Economía, clase 1 [Libre]

¡Había dormido! Siempre que lo digo la gente se sorprende, o eso creo, no he hablado con nadie demasiado tiempo, supongo que no soy lo que alguien esperaría de un amigo o un simple conocido pero, aun así, el hecho de que hubiera podido cerrar los ojos y no observar esas caras de muerte, de pena y de piedad era un logro, desde hacía varios días si dormía tenía pesadillas nocturnas asi que no las calificaba como noches con sueño pero esta noche conseguí dormir tres horas asi que recuperé parte de la energía que tenía, no es que no estuviera cansado pero si Dios padre quería acabar conmigo tenía que esforzarse mas. Dado que mi habitacion es solo para mi no me costó demasiado hacerme con un hueco para mi trabajo, me gustaba, era extraño decirlo pero era agradable cuando alguien quería algo y podías darselo, creo que era lo que sentía mi padre con cada criatura que veía nacer, aunque a diferencia de él yo no iba a dejar nada morir, si estaba en mi mano.

No solía cobrar a la gente que necesitaba mis servicios porque simplemente nadie los requería a menudo, ayer me llegó un chico pequeño buscando una forma de arreglar una consola que se le había roto, por lo general creo cosas, pero reparar no es mas que coger algo que no funciona y transformarlo en algo útil. He de decir que se tanto como tu de las cosas pero que, cuando las veo igual se me ocurre algo y funciona, o no. El trato era el siguiente, yo me encerraba en mi habitación hasta que lo tuviera y él a cambio me traía el almuerzo, como era de mi misma casa no me costó convencerlo y accedió de buen grado.

Mentiría si dijera que le dí prioridad, tenía que arreglar el SEM (Sistema de Engranajes Multiaxiales) que portaba y cuyo mecanismo parecía tener fricción en algún punto, que un arpón se atascara a veinte metros de altura no es un alivio, es mas una preocupación. Así que cuando pude comencé a desarmar aquella bestia de la ingeniería y dejé de forma ordenada todas las piezas. La noche pasó demasiado rápido y cuando acabé frustrado de arreglar mi maquina, sin éxito, pasé a la de aquel chico. Por lo visto cuando mirabas el sistema eléctrico veías que el polvo había estropeado un condensador, nada demasiado grave, el problema era como construir otro así que hice una chapuza con lo que tenía, un solenoide, un par de filamentos de cobre, se coloca una pantalla de plástico por encima y tachan, un apaño que debería de durarle lo suficiente. Creo que cuando vino y me vio con mi cara de frustración máxima ante mi aparato pensó que era un fantasma o algo así pero cumplió con parte de su trato, me trajo un plato de dulces que devoré casi sin apartar el rostro de la comida. Bueno, quizás no fue tan literal.

Fue en aquel instante cuando me dijo algo.

-¿No tenías clase de Economía?

-¿Uh? -fue lo que pude pronunciar antes de coger una hoja de papel en la que escribí el horario. Y una tos nerviosa pronunció que así era, y creo que llegaba tarde, digo creo porque nunca apunté la hora a la que era, simplemente que era por la mañana. -¡Es tarde! -grité casi reincorporandome de golpe y agarrando entre mi boca una de esas tortitas, no iba a irme sin comerla, entre mis brazos sujetaba los restos de la maquina que estaba reparando, solo una parte de todo el armazón, las herramientas que necesitaba y sobre mi cabeza dejé el libro de Economía.

Seguramente fue un espectáculo verme descender por las escaleras comiendo, haciendo equilibrio, sujetando todas las piezas y herramientas y sin dejar de correr, lo cual era totalmente insólito. Por suerte sabía donde estaba ese salón, porque había visto a otros de mis "compañeros" ir allí, no porque supiera orientarme, soy tan pésimo que podía perderme en una linea recta. Observé como delante mía había una mujer que entró en aquella. Aceleré para pasar junto a ella sin embargo no esperaba que hubiera un escalón en ese mismo momento y cuando ella se disculpo por la demora y sonó el timbre mi sentido del equilibrio y que no vi ese escalón hicieron que cayera rodando por aquel suelo, sin embargo cuando detuve mi avance rodando pude tragar finalmente aquella ultima parte de mi desayuno y respire tranquilo.

-Justo de tiempo. -murmure de espaldas al suelo mientras abrazaba todas aquellas piezas. No me levanté hasta pasados unos segundos, miré del revés al hombre que yacía en aquel escritorio, leyendo, deduje que era el profesor. -Ohayoo Gozaimasu. -dije saludándolo formalmente y levantando la mano, quizás mi entrada no era formal pero vaya, yo no dejé ese escalón ahí. Entonces si me reincorporé y mire a la otra joven, cabello rojo como el fuego, bastante desarrollada, encantadora. Le dediqué una sutil sonrisa, mas de lo que era natural en mi, aunque quizás quedó un tanto frío. -¿Solo somos nosotros? -pregunté, economía podía no ser una de las mejores clases, pero era igual de importante, en mi opinión.

