer solo antes de volver a experimentar lo que era el ser traicionado por tus propios congéneres. Soledad... Esa palabra le seguía rebotando en la cabeza y hasta de manera instintiva, agachó el rostro ocultando parte del mismo con el flequillo girando sus orbes a posarlos sobre una de las patas de la mesa en la que estaba- Tsk, seré estúpido -Tras chasquear la lengua molesto curvando sus labios en una sonrisa de medialuna riéndose de sí mismo por lo inepto que ha sido quedándose callado sin actuar, se levantó del asiento de inmediato casi de un salto y salió corriendo en busca de los maleantes.
Acelerando el paso dejando la puerta abierta, se paró en seco nada más ver en frente a un par de calzadas al muchacho que atendía a los clientes desplomado en el suelo con la frente colorada como si le hubieran golpeado. Perplejo, Riku se lo quedó mirando sin mover un solo músculo con una boca seria y unos ojos inexpresivos pero cuando vio que aquellos sujetos se estaban yendo, sin pensárselo dos veces empezó a caminar a ellos mientras que le murmuraba unas palabras al castaño antes claro esta de alborotar su pelo sin mirarlo- Ya has echo suficiente, déjamelos a mi - ¿Un suicidio? Vale, lo superaban en número pero si alguno conservara algo de inteligencia, advertiría al grupo y se alejarían nada más verlo llegar. Como si se tratara de otra persona, sus pupilas se dilataron y con las cejo fruncido, tomó carrerilla con el brazo alzado y se lanzó a la carga- Jajaja si, se lo merecía ese ton... ¿Uhh? -El ruido de los pasos alertó al líder de la "manada" que cuando fue a volteara su espalda, se vio sorprendido por un fortísimo puñetazo de Riku en toda la nariz haciendo que de éste le saliera un pequeño hilo de sangre. Sin cambiar de expresión y sin apartar los ojos de su objetivo, lo levantó en peso del suelo por el cuello de la camisa y empujándolo a juntar su espalda contra la pared más cercana con el antebrazo izquierdo bajo el cuello- ¡Jefe! -Exclamaron los otros individuos que helados, no se atrevieron a intervenir o al menos uno de ellos- ¡M-Maldito! -Un derechazo fue a parar a la cabeza del peliplateado que sin inmutarse, giró uno de sus ojos a fulminarlo con la mirada asemejándose a las que salen en las películas de terror con parte del rostro sombreado y oculto por el flequillo- ¿Ya habéis acabado? -El miedo les invadió volviendo a quedar mudos incluso su líder que le temblaba las piernas- Bien, porque no pienso repetirlo -Regresando a ver al susodicho, fue levantando el brazo apretando su nuez lentamente cada vez con mayor fuerza- Os podéis hacer una idea del por qué estoy aquí ¿Verdad? Pero como el pensar no es algo que vuestros cerebros estén programados para hacer, iré directo al grano para ahorrarles trabajo a vuestras defectuosas neuronas ¿Si? -Hizo una pequeña pausa y prosiguió- Me gusta comer y hacer la digestión tranquilo, sin ruido ni alboroto. Estaba imaginándome el festín que me daría después de estar comiendo fideos instantáneos casi 2 semanas enteras pero bueno, tampoco espero que lo comprendáis porque de seguro vuestra mamaita os sigue haciendo la comida. Lo que quiero llegar con todo esto es que como buenos niños que sois, regreséis al restaurante, pidáis perdón y paguéis.Tampoco es tan difícil ¿Me equivoco? Y si os ponéis cabezones, no tendré otro remedio que pisotear vuestras cabezas y haceros besar el suelo hasta que os disculpéis como Dios se merece ¿Alguna duda? Espero que no porque si no os a quedado algo claro, otro golpe os podría refrescar la cabeza o no se, a lo mejor no debería ser tan blando -Sin contar algún que otro quejido de por medio, en el lugar reinaba el silencio- U-Uhhgg v-vale... -Al escuchar su respuesta, le apretó aún más la garganta- ¿Ehh? ¿Has dicho algo? No te he oído -Se hizo el sueco- ¡Q-Q-Que si! ¡Ostias! ¡Que si! T-Tu g-ganas uhg -Luego, lo liberó y detrás de ellos, les hizo empezar a caminar de vuelta al local- Así es me gusta y no tratéis de huir o recurriré a mis poderes -Una última advertencia por si trataban de escapar antes de volver a centrarse en el bienestar del pobre castaño que seguía conmocionado- ¿Estas bien? ¿Te duele? -Cuestionó estirándole la mano a ofrecerle ayuda para levantarse.
