Un baño aburrido [LIBRE máximo 2 personas incluyendo a la autora )

Era una tarde calurosa y aburrida. El sol iluminaba todos y cada uno de los rincones. Recién me desperté, soñé otra vez con ese chico. No sabía quién era, pero tenía la sensación de que fue muy importante para mi. Cogí la foto y la observé unos instantes, no me atrevía a dañarla ni a tirarla... ¿Quién sería él? Estaba muy confusa y el calor empezaba a irritarme. Por lo que decidí levantarme y cambiarme. Pensé en la posibilidad de ir a la playa, por lo que me puse un bikini y encremé lentamente mi cuerpo. Tras eso, cogí una toalla y me fui. Cuando caminaba, veía a la gente pasar en grupo y hablando tranquilamente. Como siempre, iba con cara seria. Tras un largo trayecto, al fin llegué. Corría una pequeña brisa que levantaba mis cabellos carmesí y chocaba contra mi piel. Dejé la toalla y me quité la ropa. Fui hacia el agua, al sentir que chocaba contra mi piel la fría agua, se me erizó.

Una vez que me metí entera, me puse a nadar durante bastante rato. Apenas había gente, supongo que era mejor, así nadie me molestaría. Mis cabellos flotaban en el agua. Cuando vi que se me arrugaban los dedos, salí y me sequé. Tenía en el cuerpo unos granitos de arena pegados, no me agradaba pero tampoco era algo que me molestara mucho. Me senté y vi como atardecía. El cielo se empezó a teñir lentamente de naranja y al final desapareció.

Sin duda era uno de mis momentos preferidos del día. Cerré suavemente los ojos y respiré hondo. Me sentía bastante relajada y deseaba que esa tranquilidad no acabara. Puse los brazos tras la cabeza y me puse a tararear una canción inventada. Decidí abrir los ojos de nuevo para evitar dormirme y miré al cielo ensimismada. Vi a un pareja cerca pasar y creí empezar a recordar cosas. Vinieron a mi mente unas imágenes... Eran de mi niñez y estuve pensando mucho, casi a punto de perder la noción del tiempo.

Finalmente bostecé y observé a la gente que paseaba. Me estiré en la toalla por el aburrimiento y el sueño que empezaba a tener... Había olvidado mi látigo por si pasaba algo, pero no creo que apareciera nadie que me sacara de quicio, o eso esperaba.

El buen tiempo no paraba de mejorar, y las ganas de estar completamente por el agua me hicieron coger el bañador y irme a la playa junto a Kario. Al llegar, buscamos un sitio donde acomodarnos y me acomodo junto a uno de los asientos que había por allí, acostándome durante un rato, para tomar el Sol. Cuando pasó un rato, me desperté y tras bostezar Kario comienza a molestarme par ir al agua, por lo que cojo un pequeño flotador en el que lo pongo sobre el agua.
-Bien. Todo listo. -dije antes de soltar el flotador sobre el que iba Kario y comencé a sumergirme en el agua, sintiendo mi cuerpo helado.
-¡Ah! ¡Que bien! -grité con placer al asomar la cabeza fuera del agua y continué nadando durante un largo rato hasta que atardeció, por lo que cogí a Kario, que se resistía para no salir del agua, y me dirigí donde estaban nuestras cosas para secarme y ponerme las gafas de Sol. Cerca, vi a una chica que estaba completamente dormida y notaba que el aire comenzaba a volverse muy fresco.
-Debería avisarla. -pensé tras meditarlo unos segundos y me acerqué a ella para agitar uno de sus hombros, a ver si despertaba.
-Oye, Erza, levanta.

Estaba tumbada tranquilamente en mis pensamientos. Al principio me costó reaccionar cuando sentí una mano sobre mi hombro, al percibir que ahí había alguien me pregunté quién sería. Abrí un ojo y vi a un hombre con un cuerpo bien dotado, con perilla y alto. Sabía mi nombre... Abrí el otro ojo y me senté. Seguía igual de seria que antes.

-¿Umh? ¿Quién eres tú?- Dije con un tono frío.

Lo observé detenidamente a el y a su mascota. Estaba algo adormilada. Me levanté y me desaté el cabello suavemente. Empezaba a hacer un poco de frío y creo que necesitaba quitarme toda la arena del cuerpo. A pesar de haber estado bajo el sol un rato, no me había puesto morena, solo tenía un suave color rojizo en las mejillas.

Parecía que me había ruborizado, cosa que me molestó un poco. Toqué mis mejillas y me dolió un poco debido a la quemadura. Tenía que admitir que la cría de zorro era bastante adorable y por eso le lancé un par de miradas.

Después miré al chico observándolo con mucho atención. Como siempre debía ir con precaución con la gente y no olvidarlo. Pasé mis manos por mis brazos y cayeron unos granitos de arena al suelo y otros, se pegaron a las palmas de mis manos.