Me senté en una de esas mesas, la mas cercana porque ¿para que complicarnos? Y seguí arreglando el aparato que sujetaba entre mis brazos hacía unos segundos, si quitaba los tornillos y accedía al corazón podía ajustar la correa de desplazamiento donde suponía que estaba el fallo. El libro de economía me sirvió de apoyo, lo cual al menos era algo.

Obviando el hecho de que casí me había atragantado, que casi resbalo por las escaleras y que ese escalón fantasticomagico casi provoca que rompa mi preciado invento, lo que mas me dolería en aquellos momentos, todo parecía ir extrañamente bien. Yo no era alguien a las que las cosas le salieran bien, solía ser de aquellos que cuando se partían solo un brazo se daban con un canto en los dientes, digamos que la eternidad es demasiado tiempo y las peleas al final se hacen mas que necesarias. Pero ya no estaba en el cielo y no veas lo que me alegraba, el corazón palpitando, el pecho agitándose era demasiado para despreciarlo, aquí todo tenía vida y allí arriba, fingían que la protegían.

Desde el suelo me pregunté inocentemente a cuanta altura estaría el techo, sin saber porqué necesitaba ese dato ni porque iba a usarlo pero me era indiferente, como tantas y tantas cosas pero no tarde demasiado en mostrarle mis respetos al profesor. Economía, bueno era de esas clases a las que no sabía porque me había apuntado, sabía porque tenía que ir pero no porqué era necesario, a mi me gustaba aprender, este mundo era demasiado amplio para entenderlo llevando tan poco y salvo las maquinas sé lo que se del mundo a través de lo que he visto allí arriba y creo que principios económicos de empresariales no he tocado en unos cientos de años, quizás mas. Quizás era la asignatura mas difícil del mundo y por eso estábamos nosotros dos solos. Aunque pensándolo bien... observando a la joven no parece encajar demasiado en algo como esto.  De hecho me recuerda a esas películas, que parecían ser grabaciones proyectadas en un tubo filmoscópico que giraba que el prototipo de mujer que podía encarnar sería el de una atractiva secretaria que mantiene relaciones con su jefe, como ya digo yo probablemente encarne la imagen del chico sin amigos pero que aun así es feliz, cada cual tiene su estereotipo contra el que luchar.

Se presentó y aunque apreciera que yo le faltaba al respeto de alguna forma prestaba atención a cada una de sus palabras, lo primero que quería saber de él era su nombre, lo demás se iría viendo sobre la marcha pero no puedes tratar con alguien si no sabes como llamarlo, ¿verdad? Con un pequeño forcejeo uno de los tornillos salio disparado pero interponiendo mi mano entre él y el techo conseguí pararlo, el endiablado estaba ardiendo asi que lo dejé en la mesa junto al resto que había ido sacando. Cuando dijo su nombre de forma instintiva lo repetí para mis adentros, moviendo los labios y esbozando cada una de sus curvas, de sus sesos y sus consonantes dentadas, los nombres eran fantásticos. Cuando desarmé el cascaron deje aquel destornillador y dediqué una atenta mirada al profesor que iba a exponer las normas de esta clase. Entendía que muchas pudieran tener la mismas pero siempre dependía del profesor, solo esperaba que quien quiera que me enseñara tecnología, me dejara experimentar, solo pedía eso, mucha piezas y componentes eléctricos y revolucionaría el mundo. Al fin y al cabo, para alcanzar el equilibrio hay que volar mas allá del cielo y no puede hacerse sin alas o sin ingenio claro.

Preguntó si alguien tenía alguna duda, no sabía como decirle que yo ni conocía la moneda de cambio de este país...yo obtenía lo que necesitaba sustrayendolo pero como todo iba a un buen fin la balanza se equilibraba, los motivos lo son todo, es lo que marca si lo que hacemos está bien o mal, pero entendía que sería demasiado raro que un chico de dieciocho años (tendría unos cuantos miles mas) no sabía ni como funcionaba un mercadillo. Pero la bella mujer que me acompañaba, no físicamente, sino metafóricamente, estaba en la misma sala que yo y nada mas, cogió su mano, la alzó magistralmente y habló. ¿Se podían tener dudas de una simple formulación de preguntas? Pues vaya que sí. Escuche lo que preguntó pero mi cara podía ser un poema, como si me hubieran preguntado aquello a mi, ladeé mi rostro para mirarla y mi gesto era una mezcla de duda, de sorpresa y de ignorancia absoluto.

-El dia que sepa yo la mitad de lo que ha dicho ella moriré contento. -murmuré totalmente fuera de juego, ¿alguien ademas de ella entendía que había querido decir? Igual debía de volver a Economía Infantil, creo que me salté muchas lecciones. Demasiados. -Si tengo que dejar mi dinero con alguien, lo haré con ella, aunque debería de empezar por tenerlo. -concluí entre susurros, creo que en mis manos el dinero era como el agua, se esfumaría sin saber porqué.