Riku Miyano- Shikigami
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Re: Golpe bajo [Priv. Riku]
Sora quedó en total silencio de espaldas al suelo. Sus dientes rechinaban en ciertos momentos por la manera en la que los apretaba, la impotencia le dolía. Entonces fue que vio pasar frente a él al chico de pelo plateado. Lo había visto dentro del restaurante, y también lo conocía por haberlo visto varias veces caminando por la escuela o por los pasillos de Nymphart. Siempre había pensado que por ser tan guapo seguramente debía tener una novia distinta cada semana. En cuanto a él mismo, no tenía especial atracción por nadie. Alguna chica de sus clases lo había coqueteado alguna que otra vez, pero Sora las ignoraba, haciendo que muchas veces se enojaran con él.
Mientras pensaba en eso, volteó la cabeza, y vio la pelea de reojo. Le ofendía un poco que hicieran las cosas por él, pero también sentía un alivio inmenso al ver a los que lo habían molestado lloriquear y arrepentirse.
Cuando el mayor se acercó a él para ayudar a levantarse, tomó su mano con precaución. En seguida se sacudió el polvo de la ropa, evitando su mirada todo lo posible, con un leve sonrojo que no se escapaba de su rostro. - No era necesario que hicieras eso, puedo encargarme de mis propios problemas. - Sí, sonaba muy desagradecido, pero es que realmente le molestaba que lo creyeran débil. ¿Con qué razones no lo despedirían si no era capaz ni de poner en raya a los demás estudiantes cuando se ponían estúpidos? - Ugh, a quién engaño, siempre van a pasarme por encima, odio este lugar. Sólo quería conocer amigos, y divertirme, pero cada día tengo más ganas de irme de aquí... ¿Cómo puedo hacer amigos si tengo que estar pendiente de que no me destrocen la cara, o me enciendan fuego, o me hechicen o quién sabe qué. Es... horrible. - No entendía por qué estaba diciendo todo esto, menos a aquel chico al que ni siquiera conocía realmente. Suponía que había tenido eso guardado hacía buen rato, y tenía que decirlo.
Cuando se dio cuenta de las idioteces que estaba hablando su rostro retomó un rojo incrédulo. Volteó sin más para volver al restaurante. No sabía cómo le explicaría todo esto a su jefe, y tenía que tener muchísima suerte para que lo dejara conservar su trabajo, pero por alguna razón eso no era lo que ocupaba su mente, sino el chico de pelo plateado detrás suyo. Quería agradecerle, pero tenía el recelo de que podía burlarse de él. Se paró frente a la puerta, y lo miró fijamente, esbozando una sonrisa cálida. - ¿Quieres pedir algo todavía? Yo invito. - Apuntó con el índice hacia adentro. Ya no se sentía tan avergonzado, verdaderamente se sentía agradecido, y sería amigable aún si corría el riesgo de que el otro se le riera en la cara.
Mientras pensaba en eso, volteó la cabeza, y vio la pelea de reojo. Le ofendía un poco que hicieran las cosas por él, pero también sentía un alivio inmenso al ver a los que lo habían molestado lloriquear y arrepentirse.
Cuando el mayor se acercó a él para ayudar a levantarse, tomó su mano con precaución. En seguida se sacudió el polvo de la ropa, evitando su mirada todo lo posible, con un leve sonrojo que no se escapaba de su rostro. - No era necesario que hicieras eso, puedo encargarme de mis propios problemas. - Sí, sonaba muy desagradecido, pero es que realmente le molestaba que lo creyeran débil. ¿Con qué razones no lo despedirían si no era capaz ni de poner en raya a los demás estudiantes cuando se ponían estúpidos? - Ugh, a quién engaño, siempre van a pasarme por encima, odio este lugar. Sólo quería conocer amigos, y divertirme, pero cada día tengo más ganas de irme de aquí... ¿Cómo puedo hacer amigos si tengo que estar pendiente de que no me destrocen la cara, o me enciendan fuego, o me hechicen o quién sabe qué. Es... horrible. - No entendía por qué estaba diciendo todo esto, menos a aquel chico al que ni siquiera conocía realmente. Suponía que había tenido eso guardado hacía buen rato, y tenía que decirlo.