-¿Yo? Tan solo un desconocido que no le gusta pasar frío, pero puedes llamarme Law. -le contesté con una sonrisa mientras me levantaba las gafas de Sol para mirarla directamente a los ojos.
-Bueno, ¿Erza Scarlet no? Es un placer. -le dije volviéndome a poner las gafas de Sol y a punto de marcharme cuando de pronto Kario se acerca a Erza para olisquearla y pegarse a ella.
-Mira que eres molesto... -me dirigí directamente a Kario, quien seguía pegándose a Erza una y otra vez.
-Si te molesta puedes golpearle. -le comenté a Erza mientras me inclinaba en frente de Kario para intentar cogerlo, pero este se me escurrió y volvió donde Erza, dejándome pensativo unos minutos.
-Por el momento, ¿que te parece si te invito a una copa? -le pregunté con educación a Erza mientras volvía a sacarme las gafas de Sol y sacaba una camisa negra para ponérmela, sin abrochar.
-Cerca de aquí hay un bar, así que no tendremos que andar mucho. ¿Te apuntas? -le señalé con el dedo un pequeño establecimiento que había a lo lejos, cerca de la playa, y que comenzaba a encender sus luces, dejándose ver desde lejos.

Seguramente el sería un Shinigami y al parecer se llamaba Law. Parecía ser agradable. Cuando el me miró a lo ojos, no pude evitar desviar ligeramente la mirada. No recuerdo haber mirdo nunca a nadie a los ojos, supongo que ya me había acostumbrado a no hacerlo. Las gafas de sol, eran negras y el diseño no parecía ser feo.

-Supongo que ya no necesito presentación- Dije con un tono que me sonó demasiado amable.

Ví al cachorrito acercarse y lo cogí. Mientras lo sostenía con un brazo, con la otra mano lo acariciaba
Cuando me dijo que podía golpearlo, sacudí la cabeza. Era muy pequeñito y tenia el cabello muy suave. Estaba a punro de esbozar una sonrisa peto cambié de opinión y seguí permaneciendo seria.

-Está bien, ten voy a vestirme- Dije dándole su mascota.

Me puse mi vestido de color blanco y mis sandalias, recogí mi toalla y lo miré. Antes de caminar, fui a una ducha que es oara quitarse la arena de los pies. Cuando acabé esperé a que viniera para ir hacia el bar que decía. Yo ya sabía que no debería tomar alcohol para no acabar haciendo locuras, así que planeaba tomarme un zumo o un refresco.

No tenía miedo a hacer locuras, pero me gusta tener consciencia de lo que hago. Poco a poco, se fue haciendo de noche y la luna se alzaba en el cielo junto a las estrellas decorando el oscuro cielo.

Sostuve a Kario cuando me lo dio y la seguí hasta las duchas, donde aproveché también para quitarme la arena y poner caminar más cómodo. Cuando ella terminó, ambos nos dirigimos hacia el bar, donde yo pedí una cerveza mientras Erza pedía lo suyo.
-Bueno, lo primero sería pedirte disculpas por este zoquete. -me disculpé ante ella mientras me acomodaba en la mesa, colocando una pierna encima de la otra, a la par que señalaba a Kario, que estaba a mi lado, atado.
-Diré en mi defensa que si no lo ato es capaz de irse a la Luna. -me defendí al ver su cara de sorpresa al ver a Kario atado, quien no se resistía en ningún momento.
-Ultimamente está haciendo buen tiempo, ¿no crees? -le comencé a hablar, por hablar de algo, mientras bebía cerveza y miraba de reojo la Luna Llena con una sonrisa de felicidad.
-Nunca me canso de ver la Luna Llena: brillante, hermosa... Hasta podría decir que, si fuera una mujer, no dudaría en salir con ella. -le comenté con gracia mientras volvía a beber y, al final, comencé a reír.

Un rato más tarde, me di cuenta de que ya iba siendo hora de cenar, y le pregunté a Erza si le apetecía comer algo. Cuando me respondió, avisé al camarero para que tomara nota y nos trajera comida luego, empezando por algunos entrantes.
-Hmm.. No está mal. -degusté uno de los entrantes después de probarlo y cogí otros pocos lentamente.

Fuimos al bar, y cuando nos atendieron, pedí una coca cola. Me solté mis rojizos cabellos que cayeron sobre mis hombros. Law ató a su pequeña mascota y alegó que si no, no se estaría quieto. Cuando dijo que sería capaz de salir con la luna, me extraño, siempre pensé que los tíos adiaban el compromiso. Supongo que quizás estaba equivocada.

