Martirizando (Libre)

Parecia ser un dia como cualquier otro, comenzaba con la noche abandonante el cielo, siendo la luna destronada por el Sol cerca de las 6 am. Era un clima bastante templado, los arboles seguian floreciendo al obtener esa energia nutriente del sol, todos vivian gracias a otro ser, no estaban solos y jamas dejarian de estarlo. Las flores a su vez eran colonizadas por las abejas que sustraian el polen y a su vez, incluso habia algún que otro alumno que tenia un hobbie de apicultor con los cuales se podia obtener la mas dulce miel.
Todo parecia conectado en ese lugar, en ese mundo, una cosa iba con la otra en perfecta armonia y exactamente Nymphart era la viva prueba de ello... Salvo para él. Aquel hombre de 2 metros que no pertenecia a ese mundo estaba solo, no importa cuanto trataran de encajarlo en esa sociedad, ese rubio rechoncho seguia insistiendo en quedarse a la sombra. ¿Como podria confiar en los humanos o en cualquiera de esas especies que se creian superiores? Siempre con cara de inocentes, siempre buscando como satisfacerse, y cuando descubrian algo que les gustaba, por mucho que negaran esa naturaleza que en su interior disfrutaban, terminaban cayendo en el pecado (Una manera muy exagerada de verlo). No podia entender a esas personas que sonreian, que buscaban el calor de las personas asi como asi... No comprendia esa busqueda del placer ni como siempre encontraban un trozo de inocencia mas que perder.l

Desde la mañana temprano ya estaba arriba enjuagandose el rostro para poder salir a buscar un placer muy diferente al de los demas. Se vistió rapido con la misma ropa de siempre, tirando de esos jeans algo ajustado por su regordete estomago y sus muslos ensanchados, tiro de su camiseta para que su cabeza encajara lo mejor posible por el agujero de esta vestimenta, y calzandose por fin pudo ponerse en marcha hacia su destino. El lugar elegido eran uno de los tantos "bosques" que tenia esa hermosa isla de ensueño, lugar al que casi nadie iba, donde podria darle rienda suelta a sus emociones sin que nadie molestara. Al principio y con cierto disimulo a pesar de su imponente figura, intento visualizar a los otros habitantes de la casa de Nymphart para salir a urtadillas hacia su tan ansiado lugar de descanzo... Claro, ver caminar de puntillas a un tipo tan rechoncho no es algo que puedas pasar por alto ni siendo ciego.
La noche anterior el rubio de otro planeta se habia dedicado a poner todo en su lugar para este pequeño viaje, habia cocido, programado, e hilado varias ideas que podria realizar entre la vegetacion para poder saciar su corazon. De hecho podria decirse que estaba excitado (Alegre) de poder hacer algo de tal magnitud solo para poder escapar a la rutina. Habrá tardado unos 30 minutos en llegar al lugar indicado y por suerte ya lo estaban esperando allí.
-Te has tardado mucho bola de carne...-

De entre los arboles aparecian dos figuras encapuchadas, tan altas e imponentes como él. Jinzo en ese momento solo cerró los ojos y se enfrento a su destino como quien se entrega a su depredador sin siquiera luchar.
Claro que aquellas figuras que aún peleaban entre la forma humana y la humanoide le gritaron cobarde por entregarse tan facilmente, pero no dudaron ni un segundo en atacarlo con odo lo que tenian. Podria haber sido todo un espectaculo ver como golpeaban a aquel joven de 125kg usandolo como saco de arena, sus anteojos fueron lo primero en romperse, seguido de una de sus cejas al cristal atravesarle de forma tan cruel justo arriba del parpado... Pero la golpiza apenas comenzaba.
Su cuerpo a pesar de grande, parecia ahora mismo ser mas liviano que el propio aire al ser lanzado contra los arboles que se partian mas facil que una hoja de papel al chocar contra la ancha espalda de Jinzo. La sangre volaba en todas direcciones una y otra vez y aquellos pocos minutos entre golpes y patadas pronto se hicieron una eternidad en la mente del joven... Pero este era su placer...

Y no,el rubio no era ningun sadomasoquista para andar disfrutando de que le revienten la cara a patadas o alguna muestra de dolor, de hecho estaba en esa situacion porque queria escapar del dolor... ¿Ironico, huh?
"No hay mayor placer que cuando escapas del dolor", esa era la filosofia de Jinzo que ahora recurria a este tip de metodos crueles para escapar de todo su pasado como el cobarde que era. Su alma aún le gritaba dia y noche que debia haber muerto junto con sus padres y su hermana en aquel lugar, que debia haber compartido el mismo destino o al menos hubiera muerto protegiendolos... No le importaba morir, no le tenia miedo a nada salvo a no poder luchar por aquello que es importante. Y ahora mismo estaba allí, vivo, siendole arrebatada la oportunidad de luchar. Los gritos de sus seres queridos cada noche lo atormentaban mas y mas, pidiendole ayuda en gemidos indescriptibles, la sangre fundiendose con las lagrimas mientras todo ardia a su alrededor hasta no quedar nada... Esta no era vida, no queria una segunda oportunidad si los unicos recuerdos que tenian solo le hacian desear mas la muerte.
Pero allí etaba su escape, habia elaborado unos muñecos tan reales y fuertes como para darle la golpiza de su vida y los habia dejado libres por el bosque para que aprendieran a cazar... A cazarlo. Los habia programado para martirizarlo tantos como él lo hacia consigo mismo. Los golpes siguieron durante otros 15 interminables minutos y el rostro ensangrentado de Jinzo aún no encontraba paz... No ,esos ojos dorados aún sentian culpa...
-Maldito gordo, ni siquiera puedes suicidarte, ni siquiera sirves como bolsa de calentamiento...-

Era una hermosa mañana con un sol tan hermoso... Las nubes en lo alto del firmamento empujadas de lado a lado por el viento que le hacia escurrir la sangre mas a prisa mientras J.solo miraba desde el suelo... Las mañanas en su planeta no eran tan hermosas como las de ese planeta que se encontraba ahora...
-Vamos vamos, todavia queda mucho por que sufrir-