Cuando se dio cuenta de las idioteces que estaba hablando su rostro retomó un rojo incrédulo. Volteó sin más para volver al restaurante. No sabía cómo le explicaría todo esto a su jefe, y tenía que tener muchísima suerte para que lo dejara conservar su trabajo, pero por alguna razón eso no era lo que ocupaba su mente, sino el chico de pelo plateado detrás suyo. Quería agradecerle, pero tenía el recelo de que podía burlarse de él. Se paró frente a la puerta, y lo miró fijamente, esbozando una sonrisa cálida. - ¿Quieres pedir algo todavía? Yo invito. - Apuntó con el índice hacia adentro. Ya no se sentía tan avergonzado, verdaderamente se sentía agradecido, y sería amigable aún si corría el riesgo de que el otro se le riera en la cara.
Invitado- Invitado
Re: Golpe bajo [Priv. Riku]
Mientras lo ayudaba a levantarse del suelo ejerciendo fuerza hacia sí mismo, analizó detenidamente al joven de arriba a bajo cuando éste se quitaba la suciedad del cuerpo con un par de palmadas rápidas sobre la ropa. No era la primera vez que lo veía aunque sí había sido su primer "contacto" por así decirlo. Algunas veces se lo topaba de cara por los pasillos de Nymphart yendo de allí para allá sin descanso, antes de entrar a la institución y poco más pues en la hora de comer se iba a la terraza por evitar la aglomeración de gente que se forma en la cafetería. Las veces que lo veía, siempre se hacía la idea del típico chico estudioso que se lleva bien con todo el mundo. Sabía que no conocía absolutamente nada sobre él pero algo por dentro hacía que Riku recordara a su difunto amo ¿Por qué? ¿Qué le hizo plantearse aquello apenas mirarlo? Su aspecto tan inocente seguro que no y mucho menos la impresión que trató de dar al "darle las gracias". Observarlo en aquella situación tan peliaguda era como imaginarse a un cordero en medio de una manada de lobos hambrientos; el impulso de ayudarlo le podía más que su ridículo carácter asocial ¿Y qué si no se lo agradeció? Tampoco esperaba algún signo de amabilidad por parte de un desconocido.
Sin quitarle la vista de encima, fue a contestarle si no fuera por las nuevas palabras del joven que en mayor medida sorprendieron al peliplateado desconociendo el motivo por el que lo dijo manteniendo su expresión intacta
"Di lo que quieras pero no eras el único que tenía que tajar algunos asuntos con esos tres. Tarde o temprano lo hubiera echo así que considera un milagro que haya aparecido a tiempo y que solo te hayan dado un puñetazo". Eso sería lo que le hubiera dicho; en parte no estaba mintiendo pero a la misma vez, no estaba siendo del todo sincero ¿Estaría mal que a partir de ahora se preocupara por alguien más a parte de sí mismo? ¿Y si fallara? ¿Y si reapareciera ese mal estar de hace años? Era un Shikigami, no podía ignorar su misión en la vida ¿No? Qué mas da arriesgarse como si fuera a perder algo teniendo nada. Escapándole un suspiro, estuvo callado atendiendo cada cosa que decía ¿Soledad? ¿Crueldad? Estupideces, como se nota que no sabía con quien estaba hablando pero bueno, nadie conoce su identidad y mucho menos su pasado y no era algo que se lo diría a cualquiera- Escucha. -Alzó su mano derecha como si fuera a tomarle el rostro pero la dejó en el aire pensando mejor lo que iba a hacer para luego no arrepentirse- No soy el mejor consejero del mundo pero tienes que parar. Sé que es difícil pero con esa actitud de niña, nunca te harás fuerte si te pasas el día llorando sin hacer nada por solucionarlo. He podido ver en el restaurante que eres capaz de cambiar, quiero decir, no se ve a menudo que una única persona tenga las suficientes agallas de enfrentarse a un grupo como ese sabiendo que no tendría ninguna oportunidad contra ellos. -Bajo el brazo y volteó a observar su izquierda apartando la vista del muchacho pero continuándole hablando- Tengo la certeza de que si te lo propones, podrás defenderte tu solo porque tienes las capacidades necesarias para hacerlo, solo que aún no los has descubierto.