-Es normal, es que aún es muy pequeño... Vaya ¿en serio que te comprometerías a salir con alguien? Dije apoyando mi mentón en una mano.

Pedimos algo para cenar, la verdad es que tenía algo de hambre. Probé un trozo de comida y lo comí lentamente. Estaba muy bueno, yo había pedido sushi y realmente estaba delicioso.

-Y dime, Law eres un shinigami ¿verdad?- [color=red]Pregunté muy convencida de que lo era.

Cogí otro trozo de sushi y lo miré. Le acerqué el trozo con los palillos dándole a entender que le estaba preguntando que si quería. Hubo un momento en el que me sentí incómoda, debido a que dos hombres se sentaron y empezaron a intentar ligar conmigo.

-Deberiaís largaros, nadie os ha invitado- Dije algo irritada.

-Vaya, eres buena. -le contesté en cuanto ella me preguntó sobre que criatura era, pero en todo momento mantuve la misma sonrisa, volviendo a beber otro trago mientras dos tíos se sentaban junto a Erza. Cuando Erza les decía que se fueran, yo levanté sigilosamente un dedo, sin que me vieran, y de repente, los dos tíos salieron volando hacia fuera, como si alguien los hubiera lanzado.
-¡Si vais a iros utilizar la puerta, que para algo está! -les grité por la ventana mientras me reía y volvía a mi asiento.
-No creo que vuelvan hoy, ¿y tú? -le pregunté, aún riendo, mientras cogía algo de comida y se la daba a Kario, quien la había estado mirando durante un largo rato, hambriento.
-Haber si consigo adivinar yo qué eres. -le reté mientras incaba los codos en la mesa y la miraba detenidamente, de arriba a abajo.
-Joven, atractiva, buen cuerpo... Si no eres una Súcubo, entonces debes ser un ángel. -le dí mi respuestas mientras volvía a recostarme en la silla, estirando los brazos, sin dejar de mirarla.

Cuando el camarero nos trajo la cuenta, la cogí rápidamente para que Erza no pudiera cogerla, y así pagar yo la cena.
-Tómalo por las molestias que te dio este pequeñín. -le dije, a la vez que le guiñaba un ojo.

Era fácil de adivinar que era un shinigami, me gustaba mucho investigar las razas que existían y por eso sé bastante de ellas. En el bar había poca gente, y estaba decorado con numerosas luces. El suelo era de cerámica de color negro, las mesas eran de madera y había cuatro sillas por mesa.

Los dos tíos que se sentaron, salieron disparados. Reí un poco de forma suave y acaricié a su pequeña mascota con suavidad. Por un momento pensé que nos podrían haber echado del bar por haber echado a esos, pero al parecer, les había echo Law un favor. La gente del bar nos observó un poco atónitos. Lo malo de ser una súcubo, era que suelen pasarte cosas como esa. Bebí más coca cola, tenía bastante sed.

-A saber, suelen ser algo pesados. Y si, soy una súcubo, un ángel se avergonzaría de mi forma de ser- Dije bromeando en eso último.

Cada vez era más de noche, y cuando el iba a pagar traté de quitársela, pero no pude. Pero pude ver el precio, así que cogí la mitad del dinero de mi cartera y se lo metí en el bolsillo del bañador.

-Si necesitas una guardaespaldas bonita, avísame- Dije bromeando.

Empezaron a poner unos puestecitos en la calle, al parecer era una feria para degustar la comida de distintos países. La observé unos segundos con intriga de lo que había. Desprendía un aroma muy rico de comida ya gente empezaba a pasear por ahí tranquilamente hablando entre sí. Jamás estuve en un sitio en el que no había gritos, ni formas de hablar malas, y por eso, me sentía bien. Y empezaba a olvidar lo que debía de hacer con la gente. Me preguntaba que si alguien querría a una guardaespaldas. Supongo que si hubiera alguien, tendría que estar con esa persona todo el rato.

Cuando Erza me dio dinero, en principio pensé devolvérselo, pero por su insistencia tan solo me limité a darle las gracias.
-¿Guardaespaldas? No suena mal, pero yo no necesito ninguno, pero gracias de todos modos. -le contesté ante su pregunta y salí con ella del restaurante para dar un paseo, encontrándonos con miles de puestos en los que había ya varias personas comprando y mirando.

Al principio, pensaba en pasar e irme a algún lugar apartado para poder descansar, pero al ver a Erza me di cuenta de que le notaba con ganas de pasar por allí.
-¿Te apetece ir a mirar? -le pregunté parándome a su lado, mientras me agachaba un poco y la miraba hacia arriba, a sus ojos.
-Posiblemente nos los pasemos bien. -le insistí un poco mientras esperaba por su respuesta y la multitud comenzó a crecer poco a poco, hasta estar la mayoría de puestos completamente llenos.