Tras acabar de relatar su discurso, redirigió sus ojos de vuelva a visualizar al joven que ahora era él quien rechazaba su mirada empezando a caminar hacia el restaurante. Después de rascarse la nuca, empezó a caminar conservando las distancias entre ellos siempre por detrás del susodicho observando su espalda a todo momento- Dios, es la primera vez que hablo tanto en un mismo día. -Murmuró para sí mismo en su cabeza no tardando en ser sacado de su conversación interna por la voz de su acompañante- En ese caso, me gustaría tomar algún postre. Un Tiramisú por ejemplo. Apenas pude pegar ojo y estoy un poco cansado. -Normal, con aquella chica persiguiéndolo día y noche y que luego se pusiera a gritar en frente de la puerta de su departamento como una energúmena, no pudo descansar nada.
Sin quitarle la vista de encima, fue a contestarle si no fuera por las nuevas palabras del joven que en mayor medida sorprendieron al peliplateado desconociendo el motivo por el que lo dijo manteniendo su expresión intacta
"Di lo que quieras pero no eras el único que tenía que tajar algunos asuntos con esos tres. Tarde o temprano lo hubiera echo así que considera un milagro que haya aparecido a tiempo y que solo te hayan dado un puñetazo". Eso sería lo que le hubiera dicho; en parte no estaba mintiendo pero a la misma vez, no estaba siendo del todo sincero ¿Estaría mal que a partir de ahora se preocupara por alguien más a parte de sí mismo? ¿Y si fallara? ¿Y si reapareciera ese mal estar de hace años? Era un Shikigami, no podía ignorar su misión en la vida ¿No? Qué mas da arriesgarse como si fuera a perder algo teniendo nada. Escapándole un suspiro, estuvo callado atendiendo cada cosa que decía ¿Soledad? ¿Crueldad? Estupideces, como se nota que no sabía con quien estaba hablando pero bueno, nadie conoce su identidad y mucho menos su pasado y no era algo que se lo diría a cualquiera- Escucha. -Alzó su mano derecha como si fuera a tomarle el rostro pero la dejó en el aire pensando mejor lo que iba a hacer para luego no arrepentirse- No soy el mejor consejero del mundo pero tienes que parar. Sé que es difícil pero con esa actitud de niña, nunca te harás fuerte si te pasas el día llorando sin hacer nada por solucionarlo. He podido ver en el restaurante que eres capaz de cambiar, quiero decir, no se ve a menudo que una única persona tenga las suficientes agallas de enfrentarse a un grupo como ese sabiendo que no tendría ninguna oportunidad contra ellos. -Bajo el brazo y volteó a observar su izquierda apartando la vista del muchacho pero continuándole hablando- Tengo la certeza de que si te lo propones, podrás defenderte tu solo porque tienes las capacidades necesarias para hacerlo, solo que aún no los has descubierto.
Tras acabar de relatar su discurso, redirigió sus ojos de vuelva a visualizar al joven que ahora era él quien rechazaba su mirada empezando a caminar hacia el restaurante. Después de rascarse la nuca, empezó a caminar conservando las distancias entre ellos siempre por detrás del susodicho observando su espalda a todo momento- Dios, es la primera vez que hablo tanto en un mismo día. -Murmuró para sí mismo en su cabeza no tardando en ser sacado de su conversación interna por la voz de su acompañante- En ese caso, me gustaría tomar algún postre. Un Tiramisú por ejemplo. Apenas pude pegar ojo y estoy un poco cansado. -Normal, con aquella chica persiguiéndolo día y noche y que luego se pusiera a gritar en frente de la puerta de su departamento como una energúmena, no pudo descansar nada.
- Spoiler:
- Siento la tardanza pero no me llegaba las ideas @w@
Como le pusiste imagenes, te quería responder igual de bonito.
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