Cuando Erza por fin aceptó, coloqué mi brazo para que se agarrara a él y comenzamos a caminar por los puestos, viendo todo lo que tenían: golosinas, dar al dardo, romper palillos, pescar peces con pequeñas redes, puestos con máscaras...
-Sí que tienen muchas cosas. -le comenté mientras miraba de un lado a otro.

Salimos de allí y fuimos por la feria abarrotada de gente lentamente. Olía bastante a comida había bastante ruido Law me ofreció ir a dar una vuelta. Miré su brazo algo extrañada ¿se habría echo daño? no sé que quiso decir así que ignore el movimiento que hizo.

-De acuerdo, vayamos- Dije.

Empezamos a caminar, me costaba un poco hacerme hueco entre las personas, vi en un puestecito de dispara a globos, así que pagué tres tiros. Vi que podía ganar y decidí ir a por un peluche enorme que daban. Cargué la pistola con los corchos y disparé las tres veces a los globos, gané y me dejaron escoger el regalo que quisiera. Sabía que la pistola estaba trucada así que busqué la forma de disparar y conseguir ese oso enorme. Me estiré y lo agarré, casi ocupaba más que yo. Supongo que sería la forma de hacerme paso entre la gente. Parecía molestarles, pero no me importaba, seguro que tenían envidia de que lo consiguiera.

-¿Te apetece un algodón de azúcar? Deberías agarrar a tu mascota para que no se pierda-Dije mirando a Law.

Algo que odio de las ferias, es el reggeaton, nunca le vi sentido a esas canciones, siempre me parecen iguales en todo, en la letra, en la base... Encima estaba a todo volumen, pero bueno, todo lo bueno tiene que tener algo malo.

Me quedé mirando mientras Erza jugaba en uno de los puestos donde tenía que disparar a un globo para conseguir uno de los premios. Al ver como ganaba aquél oso de peluche, aplaudí ante su victoria.
-Un poco grande, ¿no te parece? -le pregunté, aguantándome la risa, al ver que el oso era más grande que ella, pero luego seguimos caminando.

La música que se escuchaba por todo el lugar al principio se hacía más fácil de aguantar, pero después de estar mucho tiempo, comenzaba a irritarme. Cuando Erza me preguntó si quería algodón de azúcar le contesté que sí y fui a comprar dos: uno azul para mí y uno rojo para ella.
-¿Kario? No te preocupes. Es imposible que ese pequeño me pierda de vista aunque me vaya al centro de la tierra. -le contesté completamente relajado y, antes de que pudiera decir algo más, noté algo peludo moverse entre mis pies, sonriendo al ver que era Kario.
-Te lo dije. -le dije a Erza mientras cogía a Kario y lo colocaba sobre mi cabeza.

Tras caminar un rato, me paro frente a uno de los puestos donde se podían pescar peces y invité a Erza a una ronda, en la que conseguí pescar dos peces: uno morado y otro dorado.
-Supongo que los puedo cuidar, aunque se aprovecharían mejor si los comiera Kario. -pensé en voz alta mientras miraba la bolsa con los dos peces y luego a Kario, quién negaba con la cabeza.
-¿Te apetece seguir mirando?

Me reí al ver que Erza tenía la boca roja y, cuando me dijo que la mía era de color azul, me reí aún más. Cuando me dijo de montar en la noria acepté ir sin ninguna pega, ya que no me parecía tan mala idea. Cuando me dio mi ticket lo cogí y me lo guardé en el bolsillo mientras íbamos en la cola.
-Bueno, seguramente merecerá la pena. -le contesto al ver que se comenzaba a frustrar un poco al ver tanta cola.

Un cuarto de hora más tarde, nos toca subir por fin. Saco mi ticket y se lo doy al encargado de subir y baja gente y seguidamente entro junto a Erza, viendo como luego nuestra cabina comienza a moverse y luego subir poco a poco, mostrándonos a lo lejos la academia y los alrededores.
-Bonitas vistas. -comenté tras un largo silbido de maravilla, sentado frente a Erza con los brazos estirados y una pierna encima de la otra, con Kario al lado, quien subió hasta mi cabeza y comenzó a mirar a todos lados muy rápido, completamente maravillado.
-Creo que ya somos dos los que opinamos igual. -le dije a Erza, mirando hacia arriba, donde estaba Kario.

Después de varias vueltas, nos toca bajar de la noria, cosa que me disgustó un poco, al igual que con Kario, ya que se estaba realmente cómodo allí dentro.
-Bueno, creo que ya no nos queda nada por ver. -me volví hacia Erza mientras me colocaba las manos detrás de la cabeza, en el cuello.
-¿Te apetece hacer algo más? -le pregunté con una sonrisa mientras bajaba los brazos y metía las manos en los bolsillos del bañador.